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jueves, 11 de noviembre de 2010

"Implacable" (1971).


-- "Get Carter" (título original en inglés), "Asesino implacable" (título en España). Inglaterra. Año 1971.
-- Dirección: Mike Hodges.
-- Actuación: Michael Caine, Ian Hendry, Britt Ekland, John Osborne, Tony Beckley, George Sewell, Geraldine Moffat, Dorothy White, Rosemarie Dunham, Petra Markham, Alun Armstrong, Bryan Mosley, Glynn Edwards, Bernard Hepton, Terence Rigby.
-- Guión: Mike Hodges, basado en una novela de Ted Lewis.
-- Banda Sonora: Roy Budd.

-- "Implacable" en IMDb.
-- "Implacable" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Estamos en una sala donde un grupo de mafiosos está disfrutando de los placeres de la pornografía. Er... ¿mafiosos-pornografía? ¿Acaso los mafiosos no son gente impertérrita y aplomada, estilo Vito Corleone, que jamás se consentirían ver tetas en pantalla...? Bueno, sí, porque éstos son mafiosos cutres, ingleses de baja estofa, no ítaloamericanos glamorosos Hollywood-style. Uno de los mafis es Michael Caine, cuyo nombre como personaje es Jack Carter, pero como siempre que interpreta a tipos duros hace más o menos los mismos gestos y actitudes, podemos decir que es Michael Caine y no hay pérdida. Resulta que a Michael Caine le han bajao el hermano, y quiere ir a los funerales. Sus jefes le dicen que tenga cuidado, que no quieren líos, lo de siempre. La muerte del hermano de Michael Caine ha sido un poco complicada, de ésas muertes que la policía caratula como accidente, pero que en realidad sabemos no son accidentes, si es que la policía en estas pelis es tonta como un tallo de apio. El caso es que nuestro prota viaja, y a poco de andar y meter las narices por aquí y por allá, descubre que la mafia local podría tener algo que ver con la muerte de su hermano, y que quizás no fuera tan casual. Y bueno, nuestro prota Michael Caine es putero y macarra, pero a la hora de que le busquen las cosquillas, es el que ríe más fuerte y al último. Porque no habrá nadie más que ría con él. El cementerio está a punto de vivir su hora punta, cortesía de Michael Caine, quien no va a parar hasta que los asesinos de su hermano (vamos, no es un gran spoiler, si ya suponían que el supuesto accidente no era tal, ¿verdad?) terminen todos también cruzando la ribera Estigia (que académico me quedó, ¿eh, eh?).

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Había una época en que los buenos eran bueeeeeenoooooos, pero bueeeeeenoooooos, pero muy bueeeeeenoooooos. Buenísimos. Como el pan. Resulta que en el cine no se podían pronunciar palabrotas (los héroes no decían cosas como "cabrón hijo de perra" o "bastardo salido de puta madre", sino ñoñerías como "bellaco", "malandrín", etcétera), el prota debía ser casto y puro (¡si besaba a la chica al final de la peli, ya era como para lanzarse el 4 de Julio en petardos!), y si el villano casi moribundo y al borde del precipicio le pedía ayuda al jovencito para salvar la vida, el jovencito debía extender la mano para ayudarle (a renglón seguido el malo, que para eso era el malo, lo traicionaba, intentaba matarlo una última vez, tropezaba, y caía al precipicio ahora sin remisión). Pero en los '70s, como que eso ya no colaba. O sea, el mundo había vivido la Revolución Hippie, y de pronto todo lo que era natural era bueno, y todas las convenciones sociales eran malas porque sí, porque eran malas y hacían al hombre no ser auténtico ni estar en contacto con la tierra ni todas esas zarajandas de toda la vida. El único pequeño problema es que esa década de los '60s en que los espíritus humanos llegaron tan altos como para ser realistas y pedir lo imposible, dieron paso a unos '70s en donde se revelaron los aspectos más sombríos de la naturaleza humana. Y el héroe dio paso al antihéroe. En los '60s un asesino despiadado y macarra como James Bond todavía era "aceptable" con su puntillo de aristócrata inglés, y uno hasta le perdonaba que fuera putero y todo, pero en los '70s, hasta ese último velo se cayó en definitiva. Y hubo cuatro nombres claves para ello, coincidentemente todos en 1971. Clint Eastwood como Harry el Sucio ("Harry el Sucio"). Gene Hackman como Popeye Doyle ("Contacto en Francia"). Richard Roundtree como John Shaft ("Shaft"). Y Michael Caine como Jack Carter, la que nos ocupa ("Implacable"). De ese cuarteto, la menos conocida y rescatada de las cuatro es probablemente ésta. Y con razón. Porque los otros eran buenos para desenfundar la pistola a destajo (con los malosos y con las mujeres, interprétese en el sentido más natural y obvio). Pero éste era demasiado bueno. El p*** amo. Y por pasarse de roscas, fue el menos popular. Además, su campo de operaciones no era allí donde pasan las cosas que importan (o sea, Estados Unidos), sino la proletaria y desimperializada Inglaterra. Quizás ayudó también que no desarrolló secuelas, a diferencia de "Contacto en Francia" (de la que salió "Contacto en Francia II") o las cuatro secuelas de Harry Pott... perdón, de Harry el Sucio, ehm, que uno ya se pone senil con los años. ¿En qué estaba? Ah, sí, en pasar directamente al análisis del más sórdido representante del "justice in my hands" de 1971, uno de los peores de la década de 1970, y uno de los peores a secas. Bueno, no está mal. Después de todo, todos aman a los chicos malos.

¿POR QUÉ VERLA?

-- No diré que esta peli te mantiene en vilo porque la primera hora es lisérgica a más no poder, pareciera que la trama no va a arrancar nunca, y servidor quien esto escribe pensaba que se había equivocado de peli y estaba viendo el prototipo de todos esos dramones sociales tatcherianos con las que el cine de los '80s, '90s y 2000s tanto se prodigó, para desgracia de tantas y tantas retinas cinéfilas en el mundo (el subgénero de proletas ingleses puteados en sí no es malo, pero el abuso, como en todo, le hizo mucho daño, y es que hay mucha caída libre entre las primeras pelis de Stephen Frears y "El secreto de Vera Drake"). Pero en la segunda mitad es que vemos a Jack Carter hacer lo suyo. Porque esa segunda parte es lisa y llanamente brutal. De bruto. De cavernícola. Nada de violencia estilizada a lo Hollywood, ¡oh, no! Estas no son, digámoslo ya, las bellamente coreografiadas secuencias de asesinato de "El padrino", que ya te dan ganas de que te acribillen las balas de tan lindo que se retuercen los cuerpos con la música de Nino Rota. Por el contrario, tenemos peleas sucias y rudas, muy viriles, en las que Jack Carter no se ahorra alguna salvajada por aquí y por allá, a santo de nada, porque aunque es el prota, él no es "el buenito". De hecho, la expresión "maldito cabrón joputa chingao 'e su perra madre" calza un poquito mejor con la personalidad de Jack Carter. El resultado: diversión garantizada. Necesario aquí es decir que el director, Mike Hodges, que se estrenaba aquí en la dirección, nunca más pudo estar tan en la gloria como aquí (General Gato quien esto escribe aprecia mucho otra peli suya, pero es que ustedes no se van a creer cuál es... ¡"Flash Gordon"!).

-- Michael Caine. Y es que esta peli fue rodada en los tiempos en que todavía Michael Caine era MICHAEL CAINE. En esos años estaba rodando cosas como "Zulu", "Alfie", "Ladrona por amor", "Golpe a la italiana", "El último valle"... Y aquí la borda como el maloso Jack Carter. Es cuestión de verle la cara cuando hace alguna de sus putadas (las de disparo o las de cama, tanto más da), y ya nos creemos que los malos le tengan tanto cuco. Un guión un tanto complicadillo hace que el resto de los personajes se nos pierdan, pero he aquí una carta de referencia para entender la situación: los personajes masculinos son carnaza que en algún minuto u otro acabarán pagando el haberse cruzado en el camino de Michael Caine, y los personajes femeninos son carnaza que en algún minuto u otro acabarán gimiendo sumisamente bajo los ímpetus gonadales de Michael Caine (salvo la siempre buenorra Britt Ekland, la de "El culto siniestro" y "El hombre de la pistola de oro"), a la que Michael Caine debe contentarse con estimular vía telefónica, en una de las más salidas escenas de la peli).

-- El sexo. ¡Oh, sí! Si el prota es putero, entonces el sexo debe estar de putifas. Y lo está. Hay una escena de sexo telefónico que es sucia a más no poder, y otra en la que muy acertadamente mezclan escenas de Michael Caine introduciendo la pija en un cuerpo femenino, con Michael Caine mismo manejando su automóvil y dándole a la palanca de cambios. Poco sutil, cierto, pero muy bien logrado.

-- La estética. La peli aprovecha muy bien esos ambientes brutalistas (Brutalismo: escuela arquitectónica que se sentía orgullosa de construir horrorosos edificios de cemento repletos de cañerías a plena vista para que los proletas pudieran malvivir y rodar algún día las pelis tatcherianas de toda la vida) que son tan característicos de la arquitectura proletaria inglesa. Es decir, ver esas casas cochambrosas de cemento desnudo hace que la peli sea más sucia y sórdida aún.

IDEAL PARA: Ver una de acción sucia. Realmente sucia.

VIDEOS.

-- Créditos iniciales de la peli [en inglés, sin subtítulos].



-- "Yo no lo maté"... [en inglés, sin subtítulos].

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