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jueves, 19 de noviembre de 2015

"Rocky IV" (1985).


-- "Rocky IV". Estados Unidos. Año 1985.
-- Dirección: Sylvester Stallone.
-- Actuación: Sylvester Stallone, Talia Shire, Burt Young, Carl Weathers, Brigitte Nielsen, Dolph Lundgren, James Brown.
-- Guión: Sylvester Stallone.
-- Banda sonora: Vince DiCola.

-- "Rocky IV" en IMDb.
-- "Rocky IV" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Rocky es el campeón, está forrado en washingtoncitos verdes, y le celebra cumpleaños a su viejo amigo Paulie, quien ha sobrevivido a todas las pelis de la saga sin morirse, y ya sabemos lo importante que es no morirse para ser un sobreviviente. Habiendo pasado un buen rato de película con escenas entrañablemente familiares (lo de "entrañablemente" fue puro sarcasmo: estoy seguro de que todos amamos las de Rocky por el punch-punch sobre el ring, no por la moralina familiar), aparecen los rusos. Viene Iván Drago, una máquina de matar entrenada con lo que en 1985 pasaba por ser la última chupitecnología médica deportiva. Apenas los rusos ponen la planta del pie en the beloved America, Apollo Creed se pone nervioso, y a pesar de estar cinco años retirado, porfía en que podrá vencer al ruso, a pesar de que el boxeador que llegó del frío tiene algunas obvias ventajas comparativas: es más alto, más fuerte, tiene más musculatura, y además, es rubio (Apollo Creed no parece haberse enterado de que en las pelis heroicas yankis, el negro siempre muere). Pasa la secuencia obvia: Creed reta a Drago y lo insulta, y en respuesta, el kamaradoski Drago tumba a Creed tan tumbado, que lo deja bajo un precioso monolito de piedra, durmiendo tranquilamente el sueño del que no se regresa. Ahora es Rocky Balboa el mosqueado, porque oiga usted, es que el ruso le ha matado al personaje más carismático de toda la saga, y como le ha robado la mina de oro, hay que castigarlo como sea. Comienza entonces a entrenar, en una secuencia kitchmente parodiada en "Padre de familia", en medio del hielo, ante el más que comprensible cabroneo de su esposa, harta de que su maridito esté siempre a punto de dejarse matar la escondida neurona funcionante en ese cerebrito, mientras que el ruso, puro músculo y máquina, se dedica a lo mismo. El duelo final se resolverá en Rusia, con canciones en plan tovarich, y digámoslo de una vez: Rocky le gana a Drago por los puños, y al Politburó con un discurso tan bonito, que uno se pregunta cómo se tardaron cuatro años más en echar abajo el murito ése en Berlín.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Es la Era Reagan. Lo que había partido en "Rocky" como una historia de autosuperación personal y reforcilamiento en el espíritu americano del self made man (e incluso cierta CRÍTICA del espíritu americano del self made man), se transforma en patrioterismo ramplón. Rocky ha triunfado tanto, ha dejado de ser un pobretón y ahora vive en un verdadero palacio, que no puede menos que ponerse al servicio de la sacrosanta causa del Destino Manifiesto. ¡Y de qué manera! Ni Rambo tuvo tanto éxito contra los rusos: mientras que éste desinfectó Vietnam y Afganistán, Rocky consiguió nada menos que asestar un uppercut en la mismísima Moscú, la fortaleza sagrada del Imperio Soviético. Y ni hablar del discurso final, una prueba de que el agradecido semental italiano sí que entiende bien las lecciones de democracia y libertad, no como los rusos cargados de odio e incomprensión hacia los egregios valores patrios estadounidenses (aunque ambos las impongan a puñetazo limpio, pero es que oiga usted, el fin justifica los medios)... Pero no se crea que la peli es aburrida. Todo lo contrario. Es tan abiertamente patriotera, y su discurso está plagado de tanta basura (y los malos son tan arios, rubios Drago y la noviecita), que cuesta no verla con una risotada. O por lo menos, eso en las secuencias donde no aparece el insufrible robot-san como la joyita de lo que los americanos podemos hacer o comprar (trabajo e investigaciones nipones mediante, claro está).

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es un fiel reflejo de lo más bajo y chovinista de la mentalidad yanki del Destino Manifiesto. Se encuentra en un estado tan puro y prístino, que cuesta encontrar un mejor exponente. "Rocky IV" debería ser material obligado de estudio para todos los historiadores del siglo XX: explica la visión de mundo yanki de la Guerra Fría mucho mejor que una docena de sesudos estudios sobre historia de las mentalidades. Por supuesto, esto no lo hace una mala peli, simplemente una representativa de sus ideas. Y como lo decíamos, se perdona por lo hilarante del concepto, claro está. Porque nos gusta tan poco la mentalidad yanki, que tienen que usar drones para imponerla, cuando si fuera tan bueno ser o pensar como yanki, iríamos toditos en masa a aceptarlos como nuestros nuevos mesías amén, ¿no?

-- Es una película entretenidísima. O sea, es una de boxeadores. Y uno de los boxeadores muere. El resto es el inevitable relleno, porque si viéramos colosos de músculo batiéndose a mamporro limpio durante hora y media, pues sería un latazo, pero lo que aparece, aparece bien. Y ya que estamos... con la muerte de Apollo Creed. Con matar a ese personaje, Stallone prácticamente se fusiló la saga completa. "Rocky V" no es mala porque Rocky vuelva a ser pobre o porque esté escrita por Sylvester Stallone, lo es porque no aparece Apollo Creed a revolver el cotarro. Tuvo que pasar década y media antes de que llegara "Rocky Balboa" a aliviarnos de nuestro sufrimiento, y aunque en cierto sentido "Rocky Balboa" es un remake más melancólico y tipo western crepuscular de la seminal "Rocky" de 1976, no es menor que justamente se echa de menos la presencia de Apollo Creed.

-- Fue la peli que lanzó a la fama como duro a Dolph Lundgren. Antes había actuado en "En la mira de los asesinos", pero aquí es donde se cubrió de gloria. Luego vendría ese estado que no es ni éxito ni decadencia, sino un poco de los dos: "Amos del universo" (¡en donde interpretó a He-Man!), "Escorpión rojo", "El Castigador" (la primera versión de The Punisher, antes de la peli del 2004), "Angel negro", "Masacre en el barrio japonés" y "Soldado universal". Bueno, al menos tuvo pega después en "The Expendables" y secuelas. También propulsó a la fama a Brigitte Nielsen ("Sonia la Roja", "Cobra", y "Un detective suelto en Hollywood II"), con una efímera carrera que duró lo que fue la señora Stallone (antes de lo-que-se-dice pasó con la secretaria y tal... rumorología de Jólivu que no repetiré aquí).

-- Aparece James Brown con espectáculo Las Vegas' style, cantando la emblemática "Living in America". Sale sólo cinco minutos, y roba tanta cámara como la totalidad de las lacónicas intervenciones de Drago, eso es decir.

IDEAL PARA: Divertirse con una de boxeadores atizándose con pasión por AMERICA FUCK YEAH!!!

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