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domingo, 3 de diciembre de 2006

"Moonraker" (1979).


-- "Moonraker". Inglaterra / Francia. Año 1979.
-- Dirección: Lewis Gilbert.
-- Actuación: Roger Moore, Lois Chiles, Michael Lonsdale, Richard Kiel, Corinne Clery, Bernard Lee, Geoffrey Keen, Desmond Llewelyn, Lois Maxwell.
-- Guión: Christopher Wood, basado en la novela de Ian Fleming (sin acreditar).
-- Banda Sonora: John Barry.

-- "Moonraker" en IMDb.
-- "Moonraker" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

El gobierno británico ha recibido en préstamo un lindo chichito tecnológico llamado Moonraker, que es un vehículo espacial reutilizable con una cara de Columbia que no se la destiñe nadie. Pero ocurre un accidente, y el Moonraker desaparece misteriosamente. Para recabar pistas envían a Bond, James Bond, al laboratorio de Hugo Drax, un poderoso megachupiindustrial que, nada más llegar 007, decide llevar a cabo algunos torpes intentos de asesinato que demuestran bien a las claras que él es el malo maloso. Bond consigue volver a su lado, tácticas sexuales mediante, a una chica que trabaja para Drax, y consigue información que le permitirá seguir una arriesgada línea de investigación, que lo llevará a sufrir múltiples intentos de asesinato en Venecia y Brasil, antes de desenmascarar el monstruoso plan de Drax que, para variar un poco, implica apoderarse del mundo, la destrucción de la Humanidad, etcétera.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Después del golpe de timón que significó "La espía que me amó" en la saga Bond, en términos de reactivarla después del bajón de "Vive y deja morir" y "El hombre de la pistola de oro", anunciaron con bombos y platillos que iban a rodar "Sólo para tus ojos" (en la clásica frase "James Bond will return..."). Pero en medio de todo eso vino el éxito de "La Guerra de las Galaxias". Apurados, los ejecutivos de United Artists se hicieron pies mochos viendo si había entre las historias de Ian Fleming alguna que oliera a carrera espacial, y dieron con un cohete estilo Ray Bradbury, llamado Moonraker. Así es que, ni cortos ni perezosos, hicieron caso omiso de su anterior promesa, y se decidieron a rodar "Moonraker", o algo que se le pareciera (la fidelidad a la fuente literaria original no es una de las cualidades más alabadas de las cintas Bond). Como la historia original iba de un cohetito y de sabotaje, y por lo tanto no rentaba nada, cambiaron éste por un flamante transbordador espacial (en esa época el Columbia, el primero de ellos, aún no despegaba), y en cuanto a la historia, convirtieron a Hugo Drax en un clásico supervillano dispuesto a comerse el mundo. En cuanto a la trama, no se calentaron demasiado la cabeza: prácticamente calcaron la historia de "La espía que me amó", locaciones italianas incluidas, sólo que la guarida del villano ya no está en una base sumergible en alta mar, sino en una estación orbital en el espacio exterior (¿y cómo diablos hicieron para construirla sin que ningún sistema de detección en la Tierra, o por último el observatorio del Monte Palomar, diera la voz de alerta?). En la dirección mantuvieron a Lewis Gilbert ("La espía que me amó" y "Sólo se vive dos veces" son también obra suya), y para la canción de créditos llamaron nada menos (¡y por tercera vez!) a la venerable Shirley Bassey. Y como gran final, una secuencia de pelea espacial (¡!) con rayos lásers, de lo más surrealista. Y mucho más al final la frasecita "James Bond will return...", ahora sí en "Sólo para sus ojos".

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es la peli en la cual James Bond viaja al espacio. Como suena, y con un par.

-- Tiene acción, mucha acción, acción a raudales. Puede decirse que es una de las películas Bond más trepidantes en términos de ritmo narrativo.

-- Corinne Clery. Aparece poquito en la película, pero esta chica, que venía del cine softcore europeo ("La historia de O", por más señas) roba cámara. La escena en la que Max Drax le da su merecido por traicionarle, es una de las más mórbidas en toda la saga Bond, por cierto (en "Sólo se vive dos veces", también dirigida por Lewis Gilbert, había más o menos lo mismo).

-- Reaparece Jaws. Es el único matón Bond que ha conseguido repetirse plato hasta la fecha. Apareció en "La espía que me amó", y aquí encuentra un destino final de lo más curioso...

-- Los efectos especiales son de lo mejor que se podía conseguir en aquel tiempo. Los chicos de Broccoli olfatearon la calidad, y no perdieron tiempo en encargarle la sección FX a nada menos que ILM, la firma de George Lucas que había producido los efectos para "La guerra de las galaxias", así es que todo queda en familia.

-- Los chistecitos. La secuencia numérica para entrar a la base de Venecia es la musiquita de cinco notas de "Encuentros cercanos del tercer tipo". Hay también una oblicua referencia a "Superman", también de esos mismos años.

-- El gran final. Todas las pelis Bond suelen terminar cuando 007 se infiltra en la base del enemigo y la hace volar por dentro, después de dar cuenta del villano... pero es que no en todas las pelis Bond el villano tiene una base tan estupenda como ésta. Tiene su encanto cuando la base enemiga a volar es nada menos que una estación espacial completa.

IDEAL PARA: Ver una de las cintas Bond más entretenidas y desmadradas de todas.

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