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miércoles, 11 de octubre de 2006

"Confesiones a mi suegra" (2005).


-- "Prime". Estados Unidos. Año 2005.
-- Dirección: Ben Younger.
-- Actuación: Meryl Streep, Uma Thurman, Bryan Greenberg, Jon Abrahams, Adriana Biasi, David Younger, Palmer Brown, Zak Orth, Annie Parisse, Aubrey Dollar, Jerry Adler, Doris Belack.
-- Guión: Ben Younger.
-- Banda Sonora: Ryan Shore.

-- "Confesiones a mi suegra" en IMDb.
-- "Confesiones a mi suegra" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Chico conoce chica, chico pierde chica, chico reencuentra chica. ¿Necesitan un mapa, acaso? ¡Oh, está bien! Seré un poco más detallista. Hay un chico lindo de tiernos 23, cuya personalidad está semiaplastada por su controladora madre judía, que para colmo es psicoterapeuta (o sea, de las que cobran por hacer como que te escuchan). Conoce a una chica linda que, ¡ups!, tiene 37. Ambos se gustan, pero hay un problema: la chica va a terapia, sin saberlo, con la madre del chico... La terapeuta la alienta a pasarla bien, gozar y living la vida loca, pero cuando se entera de que el nuevo juguete sexual de su paciente casi cuarentona es su propio hijo, casi se le cae el pelo, y empieza a tratar de, ejem, influir en la decisión de ella, porque está bien que una profanadora de cunas se meta con un nene, eso sí, pero ¿con mi niño? ¿con mi pequeño judiíto ilustrado? ¡Oh, no, eso no! Por supuesto que, más tarde o más temprano, la situación estallará, y entonces este incestuoso semitriángulo amoroso (amor de madre, que le dicen) derivará en un clásico reencontrarse a sí mismo, expurgar las propias culpas, lidiar con los fantasmas del pasado, echar por la borda la endogamia, etcétera.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Lo decíamos a propósito de "El diario de Bridget Jones", hace un tiempo atrás: la liberación femenina no ha servido de mucho a un amplio batallón de féminas que, en estricto rigor, no sólo no deseaban ser liberadas, sino que siguen con una visión peneana de la vida incrustada en el cerebro. La prota es algo más vieja que Bridget Jones (quién había apenas bordeado la treintena cuatro o cinco años antes de esta película), así es que podemos suponerla parte de esa generación de mujeres que nacieron ya liberadas, y que en respuesta, sólo se dedican a ignorar qué demonios hacer con tanta libertad. O sea, hay una psicóloga, por lo tanto una profesional universitaria, que vive con una visión machista de la vida que te meas (lo siento, el formar parte de una cerrada comunidad religiosa no es excusa), y hay una chica casi cuarentona y recién divorciada que se mete en una relación con toda la ansiedad del "oh, sí, pero yo soy mayor que él"... Y en medio está el chico, a quien su madre arruinó la personalidad hasta hacerlo débil e inseguro, y que después es mirado por su propia pareja con recelos y desconfianzas... Son los tiempos que corren, supongo, y no es la época de regresar al machismo patriarcal de una esposa en el dormitorio y una ramera en otra cama, pero si así van a seguir las cosas, mejor pasar a ser gato capado o gata operada, ¿no? Por cierto, el planteamiento cinematográfico (¡qué pedante me estoy poniendo!) muestra la gran verdad según la cual el cine indie de atmósfera intimista y modernizante con soundtrack revivalista noventero, hace tiempo que dejó de ser independiente, para pasar a ser casi la norma en Hollywood: una tendencia saludable, si quieren mi opinión, en todo caso. Siempre son preferibles estas comedias a las de Sandra Bullock (ella era la primera opción para el personaje de 37, pero tuvo la mala idea de exigir cambios substanciales en el guión; la sobrepagada de sí misma creyó que podía).

¿POR QUÉ VERLA?

-- Como "Viviendo con mi ex", es una interesante "comedia seria" (qué contrasentido, ¿no?) sobre las relaciones de pareja. O sea, un planteamiento de comedia sirve para caramelizar adecuadamente algunas crudas y desnudas verdades sobre lo que significa mantener un romance hoy en día. Antaño, cuando existían las reglas, todo el mundo sabía qué hacer y qué no, y aún sacarle provecho al sistema, pero hoy en día, lo sentimental es una anarquía de gana el más fuerte, y eso está más que bien plasmado en esta película, en donde los tres personajes tratan por todos los medios de llevar agua a su propio molino afectivo, al precio que sea, y dicho de una vez, de manera bastante egoísta.

-- Como decíamos, esta peli es una buena muestra de como el cine indie se ha ido transformando en norma y estándar para las producciones románticas, tendencia que observábamos a propósito de "El padrino de la boda" y "Juntos en la nieve", hace un tiempo atrás. Algo para aplaudir, porque ya la comedia glamorosa a lo Julia Roberts, simplemente no hace tanta gracia (y ni hablar de su clon pseudolatino J-Lo).

-- Debe ser la película más corrosiva que se ha hecho en años, sobre lo que significa ser judío. Vale que Woody Allen y Mel Brooks sueltan chiste tras chiste tras chiste sobre su propia condición de judíos semirrenegados de una fe y un lifestyle aplastantes, pero se lo toman de manera bastante distendida. Aquí vemos a los judíos ricos de Nueva York como una comunidad cerrada y endogámica, que viven en un orgulloso aislamiento, sin querer abrirse ni entender el mundo alrededor, mirándolo desde lo alto del balcón con una autosuficiencia que proviene del dinero, y que ni siquiera se cuestionan. Si este retrato es tan negro como lo pinta la película, o bien es una caricatura en donde ciertos rasgos de personalidad son exagerados hasta lo patológico, es algo que no sé (nunca un judío neoyorkino ha tenido la buena estrella de conocerme), pero siempre es saludable en medio de tanto cine apologético sobre la Shoah, pagado por los bolsillos de los productores judíos de Hollywood.

-- Las escenas en las cuales la chica le dice a su terapeuta cosa sobre sus hijos, incluyendo detalles peneanos varios, porque no tiene a nadie más para confidenciarle esas cosas... (y ella, ¿qué sabía?).

IDEAL PARA: Ver un dramacomedia sobre lo que significa ser mujer, judío, o terapeuta.

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