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domingo, 29 de julio de 2012

"Misión secreta" (2011).


-- "The Double". Estados Unidos. Año 2011.
-- Dirección: Michael Brandt.
-- Actuación: Richard Gere, Topher Grace, Martin Sheen, Tamer Hassan, Stephen Moyer, Chris Marquette, Odette Annable, Stana Katic, Yuri Sardarov, Ivan Fedorov, Ed Kelly, Jeffrey Pierce, Lawrence Gilliard Jr., Mike Kraft, Andy Manning.
-- Guión: Michael Brandt y Derek Haas.
-- Banda Sonora: John Debney.

-- "Misión secreta" en IMDb.
-- "Misión secreta" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

En una realidad paralela alternativa a la nuestra en donde los rusoskas todavía son... ¡¡¡MALVADOS!!!, bueno, ahí, tenemos una operación de inteligencia/espionaje para investigar llamadas telefónicas mediante si un senador tal o cual es corrupto. Pero la cosa se sale de madre cuando repentinamente el senador es emboscado en un callejón (porque si eres senador de los Estados Unidos no entras y sales del edificio en que está tu oficina por la puerta principal como hombre de respeto que eres y allí donde te vea el guardia de seguridad para tu seguridad, sino que lo haces por atrasito allí donde cualquier lunático puede emboscarte sin testigos). Cuando van a ver al fiambre, unos recién llegados le dicen respetuosamente al FBI que patá'nloscojones porque ¡¡¡SOMOS LA CIA!!! Y a la vez, la CIA va a consultar a... ¿quién? Ya saben, vejete de acción es la moda, y si no podemos conseguirnos a Bruce Willis, entonces tenemos a... leñe, que se nos acaba la agenda, y el presupuesto no es mucho para contratar a un frontline here... Hmmm... No nos queda más que contratar para el papel a un actor que antaño fue estrella y que ahora esté viejo, opaco y acabado. ¿Mickey Rourke se le fueron los humos a la cabeza, y además ya hizo de rusoska hace unos añitos? Vale, llamemos entonces a Richard Gere. A Richard Gere le dicen que un asesino rusoska con el pretencioso nombre de Cassius ha salido del hielo y ha vuelto a matar, y Richard Gere erre-con-erre que no, que no es Cassius, que se los da firmao, de manera tan enfática que ya te pones a sospechar si el mismísimo no será el tal Cassius. Después de todo, él tenía que perseguirlo a finales '80s y agarró a todos sus secuaces, pero el propio Cassius se le escapó, ¿no? Bien, sea Cassius o un copycat, Richard Gere dice que no acepta el trabajo, que no acepta el trabajo, que no acepta el trabajo, al final bueno-ya, o si no, no habría peli. Al lado del veterano le ponen entonces a un CIA joven que es Topher Grace tratando inútilmente de mantenerse a flote después de desgraciarse como Venom hace media década atrás. Van e interrogan a un sujeto, sólo para que éste, al enterarse y recibir un regalito, descubra la manera de fugarse. Y cuando lo hace... aparece el jodido Cassius y las cosas terminarán de enredarse por completo, en lo que la publicidad de Hollywood suele calificar como "el percutante thriller de acción que te remecerá este año", y que nosotros tendemos más bien en llamar "otra peliculilla sacada de la línea industrial de Hollywood".

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

El Oso Ruso pareciera estar lanzándose una vez más a la conquista de la villanía de Hollywood. Después de que los dejaran tranquilos un ratito, tenemos "Agente Salt", y ahora "Misión secreta". El concepto parece sacado de "Teléfono" con Charles Bronson, sólo que ahora sin llamadas porque la cosa no funcionaría en 2011 (cada humano cambia su celular cada seis meses, así es que llamar al durmiente para que despierte es casi impracticable hoy por hoy). En medio de todo esto los guionistas Derek Haas y Michael Brandt, que aparte de trabajar en el remake "El tren de las 3:10 a Yuma" se ha dedicado a eso de las segundas partes ("Más rápido y más furioso", la inminente "Wanted 2"), y que echando de menos esa duplicidad de las secuelas, se dijeron "¿y si nos desquitamos que no tenemos 2 por ahora haciendo una pero que sea de dobles agentes?". Dicho y hecho. La escribieron, y Michael Brandt se puso al timón de la dirección por primera (y esperemos que por última) vez en la Historia Universal Universalosa del Hombre. Avisados quedan.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Partamos porque esta peli no es la gran cosa. El gran reclamo que tiene es Richard Gere, claro, porque el antaño niño estrella hoy a los tumbos Topher Grace, pues bien, el pobre ha quedado marcao pa' la muerte con "Spiderman 3", pobrecillo. En realidad, la peli es otro thriller de espías por los cuales pareciera que el Muro de Berlín no se hubiera desplomao nunca macho. Parece que los rusos tienen un plan para esto o aquello, y ahí están los ágiles de la CIA listos para pararles los pies. Interesantemente, la peli se guarda un par de vueltas no tan predecibles, lo que mantiene las cosas movidas por encima del nivel del aburrimiento. Aunque a ratos, por otra parte, pareciera que la cosa marcha a tirones, y los guionistas no hallaran como mantenerla andando. Al final, resulta satisfactorio observar que algunos inverosímiles de la peli y cosas que parecían puestas con calzador, incluyendo las motivaciones de los personajes principales, terminan por encajar más allá de la banalidad clásica de estos subproductos condenados al direct-to-DVD que por alguna razón terminan abriéndose camino al cine (¿"El centinela", alguien...?). A cambio, el método "lógico" para detectar al villano y su verdadera identidad es de vergüenza ajena, que habría matado al venerable William of Ockham de un irritadísimo ataque coronario (y el que lo sugiere más encima tiene la tupé de espetarle al espabilao de turno que "alguien no se quedó dormido en las clases de lógica en la Academia"... sangrante, hombre, por no decir sangriento). En definitiva, no es una peli memorable, ni siquiera recordable un par de semanas después de haberla visto, pero como entretenimiento de sobremesa aguanta. Si se la pillan por ahí en el cable, no están dando nada mejor en otra parte, y no tienen planificado algún compromiso con interés sexual involucrado, tal vez podrían darle tiempo a... ¡Los magníf...! Er, no perdón, a "Misión secreta", sí, eso es, eso quise decir, ehm. Pero si esperas gran cine, o al menos ese cine que te deja sentado al borde de la butaca y sin dedos de tanto morderte las uñas con el suspenso, entonces el raspe le va a salir "siga participando".

IDEAL PARA: Ver de manera distraída una de esas noches en que no hay nada mejor que ver.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli, CIUDADO SPOILER DE IMPORTANCIA [en inglés, subtítulos en español].

jueves, 26 de julio de 2012

"Sospecha mortal" (1990).


-- "Internal Affairs" (título original en inglés), "Asuntos sucios" (título en España). Estados Unidos. Año 1990.
-- Dirección: Mike Figgis.
-- Actuación: Richard Gere, Andy Garcia, Laurie Metcalf, Nancy Travis, Richard Bradford, William Baldwin, Michael Beach, Katherine Borowitz, Faye Grant, John Kapelos, Xander Berkeley, John Capodice, Victoria Dillard, Pamella D'Pella, Susan Forristal.
-- Guión: Henry Bean.
-- Banda Sonora: Brian Banks, Mike Figgis, Anthony Marinelli.

-- "Sospecha mortal" en IMDb.
-- "Sospecha mortal" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Un grupo de polis se mete a una casa de ésas de suburbio pobre, y algo sale mal: el poli nigga le pega un tiro a un sospechoso que parecía iba a sacar un arma. Oh-shit-oh-shit-oh-shit... Pero don't worry baby, suave Richard Gere está aquí, y le planta una navaja al otro para que parezca legítima defensa la cosa, con un todos hemos pasao por esto macho no te angusties, be cool. Establecido que tenemos polis corruptos, pasamos al otro lado del conflicto, que es AI. No Artificial Intelligence por supuesto, que hablamos de yanketas aquí, sino de Asuntos Internos, los polis de los polis. Con Andy García de chupiagente. ¿Su trabajo? Limpiar la poli de polis corruptos, claro. Vienen luego unas escenas para mostrarnos que cada uno de los polis tiene vida familiar, para establecer cómo el conflicto posterior va a afectar pues-eso, su vida familiar pues. El punto de fricción estalla cuando uno de los subordinados de Richard Gere es puesto en la picota por varias denuncias por brutalidad policíaca. Y como esto es una peli yanketa y no Chile, resulta que los cargos de brutalidad policíaca son SERIOS, e incluso pueden costarle EL PUESTO a la manzana podrida. Figúrense si aquí en Chile sacaran de su puesto a cada agente de la ley y el orden propasándose con los periodistas o los estudiantes o los mapuches... En fin, el caso es que AI, o sea Andy García, empieza a presionar y presionar, mientras que el poli presionado está que se quiebra, porque es medio tontorrón (William Baldwin, por más señas), y parece que a su esposa se la está comiendo otro. La guerra entre Richard Gere y Andy García por ver quién la tiene más larga ha comenzado, y pronto cobrará bajas no sólo en el duelo profesional, sino también en la vida personal...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

1990, el año de cambio de décadas. Se iba una década maniquea en que estaban los buenos muy buenos (tanto en versión "Rocky IV" te-vamoh-partih-too-la-jeta a los rusos, como en versión yeberrde Madonna "Y quién es esa chica") versus los malos muy malos. Figúrense cuánta maldad destiló la década, que fue la época en donde Yimi Chuágar tuvo que implorar públicamente perdón con aquello de "I have sinned against You, My Lord" por andar de putas entre teleprédica y teleprédica... y después llegaron los tranquilos y suaves '90s en que ganaron los buenos (América, Libre Mercado, Bildelberg) y perdieron los malos (los commies, economía del bienestar, valores sociales). Esta peli es un poco como eso. Al principio hay harta corrupción, al último es una batallita entre el bueno y el villano. Más en concordia con el espíritu de su propio tiempo, imposible.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Déjenme exponerlo de esta manera. Esta peli tiene partida de Indianápolis 500, y llegada de silla de ruedas de asilo geriátrico. Bueno, quizás estoy exagerando un poco, como suele ser mi sardónica costumbre, pero más o menos el concepto es ése. La cosa parte interesante presentándonos varios elementos y personajes que irán a parar al gran tablero de ajedrez que será el escenario del duelo entre el poli corrupto y el poli bueno que lo perseguirá. Este tratamiento le añadirá un nivel de complejidad que no tendrá nada que envidiarle a cualquier buena cinta noir o neonoir, a cuyo género podría adscribirse si la peli fuera un poco más stylish. Podría haber sido así una potente denuncia sobre la corrupción policíaca. Pensemos en las posibilidades: "Policía corrupto", "Serpico", "Magnum 44"... En suma, la idea de que la corrupción no es un problema del bien contra el mal, sino un conflicto de intereses en donde todos los atrapados en la red tienen algo que ganar o algo que perder siguiendo la ley o saltándosela. Con ese guión, la peli se rodaba sola. Pero luego... luego viene el trágico reino de las posibilidades desperdiciadas. Porque el guionista, parece que medio puesto contra la esquina dentro de su propio esquema, no encuentra mejor manera de resolverlo que transformarlo en "es personal". Con lo que cualquier esfuerzo por plasmar la realidad de la corrupción policíaca que la peli hubiera podido tener en primer lugar, y de manera tan magnífica, acaba yéndose por el caño y se transforma en... bueno, en otra del bueno contra el villano. Y ya promediando el final, el guionista no encuentra mejor manera de precipitarlo que hacer concurrir un evento aislado del resto de la peli, lo que desatará por supuesto el consabido duelo final en que, bueno, es más personal que nunca. Buff. Con esto no quiero decir que sea mala. Como thriller funciona, a lo menos porque mantiene la atención. Es sólo que uno se conforma toda la vida con pelis más o menos entretenidillas porque, bueno, qué más le vamos a pedir a Hollywood, si queremos a Hollywood como a ese hermano tonto que queremos como es con sus defectos y con sus defectos, y de pronto cuando viene una que podría romperla y ser más profunda e incisiva que el promedio, sorpresa, terminamos en el mismo planteamiento formulaico de siempre. En fin...

-- Richard Gere. Recordemos: venía de ser hot en "Gigoló americano" y "Reto al destino", para hundirse en cosas como "El Rey David", y estaba a un palmo de resucitar con "Mujer bonita", en lo que sería su racha de mejor exposición, que no necesariamente de mejor calidad ("Deseo y decepción", "Sommersby: El regreso de un extraño", "Entre dos amores", "Lancelot: El primer caballero"). En medio de todos estos personajes o héroes conflictuados o héroes a secas, aparece interpretando al villano. Y sorpresa, es un gran villano. La clava en el rol. Lo ves, y sabes que es un cabrón joputa el muy jodío. Al principio su personaje es ambiguo: aparece como un buen compañero y un poli que, bueno, a veces hay que saltarse las reglas si quieres obtener resultados. Pero después vamos viéndolo de cuerpo entero, la clase de monstruo sociópata que es. Y está espectacular. Si es cierto eso de que el tamaño de una peli se mide por el tamaño de su villano principal, entonces esta peli se redime de un guión bastante irregularcillo gracias a su interpretación como cabrón malparido. Si hay una razón por la cual ver esta peli, probablemente sea ésta. Salvo que seas una mojabragas por Richard Gere (alguna las había, y deben quedar por ahí dando vueltas mientras el sr. Gere marcha recto hacia la 3a edad), en cuyo caso verlo de villano... bueno, quizás también. Y es que uno nunca sabe con quién trata.

IDEAL PARA: Fanáticos de Richard Gere, y del thriller en general.

domingo, 22 de julio de 2012

"Desde el jardín" (1979).


-- "Being There" (título original en inglés), "Bienvenido, Mr. Chance" (título en España). Estados Unidos. Año 1979.
-- Dirección: Hal Ashby.
-- Actuación: Peter Sellers, Shirley MacLaine, Melvyn Douglas, Jack Warden, Richard Dysart, Richard Basehart, Ruth Attaway, David Clennon, Fran Brill, Denise DuBarry, Oteil Burbridge, Ravenell Keller III, Brian Corrigan, Alfredine P. Brown, Don Jacob.
-- Guión: Jerzy Kosinski, con aportes sin acreditar de Robert C. Jones, basados en la novela del primero.
-- Banda Sonora: Johnny Mandel.

-- "Desde el jardín" en IMDb.
-- "Desde el jardín" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Es el amanecer, y ¿la vida llega a nuestro mundo? Todavía no. Se enciende el televisor, y ¡ahora sí! Existe vida en el planeta. La caja idiota le dirige su expresión vacía de contenido a... bueno, a un idiota. Tan idiota que, cuando se levanta, vienen a avisarle que el amo se murió, y bueno... se murió, supongo que ya no está más. Y seguimos mirando televisión. El caso es que se le acaba el trabajo, pero el pringao no se da cuenta porque ha vivido toda su vida en una burbujita. Sale a recorrer el mundo, y por una vuelta del destino, acaba en la casa de un ricachón. Nuestro héroe el idiota que sólo se ha educado por la televisión, lo encuentra lo más natural, y lo más interesante de todo, es que su estilo oracular para hablar, importado 100% de la televisión, todo el mundo se lo celebra como lo más inteligente que han escuchado jamás. Así, nuestro antiguo jardinero el idiota mamatele, ahora está vía al éxito, a la celebridad...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Acepto opiniones en contrario, pero la mía es que la mayor revolución de todo el siglo XX, fue la llegada de la televisión. Existía el cine, claro, pero el cine implicaba (e implica) ir a un lugar físico a encerrarse viendo una peli, mientras que la televisión (y el monitor del computador ahora, pero eso es una continuación de la TV por otros medios) literalmente invade tu casa con el mundo exterior. Tienes la opción de apagarla, claro, pero siendo un medio de consumo fácil, hay que tener valor para apartarse de ella y dedicarse a la prensa o a un libro. A la prensa de papel y no a la prensa de uva, claro. La televisión hizo que el hogar dejara de ser un refugio o un espacio ajeno al mundo, sino que importó literalmente el mundo hasta el living de tu casa. Ni la bomba atómica, ni el bikini, ni la píldora anticonceptiva, han tenido tanto poder para transformar la mentalidad de las personas. La mensajería electrónica, el chat, la actual generación internetúbica, todos esos no son sino epígonos de esa revolución maestra que fue la televización de la sociedad. Pocas novelas han descrito el fenómeno de manera tan acabada como "Desde el jardín" de Jerzy Kosinski, que narra la historia de un perfecto hijo del siglo XX, uno cuya única dieta mental es la televisión, y que por lo mismo encaja milagrosamente con la sociedad hasta el punto que esa sociedad poco a poco (los ricos, los que ven TV, finalmente los políticos) lo va aupando hasta los más altos honores y homenajes, en un horripilante ejercicio de retroalimentación. El actor Peter Sellers, que en los '60s era grito y plata ("La Pantera Rosa", "Doctor Insólito", "La fiesta inolvidable"...), pero que en los '70s iba a los bandazos, y en los '80s no porque se murió víctima de su afición a las "medicinas alternativas", se interesó por el libro y trató de adaptarlo en una peli. Deseaba que fuera la joya de la corona, en lo que a su filmografía se refiere, y pasó sin pena ni gloria (Melvyn Douglas obtuvo el Premio Oscar al Mejor Actor Secundario, pero Peter Sellers, que estaba nominado como Mejor Actor Principal, se quedó sin estatuilla, derrotado por Dustin Hoffman por "Kramer vs. Kramer" (bueno, admitámoslo, el duelo estaba difícil, aunque ambos roles son marcadamente distintos). Decepcionado, hizo después la mediocre "El diabólico plan del Doctor Fu Manchú", y luego no tuvo otra oportunidad porque se murió. Melancólico final para uno de los más grandes comediantes del siglo XX. Así como melancólica resulta, a pesar de tratar de ser una comedia, la peli "Desde el jardín".

¿POR QUÉ VERLA?

-- Hablemos un poco sobre recursividad. Para los que ignoren la palabreja, podemos decir informalmente que se trata de aquello que se refiere a sí mismo. Un poco como "lo mismo conduce hacia lo mismo". La novela de base es recursiva: vemos a un ser humano criado en una burbuja, que ni siquiera posee una identidad legal propia, cuyo único nexo mental con el mundo es la televisión, y que precisamente por esto, consigue encajar estupendamente bien en una sociedad televisada, hasta el punto que su más grande triunfo es llegar a aparecer ÉL MISMO en la televisión (¡Gran Hermano ad portas!), y la sociedad acepta a ese hijo de la televisión en su seno, regresando al útero materno, encajando muy bien porque al ser criado con la televisión, HABLA el código televisivo, y la gente lo comprende mejor que a nadie (la ironía, claro está, es que como la televisión lo distorsiona todo, en realidad nadie entiende nadie... ése es el garrotazo más o menos explícito de la novela). El problema es que parte importante de todo esto lo entendemos, siempre hablando de la novela, porque en ella se describen con frialdad que sólo remarca la suprema ironía, todos los procesos mentales del protagonista (Chance Gardiner), y de cómo toma la opción de hacer o decir tales o cuales cosas debido a su entrenamiento televisivo, y a cómo los personajes de la televisión (pelis, culebrones, comerciales) resuelven sus situaciones. En la peli, todo este riquísimo sustrato es eliminado como concesión al naturalismo, pero con ello, las acciones del personaje prota quedan casi inentendibles. En la novela es simplón porque su formación cultural es pobre, como pobre es también la televisión, pero en modo alguno es un idiota, porque vemos su interioridad y sus mecanismos de pensamiento, mientras que el cine, privado de las herramientas de la literatura para la introspección de los personajes, al ser pura externalidad (en los libros uno puede explicar el comportamiento del personaje, mientras que en las pelis éste debe inferirse a partir de lo externo, lo que dice y lo que hace, y para decir lo que piensa debe recurrirse a la generalmente molesta e invasiva voz en off), percibimos a Chance Gardiner como lo ve el mundo exterior, o sea, precisamente un idiota. Y para cerrar la recursividad, resulta que su seguro servidor el General Gato vio esta peli en la pantalla de un televisor. Creepy, si lo piensan bien. Y para terminar de hundir el asunto, resulta que le encargaron el guión nada menos que al novelista original. Uno podría decir que es una inteligente idea poner al novelista a adaptar su propia novela para el cine, pero esto no siempre es así: el novelista piensa en términos de palabras y frases, no (necesariamente) en términos de imágenes, y por lo tanto tiende a creer que la mejor manera de adaptar una peli es de manera absolutamente literal a la novela, cuando en realidad por tener lenguajes distintos, la Literatura y el Cine, la adaptación debe por fuerza recurrir a mecanismos narrativos distintos. Por no entender esto, es que pelis visualmente tan ricas como "Harry Potter y el secreto de la Piedra Filosofal" o "El Código da Vinci", adaptaciones casi literales de la novela original, son también argumentalmente tan pobres. Y si esto pasa con blockbusters que consiguen el aprobado por los pelos en el mejor de los casos, ¿qué no pasará con una novela tan rica en implicancias como "Desde el jardín"? Bueno, nadie puede decir que esta peli no se refiera a lo plana y chata que es la televisión, hasta las últimas consecuencias: la peli misma es, en resultado, también plana y chata.

-- Peter Sellers. A pesar de que la peli es en definitiva mediocre, la actuación del prota es brillante. Muchos confunden "buena actuación" con algo superlativo, con papeles bigger than life o similares. Claro, eso se puede aplicar a tipos extraños como el Hannibal Lecter magníficamente interpretado por Anthony Hopkins en "El silencio de los inocentes" y secuelas (y si no, vean el triste Hannibal Lecter interpretado por otro actor que aparece en la previa "Cazador de hombres"). Pero el buen actor sabe también transmitir mucho con poco. Este es el caso. Chance Gardiner es un personaje absolutamente plano, criado por la televisión para ser un chato mental, y por ende, interpretarlo de esa manera y que aún así se vea como un ser humano y entendamos su periplo existencial (o mejor dicho, su falta del mismo), implica una enorme exigencia. Peter Sellers lo logra de una manera superlativa. Hace tan suyo el personaje, que resulta casi imposible pensar en otro actor que pudiera interpretarlo correctamente. A pesar de que la peli en sí misma es mediocre, vale la pena verla para observar el magnífico trabajo actoral de Peter Sellers, siempre pétreo e inconmovible, como un Buster Keaton de toda la vida. Pero no se crea que está en solitario. A su lado, Shirley MacLaine como la chica primero intrigada por su inocencia e ingenuidad, y después cautivada por estas cualidades, está simplemente brillante, mientras que el terceto es cerrado por un Melvyn Douglas que crea un personaje entrañable a pesar de que sobre el papel su rol de millonario bonachón es casi tan mitológico como Santa Claus. Juntos sostienen una peli que la desmayada dirección del nunca demasiado brillante Hal Ashby no parecía querer remontar.

IDEAL PARA: Ver el último brillante, y probablemente el más ninguneado, de los papeles de Peter Sellers.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].



-- Secuencia de créditos de la peli [en inglés, sin subtítulos].


jueves, 19 de julio de 2012

"Cena a las ocho" (1933).

-- "Dinner at Eight". Estados Unidos. Año 1933.
-- Dirección: George Cukor.
-- Actuación: Marie Dressler, John Barrymore, Wallace Beery, Jean Harlow, Lionel Barrymore, Lee Tracy, Edmund Lowe, Billie Burke, Madge Evans, Jean Hersholt, Karen Morley, Louise Closser Hale, Phillips Holmes, May Robson, Grant Mitchell.
-- Guión: Frances Marion y Herman J. Mankiewicz, basados en la obra de George S. Kaufman y Edna Ferber, con diálogos adicionales de Donald Ogden Stewart.
-- Banda Sonora: William Axt.

-- "Cena a las ocho" en IMDb.
-- "Cena a las ocho" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Los estiradetes British apellido-esto-o-aquello vienen a América, y una señora socialité decide que les va a organizar una cena. Como se estila en la alta, o sea, de mantel largo, con productos de lo más finolis, y con eso de invitar y confirmar, y si no pueden, que se avisa que no se puede para que el anfitrión (anfitriona, en este caso) tenga tiempo de invitar a otras personas y que la mesa no se vea vacía. Y todo eso, para conversar sobre lo caliente que es el aire caliente, si me entienden. En fin. Resulta que mientras ella organiza su cena, su maridito está yéndose literalmente a pique, porque la empresa naviera que maneja y que ha permanecido en sus manos por generaciones y generaciones y generaciones y todo eso, está siendo objeto de una compra hostil por parte de un accionista misterioso (¡uh, sí, mira qué gran misterio, si a los cinco minutos se adivina quién!). Al mismo tiempo circula un encumbrao new rich, a quien la nueva fortuna no le quita sus zarrapastrosos viejos modales, y que se ha casao con una chica linda que antiguamente tenía uno de esos trabajos que ninguna chica decente confiesa (bueno, eran los '30s...). Ronda también un médico que tiene sus qué por aquí o por allá. Y una actriz medio arruinada porque solía ser linda-bonita-pretty, y ahora de viejona no la cotizan ni por nada. Y un actor también arruinado, porque verán, cuando tenía estampa y estaba gallardo tenía pega, pero ahora que inventaron el chisme infernal ése, el cine sonoro que le llaman, está básicamente acabado. ¿Y ya mencionamos que la hijilla de la anfitriona, que está por casarse con su noviecito, tiene un asuntillo de ésos que involucran actividades sucias entre macho y hembra, pero por fuera de su noviazgo...? El caos está servido (o no, eso es cuestión de perspectiva).

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

El cine 1929-1934 (el llamado "Cine Pre-Code" o cine anterior al Código Hays) presentó algunas características bastante especiales. En 1929 las pelis sufrieron un severo upgrade cuando se inventó el sonoro, y por fin el séptimo arte adquirió carta de naturaleza por sí mismo (que ya no parecía teatro filmado ni pantomima filmada, vamos, dicho sea esto con todo el respeto para clásicos imperecederos como "La quimera del oro" o "El maquinista de la General", entre otros hitos del mudo). Pero resulta que al empezar a escucharse los diálogos, los grupos tizquizmizquis de siempre (ya saben, los grupos "¿¿¿¡¡¡ALGUIEN QUIERE PENSAR EN LOS NIÑOS, POR FAVOR!!!???") pusieron el grito en el cielo, porque ahora en el cine... ¡se escuchaban cosas! ¡Sexo! ¡Drogas! ¡Delitos! Y como ya sabemos que el cine no se trata de entretener ni de impulsar ideas, sino de adoctrinar a toda la gente para que sean buenos cristianitos, no vaya a ser cosa que la gente se degenere y se atreva a pensar por sí misma, dichos grupos (o sea, la minoría vociferante de siempre, con la complicidad de los mamones bienpensantes que en lo interno se oponen y en lo externo no tienen las agallas de pararle pies a los beaturrones de toda la vida), al final acabó levantándose el Código Hays de censura, principal responsable de que el cine hollywoodense de los '30s, '40s, '50s y primeros '60s se vea ñoño y ramplón en la actualidad (cuando no mórbido y sucio, porque si los cineastas querían ponerse dirties, tenían que rebuscárselas, al estilo hitchcockiano, con el consiguiente efecto de suciedad inherente a todo lo que se muestra de manera oblicua...). "Cena a las ocho" es una de las últimas pelis pre-Code que se rodaron. Lo que le da un aura extraña. Porque por un lado, luce sorprendentemente moderna en el tratamiento de distintas temáticas un tanto descarnadas para lo que uno esperaría del cine de los '30s (con "moderno" no queremos decir "explícito", de todas maneras, pero que en el cine de esa época el guión incluyera sexo prematrimonial, aunque no lo mostrara, era algo bastante... naturalista, ehm). Pero por el otro, tiene todos los tics y vicios que hacen al cine antiguo tan difícil de ver (progresión de la acción a paso de caracol, actuaciones y tratamiento teatral de las escenas, etcétera). Sin lugar a dudas una peli especial. Desde el punto de vista histórico, aunque sea.

¿POR QUÉ VERLA?

-- No diré que la peli entera es entretenida, que no lo es (de hecho, a ratos es un muermo), pero tiene sus momentos. El problema pareciera ser que no quiere decantarse ni por el lado del drama, ni por el de la comedia, y por lo tanto, acaba por faltarle fuelle en ambas direcciones. Los momentos dramáticos son dramáticos, pero no conmovedores, y los momentos de comedia son divertidos, pero no rompedores, para que nos entendamos. Tampoco ayuda mucho la un tanto deslavada dirección de George Cukor, cineasta del Hollywood clásico que sembró de perlas al cine por cerca de medio siglo (la "Mujercitas" de 1933, "Las mujeres", "La historia de Filadelfia", "La luz que agoniza", "Nacida ayer", "Nace una estrella", "La adorable pecadora" con Marilyn Monroe, "My Fair Lady"...), pero que aquí estaba claramente en proceso de aprendizaje sobre cómo contar eficientemente una historia. Pero esos determinados momentos mantienen a flote el asunto: la pareja de new richs, los dos actores acabados (cada uno por su cuerda)...

-- Los actores. Más allá de que interpretan a sus roles de manera sumamente teatral, algo que de todas maneras era propio del cine de la época, ellos están simplemente geniales. Esta peli posee lo que en años posteriores los yankis vinieron en llamar un "ensemble cast", o sea, reparto coral a cargo de un grupo de estrellas (bueno, casi todas ellas están olvidadas, pero eran estrellas en los '30s). La anfitriona viene interpretada por Billie Burke, con algunos de los momentos más graciosos de la peli a su cargo, con su neurótica búsqueda de la perfección en lo que en definitiva es un puñetero banquete. Dos miembros de la Dinastía Barrymore (sí, la misma a la que pertenece Drew Barrymore) hacen su aparición aquí: John Barrymore (¡bisabuelo de Drew!) como el actor acabado, en un rol brillantemente dramático, y Lionel Barrymore (hermano de John, y por tanto tío bisabuelo de Drew) como el empresario naviero al borde de la quiebra, haciendo su rol con una bonhomía única (tiene que tenerla, para aguantar al espanto de socialité descocada que es su mujer). Marie Dressler, por su parte, en un rol en realidad muy secundario (es la actriz a medio acabar), se roba la peli en cada una de sus apariciones, sin diálogos especialmente graciosos, pero dichos con una convicción única que la hace simpática y, por qué no decirlo, inolvidable. Y la última mención es para la pareja de new richs conformada por Wallace Beery, que consigue aguantar (actoralmente hablando) los embates de su esposa, la brillante Jean Harlow, que aquí contaba con apenas 22 años (y fallecería a los 26, una pérdida irreparable para el cine de la época); ambos actores con sus modales rednecks hacen agudo contraste con lo estiradete del resto, y no sólo cumplen, sino que están soberbios.

-- Finalmente podemos decir que esta peli tiene un cierto valor arqueológico. A pesar de que no se afirma explícitamente, al ser de 1933 y mostrar a un grupo de ricachones en apuros financieros, se transforma en una radiografía de lo que fue la Gran Depresión. Cuando se hacen pelis del Crack de 1929, se suelen contar desde la baja, desde el punto de vista de los obreros desempleados y tratando de conseguir comida en cualquier parte, pero no demasiadas pelis abordan el tema desde la alta, desde los embates que sufrieron los ricos en sus fortunas personales. Hay un toque de melancolía en esta peli, porque el empresario arruinado no sólo está perdiendo su fortuna, sino que con él se va toda una manera de vivir y entender la vida de un millonario, una en que el dinero es sólo un componente de algo que viene integrado también por los buenos modales y lo que podríamos llamar la aristocracia del refinamiento. Esto tiene su espejo en esos dos actores que están acabados, uno por la edad, y el otro por el cine sonoro. Esta peli es así la despedida a una época en que las cosas eran mejores (bueno, esa idea es de hecho discutible, pero ésa es la tesis de la peli, y cabe decir que la plasma muy bien), mientras que los desagradables advenedizos que vienen pegaditos detrás podrán tener todo el dinero del mundo, pero carecen de los buenos modales y la moral decente que dichas fortunas deberían conllevar consigo: ahí están no sólo los nuevos ricos propiamente tales, sino también la hija rebelde del matrimonio anfitrión, que traiciona a su noviecito con un amante sin estar casados (eran los '30s, recordemos, la moral era distinta en ese entonces, y se suponía que no tenías sexo antes de casarte con tu pareja... y sólo con tu pareja). En ese sentido, la peli funciona eficazmente como retrato de una época, desde una óptica conservadora eso sí, y en términos más generales, como una metáfora de esos procesos de decadencia en donde "lo viejo" con sus virtudes y defectos debe dejar paso a "lo nuevo", con toda la carga de inestabilidad e incertidumbre que eso lleva consigo.

IDEAL PARA: Ver con calma una peli un tanto pesada para los estándares modernos, pero que tiene sus buenos puntos a favor.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].



domingo, 15 de julio de 2012

"Cómo perder a un hombre en 10 días" (2003).


-- "How to Lose a Guy in 10 Days" (título original en inglés), "Cómo perder a un chico en 10 días" (título en España). Estados Unidos / Alemania. Año 2003.
-- Dirección: Donald Petrie.
-- Actuación: Kate Hudson, Matthew McConaughey, Kathryn Hahn, Annie Parisse, Adam Goldberg, Thomas Lennon, Michael Michele, Shalom Harlow, Robert Klein, Bebe Neuwirth, Samantha Quan, Justin Peroff, Celia Weston, James Murtaugh, Archie MacGregor.
-- Guión: Kristen Buckley, Brian Regan y Burr Steers, basados en el libro de Michele Alexander y Jeannie Long.
-- Banda Sonora: David Newman.

-- "Cómo perder a un hombre en 10 días" en IMDb.
-- "Cómo perder a un hombre en 10 días" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Ella es una periodista pijilla que trabaja para la revista Composure, una débil pátina que en realidad oculta una parodia semiamable de la revista Cosmop... er, un minutito por favor... ¿sí, aló? ¡sí, cómo van las cosas con esos libelos por injurias y calumnias! Vamos, si sabes que... er... ¿Que no me refiera a la revista Cosmopolitan en lo absoluto? Ah, bueno, OK... De acuerdo, no lo haré, palabra de General Gato. Oye, no te preocupes, de verdad que no lo haré, ¿acaso le mentiría yo a mi abogado...? ¿Verdad que no...? Bien, chau, suerte con el fiscal para ver quién me envió esas lauchas muertas por encomienda... Chau, chau. En fin, vuelvo al posteo. ¿En qué estaba, mis amigos? Ah, sí, no referirme a la revista Cosmopolitan en lo absoluto. Bien, el caso es que nuestra periodista pijilla trabaja para Cosmop... er... para Composure, escribiendo artículos que hacen felices a las hembras pijillas, o sea, qué se va a llevar esta temporada, cómo depilarse a la brasilera y no chillar como puerco al matadero en el intento, cosas así. El caso es que por vueltas y revueltas del guión, acaba metiéndose ella misma en la boca del lobo y termina con el encargo de escribir un artículo titulado "Cómo perder a un hombre en diez días", en que ella va a ir y seducir a un pobre cobayo de indias, y luego emplear todas las tácticas femeninas para sabotear una relación y terminar siendo pateada, y escribir el reporte posterior. Lo que pase con los sentimientos del pobre gandul, buenoooooo... son hembras en una peli para hembras, qué esperan ustedes. Sex and the City a la vena. El caso es que tenemos en paralelo a un especímen que es el Übermacho y que se la pasará la mitad de la peli sin camisa para mostrar peazo pectorales y too (peli para chicas, recuerden), y que como es joven y con dinero, pues para qué va a esclavizarse en una relación de pareja (y ya tenemos a las babosas de la audiencia suspirando por ser ELLAS quienes consigan rendir a ese indomable. Si es que ya nos conocemos mucho). El caso es que a resultado de una prolija intriga por parte de un par de hembras trepas, faltaba más, a este chico lo condenan a enamorar y mantener enamorada a una chica durante diez días, para ganar una suculenta cuenta publicitaria. Y las chicas trepas, cuando conocen a la periodista, deciden que es buena idea mezclarlos. Ahora, la chica obligada a conseguir ser pateada por el chico en menos de diez días mediante todas las antitácticas románticas del manual, está pareada (no A-pareada todavía) con el chico obligado a conseguir una relación que le dure al menos diez días. Y como suelen decir los proyectos de guión... hilaridad asegurada. Bueno, algo así.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

¡¡¡Mujeres al poder!!! GRRL RIOT, GRRL POWAH!!! La generación de mujeres a inicios del XXI la tiene bastante peluda (quizás por eso el pubis se ha ido poniendo cada vez más lampiño, para compensar). O sea, sus abuelas pelearon por la liberación femenina para que sus madres terminaran obteniéndola, y ellas... ¿qué hacen con ella? Por un lado están esas rabiosas ansias de independencia, de hacer bueno eso de que las chicas buenas se van al Cielo pero las chicas malas van a todas partes... Pero por el otro siguen esos atavismos ancestrales de encontrar al Mr. Right, aparearse, ser mimadas como cauras chicas, y ñaru-ñaru-ñaru al final. En medio de eso vemos el más amplio espectro de reacciones, desde las triunfadoras over-the-top NO-NECESITO-A-UN-SACO-DE-ESPERMA, hasta las románticas perdidas que ven pelis basadas en Jane Austen y se les caen los mocos. ¿Y las que están en el medio? Pobrecillas... Verán, ellas son mujeres de una generación empoderada, que por lo tanto no pueden mostrar debilidad frente al macho cavernario, pero por el otro lado, si hacen uso de ese empowerment para ir a por el galán, pueden pasar dos cosas, o que el galán salga corriendo porque a muchos mal que mal todavía les gusta el ahora anticuado modelo geisha, o bien que salga un mamón de temer que, bueno... no sea ni se comporte como hombre. Opciones ambas muy desagradables. Antiguamente, cuando las chicas debían ser modositas y no conversar con un galán sin chaperona al lado, había que recurrir al infierno de tácticas para la guerra sex... er... sentimental. Ahora, muchas empoderadas han olvidado el aspecto táctico de la cosa, porque piensan que ya no necesitan el manual. De ahí que los artículos al estilo Cosmop... er... de ESA revista, todavía sigan siendo necesarios. Aunque muchos de ellos sean un tanto memos. ("Los diez consejos para volverlo LOCO en la cama"... ¿en serio piensan que a los machos nos fabrican en serie...?). Pero si no hay panes, las piedras tendrán que bastar. Pelis tales y como la que comentamos, en ese sentido, son tremendamente necesarias. Para que las chicas aprendan algo. Y también para que aprendan algo ustedes los machos en vez de decirles a ellas que si deben verla entonces van a perder a su hombre en 10 minutos, tanda de idiotas, porque... ¿cómo pretenden lidiar con el adversario si no conocen LAS PELIS que miran y nutren el intelecto de sus distinguidas adversarias...?

¿POR QUÉ VERLA?

-- Por debajo de su costra de peli rupturista y de avanzada, tenemos la vieja comedia romántica de toda la vida. Ella es una perra de cuidado que no vacila en hacerle trizas el corazón a un hombre con tal de sacar un artículo adelante (aunque para que no la odiemos tanto, al final ella es PROFUNDA y quiere escribir sobre POLÍTICA, o sea es la Mary Sue de la espectadora promedio), mientras que él no lo hace mucho mejor tratando de obtener una cuenta bancaria (por alguna razón, la peli tiende a presentarla a ella como la buenah, mientras que él es codicioso y cabro chico y... ah-verdah, peli pa' hembras aquí). Este par de personajes tan poco carismáticos, viene por suerte servido por Kate Hudson en el rol de su vida (actriz top en esos años, que después se fue sumergiendo en una progresiva intrascendencia) y Matthew McConaughey en estado de gracia, y de esta manera sus peripecias terminan por interesarnos. La cosa parte muy bien, aunque no pueden evitar casi al final del metraje en caer en algunos lugares comunes (bueno, es una comedia romántica por el manual, qué esperaban), aunque nunca tanto que llegue a deshacer todo lo ganado punto a punto a lo largo del metraje anterior. La dirección también está bien ajustadita, cortesía de Donald Petrie que debía estar pasando por una buena racha (se estrenó en 1988 con "Un pedazo de cielo" con una núbil Julia Roberts, y venía de rodar "Miss Simpatía" con Sandra Bullock, y sobre sus pelis más despreciables, seamos amables y guardemos respetuoso silencio aquí). O sea, cuando tienes una peli que funciona únicamente porque el guión no encuentra cómo hacer más el contorsionista para que lo forzado de la premisa funcione, y al final de haberla visto ni te das cuenta o si te das cuenta ni te importa, es que tenemos una pequeña joyita aquí.

-- El repertorio de trucos de la prota. Exagerados hasta el colmo, es cierto, pero por desgracia, muchos de ellos presentes en muchas féminas allá afuera. Espero que las respetables damas del público hayan estado tomando un par de notas en vez de simplemente decirse de manera satisfecha "miren qué perra, por suerte yo no soy TAN así", porque podrían aprender un par de cosas. En el fondo, el repertorio de trucos podrían resumirse en la idea de ser posesiva, maniática, histérica y presionante. Muchas chicas que son así, ni siquiera se dan cuenta: con esto del empoderamiento femenino consideran lo más normal y natural ser unas perras. Esto, con ayuda de algunos hombres que se han ganado el título aprobando el puro ramo de biología, porque en todo lo demás son unas nenazas incapaces de decirle que NO a una mujer (no vaya a ser cosa que me prive de tener sexo... OH MY GOD!!!). Esto que la peli plantea en tono de chanza, por desgracia es tenebrosamente cierto muchas veces afuera.

IDEAL PARA: Que las chicas desarrollen una poca de autocrítica y aprendan un par de cosas sobre cómo no hacerlo... ¡Seguro que en Cosmop... er... en ESA revista deberían haber publicado algo al respecto!

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].


jueves, 12 de julio de 2012

"Cocktail" (1988).


-- "Cocktail". Estados Unidos. Año 1988.
-- Dirección: Roger Donaldson.
-- Actuación: Tom Cruise, Bryan Brown, Elisabeth Shue, Lisa Banes, Laurence Luckinbill, Kelly Lynch, Gina Gershon, Ron Dean, Robert Donley, Ellen Foley, Andrea Morse, Chris Owens, Louis Ferreira, John Graham, Richard Thorn.
-- Guión: Heywood Gould, basado en su propia novela.
-- Banda Sonora: J. Peter Robinson.

-- "Cocktail" en IMDb.
-- "Cocktail" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Tom Cruise ha llegado a la ciudad. A comerse el mundo. Porque es joven, y son los... ¡¡¡OCHENTAS!!! Ya saben, la era del cassettepunk, en que nadie cuestionaba que AMÉRICA eran los buenos, y los yuppies caminaban sobre la Tierra. Nuestro Tom Cruise, que ya ha ido creciendo y es una estrella y por lo tanto ya se merece ser llamado ¡TOM!, pero con sólo un par de signos de exclamación, no como después que será con tres, ¡TOM! como decíamos, es tan chulo que pasa olímpicamente de la ayuda de su tío, porque él se las arreglará en solitario. Pronto aprenderá cómo es la vida. Puerta cerrada tras puerta cerrada tras puerta cerrada, porque no tiene DINERO. Claro, ya sé que se la saben, cómo se va a hacer dinero si no te dejan hacer dinero en primer lugar porque no tienes dinero... El caso es que termina en un bar de mala muerte, en donde le cae simpático a un madurón que hasta le hace ojitos y too, cosas que en los '80s eran moneda corriente, pero que en la actualidad cantan HO YAY a la legua. Resulta que juntos, el madurón dueño del bar y el joven dinamita reconvertido ahora en el as de los tragos, empiezan a avanzar, a querer sueños... Hasta que de pronto se interpone una chica, claro. Que para hacer aún más rarífica la cosa no es lo que diríamos una señorita-señorita, sino Gina Gershon, que toda la vida ha sido algo amachotadita y además ha tenido unas incursiones más que algo lesbs por esos celuloides de Dios (a cambio la otra chica de la peli, Elizabeth Shue, sí que será una damita y too, pero se ve mucho más desangelada que después como creció en los '90s). El caso es que los dos tipetes les baja una horterada de celos (metafóricos, eso sí), y separan aguas. Ahora ¡TOM! va al Caribe. A donde al poco tiempo aparece el amiguete, ahora felizmente casado con una fulana mayorcilla, con una pinta de zorruna que tirapatrás. Y ¡TOM!, mientras tratando, como decíamos, tratando de ligarse a Elizabeth Shue. ¿Conseguirá nuestro heroico sirvetragos llegar a algo en la vida? ¿O por el contrario, terminará siendo otro de esos huérfanos del capitalismo salvaje neoliberal ochentero? Déjenme darles una pista. Es una peli comercial. De Hollywood. La fábrica de los sueños. Si con eso no adivinan el final...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Los '80s partieron tímidos y tranquilos, un poco con esa derivación del espíritu post-punk tardo '70s al synth-pop, para luego ir agarrando vuelo. Y vuelo. Y VUELO, OH-SH... Ya a finales de la década, el horterismo estaba alcanzando grados de escándalo de locaza en la vía pública. Metafórica y literalmente en algunos casos. Ya vendría la epidemia grunge a adelgazar sus filas. Pero en esos años... Bueno, en esos años había un actor llamado ¡TOM!, Tom Cruise, que estaba tratando de hacerse un nombrecillo: "Negocios riesgosos", "Leyenda" con papi Scott, "Top Gun", y luego su salto a "actor serio" con "El color del dinero", "Rain Man" (del mismo 1988), y algo después, "Nacido el 4 de Julio". En medio de todo eso, como no queriendo dejar en el olvido a la parroquia de chicas (y de chicos en el armario, de paso) que se quedaron babeando con "Top Gun", les regaló esta joya del horterismo ochentero. Dirigida por Roger Donaldson, cineasta conocido por darnos una de cal por una de arena, y que venía de dirigir a Kevin Costner en "Sin salida", y después dirigirá algunas pelis entre lo digno y lo intrascendente ("Arenas blancas", "El escape", "Especies", "La furia de la montaña", "Trece días", "El gran golpe"). Pobres Donaldson y Cruise, ambos teniendo filmografías bastante aceptables, y tener esta cosa entre los cadáveres del armario... A veces hablamos en Cine 9009 acerca de cuántos Oscares ha amasado tal o cual peli. Pero tratándose de "Cocktail", hablaremos de cuántos RAZZIES se ganó: Peor Peli (¡batiendo a "Mi amigo Mac", eso sí que es sangrante!) y Peor Guión (¡batiendo OTRA VEZ a "Mi amigo Mac", y figúrense que el guión de Heywood Gould está basado EN SU PROPIA NOVELA!), y ¡TOM! perdió como Peor Actor frente a Sylvester Stallone ("Rambo III") y Peor Director frente a Blake Edwards ("Asesinato en Hollywood", de manera injustificada porque la de Edwards no era TAN mala, y ahora sí, Stewart Raffill por "Mi amigo Mac"). Adelante, chicos, a descojonarse con alegría, que son cuatro días y a morirse. En espíritu "Cocktail".

¿POR QUÉ VERLA?

-- For the Christ sake!!! ¡¡¡Han sido advertidos, les he dado la lectura de cuántos Razzies ganó esta cosa, y aún así QUIEREN VERLA??? Bueno, a lo mejor eso de que es tan mala que se llevó un par de collejas en los Razzies les estimuló el morbo, y es que somos pocos y nos conocemos mucho. En fin. En mi opinión, "Cocktail" reune en sí todos los peores vicios del cine comercial de los '80s. Bueno, el cine comercial de todas las décadas ha tenido sus miserias, no quiero decir que el de los '80s fuera peor... pero tuvo sus miserias particulares, y aquí las despellejaremos. En los '80s se impuso esa idea de venderle a la gente cuentos de hadas sobre chicos guapos que llegaban a la ciudad a triunfar, y después de pasarlas canutas por cuestiones sentimentales y sociales, ¡triunfaban! ¿"El secreto de mi éxito", alguien...? Vamos, grítenle a ¡TOM! conmigo... ¡¡¡CE-NI-CIENTO!!! ¡¡¡CE-NI-CIENTO!!! ¡¡¡CE-NI-CIENTO...!!! El prota es ultrachulo (¡TOM!, ¿no?), pero su idealismo se reduce a amasar dinero, porque eso en los '80s la llevaba. En "El secreto de mi éxito", ya que sacamos la comparación, pasaba un poco lo mismo, pero al menos había más disimulo en que nuestro prota se mande el braguetazo. (((SPOILER DEL FINAL, LEÑE, SPOILER DEL FINAL, LEÑE, SPOILER DEL FINAL... ¿LISTO? SEGUIMOS))) Acá, en cambio, resulta que se liga a una chica y ¡sorpresa! la chica es hija de millonario que andaba de incógnito por el mundo para que la quisieran a ella, encontrarse a sí misma, blah-blah-blah. Así de fácil. Para que la cosa no sea tan flagrante, papi al final deshereda a su hija, pero ¿alguien piensa que no va a cambiar de idea cuando llegue el primer nieto? Nietos: hay cosas que la vida no puede comprar, para todo lo demás... Y bueno, ¡TOM! se va, ¿a vivir en la pobreza? ¡No! A pedirle un préstamo a ese tío que presentaron al comienzo de la peli, y a rodar negocios. Toma ya cuento de hadas. (((FIN DEL SPOILER - FIN DEL SPOILER - FIN DEL SPOILER))). Lo peor es que esto no lo presentan como una comedia para descojonarse del capitalismo, sino con una seriedad desarmante, porque lo que estás viendo es a ¡TOM! haciendo... ¡¡¡DRAMA!!! ¡¡¡LLORA, LEÑE, LLORA, QUE TOM ESTÁ SUFRIENDO POR AMOL, Y PORQUE NO LO DEJAN CUMPLIR CON SUS AMBICIONES!!! Ann Rayd hubiera aplaudido esta peli hasta despellejarse las manos. Pero nosotros no somos los pringaos que aplauden a Ann Rayd, claro.

-- Bryan Brown. El amiguete vejete de ¡TOM! que desarrolla una peculiar obsesión por medirse subliminalmente la picha con el núbil mevoyacomerelmundo cuenta como lo mejor. Cada vez que aparece en pantalla, todo el resto acaba por girar en su torno. No voy a decir que su actuación es el asombro de las generaciones, pero sí que levanta mucho el nivel de una peli por lo demás bastante mediocre en otros aspectos.

-- Para la trivia, tenemos a Gina Gershon haciendo de zorra, pero aún en tomas castas, cuando todavía no hacía "Showgirls" y "Sin límites". Y a Elizabeth Shue cuando todavía no estaba tan buena como en "Adios a Las Vegas", "El Santo" o "El hombre invisible" (pero ojito, ella ya tenía un par de créditos significativos como la chica de "Karate Kid", "Volver al futuro II" y "Volver al futuro III"). Supongo que eran jóvenes y necesitaban el dinero...

IDEAL PARA: Fanáticos incondicionales de Tom Cruise, y amantes del horterismo '80s.

domingo, 8 de julio de 2012

"En la cuerda floja" (1984).


-- "Tightrope" (título original en inglés), "A la corda fluixa" (título en catalán). Estados Unidos. Año 1984.
-- Dirección: Richard Tuggle.
-- Actuación: Clint Eastwood, Geneviève Bujold, Dan Hedaya, Alison Eastwood, Jenny Beck, Marco St. John, Rebecca Perle, Regina Richardson, Randi Brooks, Jamie Rose, Margaret Howell, Rebecca Clemons, Janet MacLachlan, Graham Paul, Bill Holliday.
-- Guión: Richard Tuggle.
-- Banda Sonora: Lennie Niehaus.

-- "En la cuerda floja" en IMDb.
-- "En la cuerda floja" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Nueva Orleans de noche en los '80s (no, no es San Francisco de noche en los '80s, por lo que no es Dirty Harry, ¿eh?). Una chica anda caminando por ahí, nerviosa por si le sale un acosador, y ya sabemos en qué acaban esas cosas... y sorpresa, el que le sale al paso no es un violador con dedos de vib dildos, sino... un policía. Bien hasta ahí, salvo que al final de la escena vemos que el poli... usa zapatillas. OH-CRAP. En fin. Cambio de escena, vemos a Clint Eastwood con dos chicas puras y virginales (hilarante en retrospectiva, porque la más crecidita es Alison Eastwood, que años después seguiría el camino de tantas otras hijas de famosos y se tomaría fotos con poquita o ninguna ropita), vemos a Clint Eastwood, decíamos, haciendo vida en familia, cuando de pronto lo llaman por teléfono, y pone cara de OH-CRAP (la marca de fábrica de Clint Eastwood cuando cambia de registro actoral, de duro a duro-sensible). Cambio de escena: aparece la chica de la primera escena, ahora muerta, y Clint Eastwood empieza a trajinar alrededor. Inmediatamente, la poli (Clint Eastwood incluido, claro) vincula el asesinato a otro cometido hace pocos días, por lo que tienen un asesino serial entre las manos. Y por si perseguir a un asesino serial y tener problemas con su ex esposa no fuera suficiente para Clint Eastwood, resulta que aparece una de esas feminazis que te gritan "¡¡¡NO SIGNIFICA NO!!!" y te echan gas pimienta a la cara, únicamente porque les sonreíste más de la cuenta mientras les dijiste "hola". Y eso no es todo. Resulta que además, nuestro buen Clint Eastwood no es trigo tan limpio que digamos, y muchas cositas sórdidas que el asesino parece disfrutar, resulta que Clint también, el muy cochinón. Y para colmo, el asesino pareciera saber las cositas sucias que le gustan a Clint...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

En los primeros '80s, la vida trataba bien a nuestro buen Clint Eastwood. Entre dirigir "Impacto fulminante" (la cuarta de Harry el Sucio) en 1983 y "El jinete pálido" en 1985, se dio tiempo para producir y protagonizar esta peli escrita y dirigida por un tal Richard Tuggle, tipo que ya había escrito el guión de "Escape de Alcatraz", y que aquí pretendía hacer su debut directorial. Tener al actor de Harry el Sucio como prota de una peli policial con asesino en serie sórdido debería haberle garantizado taquilla a esta peli, pero recaudó unos modestos 47 millones, en el mismo año en que "Un detective suelto en Hollywood" con Eddie Murphy se transformó en la más taquillera con más de 230 millones de ingresos. Eso es no saber tomarle el pulso a los '80s, Clint (y en sexto lugar, otra "policial": "Locademia de policía", con algo más de 80 millones de recaudación, sólo para remachar).

¿POR QUÉ VERLA?

-- Quizás decir que "En la cuerda floja" sea un clásico menor de los '80s, sea algo exagerado. No es mala, pero tampoco es demasiado brillante. El concepto básico de un poli que tiene una vida dual entre su familia pura y virginal por un lado, y su lado escabroso por el otro, siempre ha dado de sí (a "Millennium" de Chris Carter le regaló tres temporadas, y el estrellato a Lance Henriksen). También está la superlativa actuación de Clint Eastwood, sin cuyo concurso la peli hubiera sido probablemente una mierda sin remisión (también Alison Eastwood actúa bastante bien para ser una enchufada hija de papi en esta peli... años luz antes de desbarrancarse con cosas como "Un poco de sexo no hace daño"). La peli como que trata de mostrar al asesino en serie como una especie de reflejo del lado tenebroso del prota, y a ratos lo logra bien, escenificando cómo en el fondo el asesino va haciendo todas esas cositas que al poli le encantaría hacer pero que no puede porque es el orden, la corrección, etcétera. Hasta que se lo carga con una resolución absolutamente convencional, incluso aburrida. Tampoco ayuda que muchas cosas que en la peli son mostradas como el colmo de la degeneración sexual (¡Clint Eastwood esposando a su chica para follársela por detroit!), con el paso del tiempo y la liberalización de costumbres se hayan vuelto casi agüita para después del almuerzo, de manera que el punto inquietante o sórdido se ha ido perdiendo su resto. Al menos en un punto la peli se sostiene contra las versiones del mismo cuento más modernas: no se corta en mostrar desnudos ni escenas gozosamente sórdidas como una chica pidiendo látigo, cosas que en las pelis más recientes o son mostradas como comedia para que nos riamos de esos pobres sonados, o no se muestran en lo absoluto por un mal entendido sentido del pudor. Si la has visto en su tiempo y te gustó, quizás sería prudente no verla de nuevo, que podría ser un balde de agua fría lo mal que ha envejecido. Si no la has visto... ni la recomendaré ni dejaré de hacerlo. Sólo diré que podría haber sido mucho mejor, y también podría haber sido mucho peor. Y que el espectador criterioso decida.

IDEAL PARA: Ver a Clint Eastwood poniéndose en vergüenza como un poli cachondo y lúbricamente sórdido.

jueves, 5 de julio de 2012

"Un policía francés en Japón" (2001).


-- "Wasabi" (título original en francés), "Wasabi: El trato sucio de la mafia" (título en España). Francia / Japón. Año 2001.
-- Dirección: Gérard Krawczyk.
-- Actuación: Jean Reno, Ryoko Hirosue, Michel Muller, Carole Bouquet, Yoshi Oida, Christian Sinniger, Alexandre Brik, Jean-Marc Montalto, Véronique Balme, Fabio Zenoni, Haruhiko Hirata, Michel Scourneau, Jacques Bondoux, Osamu Tsuruya, Akihiko Nishida.
-- Guión: Luc Besson.
-- Banda Sonora: Julien Schultheis y Eric Serra.

-- "Un policía francés en Japón" en IMDb.
-- "Un policía francés en Japón" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

En una discoteca de esas bien estrobodélicas y colorinches con música tecno, aparece una fenomenal chica bailando. Pero como es una de Luc Besson (no se dejen engañar por el tipo en el sillín del director, el que corta el queso aquí es ya-saben-quién), sabemos que viene algo macarra al segundo. Y efectivamente, con la regularidad de un reloj: aparece un poli duro (Jean Reno, como confeccionado con sastre para hacer para el rol del duro estoico) dándole a la chica, que por supuesto resulta no ser una chica sino un travesti. El asunto es darle a una banda de pirados, perdón, de piradas, que se travisten de mujerzuelas para asaltar bancos. Pero en todo el asuntillo, algo sale mal. Resulta que Jean Reno acaba golpeando accidentalmente al hijo del que no debía. Concretamente, al hijo del superior inspector prefecto prefectoso de la policía, o lo que sea su cargo. Así es que por mucho que haya resuelto el caso, el bureau manda, y cuando surge una oportunidad, se deshacen de él. ¿Qué oportunidad es ésta? Resulta que nuestro buen Jean Reno ha pasado 20 años (19, corrige él) melancólico por una relación del pasado, hasta el punto que ni siquiera es capaz de echarse entre pecho y espalda a nada menos que Carole Bouquet, femme MILF de mucho muy buen ver que además está coladita por él (ex-chica Bond, ¿OK?). Y la chica de la relación del pasado era japonesa. Y llega la noticia de que la chica está muerta y lo ha nombrado heredero universal de todos sus bienes (que, vamos, no es que sean tantos tampoco). Y ahí tienen al bueno de Jean Reno embarcado a Japón. Listo para reencontrarse con su pasado. Para descubrir que tiene una hija medio punk lolita (Ryoko Hirosue, hecha una cría). Y por supuesto, meterse en un lío en donde hará lo que mejor sabe hacer, o sea, golpear y disparar primero y preguntar después. Domoto arigato, miseru Reno.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Luc Besson revolucionó la cinematografía francesa. Un cine esterilizado por el potente bactericida de Cahiers du Cinema, que nadaba en la intrascendencia más absoluta (salvo para los culturetas de siempre, pero ésos qué saben), recibió un chute de adrenalina a la vena. Pero andando el tiempo, el hiperkinético Besson descubrió que como director iba a estar contando las historias de a una, y con eso no se hacía mucha industria que digamos (después de todo el cine francés no entra en el mercado par excellence que es Estados Unidos, como no sea vía remake, como la desastrosa "La asesina" es un remake de la bessonesca "Nikita"). Así es que, para hacerse con el resto del mundo, aunque sea direct-to-DVD, qué mejor que escribir/producir, y poner a una sarta de paniaguados a dirigir. ¡Vamos, que este tipo es una industria cinematográfica por sí mismo! "Un policía francés en Japón" sigue más o menos este patrón: es una peli escrita por Besson, y aunque otro tipo la dirige, tiene el sello de la artesanía Besson. O algo así, por lo menos.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Aunque no es la primera peli del género "Occidente le enseña a Japón como lo hacen los que saben" (ahí están la jamesbondesca "Sólo se vive dos veces" y la referencia no confesa de esta peli que es "Lluvia negra" de Ridley Scott, por no hablar de como Tom Cruise aprende the japanese way para después mostrar que la suya es más macarra y mejol, en "El último samurai"), ésta es... bueno, es la versión lucbessonesca del cuento. Lo que siempre se agradece, porque aunque después de sus éxitos '80-'90s como "Azul profundo", "Nikita", "El perfecto asesino" o "El quinto elemento" se ha dejado estar (eso de privilegiar la cantidad por sobre la calidad...), la verdad es que sus pelis siguen teniendo ese puntillo macarra que las hace tan entrañables. O cómo hacer esas absurdas pelis de Hollywood tomándose con la solfa necesaria. La peli va simple y recta del punto A al punto B, y en ese sentido no puede esperarse que tenga grandes sorpresas argumentales: el poli duro-pero-sensible es puteado por sus superiores, viaja a un país extranjero a descubrirse a sí mismo, se mete en líos, y sale triunfante a punta de chulería. Pero Besson sabe con lo que trabaja y no pretende vender una peli distinta tampoco. Tiene incluso sus idioteces incorporadas (se supone que el prota estuvo en Japón 19 años antes, y nunca supo lo que era el wasabi, por ejemplo). Desde luego que elegir de prota a Jean Reno, aunque igual haga un poco su rol de siempre, es una decisión acertada porque cualquier peli que ande cojeando, Jean Reno con esa eterna cara de estoicismo que se gasta, lo hace creíble. A su lado, Ryoko Hirosue como su hija recién descubierta (no es ningún spoiler esto, se sabe el nexo filial desde que entra el personaje en escena), compone de una manera muy carismática la típica criaturilla adolescente malcriada y rebelde que odia a su padre ausente justamente por eso, por ausente, sólo para que descubramos que por debajo tiene sus sentimientitos ocultos y todo eso. Y por cierto, entrañable el casi-cameo de Carole Bouquet, aún de muy buen ver en aquellos años ("Sólo para tus ojos"). En resumen, no es la peli que reinvente la rueda ni mucho menos, ni en su género ni como "una de Besson", pero tampoco pretende eso. Simplemente es hora y media de diversión por un tubo. ¿Se olvida fácil después? Probablemente. Quizás hubiera sido más recordable si la comedia estuviera un poco más afinada (se basa más en la farsa que en el gag o el estudio de caracteres) o la acción fuera un poco más trepidante (el gran talón de Aquiles de esta peli). Pero con su artesanía cumple. Entretiene, al menos. Es más de lo que se puede decir del hiperventilado cine hollywoodense.

IDEAL PARA: Ver una de esas noches en que se desea cine sin compromisos.

VIDEOS.

-- Jean Reno haciendo el mongo sobre una de esas infernales cosas bailables que inventaron los japoneses [en francés, sin subtítulos].



-- Jean Reno vuelve a enseñarnos otra vez y de nuevo y una vez más por qué es el p*** amo [en... bueno, sin subtítulos, pero no hacen falta, en serio].


domingo, 1 de julio de 2012

"Sabrina" (1954).


-- "Sabrina". Estados Unidos. Año 1954.
-- Dirección: Billy Wilder.
-- Actuación: Humphrey Bogart, Audrey Hepburn, William Holden, Walter Hampden, John Williams, Martha Hyer, Joan Vohs, Marcel Dalio, Marcel Hillaire, Nella Walker, Francis X. Bushman, Ellen Corby.
-- Guión: Billy Wilder, Samuel A. Taylor y Ernest Lehman, basados en la obra teatral del segundo.
-- Banda Sonora: Friedrich Hollaender.

-- "Sabrina" en IMDb.
-- "Sabrina" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Long Island, oséase, ese pedacito de Estados Unidos tan refinado y culto que ni siquiera parece Estados Unidos. En tales lares, existe una family muy jai y muy chic, de las que usan billetes de cien dólares como sonaderos si se les acaban los pañuelos de seda de trescientos dólares. En la familia hay dos hermanos, que como mandan la tradición y el lugar común, son como agua y aceite. Porque uno es vivales, bueno para las cosas simples de la vida (jugar polo, el trago, las mujeres... en particular las mujeres... y es el que cae simpático), y el otro un cariacontecido que vive del trabajo, por el trabajo y para el trabajo, que no se ha cimentado América sobre las espaldas de la aristocracia ociosa como los señoritos british, sino sobre el trabajo laborioso y emprendedor. Y en medio de todo eso está el chofer, por supuesto, que el vivales le gusta gozar de la vida al volante de un buen esto o aquello, mientras que el trabajólico es tan trabajólico que no tiene tiempo ni para ponerse él behind the wheel. Y el chofer tiene una hija. La famosa Sabrina del título. Que está estupendona, pero que es desaliñada y se la pasa escondida de los AMOS, por lo que éstos, gustadores de chicas "como uno", no van a fijarse en la pobrecilla. Pero resulta que Sabrina está destinada a viajar a París, a estudiar cocina. A Sabrina, maldita sea si le gusta el asunto, pero como está perdidamente enamorada del vivales, se toma eso como unas vacaciones, en particular después de que un conde esto o aquello le enseña a ser sofisticada y chic. Y como esto no es "Regreso a Eden", ella no regresa después a Long Island a vengarse, sino a vivir su nueva vida como chica sofisticada y elegante. Tanto, que el vivales ahora sí que la mira. Y el trabajólico también empieza a ponerle ojitos, aunque no quiere, porque un capitán está casado con su nave y un gerente con su empresa. ¿Con cuál de los dos se quedará nuestra hermosa patita fea devenida en glamorosa cisne...?

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Una estrella agoniza. Otra estrella nace. En esta peli se cruzaron por primera y única vez, dos grandes glorias del cine clásico de Hollywood: un por entonces otoñal Humphrey Bogart (que moriría tres años después, a los tempranos 58, víctima del tabaquismo) y una apenas salida del cascarón Audrey Hepburn. Bajo la dirección de Billy Wilder. El rodaje de la peli fue ciertamente accidentado. Por un lado, Humphrey Bogart (hombre conocido por su fuerte carácter) no se llevaba bien con William Holden (por otra parte, sus dos personajes tampoco, así es que eso les sale muy natural). Bogart quería a su esposa Lauren Bacall en el rol, y se mosqueó cuando supo que Audrey Hepburn (que venía de rodar "La princesa que quería vivir") iba a ser su coprota. El rol original de Bogart, por su parte, había sido pensado para Cary Grant, pero éste pasó porque se consideraba muy viejo para ser la pareja romántica de la Hepburn (interesantemente, Cary Grant había declinado también el protagónico de "La princesa que quería vivir"... puede leer los detalles cahuineros en "Cary Grant no quería trabajar con Audrey Hepburn", en su blog amigo Siglos Curiosos por supuesto). Tan desconocida era Audrey Hepburn, que cuando a Hubert de Givenchy le dijeron que le mandaban a una tal Miss Hepburn para que se hiciera unas pruebas de vestuario, ellos se prepararon para recibir a... KATHARINE Hepburn. En medio de todo ese volcán estaba Billy Wilder, director detallista y perfeccionista con el guión hasta lo maniático, y que se la pasaba permanentemente sobregirado de tiempo a la hora de llegar con los guiones listos al estudio, después de retocarlos y trabajarlos una y mil veces (una vez le pidió a la pobre Audrey Hepburn que se hiciera la enferma para darle un diíta de tiempo para terminar un guión). ¿Y quieren saber qué es lo más gracioso de todo? Que la peli, al final del día, no es sino otra cosa que un cuento de hadas, la enésima versión de la Cenicienta pobretona y sin causa que se enamora de un príncipe azul y etcétera. Probablemente no hacían falta tantos fierros para ese andamio, al final del día.

¿POR QUÉ VERLA?

-- La historia de la Cenicienta ha vendido desde los tiempos en que los primeros novelistapitecos caminaban sobre la faz de la Tierra, y seguirá haciéndolo. El 90% de la población es pobre, y va al cine para distraerse, y por lo tanto, para satisfacer a ese 90% de audiencias, se crean a paladas historias sobre chicas pobres que ascienden en la escala social gracias a un chico rico que se fija en ellas, generalmente previo proceso de enchulamiento previo. Los ejemplos van desde "La cenicienta" hasta "Sueño de amor", o peor aún, hasta las telenovelas María-esto o María-aquello que rodaba Thalía cuando era latina y estaba buena. "Sabrina" pertenece a este subgénero de Cinderella Movies, y no vale la pena buscarnos la quinta pata a los felinos. Advertido vas: si no te gustan las pelis de trepas sociales, ésta no es la tuya. ¿Por qué, entonces, siendo una peli tópica y predecible a decir basta, "Sabrina" es consistentemente considerada como un clásico del cine? Simplemente porque si la historia no es original, por lo menos está bien llevada, y todo el mundo acá se moja la camiseta. Billy Wilder, quien estaba en su mejor década y dirigiría algo después dos de las mejores pelis de Marilyn Monroe ("La comezón del séptimo año" y "Una Eva y dos Adanes"), pone toda su maquinaria fílmica al servicio de una historia contada de manera limpia y prístina, marca de fábrica de todo cineasta que se respete a sí mismo. A su cargo tenemos a una Audrey Hepburn quizás no tan encantadora como en otras pelis ("La princesa que quería vivir", "Desayuno con diamantes", "Charada", "Cómo robar un millón"), y es que el blanco y negro le sienta fatal, pero que se las arregla para hacer un personaje absolutamente único e inigualable (personaje que fue la desesperación y tropezón de la pobre Julia Ormond, cuando trató de ser la Hepburn 2.0 en la "Sabrina" del '95). A su lado brilla un Humphrey Bogart prematuramente envejecido (tenía 55 años, pero probablemente ya estuviera haciendo efectos el cáncer pulmonar que acabaría con él a la vuelta de tres años), pero que componiendo un rol muy alejado de sus habituales machos recios y duros ("El bosque petrificado", "El Halcón Maltés", "El sueño eterno", "El tesoro de la Sierra Madre", "El motín del Caine"), un rol enormemente triste e incluso patético, se las arregla para infundirle dignidad y bonhomía hasta darlo vuelta y convertirlo en un gran personaje. William Holden, por su parte, completa el trío protagónico. Sumémosle el ojo clínico de Billy Wilder para el detalle, para pintar la psicología de personajes con apenas cuatro o cinco parlamentos de diálogo, para crear escenas significativas con elementos sumamente banales (la escena en que le enseñan a Audrey Hepburn a romper un huevo... literalmente un huevo de gallina, no piensen mal... es de antología), y tenemos una peli contada con todo el mimo de la gente a quien le gusta maravillar a la audiencia.

IDEAL PARA: Ver la enésima versión de la Cenicienta, pero una versión buena.