Películas de estreno, películas antiguas, películas clásicas, películas bodriosas, películas de todo tipo, comentadas por el arte inefable del General Gato.
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domingo, 8 de abril de 2007
"Babel" (2006).
-- "Babel". Francia / Estados Unidos / México. Año 2006.
-- Dirección: Alejandro González Iñárritu.
-- Actuación: Brad Pitt, Cate Blanchett, Mohamed Akhzam, Peter Wight, Harriet Walter, Trevor Martin, Matyelok Gibbs, Georges Bousquet, Claudine Acs, André Oumansky, Michael Maloney, Dermot Crowley, Adriana Barraza, Elle Fanny, Nathan Gamble, Gael García Bernal, Rinko Kikuchi, Kóji Yakusho.
-- Guión: Guillermo Arriaga, basado en una idea de éste y de Alejandro González Iñárritu.
-- Banda Sonora: Gustavo Santaolalla.
-- "Babel" en IMDb.
-- "Babel" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Marruecos, norte de Africa. Un bienpensante padre de familia bereber que ha visto muy pocas películas con la moraleja "las armas matan", compra un rifle para que sus hijos, que pastorean cabras, espanten a los chacales. Como buenos hermanos, los chicos no se soportan, y empieza la pelea por el rifle: que yo soy el hermano mayor y lo debo tener, que yo tengo mejor puntería y por eso pásamelo... Y se ponen a probar el rifle, su alcance, etcétera. Hasta que de pronto, con toda intención, le disparan nada menos que a un bus de turistas. En el bus de turistas va una pareja de americanos muy majos (no podía ser de otra manera, son la Blanchett y el Pitt, ¿vale?), y el disparo le llega a la chica. Desesperación del fulano, porque por supuesto, como el matrimonio estaba en crisis y todo, no alcanzó a decirle a la señora lo mucho que la quería, etcétera. Pero aún hay oportunidad, porque el tiro, si bien la dejó a medio morir muriendo, y aunque termina en un infecto pueblo sin hospital ni médico (salvo un veterinario que, por lo visto, probablemente atiende cabras), no la ha matado, y mientras hay vida hay esperanza. A su vez, el rifle venía desde un cazador japonés que alguna vez estuvo en Africa, y cuya hija sordomuda y voleibolista está entrando a los turbios dieciséis, y lo único que quiere es una afiladita de cuchillo, cosa que no puede porque todo el mundo la mira en menos y sin potencial sexual, pobrecita ella, por ser sordomuda (la incomunicación humana, ¿ves?). Qué tienen que ver los japoneses con Africa, no sé, pero ahí estaban, y estaban conectados por el rifle. Mientras tanto, en Estados Unidos, los hijos de los americanos atacados en Marruecos están al cuidado de una mexicanota sin palpeles, que como tiene que ir a un matrimonio y no sabe con quién dejar a los niños, no se le ocurre nada más estúpido que cruzar la frontera a México con ellos, sin papeles ni autorizaciones de ninguna clase. Total, para qué, si iban allacito por un día y después volvían. Y todo eso no pasa porque la gente tiene toda alma mongoloide (en el sentido de "down, síndrome de"), sino que en el fondo, ¿saben?, estamos todos interconectados, hay seis grados de separación, pero el mundo es Babel, nadie escucha a nadie... O se supone que eso debemos entender, de todo este truño de historias para el bronce de la comedia involuntaria (bronce nada más, que no da para plata ni menos oro).
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Lo que es el castigo del paso del tiempo. Hace la friolera de cuarenta siglos, Babilonia era la ciudad más grande e imponente del mundo, con las leyes más progres de su época (el Código de Hamurabi), pero bastó que un escritorzuelo bíblico pergueñara una tendenciosa historia sobre la Torre de Babel, y ya tenemos a los babilonios como modelo de incomunicación y etcétera. La imagen de Babel como el lugar de todas las lenguas ha sido retomada una y otra y otra vez, hasta el cansancio, algunas veces de maneras brillantemente líricas como lo hiciera Jorge Luis Borges en sendos cuentos ("La lotería de Babilonia", "La biblioteca de Babel"), a veces de manera chusca como... bien, como aquí. A partir de los '90s, idos aquellos '80s en donde éramos nosotros los buenos defensores de la democracia conta los tenebrosos musulmanes, comunistas o chinos, se impuso la idea de la tolerancia y el multiculturalismo, una especie de "todo vale" cultural en donde un indio dándole a un monocorde instrumento autóctono hace música tan solemne, vibrante y maravillosa como los Conciertos de Brandenburgo de Johann Sebastian Bach. Después de filmes como "Danza con lobos" o "El último samurai", he aquí que llega la oda definitiva a la multiculturalidad: "Babel". La receta es simple: ponemos cuatro historias ubicadas en varios lugares del planeta (la japonesa caliente, los americanos aburridos, los marroquíes oligofrénicos y los mexicanotes imbéciles), los ponemos en problemas de tipo "si hablaran se entenderían" (¿quién lo dice?), lo regamos con harta mala leche a cargo de los siempre disponibles villanos de la Policía de Inmigración, y hacemos que tanto pobres como ricos sean enormente infelices cada uno en su medio ambiente. Y pensar que para eso yo me pagué la entrada...
¿POR QUÉ VERLA?
-- Algunas actuaciones son buenas. En particular Brad Pitt, que no anda por la peli de chulo héroe ni de prota dramático, algo encomiable en alguien que, teniendo talento actoral, se ha dedicado durante casi veinte años a derrocharlo de la manera más criminal posible ("Inmortality! Take it! It's yours!", en "Troya"). Cate Blanchett también aporta lo suyo en un papel que le significa básicamente poner cara de sufrimiento en todas sus escenas, pero lo hace mejor que las scream queen al uso, y confirma el buen momento que pasa con "Escándalo", y la preparación de la secuela de "Elizabeth". Del resto, no es mucho lo que se puede decir, no tanto porque sus actuaciones sean malas, sino porque sus roles son tan estereotipados, que habría sido una empresa titánica levantar un papel allí donde sólo hay un pegostín de lugares comunes.
-- Las secciones mexicanotas. La historia del matrimonio en México es de una imbecilidad manifiesta, con una nana que se lleva el premio a la estupidez humana (mira que sacar a los nenes que cuida y no son suyos del país, después ponerlos al cuidado de un mocoso de ocho años, y después perderlos de vista para echar un polvete, y después en pleno desierto... mejor no nos acordemos). Pero aquí la cretina banda sonora cede paso a música de rancheras y cosas así, lo que demuestra que el director estaba contando algo personal, en vez de tomar lo que vio en documentales del National Geographic sobre Marruecos o Tokio. Además, es una gozada ver a la mexicanota meter la pata de manera tan crasa, que se piensa que no habrá una nueva muestra de cretinismo, ¡y sí!, siempre se las arregla para sorprendernos con algo más cretino aún. Conste que el director de la peli es mexicano, ¿habrá alguna crítica social de por medio?
-- La japonesa sordomuda. Su historia también es de una cretinez que vuela (mira que tratar de chuparle el dedo al dentista en su consulta para tener sexo), pero al final de su historia aparece en un glorioso desnudo frontal y muestra un cuerazo que ya se lo quisiera Jessica Alba. ¿Y así nunca encontró galán...?
IDEAL PARA: Gentes tan fanáticas de la tolerancia, el multiculturalismo y el respeto por todas las culturas de la Tierra, sin importar lo simplonas o poco desarrolladas que sean, que consideren como un sacrificio necesario el soportar esta película.
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