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domingo, 3 de junio de 2007

"El mundo está loco, loco, loco" (1963)


"It's a mad mad mad mad world". Dirigida por Stanley Kramer. Protagonizada por Milton Berle, Sid Caesar, Buddy Hackett, Ethel Merman, Mickey Rooney, Dick Shawn, Phil Silvers, Terry Thomas, Los Tres Chiflados, Jerry Lewis, Spencer Tracy, Don Knotts, Jonathan Winter, Edie Adams, Buster Keaton. Estados Unidos. Año 1963.

¿De qué se trata?
En una larga, larga, laaaaaaarga carretera de Estados Unidos aparece un tipo conduciendo como un demonio por un camino lleno de curvas. El individuo desbarranca, su automóvil queda hecho ñica (no tanto como en las pelis de ahora, pero ñica lo suyo), y el pobre hombre, cuando lo van a rescatar, empieza a delirar sobre un tesoro escondido debajo de la "Gran W", blah blah blah. Y entrega su ánima al Señor. Los que bajaron a ayudarlo se miran entre sí, y empiezan a conducir todos al unísono. ¿A buscar el tesoro? ¡No, por supuesto que no! Pero sí. Basta que uno se retrase, y los otros van a buscarle para hacer conciliábulo. Empiezan a discutir sobre cómo diablos se lo van a repartir, y sacan cuentas y recuentas y joputacuentas, y nunca les cuadra porque todos quieren un dolarcillo más en su cuota. Así es que... ¡zafarrancho general! En la cacería de la Gran W y su fabuloso tesoro de 350.000 dólares (debía ser dinero en ese tiempo, pero ahora, con la inflación...) se embarcan un dentista que parece siamés con las faldas de su linda esposa y la pesada de su suegra, una pareja de recién casados, un inglechute que pasaba por ahí, un artista, un... un... un... y hasta un policía, qué se creen. Con tantas garras sobre el botín, ¿quién llegará antes hasta la Gran W...?

El espíritu de los tiempos.
El cine de los tardíos '50s y tempranos '60s vio el emerger del epic en gran escala, el cine con grandes paisajes, con sólida fotografía, etcétera, el cine como espectáculo más grande que la vida, para que nos entendamos, todo para hacerle la competencia al artefacto con perilla de galletas conocida como "televisión". Es la época de "Cleopatra", "Ben Hur", "El Cid", "Lawrence de Arabia", y también de esta especie de comedia épica y con gran elenco que fue "El mundo está loco, loco, loco". Como puede observarse, el argumento de la película es mínimo; el tipo que se desbarranca y farfulla sobre un tesoro antes de morir es el ancestro lejano del viejecito en la taberna que tiene el mapa de un tesoro que custodia un dragón, y que es bien conocido por todos los adeptos a AD&D. En realidad, el argumento es una excusa para poner en escena gag tras gag tras gag, sin pausa alguna, con paisajes espectaculares, para que no pudieran meter todo eso en la cajita idiota. ¿Y que creen? Que en televisión, no se ve mal. Claro, no es el colmo de la espectacularidad, pero como en ese tiempo se esforzaban por equilibrar la ecuación entre forma y fondo, aún queda algo si le quitamos la espléndida fotografía. Aunque ese algo tenga un estilo que ya para 1963 era claramente nostálgico (como "Charada" de ese mismo año, o "La agonía y el éxtasis" de 1965, todas ellas con clara inspiración de "cine '50s"), porque parece la clase de comedia que le hubiera gustado a los ejecutivos y a las amas de casa del baby boom de la época de Eisenhower.

¿Por qué verla?
- Es divertidísima. La mayor parte de los gags son divertidos, dentro del clásico estilo de "comedia con porrazo". Por supuesto que su estilo de humor se ve un poco inocentón por estos días, pero sigue siendo mejor que el humor de pedorreta y baño que se ha hecho popular desde los '90s en adelante.
- La premisa es corrosiva a rabiar. Quizás por accidente, quizás de manera completamente inconsciente, pero se juega con la motivación del yanki promedio, de hacerse rico y millonario sin importar las consecuencias, pasando por encima de todo y de todos para obtener la fortuna personal. Los infortunios que padecen los protagonistas, se los labran ellos mismos por su incapacidad de ponerse de acuerdo, por pretender ganarle el quien vive al vecino, por tratar de tener más CI que el CI que se tiene. Incluso hasta el policía de las fuerzas del orden sucumbe ante la tentación del dinero fácil, con el cual podrá librarse de una sociedad que lo asfixia con problemas familiares y profesionales. La vida no era fácil en los bellos suburbios con TV y pulps de los '50s.
- Los cameos se han perdido un poco con el tiempo, pero los actores e invitados que aparecen eran más o menos de primera línea en esos tiempos. Mención especial se lleva Spencer Tracy, por supuesto, como el policía viejo y astuto como un zorro, robándose la película de manera creciente a medida que ésta transcurre.
- ¡Qué gran final! Un poco arquetípico, hasta predecible, pero sigue siendo un gran final.

IDEAL PARA: Disfrutarla.

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