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jueves, 19 de abril de 2012

"La mañana siguiente" (1986).


-- "The Morning After" (título original en inglés), "A la mañana siguiente" (título en España). Estados Unidos. Año 1986.
-- Dirección: Sidney Lumet.
-- Actuación: Jane Fonda, Jeff Bridges, Raul Julia, Diane Salinger, Richard Foronjy, Geoffrey Scott, James 'Gypsy' Haake, Kathleen Wilhoite, Don Hood, Fran Bennett, Michael Flanagan, Bruce Vilanch, Michael Prince, Frances Bergen, José Angel Santana.
-- Guión: James Cresson, con aportes sin acreditar de David Rayfiel.
-- Banda Sonora: Paul Chihara.

-- "La mañana siguiente" en IMDb.
-- "La mañana siguiente" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

¿Existe algo peor que despertarse en una cama, tu cama u otra cualquiera, con una resaca espantosa, y descubrir que tu ligue ocasional de anoche es un adefesio con el que sobrio no te habrías metido ni aunque fuera el último homínido vivo sobre la superficie terrestre? Sí, existe algo peor... Despertarse en una cama, tu cama u otra cualquiera, con una resaca espantosa, y descubrir que tu ligue ocasional de anoche está criando moscas. La clase de moscas que meten sus huevitos en los cadáveres, para que nos entendamos. A la actriz Alex Sternbergen le pasa. Antaño gloriosa presencia actoral en esto o aquello, y ahora bien apegadita a la botella, doña Alex ha tocado fondo (Jane Fonda en su etapa de actriz seria). ¿Qué hacer? Si va a la policía, la agarran a ella. Y claro, ya sabemos dentro de las pelis, siempre hay algún heroico abogado que tome el caso y, contra toda la evidencia que la apunta a ella, logra probar su inocencia de una manera tan maestra y más allá de toda duda posible, que no sólo convence al jurado y a la prensa sino también al espectador promedio, así de maestros son. Pero claro, Alex Sternbergen no tiene idea de que está dentro de una peli que nosotros estamos viendo, y esa historia ficticia para ella es la realidad, y ella razona prudentemente que en esa realidad los inocentes no siempre se salen con la suya. Además, la actriz otoñal estaba con un buen caso de curda, por lo que la pregunta se impone, claro... ¿y si no fue ella misma quien le dio el bajo al tipo? Para colmo, el tipo era un fulano medio cuestionado porque, bueno... se supone que tenía grabaciones de ésas en que aparecen chicas bonitas mostrándolo todo (era 1986, no como ahora que se graban upskirts y lesbian scenes con cámaras celulares, y las minas se sienten orgullosas y too en vez de bajarles el santo pudor). De manera que vaga un poco aquí y un poco allá, buscando fugarse de Los Angeles. Por esas vueltas y revueltas del guión, se topa con un tipo que, bueno, es jovencito (Jeff Bridges hecho un crío). Y chispas van y vienen, un poco vaya uno a saber por qué, porque la otra es más vieja, no está tan buena, y es una chupabotellas de cuidado (bueno, a lo mejor por ahí, vaya uno a saber). El caso es que ambos congenian y todo, pero ¿cómo esconderle la verdad de que a la chica se le amanecen fiambres en la cama? ¿Y si el chico tuviera algo que ver con el follón? La mañana siguiente se alarga y se alarga y se convierte en algo parecido a lo que Jack Bauer decía con resignación en la primera temp de 24 de que "today is the longest day of my life". Con el agravante de que la chica no tiene ni la energía ni la pericia de Jack Bauer para lidiar con un simple muertito y una investigación policial de ná...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Jane Fonda las ha pasado por todas. Actoralmente hablando, claro. Minorra rica: "Barbarella". Activista: "El baile interminable". Chica heroica: "El síndrome de China". Actriz dramática: "Agnes de Dios". Y finalmente, vieja de mierda: "Una suegra de cuidado" y "Las reglas de Georgia" (¡sí, la venerable Jane Fonda acabó como patiño de Jennifer Lopez, y como tratando de demostrar que se podía caer más bajo, siguió siéndolo pero ahora de Lindsay Lohan!). Pero en los '80s se llevó algunos buenos tantos. Además de esos videos en que aparecía con mallas spandex apretadas y que generaron toda una moda y furor (abrió el camino para los videos de ejercicio de Cindy Crawford y de Josefa Isensee, miren ustedes), también hizo algunos roles notables. Ahí están "Agnes de Dios" y "Gringo viejo" para probarlo. En estos dimes y deretes unió fuerzas con Sidney Lumet, el gran hombre detrás de pelis ciclópeas como "12 hombres en pugna", "Serpico", "Asesinato en el Expreso Oriente", "Tarde de perros" o "Network: Noticias que matan". El resultado por desgracia no fue exactamente 1+1=2, sino más bien "uno más uno igual un medio". Porque la peli se llevó aclamación crítica (merecida) para el papelazo que se manda Jane Fonda, pero pasó discretamente de todo lo demás. A un cuarto de siglo de estrenada, la verdad es que es una peli un tantín olvidada. Y en algunos respectos, con razón.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Esta es de esas pelis que nacen condenadas a la mediocridad, y si se dejan ver sin excesivo fastidio, es por la estrella que las levanta. En este caso las estrellas son dos: Jane Fonda y el director Sydney Lumet. La Fonda está simplemente brillante en el rol y lo borda, como una actriz acabada que se ha refugiado en la bebida. Esta no es de esas pelis en que el personaje es alcohólico pero se le cura mágicamente la borrachera cuando tiene que defender su vida, la familia o la Patria (¿alguien dijo "Iron Man 2"?): la Fonda (su personaje, por supuesto) se la pasa arriba de la cuerda media peli entera, y le sale muy bien. Ayuda claro que para los momentos claves en que debe defenderse, o está sobria o está con una resaquita así de nada, claro, pero eso habla de la inteligencia del guionista para meter bajo la alfombra detallitos así. Por otra parte, en lo que en manos de otro director podría haber sido otro de esos thrillers efectistas e impersonales, en las manos de Sidney Lumet se transforma en otro de sus brillantes estudios de caracteres. El caso es que más allá de lo rocambolesco de la premisa, la trama no da mucho de sí, y de hecho se adivina desde lejos cómo es que el muertito se murició (el guión incluso tiene que esconder un detalle esencial hasta el final, para que sea más difícil de adivinar qué sucede). Por lo tanto, Sidney Lumet opta por el saludable recurso de echar por la borda la investigación, y centrarse en el retrato de sus personajes, y aquí se luce sacando agua de donde no la hay. Incluso se permite sacarle partido a un tema transversal en la cinematografía de Lumet, que es su repunto de crítica social, de cómo la sociedad es grande, vasta y hostil, y no está construida para perdedores como tú o yo (el final... bueno, la penúltima escena en realidad... en verdad hasta da lástima inclusive). Toda una muestra de maestría, porque claro, si tienes un guión armado y bien armadito, pues puedes ser un gran cineasta y te llevas los laureles y todo, y además la tienes fácil, mientras que sacar algo bueno de un guión mediocre, eso sí exige genio. Al final no tienes una peli que te vas a perder la mitad de tu vida si es que no la ves, pero se defiende esforzadamente y deja un buen sabor de boca. Matarte por buscarla quizás sea mucho, pero si de repente la encuentras... y te gustan las buenas actuaciones... y la dirección pulcra y eficiente... entonces quizás...

IDEAL PARA: Ver a Jane Fonda en uno de sus mejores roles.

2 comentarios:

  1. No sé si lo dije antes en este sitio, pero los integrantes de la llamada "generación de la televisión" -Sidney Lumet, Sidney Pollack, John Frankenheimer, William Friedklin- tienen una historia increíblemente común: se iniciaron a fines de la década de 1950, metieron mucho ruido con sus propuestas bastante vanguardistas en los años 1960 -en los argumentos; no en la mera formalidad como la nouvelle vague-, consiguieron su consagración definitiva en la década de 1970; pero en los años siguientes, ya aceptados en la maquinaria de Hollywood, experimentaron un lento declive, del que sólo saldrían a fines de los años 2000, en varios casos gracias a su testamento fílmico (el propio Lumet, además de Frankenhaimer). El único que se salió algo de aquel esquema fue Sidney Pollack, que a diferencia de sus contemporáneos, siempre ha manifestado simpatías políticas por la derecha. Al menos Lumet pudo atravesar la época oscura con relativa dignidad, a diferencia de su colega Frankenhaimer.

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  2. Discrepo en parte. No creo que Lumet o Pollack hayan bajado demasiado la vara (siempre habrán rodado obras menores, pero nada que diga de frentón que sea una caída. De lo que les he visto a lo menos). Frankenheimer pasó por altas y por bajas, pobre hombre. Y Friedklin, su caso es de escándalo, que tiene cada peliculón y después cada mugre...

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