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jueves, 19 de abril de 2007

"Mundo acuático" (1995)


-- "Waterworld". Estados Unidos. Año 1995.
-- Dirección: Kevin Reynolds, co-dirección de Kevin Costner sin acreditar.
-- Actuación: Kevin Costner, Dennis Hopper, Jeanne Tripplehorn, Tina Majorino, Michael Jeter, Gerard Murphy, R. D. Call, Kim Coates, Robert Joy, John Fleck, Jack Black, John Toles-Bey, Zitto Kazann, Zakes Mokae, Sab Shimono, Rick Aviles, Leonardo Cimino, Jack Kehler, Robert A. Silverman, Neil Giuntoli, William Preston, Chris Douridas, Sean Whalen, Robert LaSardo, Lee Arenberg.
-- Guión: Peter Rader y David Twohy.
-- Banda Sonora: James Newton Howard.

-- "Mundo acuático" en IMDb.
-- "Mundo acuático" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Sobre una vasta, vasta, vastísima extensión acuática, hay una finísima película de criaturas bípedas que se llaman a sí mismas "humanos". Es todo lo que resta de algo sucedido hace mucho, mucho tiempo atrás, algo muy malo que hicieron sus ancestros, que llevó al mundo entero a quedar sumergido bajo un océano que cubre la totalidad del planeta Tierra. Un tipo de muy malas pulgas, pero con un soberbio catamarán, llega a una instalación que malamente sobrevive sobre las olas. En ella cambia tierra por dinero, y por supuesto, en un mundo completamente acuático, todos lo miran como si se tratara de un demonio. De modo que le ofrecen a una chica para que la, ejem, insemine, y así la comunidad obtiene buenos genes con los cuales combatir los nefatos efectos genéticos de la endogamia. El chico se rehusa, y los citadinos se hacen la pregunta lógica, de "¿por qué un hombre iba a rechazar sexo fácil y gratis?", le agarran, y descubren que es un mutante con agallas funcionales tras la oreja. Y le capturan, y le condenan a muerte. Cuando está así de jodido, ocurre lo inesperado: un grupo de piratas ataca el lugar. El jovencito entonces se entera de que está en medio de una guerra, y que los piratas buscan un valioso botín, que ahora "casualmente" está a bordo de su bello catamarán: una chica que contiene un tatuaje que podría ser la clave para llegar hasta la última tierra firme existente sobre el planeta.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

En la primera mitad de los '90s, con películas como "Los intocables", "Sin salida", "Danza con lobos", "Robin Hood: Príncipe de los ladrones" y "El guardaespaldas", Kevin Costner era grito y plata, dentro del género "mijo lindo en peli de acción/épica". Pero eso no era suficiente. Kevincito quería más. No es que no lo mereciera; no en balde, Kevin no es sólo una cara bonita, sino que también sabe actuar (cuando quiere, lo que no ha sucedido demasiadas veces a la fecha). De modo que Kevin se embarcó en un proyecto megalomaníaco. Iba a ser una peli grande. Iba a ser una peli épica. Iba a ser la aventura más emocionante de todos los tiempos. Pero algo comenzó a ir mal. Muy mal. El rodaje comenzó a llenarse de problemas. En el guión estaba el competentísimo David Twohy, pero le introdujeron cambios y más cambios, y más gente entró al baile: hasta el mismísimo Joss Whedon, futuro padre intelectual de Buffy la Cazavampiros, anduvo dando vueltas por ahí. En la dirección, Costner se fue a la segura y llamó a Kevin Reynolds, quien ya había forjado para él un éxito taquillero con "Robin Hood: Príncipe de los ladrones", pero Reynolds terminó por alejarse un par de semanas antes del final. En cuanto al elenco, Anna Paquin se negó a ser la chica, y tanto Gene Hackman como James Caan y Gary Oldman rechazaron el rol del villano (y después de ver la deslavada actuación de Hooper, parece ser que acertaron). La película, rodada en el mar abierto, sufrió traspiés tras traspiés. Finalmente, cuando se estrenó, se hundió groseramente en la taquilla, siendo considerada hasta el día de hoy como uno de los más estrepitosos fracasos monetarios fílmicos de todos los tiempos (considerando la relación costo/ganancias). Un destino quizás, hmmm... ¿excesivo?, habida cuenta de que si bien la peli no es ninguna joya, tampoco es tan mala como otros bodrios que sí consiguen recobrar el dinero invertido en la taquilla, e incluso dan lugar a secuelas y franquicias. Por algo, este filme marcó el principio del fine para la edad de oro de éxitos glamorosos de Costner.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Aunque sea difícil considerarla como una buena película a secas, cumple al menos con ser interesante dentro de su género. El futuro postapocalíptico ha sido varias veces explotado por el cine, resultando en esto icónica la saga de "Mad Max" y secuelas (de las que "Mundo acuático" roba más de alguna idea), pero nunca antes (ni después) se intentó describir qué pasaría si toda la Tierra fuera cubierta por un océano. Vale por supuesto la crítica de que si se derritiera todo el hielo de la Tierra, Antártica y Groerlandia incluidas, las grandes cordilleras y el Monte Everest sobrevivirían como territorio seco, pero una peli no tiene por qué ser realista al ciento por ciento, ¿verdad? (en Malaciencia opinan lo contrario, pero es que oigan, nosotros no somos tan estirados, ¿vale?). Y el derroche de presupuesto en esta película permite que este futuro postapocalíptico sea descrito, al menos, de una manera suntuosa. Por cierto, el cerebro detrás del concepto de "Mundo acuático" es David Twohy, que después demostró su valía escribiendo y dirigiendo películas al realizar ese pequeño clásico fantástico que es la saga de Riddick ("Eclipse mortal" y "La batalla de Riddick"); es probable que las disfunciones en el resultado final no sean responsabilidad de un guión débil, sino de decisiones ajenas a la voluntad del guionista. Y es que la película combina una visión dura y descarnada de lo que sería un mundo así, sin héroes acaramelados al estilo Superman, con algunos agujeros lógicos de proporciones: el villano usa tácticas de batalla que implican la destrucción intencionada y kamikaze de motos de agua (que en un mundo sin tierra firme, ellas y el metal de que están hechas deberían ser irreemplazables), lo lustroso de esas motos de agua contrastan con lo roñoso de todo el resto, todo el metal debería haberse oxidado al máximo y haberse descascarado por la corrosión salina, la morralla de integrantes de la "tribu del malo" son infectos en su estupidez y no se explica cómo siendo tan imbéciles han conseguido sobrevivir en un mundo tan duro y darwiniano, etcétera.

-- De los personajes, ¿qué decir...? Kevin Costner hace lo imposible por acentuar la tendencia a privilegiar las dotes actorales por sobre el mijilindismo, que ya había iniciado en "Un mundo perfecto" (por no hablar de "Los intocables", pero ésa es anterior a su racha de éxitos), y la pequeña Tina Majorino como la chiquilla con el mapa tatuado consigue salirse de ese tenebroso marco conocido informalmente como "película con niñato insufrible". A cambio Jeanne Tripplehorn, ascendente en aquellos años gracias a "Bajos instintos" y "Fachada" se esfuerza y se esfuerza, pero no pasa de ser la dura clásica. Y mejor no comentemos en extenso la horrorosa perfomance de Dennis Hopper como un villano de opereta del tres al cuatro; en "Máxima velocidad" hacía más o menos lo mismo, pero es que tampoco "Máxima velocidad" era lo que podría decirse una "peli con pretensiones" como ésta.

-- Esta película recrea algunos viejos tópicos fílmicos con estilo y categoría. El protagonista duro y frío, casi sin sentimientos humanos, que carece de un nombre y se dedica simplemente a vagar de aquí para allá, es descendiente directo de los fortachones al estilo Hércules del peplum italiano, o del Pistolero Sin Nombre de las pelis spaghetti western de Clint Eastwood. La sociedad anárquica y tribalizada está directamente tomada de "Mad Max". Darle al villano un oxidado superpetrolero como base de operaciones es una solución ingeniosa, que permite incorporar la vieja solución del "castillo del vampiro" que hemos visto en filmes desde "Drácula" hasta "La guerra de las galaxias" (en donde este "castillo" era la Estrella de la Muerte). Y el vehículo del prota, el catamarán, es todo un lujo, casi un personaje más de la película por derecho propio.

-- La banda sonora acompaña notablemente bien. Hubo una primera versión a cargo de Mark Isham, pero ésta fue rechazada en beneficio de un nuevo trabajo a cargo del generalmente efectivo James Newton Howard; sobre si esto fue una pérdida o una ganancia, no lo sabemos, porque no hemos tenido acceso al material de Isham para esta película, pero al menos la partitura de Newton Howard funciona bien, aunque no puede evitar algunos tics neoclásicos de rigor.

-- El final. Me refiero al verdadero final, a aquél que viene después de la consabida lucha final con el villano, la cual, por cierto, está resuelta de una manera espantosa (hay muertes rebuscadas para un villano en muchos filmes, pero éste bate alguna clase de récord, eso sin ningún género de dudas). Un final bastante acorde con el carácter del protagonista principal.

IDEAL PARA: Ver una película postapocalíptica diferente.

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