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jueves, 2 de abril de 2009

"Un plan brillante" (2007).


-- "Flawless". Reino Unido / Luxemburgo. Año 2007.
-- Dirección: Michael Radford.
-- Actuación: Demi Moore, Michael Caine, Lambert Wilson, Nathaniel Parker, Shaughan Seymour, Nicholas Jones, David Barras, Joss Ackland, Silas Carson, Derren Nesbitt, Rosalind March, Kevan Willis, Stanley Townsend, Jonathan Aris, Ben Righton.
-- Guión: Edward Anderson.
-- Banda Sonora: Paul Englishby (director), Robert Houston (ingeniero asistente de sonido) y Allan Jenkins (editor musical).

-- "Un plan brillante" en IMDb.
-- "Un plan brillante" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Los diamantes siguen un largo camino, desde que algún nigga de dientes brillantes lo extrae por unos puñeteros centavos desde una mina, hasta que son clasificados, tallados, exhibidos al público, comprados por mujeres grupías con eso de que diamonds are forever, y terminan en las manos ¿de...? Adivinaron, de Demi Moore. Que anda con un pedrusco de los grandotes. De los que cortan el aliento. Así como así, en una cafetería cualquiera de la City londinense, dando una entrevista para una periodista a la que no conoce (¿y si la periodista tiene un novio psycho con fetish por los diamantes...?). De la entrevista, nuestra ancianita rememora cómo era el mundo medio siglo atrás, en los prósperos y fashionosos '60s. En esa época ella estaba en un alto puesto gerencial de una empresa de diamantes, pero adivinen qué, es mujer, y los machistas a su alrededor no la dejan trepar a gusto (miren como esta clase de pelis "drowned girl screams" deben ambientarse cada vez más y más en el pasado para ser creíbles...). El mercado de los diamantes está un poco remecido porque, verán, Dios fue tan tarado que dejó las semillas de diamantes creciendo en países tercermundistas con esa asquerosa variable macroeconómica llamada "inestabilidad política", en vez de ponerlos en el bueno y santo Primer Mundo. Nuestra chica es inteligente y da algunas buenas ideas, y los malvados y misóginos hombres, era que no, en vez de agradecérselo la p***** primero con negarle un ascenso y dárselo al lambiscón de turno, y luego con hacer algunas negociaciones pa'callao con los rusos y ponerla en la lista de despidos. OK, ahora sí que está furiosa. Pero, ¿qué podrá hacer? ¿Sustraer secretos industriales y venderlos a la competencia? ¿Instalar su propia agencia? ¿Casarse con algún tipo interesado en mujeres con empuje y temperamento, ehm, masculino...? Bueno, hay un barrendero ya ancianito que anda dando vueltas por ahí, que le sugiere un plan. Se trata nada menos que de atracar la inexpugnable caja fuerte de la casa central de la empresa de los diamantes. Bueno, en esos tiempos era más fácil porque la tecnología de las cámaras de seguridad estaba aún en embrión. Pero aún así, comprensiblemente, no es tarea sencilla. Nuestra chica, después de pensárselo bien, y considerando que no quiere jubilarse todavía, termina aceptando. De esta manera comienza la ejecución del plan. Ejecución que, por supuesto, devendrá en el típico plan perfecto con imperfecciones que animarán su tanto el cotarro, y pondrán a nuestros protas en peligro, etcétera.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

En los '60s, el mundo se dividió en dos. A un lado de la trinchera estaban los contraculturales que fumaban maría juana, leían a William Burroughs, compraban historietas de la Marvel y veían "Busco mi destino". Al otro lado estaban los correctitos y adocenaditos que consumían whisky, leían la prensa de derechas, escuchaban música lounge y veían en el cine al muy terneado James Bond. En este clima, y del segundo lado, el lado chic, de la barricada, hubo un subgénero de pelis "de ladrones", y de golpes perfectos: "Once a la medianoche", "Golpe a la italiana", "El caso Thomas Crown", "Topkapi", "Cómo robar un millón de dólares", "Ladrona por amor"... El esquema era en todos bastante similar: un tesoro (billetes o piedras de las brillantes, tanto más daba) que sirviera como mcguffin, fuertemente custodiado por medidas de seguridad en apariencia invencibles, más un grupo de truhanes que armara un ingenioso plan para apoderarse de esa fortuna, plan que en algún minuto, por una razón u otra, podía terminar saliendo mal, para meterle un poco de salero al asunto, pero al final salía por lo general bien, todo rodeado con el glamour y la elegancia de esos bares estilo Dean Martin o esos casinos de martini stirren and not shaken. De tarde en tarde, el género vuelve a levantar cabeza (ahí tienen "La gran estafa", remake de "Once a la medianoche", y sus dos secuelas), pero siempre de manera un tanto artificiosa, porque admitámoslo, los '60s no se volverán a repetir (ahí tienen esa de "El caso Thomas Crown" con Pierce Brosnan...). Esta peli puede inscribirse dentro de ese revival, pero el guión fue más habilidoso: en vez de hacerle un homenaje al subgénero ambientándolo en la actualidad, creó un aura romántica alrededor de la historia simplemente asociando elementos muy sesenteros: la chica de peinado con melenita, los diamantes (sesentero a tope desde "Desayuno con diamantes"...), y el atraco perfecto, en una trama también ambientada en los '60s. Negocio redondo. Claro que las pelis hechas con clara vocación de homenaje suelen ser bastante inferiores a los homenajeados (desventajas del tributo servil, of course), pero aún así, de hacerse con tacto y habilidad, puede salir algo bueno.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Partamos por darle crédito no a la dupla actoral (Michael Caine y Demi Moore, what a weird combination...), sino al director Michael Radford, bien conocido por el cinéfilo de pro gracias a pelis como "1984", "El cartero" (ésa de Neruda, el remake de "Ardiente paciencia" que superó a la versión original, que conste, la dirigía el mismo que escribió la novela) o más recientemente, la estupenda "El mercader de Venecia". Si hay un tema común a todas estas pelis, y a la en comento, es el tema del poder: quien lo tiene, quien lo ambiciona, y quien sufre bajo su bota. En este caso, la trama del robo de los diamantes se ve enriquecida porque la principal motivación de la prota es que, por no tener poder, no sólo es ninguneada por sus jefes, sino que además le agarra el trasero en público nada menos que un ruso de pro (vaya con Demi Moore, pensar que en "Una propuesta indecente" se dejaba faenar por Woody Harrelson y en "Acoso sexual" pedía screaming ser violada por Michael Douglas...). En fin, volviendo al asunto del poder, Michael Radford sigue insistiendo con el tema, de una manera quizás poco sutil, pero al menos no se le puede negar consecuencia, al hombre, sacando sus motivaciones personales al ruedo en medio de una peli que podría haber sido mucho más sellout. Bueno, bien por Radford. Y por nosotros también, que ganamos algo de calado en una peli que en principio es de pura entretención.

-- Demi Moore. Actriz hot (en más de un sentido) en los tempranos '90s, su carrera se fue al drenaje después de "Striptease" y "Hasta el límite", y ni siquiera "Los ángeles de Charlie 2: Al límite" (y dále con los límites) la levantó de su tumba (de hecho, es probable que su rol de villana haya colaborado en el hundimiento de una peli que de entrada olía a doomed). El mismo año en que hizo un secundario en la estimable y subvalorada "Mr. Brooks", se daba maña para aparecer acá. Y es que está casi irreconocible. ¡Damn it, si hasta pareciera buena actriz! Claro, puede que se haya interpretado a sí misma, un poco como cuando la única escena buena que le salió de "Los ángeles de Charlie 2: Al límite" se quejó histericona de que todos la dejaban abandonada, mientras que aquí hace ese rol (no el de histericona, sino el de chica abandonada por todos) durante toda la peli. En cualquier caso, su presencia es un plus. Las escenas en que debe interpretar a una mujer anciana en el presente (o sea, fuera del gran flashback que es la peli), más allá de que los tipos haciendo partes prostéticas se esforzaron bien esforzados, Demi Moore las resuelve con bastante solvencia, y nos consigue hacer creer que para su personaje ha pasado el tiempo. A su lado Michael Caine, cuya carrera ha estado en alturas como "El caballero de la noche" o en putos negr... perdón, en puntos negros como "Tiburón IV: La venganza", hace más o menos su rol de siempre, con la bonhomía también de siempre, y aunque a ratos se le siente un tanto a desgana (bueno, tampoco es que su personaje sea el mejor guionizado del mundo, tampoco, y sus motivaciones últimas son puro pulp), al menos hace buena dupla con Demi Moore. Era una combinación ímproba, por supuesto, y mezclarlos fue casi un trabajo de alquimia, pero funcionó. Se ven bien en la pantalla. Creíbles. Que es, lo que al final del día, importa.

-- Veamos la historia. El misterio final de la trama no es tan difícil de adivinar, en realidad, si uno mira para otro lado en vez de dejar envolverse con lo obvio (además, es una solución quizás un poco inverosímil). Pero si uno se deja llevar por la trama, está bien. La peli consigue imprimir suspenso, y lleva a que en verdad uno se pregunte "bueno, ¿y cómo?". Tuvo un paso discretísimo en los cines, pero no es una mala opción para arrendar en DVD. Seguro que tiene un argumento más interesante y mejor armadito que la mayor parte de los thrillers de suspenso de Hollywood.

IDEAL PARA: Ver una peli de suspenso de las buenas, como las de antes.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, subtítulos en español].

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