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jueves, 28 de mayo de 2015
"Mad Max" (1979).
-- "Mad Max" (título original en inglés), "Mad Max - Salvajes de autopista" (título en España). Australia. Año 1979.
-- Dirección: George Miller.
-- Actuación: Mel Gibson, Joanne Samuel, Hugh Keays-Byrne, Steve Bisley, Tim Burns, Roger Ward, Lisa Aldenhoven, David Bracks, Bertrand Cadart, David Cameron, Robina Chaffey, Stephen Clark, Mathew Constantine, Jerry Day, Reg Evans.
-- Guión: James McCausland y George Miller, basados en una historia de este último y de Byron Kennedy.
-- Banda Sonora: Brian May (no el guitarrista de Queen, por si acaso).
-- "Mad Max" en IMDb.
-- "Mad Max" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
El futuro cercano, "unos pocos años más adelante" o algo así. Con el mundo casi sin recursos y marchándose hacia el carajo, la justicia está en manos de una policía de caminos particularmente brutal. Uno de estos sujetos es Max Rockatansky, interpretado por Mel Gibson cuando no lo conocían ni en su pueblo vecino. Que debe enfrentarse contra Nightrider, uno de estos vándalos particularmente brutal. El asunto degenera cosa mala en una persecusión por todo lo alto en la carretera, y Nightride termina yendo a reunirse con su Creador, cualquiera sea el dios que adoren los anarquistas rebeldes punk del futuro. Eso enoja mucho a Cortadedos, el jefe de Nightride, que decide vengarse vandalizando a su antojo el pueblo. Porque eso es lo que hacen los líderes sicóticos con demasiado tiempo libre, se dedican a vandalizar lo que pillan para matar el rato. Utilizando sus automóviles y gastando combustible a lo bestia en una Australia sin combustible. Max, por su parte, está en crisis existencial, tiene su familia con una mina muy mona y rica (en un mundo que está cayéndose a pedazos y por lo tanto suponemos que el suministro de agua no debe ser abundante precisamente), y quiere retirarse. Sólo que estando Cortadedos allá afuera, la policía lo necesita, etcétera. El grupo de vándalos las emprende entonces con un par de jovenzuelos que tienen la muy estúpida idea de ir a intercambiar fluidos al descampado. Max y su compañero agarran a uno de los tipos, pero como estamos en un mundo del carajo, cuando llega la hora de pasarlo al tribunal, como no hay testigos, queda libre (¿el sistema carcelario todavía existe? Mira tú... ¿El debido proceso también...?). Por supuesto que el pandillero reacciona como cualquier político al que exoneran de cargos: se pone más violento, idiota e irrespetuoso con los derechos de los demás. Ahora, la escalada de venganza y contravenganza llevará a Max a transformarse en definitiva en Mad Max, y vivir una épica batalla que ahora... ya lo saben, cántenla conmigo... es personal.
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Hace muchos años atrás, en el mundo de la Medicina existía un humilde sujeto llamado George Miller. El cual, un día cualquiera, decidió que sería bonito rodar una peli. Con todo lo que había aprendido en el rubro de los accidentes de tránsito: huesos rotos, decapitaciones, mutilaciones, etcétera. Con tan alegre material pergueñó una historia tipo Western, sólo que con automóviles en vez de caballos. En buena época: Australia estaba potenciando una política de rodar pelis vía subvenciones monetarias y exenciones tributarias para, quien sabe, algún día podría salir algo bueno que invada el extranjero... Un Paul Hogan por ejemplo... una Nicole Kidman, quizás... El asunto dio paso a la llamada Nueva Ola Australiana, un grupo de cineastas que creó pelis tan excitantes (sarcasm mode on here) como "El misterio de las rocas colgantes" o "La última ola". De la Nueva Ola salieron varios directores de interés: Peter Weir (que después emigró y languideció en Hollywood), Bruce Beresford (que después emigró y languideció en Hollywood), Phillip Noyce (que después... vamos, sé que se la saben, cántenla conmigo... emigró y languideció en Hollywood... oh, yeah, sí, eso es). En medio de todo esto es que saltaron los resortes para George Miller, quien estrenó su ópera prima con un actor desconocido, que obtuvo el papel únicamente porque la noche anterior se había mandado una borrachera padre y llegó al casting tan hecho bolsa, que la gente de la peli dijo "¡¡¡SÍ, ÉSE ES!!!". El resto es Historia: "Mad Max" marcó el puntapié inicial de una trilogía que con el estreno de "Mad Max: Furia en el camino" saltó a tetralogía (¿o reboooooot?) y amenaza con convertirse en pentalogía/hexalogía, lo que haga falta con tal de sustraer dinero de nuestros sufridos bolsillos, además de lanzar al estrellato a Mel Gibson (bueno, en Estados Unidos ni siquiera se estrenó con su nombre en el cartel, si es que no lo conocíà nadie, y además en el afiche aparecía con la cara tapada por un casco), cimentar la carrera de George Miller (un tanto vacilante, aunque dirigiría "Las brujas de Eastwick", "Babe" y "Happy Feet"), y en general vender la Nueva Ola australiana en Estados Unidos. Casi ná, pa' una cosa que se rodó con dos duros y un blando.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Vista a tres décadas y media de su estreno, "Mad Max" ha envejecido de manera dramática. El gran punto de impacto para la peli en sus venerables años era la violencia que chorreaba con felicidad a lo largo del metraje, pero desde ese entonces, el cine ha avanzado lo que es una barbaridad en el arte de cortar caca-plasticina desguazar el cuerpo humano, y este aspecto como que ha perdido un poco. También por su parte la pobre (esto no es su culpa) se ha diluido y perdido en la imitación: lo que en ese entonces era novedoso (la estética del apocalipsis punk, por supuesto) fue imitado después tan hasta la saciedad, que cuesta verla hoy en día y darse cuenta de que no estamos frente a otra infame peli de apocalipsis Sid Vicious sino a LA peli de apocalipsis Sid Vicious. Además, la peli apenas tiene trama: no es más que una sucesión de batallitas sin mucha hilación entre sí, y en medio muere algún que otro personaje, más que nada para que la cosa pueda seguir andando sin que nadie se aburra por el camino. El presupuesto misérrimo por su parte tampoco ayuda a levantar mucho la moral. Ni la música de Brian May (no el guitarrista de Queen, sino un soundtrackista australiano que comparte nombre), que no es mala, pero para una peli que era "algunos años en el futuro", suena como al pasado ya no digamos de ahora, sino incluso de 1979, como que podrían haber usado el famoso tema con trompetas ése de pelea en la "Star Trek" televisiva de una década antes y nadie hubiera notado mucho la diferencia. Por cierto, la edad de la peli se nota de manera agresiva en una casta escena de cabaret con una cantante cantando un temita disco que no desentonaría en el repertorio de la venerable Olivia Newton-John. La peli está rodada con espíritu y con garra, se nota que George Miller se aferró como al clavo de salvación con esta cosa, y además Mel Gibson la borda en su rol, cimentando su futura fama como héroe de acción. Pero los errores de novato que llegan desde la dirección se notan. Así pues, ¿vale la pena verla? Depende. Como testimonio histórico, tanto de su época como uno de los puntales de la Nueva Ola australiana como de un pequeño hito en el cine de Ciencia Ficción (y del star-maker rol para Mel Gibson), sí. ¿Pero como peli que sigue siendo de actualidad? Francamente no. En cualquier caso, si nunca has visto una de Mad Max, y tienes un interés superficial en el tema, lo mejor es ir derechamente a la mejor de la trilogía: "Mad Max II: El guerrero del camino".
IDEAL PARA: Arqueólogos del cine de acción, postapocalíptico o australiano, tárjese lo que no corresponda.
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