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jueves, 11 de agosto de 2011

"Cómo robar un millón" (1966).


-- "How to Steal a Million" (título original en inglés), "Cómo robar un millón y..." (título en España). Estados Unidos. Año 1966.
-- Dirección: William Wyler.
-- Actuación: Audrey Hepburn, Peter O'Toole, Eli Wallach, Hugh Griffith, Charles Boyer, Fernand Gravey, Marcel Dalio, Jacques Marin, Moustache, Roger Tréville, Edward Malin, Bert Bertram.
-- Guión: Harry Kurnitz, sobre una historia de George Bradshaw.
-- Banda Sonora: John Williams.

-- "Cómo robar un millón" en IMDb.
-- "Cómo robar un millón" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

¡Se vende en pública subasta esta valiosísima pintura, precio inicial de 100.000, quién ofrece 100.000, quién ofrece 100.000, el caballero de los anteojos ofrece 100.000, quién ofrece 200, 200, 200... el señor ahí ofrece 200... 300, alguien ofrece 300... 300-300-300, alguien ofrece 300... TRESCIENTOS, alguien ofrece 400, 400-400-400... 300... 300 a la una, 300 a las dos... VENDIDO EN TRESCIENTOS!!! En la ciudad de París, una bellísima pintura de la colección Bonnet acaba de ser adjudicada. Al enterarse, una bellísima chica (la siempre vistosa Audrey Hepburn, vestida en impecable Givenchy) va corriendo con su automóvil modelo '60s a casa, y le grita a papá que cómo ha hecho eso, que no debe seguir haciéndolo... pero él es feliz porque ha conseguido engañar a todo el mundo. En efecto, la pintura de la colección Bonnet no es auténtica, sino un plagio, hecho porque Charles Bonnet se siente estupendamente bien demostrando que él puede y los demás son tontos. El problema es que ya Bonnet despierta sospechas, porque tanto cuadro raro que sale de su factoría... y le envían a un tipo a investigar el asuntillo. El primer problema es que el tipo es sorprendido en plena incursión nocturna por Nicole (la chica que decía, la Audrey Hepburn), quien así a bocajarro, aunque por accidente, le descarga flor de escopetazo. No, no se preocupen, esto es una comedia, el tipo no muere (además, es Peter O'Toole cuando era too galán, cómo sevá morih). Nicole termina por devolver el ladrón a su guarida, no vaya a sentirse desvalido el pobrecito ofensor contra la propiedad privada. El chico empieza a rondarla, pero ella no, ¿juntarse con ladrones? ¡Ah, no, eso sí que no, que para algo ella es firulí y de la alta! Todo marcharía de manera más o menos inocente, hasta que de pronto el señor Bonnet tiene la mala idea de decir que sí cuando una estatua "que lleva mucho tiempo en la familia" (hehehé, viejo sinvergüenza) sale a exhibición en un museo, avaluada en un millón de dólares. Le hacen firmar unos papeles, una pura formalidad... papeles que autorizan a hacerle un acucioso examen a la estatua, con las más chupimodernas técnicas disponibles en el mercado. Ante lo cual, al pobre hombre se le cae el pelo. Nicole decide entonces una jugada desesperada: la estatua debe desaparecer antes de que se le hagan exámenes. Y para eso cuenta con la ayuda del ladrón, así es que le cambian las tornas y ahora sí empieza a hacerle caso, pa' que se vean (¡y es que así son, interesadas!). El ladrón, por supuesto que le pregunta para qué diablos quiere robarse su propio millón de dólares, en vez de esperarse en casita sentada a que la estatua regrese por sus propias patitas (bueno, es una manera de decir, claro está). Pero ella no, dale con que... Y al final, hay acuerdo. El robo se hará. Aunque para eso tengan que hacer saltar incluso hasta al propio Primer Ministro de Francia de su puesto... Allons enfats de la Patrie, le jour de vol est arrivé!!!

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Así como toda la sociedad occidental, el cine se partió en dos grandes ramas durante los '60s. Uno fue el cine contestatario y rebelde, asociado al hippismo, el amor libre, el intelectualismo, e incluso (¡¡¡AJJJJJJ!!!) al marxismoguevarismo. El otro fue el cine tradicionalista y frappé de toda la vida, que venía de los '50s, y que como reacción ante la arremetida de lo anterior, se hizo todavía más tradicionalista y frappé. Sin que eso signifique algo negativo, necesariamente, que como de costumbre el buen gusto no está en la receta sino en el cocinero. Una de las subtendencias dentro de este cine très élégant, es el cine de ladrones de guante blanco "de la alta", que el asunto carece de glamour si es un ratero al tres y al cuatro, y la cosa es mostrar una trama ingeniosa en un escenario con charme. Ahí están "Once a la medianoche", "La Pantera Rosa", "Ladrona por amor", "El caso Thomas Crown", "Golpe a la italiana", y como homenaje tardío mencionemos a la interesante "Un plan brillante". "Cómo robar un millón" se inscribe plenamente dentro de estos lineamientos, y lo logra de una manera magnífica.

¿POR QUÉ VERLA?

-- No creo exagerar demasiado si afirmo que "Cómo robar un millón" es una de las comedias más graciosas que se han rodado jamás. Cuando me refiero a "graciosas" no me refiero a que te haga reir con una seguidilla de gags, aunque por supuesto no desprecia este recurso, sino a aquella que sale de una situación tan desopilante, que todo lo que viene para adelante es desquicio puro. En efecto, la idea de una chica determinada a robar SU PROPIO millón de dólares no tiene desperdicio, y origina una serie de situaciones y enredos casi hitchcockianos (bueno, en Hitchcock esto hubiera sido mortalmente serio, pero acá no). El plan del robo es simple a rabiar, y magnífico por eso. Además, el guión está calculado al milímetro como un reloj de precisión, y la peli posee un ritmo endiablado: cada escena está cortada en su duración justa, y en cada escena pasa algo, sin que haya nada de relleno. En resumen, es una historia muy bien contada, trepidante, y si no conoces el final, plena de suspenso hasta el último. Dime cuándo fue la última vez que viste una peli de la que pudiste decir eso, de la que CON TODO CORAZÓN pudiste decir lo mismo.

-- Las actuaciones. Todos están simplemente brillantes. Audrey Hepburn es pura simpatía, como de costumbre, con esos ojazos de gato que tantos corazones rompieron en su tiempo, y que... mmmmmm... mmmmmmiauuuuuu... La química con Peter O'Toole, que en esos años también destrozaba músculos cardíacos femeninos a destajo con sus ojos azules en "Lawrence de Arabia" y otras pelis, es impecable, y mueven todo el elemento romántico de la trama hasta que llega un minuto en que no tienes idea de qué diablos fue lo que te golpeó. Papá Bonnet es interpretado a lo grande por un Hugh Griffith inmenso como la vida, con una picardía suprema (Hugh Griffith, por más señas, fue el jeque Ilderim, el tipo que ayudaba a Charlton Heston en el "Ben-Hur" de 1959, también dirigida por William Wyler, dicho sea de paso). Eli Wallach también está en su punto, como un tipo cuya obsesión por la famosa pieza del millón de dólares es insana por momentos... lo suficientemente insana como para que buenamente podamos acusarle de incómodo morbo fetichista (nadie diría que este tipo tan compuesto y anteojudo ese mismo año fue el desastrado Feo, de "El bueno, el malo y el feo"). Y aunque su personaje es ultrasecundario y no se relaciona en ningún minuto con los demás, no podemos dejar de mencionar el alivio cómico que representa Moustache (sí, ése era su nombre artístico), interpretando a un guardia de museo que está en muy amigables términos con los jugos espirituosos que manan del fruto de la vid.

-- Mención sea hecha también de la brillante banda sonora, que ayuda a construir ese clima de comedia a la perfección, y que es cortesía de... Sí, si le echan un vistazo a los créditos se preguntarán si no han visto ese nombre antes... Johnny Williams, Johnny Williams... No, joer, no puede ser él... No puede, esta peli es de los '60s, y John Williams empezó a hacerse notar con "Tiburón", "La guerra de las galaxias", "Superman", ya bien entrados los '70s... Sí, demonios, caigan de una vez, efectivamente es el bueno de John Williams haciéndose sus primeros pinitos en el cine. Si escuchan la banda sonora de esta peli, difícilmente podrán identificar sus tics, así de irreconocible es su trabajo (aunque es muy bueno y efectivo, como lo decíamos). Salvo en una secuencia. La secuencia en que se llevan la dichosa estatua al museo, y en donde la música se torna seria y solemne. Tan seria y solemne, que si plantan oreja bien... los acordes que escuchan suenan casi-casi como la Marcha Imperial de "El imperio contraataca".

-- Secuencias notables. El primer encuentro de la dama y el... bueno, no el vagabundo, pero ya saben a quién me refiero. La petición de matrimonio (¡véanla, véanla!). Todos los arreglines de Peter O'Toole para atar los cabos sueltos. Y toda la secuencia del robo, claro está.

IDEAL PARA: Ver una gran comedia, una gran peli de robos, un gran romance...

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].

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