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viernes, 8 de junio de 2007

"El premio" (1963)


"The prize". Dirigida por Mark Robson. Protagonizada por Paul Newman, Elke Sommer, Edward G. Robinson, Diane Baker, Micheline Presle, Gérard Oury, Sergio Fantoni, Kevin McCarthy, Leo G. Carroll, Sacha Pitöeff, Jacqueline Beer, John Wengraf. Estados Unidos. Año 1963.

¿De qué se trata?
Un pobre individuo, que tiene el poco envidiable y bien remunerado puesto de organizador de la ceremonia de los Premios Nobel, está preocupado. Todos los años el asunto sale bien, hay palmaditas en la espalda y cóctel para emborrachar a un elefante, pero no consigue sacarse la preocupación porque... ¿y si algo sale mal? Pero... ¿qué podría salir mal? Veamos. Podría salir mal que el galardonado con el Premio Nobel de Literatura fuera un yanki malagestado demasiado joven para el promedio de edad de los premiados, y que creara un escándalo académico al confesar que su esperadísima nueva novela era un bluff, y mientras tanto se ha mantenido escribiendo para revistas pulp baratas y bajo seudónimo una serie de relatos indignos de un Nobel de Literatura. Podría salir mal igualmente que este tipo fuera ubicado por otro de los galardonados, el Nobel de Física, de manera que el escritor podría descubrir que algo raro pasó con el físico galardonado. Y podrían seguir saliendo mal las cosas, porque podría ser que esto se debiera a que los malvadísimos soviéticos han orquestado una gran conspiración internacional para secuestrar al Premio Nobel de Física en cuestión. Y podrían ponerse peor aún cuando alrededor del escritor en cuestión aparezcan dos bellas féminas que se enreden pizpiretamente en este asunto. A propósito, hablando de cosas que podrían salir mal... ¿ya mencionamos que la pareja galardonada con el Premio Nobel de Química es un matrimonio a punto de divorciarse, y los dos premiados con el Nobel de Medicina son dos colegas a punto de matarse el uno al otro por celos profesionales...?

El espíritu de los tiempos.
En los primeros años de los '60s, como comentábamos a propósito de "Charada" o "La agonía y el éxtasis", Hollywood se negaba a darse por enterado de que el mundo estaba cambiando y enfilando hacia la rebelión (¿rebelión, dije?) de los hippies. De esta manera, siguieron realizando películas con cierto glamour y un tratamiento más bien ingenuote de los temas que tocaban. De esta manera, una novela de Irving Wallace llamada "El premio", basada en los Premios Nobel, era carne de cañón segura para una adaptación fílmica (y vaya que Wallace capitalizó su inversión, porque después de publicar "El premio" como novela de ficción sobre el Nobel, reelaboró toda la documentación reunida para ésta y lo publicó como un libro de reportaje sobre las intimidades del Nobel)... Se suponía que iba a ser un apasionante thriller, y no escatimaron recursos en locaciones, extras, y un elenco solvente. Por alguna razón, quizás por su espíritu ligeramente anticuado para su propio tiempo, la película quedó como un thriller más, y de los antiguos, de ésos con no demasiada acción y nada de violencia excesiva. Pero aún así, salvando ciertos ripios narrativos, se deja ver bien en la actualidad. Y, ¿quién sabe?, a lo mejor alguien discurra hacer un remake para actualizarla, y la verdad es que no estaría nada de mal... ¡seguro que les va mejor que con "El embajador del miedo"!.

¿Por qué verla?
- Bueno, ver a Paul Newman en sus años mozos como el jovencito de la película, y un antihéroe metido de mala gana en una trama de espionaje internacional, tiene su punto. Puede decirse que Paul Newman fue mejorando como actor con los años, así es que no cabría esperar mucho de él en ésta, apareciendo tan jovencito, pero no importa. Es el prota, y lo hace con la solvencia como para comprarle el boleto. Si no, miren la escena en la conferencia nudista...
- Las chicas, las chicas... La "chica-mala-pelo-negro-que-no-es-tan-mala" viene en el espléndido empaque visual de Diane Baker, quien por esos años se hacía sus pinitos paseando su belleza con filmes como "Los 300 espartanos" y, ahí agárrense, el clásico "Viaje al centro de la Tierra" de 1959. Frente a ella, la belleza germánica de Elke Sommer desluce un poco, y realmente la hemos visto más interesante en otros filmes (de todas maneras es frente a Diane Baker, eso es decir, ¿OK?). Por supuesto que todo es bastante recatado, porque son principios de los '60s, pero aún así...
- Mención especial para el gran Edward G. Robinson, que a la sazón tenía algo más de 30 años de carrera actoral (en sus inicios protagonizó nada menos que el clásico del hampa "El pequeño César"), e infatigable presencia en varios otros filmes ("El lobo de mar", "Los diez mandamientos" como el villano Datán, y su última aparición en "Cuando el futuro nos alcance"). En esta película interpreta al galardonado que es objeto de persecusión por parte de los soviéticos, así como a su doble (literalmente un doble rol), y sin robarse la película (difícil robársela a Paul Newman, ¿no?), cada aparición suya es simplemente estupenda. Por cierto, ¿es idea mía o el plan de los malos malosos en esta película fue limpiamente plagiado por los guionistas de "¿Y dónde está el policía 2 1/2"?
- La herencia bestselleresca... ¿qué decir? Bien, se nota que el escritor de la historia original era un autor de bestsellers, porque luce por todo lo ancho la fórmula de poner a varios personajes, y de repente los secundarios estorban lo suyo. Pero qué diablos, es entretenido ver los vaivenes de la pareja francesa de químicos cuando ella, para vengarse de los amoríos de su marido con la "secretaria", le echa los tejos abiertamente al escritorzuelo. O los dos médicos que hacen declaraciones de pura corrección académica para la tribuna, y después aprovechan cualquier ocasión en privado para despellejarse vivos. Pareciera ser que el guionista no supo qué hacer con ellos, y los dejó en la historia, pero que tuvieran el mínimo de figuración. Una decisión saludable, si me preguntan, porque distraen de lo entretenido: los malísimos soviéticos, por supuesto.
- La dirección de Mark Robson es correctísima. Decide tomarse la historia como un cóctel de acción y humor, y logra la mixtura. La trama es lo suficientemente delirante como para que un tratamiento poco atinado hubiera hundido la película, de modo que su trabajo realza aún más. El señor Robson no es demasiado valorado, quizás por tener más espíritu de artesano que de artista, pero en modo alguno tiene una filmografía despreciable: sus títulos incluyen morcillas variopintas como "La caldera del diablo", "El expreso Von Ryan", "El valle de las muñecas" y "Terremoto", entre otras.
- La secuencia en la conferencia nudista. En la época debió haber sido desopilante. En la actualidad ha perdido un tanto su gancho, porque después de todo se han visto cosas mucho más escandalosas en el cine. Pero aún así sigue siendo una gran secuencia, en particular cuando el prota debe explicarle a los agentes de la ley sobre qué diablos estaba haciendo ahí...
- Por cierto, el guionista es el mismo que escribió "Intriga internacional" (AKA "Con la muerte en los talones") para Hitchcock. Y se nota. Para bien.

IDEAL PARA: Ver una distendida película de suspenso a la antigua y con un poco de comedia de enredos.

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