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domingo, 17 de mayo de 2015
"La cena de los acusados" (1934).
-- "The Thin Man". Estados Unidos. Año 1934.
-- Dirección: W.S. Van Dyke.
-- Actuación: William Powell, Myrna Loy, Maureen O'Sullivan, Nat Pendleton, Minna Gombell, Porter Hall, Henry Wadsworth, William Henry, Harold Huber, Cesar Romero, Natalie Moorhead, Edward Brophy, Edward Ellis, Cyril Thornton.
-- Guión: Albert Hackett y Frances Goodrich, basados en la novela de Dashiell Hammett.
-- Banda Sonora: William Axt.
-- "La cena de los acusados" en IMDb.
-- "La cena de los acusados" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
En una empresa de ésas de los '30s (ya saben: chiquititas, semifamiliares, más una industria pequeña en un galpón que un mastodonte corporativo), un tipo va a hacer un viaje misterioso por esta o esta otra razón. Previo a eso, su hija le dice que se va a casar. El caso es que el futuro suegro viaja, y... no se sabe nada más de él, salvo porque una señora media zafia dice que es su contacto con el resto del mundo. Pasan tres meses, y nada. Las cosas se complican porque la familia está con las uñas afiladas, por las típicas rencillas familiares que son de rigor en el género (¿qué sería de las historias policiales si todas las familias fueran paz y armonía? ¿alguien se imagina un "quién mató al viejo" en Bonanza o la Pequeña Casita de la Pradera?). Y de pronto, la señora que dice está en contacto con el viejo, amanece bien fría y tiesa. La clase de frío y tieso que implica una ayudita exterior (asesinato, hombre, vamos). La policía, tomándose la cabeza con las manos, y dando la solución obvia de miope: fue el tipo desaparecido el que la mató, porque bueno, todos los demás tienen coartada (lo típico también). En medio de todo eso aterrizan Nick Charles y Nora Charles, un matrimonio tan bueno para darse de trastos como para empinar el codo (en serio: entre estos dos deben haberse acabado con la provisión de vino de Falcon Crest). Resulta que Nick Charles es antiguo policía retirado, y Nora Charles es una chica de socialité, ávida de emociones fuertes y todo eso. Por lo que, de una manera o de otra, acabarán de cabeza investigando el misterio. En el tiempo libre que les queda entre bajarse un dry martini y prepararse el siguiente, claro.
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Dashiell Hammett es uno de los nombres fundamentales en la historia de la novela policíaca. Si decimos que el inmortal detective de novela negra Sam Spade es creación suya, lo decimos todo (y si no sabes quien es Sam Spade: lo interpretó el gran Humphrey Bogart en "El Halcón Maltés"). Resulta que Hammett tuvo una vida de lo más aventurera y pintoresca (varios de sus relatos policiales estaban más o menos inspirados en cosas que había visto trabajando él mismo como detective privado), y ya promediando la misma, se enredó con una socialité con la que tenía una relación, bueno, cómo decirlo... digamos que dio el braguetazo. De ahí salió la inspiración para Nick y Nora Charles, el matrimonio que resuelve crímenes por afición en su novela "The Thin Man", vaya titulito con el que tradujeron al castellano (a Woody Allen, la idea del matrimonio resuelvecrímenes le seguirá pareciendo buena, y más o menos la plag... er... la homenajeará en "Misterioso asesinato en Manhattan"). La peli fue rodada un poco al buen tuntún (William Powell iba a ser Nick Charles, pero Myrna Loy, encasillada en roles de asiática como la hija de Fu Manchú en "La máscara de Fu-Manchú", fue objetada por el estudio, y sólo la insistencia de W.S. Van Dyke, que ya había dirigido a ambos en "El enemigo público número 1", consiguió darle el rol que la haría una estrella en definitiva). Por lo que su éxito pilló de sorpresa a los grandes estudios. Y claro, no era cosa de desperdiciar el filón, así es que, ¿Dashiell Hammett no escribe más sobre el matrimonio Charles? ¡Pues no importa, porque para eso tenemos... GUIONISTAS, MWAHAHAHAHÁ!!! Y salieron seis pelis, SEIS, del condenado Hombre Delgado ("Thin Man", ¿recuerdan) a pesar de que en estricto rigor, el bendito Hombre Delgado no es Nick Charles, sino el tipo que desaparece al comienzo de la peli, y que por razones que comprenderán cuando la vean, ya no estaba disponible para secuelas. Bueno, al menos seguían William Powell y Myrna Loy al pie del cañón en las secuelas. Que en las de James Bond es peor, que no sólo se agarraban los títulos y se inventaban los guiones, sino que cuando se agotó el material literario de base, empezaron a inventar historias por sí mismos, con resultados no siempre bendecidos por las musas, por decirlo suavemente.
¿POR QUÉ VERLA?
-- A pesar de ser una peli firmemente anclada en los '30s, y por ende con los vicios característicos del cine de la época (todo filmado en estudios, encuadres más o menos cerrados para que no se noten los bastidores, banda sonora más o menos a los buenos tientos, guión fuertemente teatral, etcétera), la verdad es que consigue mantenerse a flote y ocho décadas después, no diré que es fresca como el primer día, pero se conserva con relativa facilidad. El secreto del éxito aquí es la adecuada mezcla de ingredientes. El eje vertebral de la peli es por supuesto el misterio policial, pero la peli se permite salidas que pueden ser calificadas como comedia de personajes por aquí y por allá, sin que desentonen ni chirríen en lo absoluto. Desde luego que parte importante del asunto es ver a William Powell y a Myrna Loy dándose réplicas el uno al otro, con una química innegable que hizo bueno el que siguieran rodando pelis (antes habían coincidido en la mencionada "El enemigo público número 1", del mismo año, con nada menos que Clark Gable como tercero en discordia, y al acabar sus carreras habrán totalizado 14 rodajes juntos). Y a pesar de lo absurda que es la idea de un policial con perrito gracioso, la verdad es que las intervenciones del chucho ése son de lo más divertidas que hay (se los dice un gato, oigan, así es que dénle crédito). Además, cosa rara en las pelis de la época, que eran muy higienizadas y sanitizadas desde el punto de vista moral, los protas beben como cosacos, lo que siempre se agradece porque le da su punto de realismo al asunto (eran los años en que recién estaba asentándose el Código Hays, de todas maneras, así es que eso pronto cambiaría). Y se agradece que al final del día el detective no sea un hombre de capacidades deductivas sobrehumanas como un Sherlock Holmes o un Hercules Poirot, sino simplemente un tipo honesto que debe recurrir a una triquiñuela desesperada para desenmascarar finalmente al criminal mastermind detrás de todo el desaguisado (que por cierto, quizás no sea tan relevante porque el dibujo de personajes no es el fuerte de esta peli precisamente, por lo que el "quien lo hizo" queda un poco huengo aquí). Para la trivia digamos que en esta peli aparecen Maureen O'Sullivan (la Jane de Tarzan más famosa de todas) y Cesar Romero (el que tres décadas después se haría famoso tras el maquillaje, como el Guasón del Batman sesentero de TV).
IDEAL PARA: Los que les gusten las buenas historias policiales.
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