Películas de estreno, películas antiguas, películas clásicas, películas bodriosas, películas de todo tipo, comentadas por el arte inefable del General Gato.
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jueves, 18 de marzo de 2010
"K-19" (2002).
-- "K-19: The Widowmaker". Inglaterra / Alemania / Estados Unidos / Canadá. Año 2002.
-- Dirección: Kathryn Bigelow.
-- Actuación: Harrison Ford, Liam Neeson, Joss Ackland, Shaun Benson, Tygh Runyan, Peter Sarsgaard, Christian Camargo, James Ginty.
-- Guión: Christopher Kyle, sobre una historia de Louis Nowra.
-- Banda Sonora: Klaus Badelt.
-- "K-19" en IMDb.
-- "K-19" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
1961. La Guerra Fría está alcanzando un punto álgido. Estados Unidos (¡por una vez NO los buenos de la peli... bueno, no es que sean los malos tampoco, pero en fin...!) está emplazando misiles nucleares que podrían alcanzar directamente Moscú. Los jerifaltes rusoskas se empiezan a poner nerviosos, y deciden que nada de tratados SALT ni otras mendas, sino que vamos a colocar aún más a la Humanidad en peligro, demostrándole a los yanketas que también podemos meterle un pepino nuclear por el drenaje en pleno Washington, a ver si así se dejan de posturitas de fuerza, que no somos el tarado de Sadam Hussein que se deja desarmar por comisiones internacionales y después acaba todo invadido. El caso es que para eso, el Oso Ruso debe confiar en los submarinos nucleares. Aunque tales submarinos nucleares, como corresponde a la desidia burrocrática a todos los niveles que manifestaba la extinta Союз Советских Социалистических Республик, estén a medio armar y sean un completo desastre. Y como estamos hablando de rusoskas aquí, pues ponen de capitán a un tovarich que ha ascendido por casarse con la hija correcta, y que ahora está en el brete de tener que demostrar que su submarino es el más grande y es más mejol, aunque tenga que reventar a sus hombres para sacarles punta, que estos flojonazos gustan de la ineficiencia en que los tiene sumergidos el capitán anterior (por alguna razón en esta peli, el capitán nuevo que quiere eficiencia, trabajo y progreso es "el maloh", mientras que el capitán antiguo, que es negligente con la disciplina y parco en los resultados, es "el buenoh", porque siente compasión de sus hombres, cuando a ver qué ejército aguanta una guerra si tratamos a los soldados como niñitos mimados de mamá). El caso es que, mientras tanto, empiezan a ocurrir una serie de bizarros malos augurios que auspician lo peor para más adelante. Pero la tripulación, que serán unos jodíos sacavueltas, pero también son hombres que saben responder (aunque sea por aquello de acabar en Gulag, para que luego no digan que el régimen soviético no sabía motivar a sus hombres), pone hombro al trabajo, ¡y a partir! Claro, la cosa es un paseíto de ida y vuelta a las coordenadas tanto y tanto, para lanzar unos misiles de largo alcance (sin cargas nucleares activas, porque es un ejercicio de pruebas, pero la idea es que los satélites espías yankis los vean y se les meta el miedo a los cojones). Pero como si fuera eso la peli se acababa en un santiamén, pues bien, las circunstancias se van a enmarañar bien enmarañás, las jodías, y ahí es cuando el K-19 va a hacerle compañía al Poseidón, al Titanic y a ése del quinto misil también.
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Hasta 1990, hablar de rusos en el cine era hablar de LOH MALOH con mayúsculas. De las cinco pelis Bond de los '80s, sólo en una ("Licencia para matar") los rusos no eran los villanos, o al menos, tenían conexiones con el villano. Después de todo, los rusos frente a los yankis de pro representaban la opresión totalitaria versus el respeto al individuo, la burocracia ineficiente versus el espíritu economicista, la arquitectura plomiza y estándar versus la casita pret-a-porter, los uniformes grises versus el rabioso y colorido multiculturalismo textil, los deprimentes paisajes nevados versus el verde y el Sol. Y es que, como bien lo han demostrado "Invictus" y "Ultimátum a la Tierra", nada unifica tanto a la gente como un enemigo común al que temer por lo alto y odiar entre los dientes. Pero después se derrumbó el Muro de Berlín, y de pronto los rusos eran nuestros amigos, y podíamos hacer inversiones en su simpático paisito ("Juego de espías"), mandar a nuestros agentes secretos a pasearse por allá como por casa ("Goldeneye"), matar a los que sobren allá ("Hitman: Agente 47"), reivindicar su pasado patriótico ("Enemigo a las puertas") e incluso ¡salvar a esa horda de brutos salvajes fácilmente engañables por cualquier mafiosillo de poca monta de su propio enemigo interno! ("El Santo"). De esta manera, era cuestión de tiempo antes de que viniera una peli en donde los rusos fueran los buenos y los yankis fueran... bueno, no es que en "K-19" sean los malos precisamente, pero por una vez en la vida no son "los héroes", sino que están puestos ahí para ser el incordio en las sombras, como ocurría exactamente al revés (o sea, con los rusos de "esa cosa al frente") en cosas como "Doctor Insólito" o "Límite de seguridad". Y claro, era una buena idea desde el punto de vista intelectual, pero la gente con verdadero intelecto son minoría y no suelen copar los cines. ¿Resultado? Otro batatazo padre en la taquilla. Y luego se quejan de que las pelis salgan tan descerebradas. Como si las hiciera al gusto de ustedes, querido 1% de la Humanidad que aún conserva la anquilosada costumbre de la lectura (aunque sea de un blog online como Cine 9009).
¿POR QUÉ VERLA?
-- Pelis de submarinos. Cada cierto tiempo se les ocurre hacer una. "El submarino", por ejemplo. O "Marea roja", por otro ejemplo. O "U-571", por ver algo más reciente. O la miniserie televisiva "El quinto misil", por más ejemplos. O el ultraclásico "20.000 leguas de viaje submarino", por ponernos steampunk. Pero vistas una, vistas todas. Porque a diferencia de las pelis con barquitos, las pelis de submarinos simplemente no tienen un rango dramático tan amplio. En el buque tenemos los interiores, pero también la cubierta, las naves recalan en puertos, repostan, etcétera. Un submarino, en cambio, es básicamente una lata de sardinas con un elenco reducido de personajes dándose la tabarra unos a otros. Además, como los submarinos no pueden comunicarse con el mundo exterior (pueden escuchar, pero sólo emitir en condiciones supremas) para no revelar su posición a otros submarinos con sonares y micrófonos, y además si emergen hasta sus periscopios pueden ser detectados por los satélites espías, entonces toda la acción debe concentrarse en recintos claustrofóbicos, cuyas posibilidades dramáticas simplemente no son un abanico de variedad, precisamente. En ese sentido, "K-19" repite algunos esquemas. El principal, claro está, es el conflicto entre los dos capitanes, el viejo lobo de mar y el nuevo joven brillante y repipi listo para comerse al mundo (bueno, Harrison Ford tenía 60 al rodar esta peli, así es que "jovencito", lo que se dice jovencito...), y que parece una reversión del mismo resorte argumental de la por otra parte estupenda "Marea roja". Pero "K-19" encontró su veta y su filón, ya que... (SPOILER GRUESO DE LA SEGUNDA MITAD DE LA PELI, ASÍ ES QUE SI NO QUIERES SABER EN QUÉ DERIVA LA COSA, SÁLTATE AL SIGUIENTE PÁRRAFO DE INMEDIATO YA) ...trata el espinoso asunto de qué pasa cuando el propio submarino tiene una falla que pone en peligro no la estabilidad del submarino mismo (después de todo, siempre se puede emerger y evacuar), sino la salud de la tripulación. Y no es una falla cualquiera, sino una fisura del reactor nuclear, que para colmo ni siquiera puede atenderse bien debido a la insuficiencia del equipo. Es aquí donde lo que hasta el minuto era una peli bien llevada, pero un tanto convencional, se transforma en una joyita, porque Kathryn Bigelow (sí, vamos, la misma que se llevó el Oscar por esa peli machorra que es "Vivir al límite") le pone brío supremo a la historia de una tripulación literalmente condenada, y la convierte en algo muy duro... y único. La desesperación de los tripulantes se ve genuina, y es que uno los comprende, que hace tiempo el asuntillo dejó de ser parte de un ejercicio de guerra y ahora se transforma en pura y simple supervivencia. Y no pueden hacer nada al respecto. La Bigelow se ha hecho escuela con lo que podríamos llamar "cine de la adicción", porque todos sus personajes ("Punto de quiebre", "Días extraños", "Vivir al límite") en realidad son yonketas pegados a esto o aquello. Aquí no vemos una adicción en forma, pero sí un fenómeno similar: los pobres submarinistas dependen para funcionar e incluso para mantenerse a flote, de algo tan peligroso como un reactor nuclear, que cuando falla, pues bien, están entre la opción de morir reparándolo o morir sin repararlo, igual que un adicto tiene la opción de morirse inyectándose o morirse sin inyección. Ver a la peli como una metáfora de la adicción (como no sea una adicción al veneno de la "tecnología moderna") sería bastante forzado, pero no me cabe duda de que la Bigelow quizás inconscientemente supo tomar esta parte de la peli, y conectarla con sus preocupaciones cinematográficas de toda la vida, y por eso ésta es la mejor parte de la peli. La solución final quizás es un poco facilona, probablemente para cumplir con los estándares hollywoodenses (¿cuántas pelis de Hollywood de años recientes recuerdan ustedes que no tengan un "happy end"?), pero no llega a anular todo lo trabajosamente ganado en el sólido metraje anterior. (FIN DEL SPOILER).
-- Las actuaciones están bien. Bueno, tiene su gracia que los dos protas no sólo sean rusos, sino que ambos... ¡son irlandeses! (bueno, Liam Neeson, que Harrison Ford es sólo medio irlandés, por parte de padre). Como para poner a Enya, a Cruachan o a la Chinocónor de soundtrack, hehehé... Bueno, hablando ahora en serio, uno tiende a ver a Neeson más como ruso que a Ford, además de que su actuación es más natural. Pero no hay que desmerecer al resto del elenco, que están brillantes cada uno en su respectivo rol, expresando todo lo que se supone es el comprensible cabroneo de que llegue un jefe malparido cuando antes todo era relajito, además del también muy comprensible terror a morir en una situación que, bien mirado, ni es una situación de guerra ni ná, que para eso se supone que los ponían a bordo.
-- Sumémosle también una banda sonora discreta, que sabe ser épica sin desbordarse, y que hace un uso dosificado de los coros pseudogregorianos inevitables en cualquier banda sonora pseudorrusa que se precie de tal, y estamos aviados.
IDEAL PARA: Ver una peli de submarinos potente.
VIDEOS.
-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].
Tengo ganas de ver alguna película de Kathryn Bigelow, creo que aún no he visto ninguna. He leído buenas críticas de "Días Extraños", de "K-19" y de la obra que le dio el Oscar "The Hurt Locker" (que en España se titula "En Tierra Hostil").
ResponderBorrarEl tema de los submarinos me gusta mucho en el cine ("Marea Roja", "La Caza del Octubre Rojo"), aunque tengo pendiente la gran obra (según la crítica)de Wolfgan Petersen: "El Submarino" ("Das Boot"). Me parece muy interesente la situación de un puñado de hombres sumergidos en las profundidades del inmenso océano en un pequeño ingenio mecánico. Me la apuntaré para verla lo antes posible.
Saludos
En materia de pelis de submarinos, "K-19" es para gozársela como chino, no me cabe duda. Y las mencionadas son también grandes pelis. Suerte con agendársela.
ResponderBorrarSaludos.