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domingo, 31 de marzo de 2013

"Los miserables" (2012).


-- "Les Misérables". Estados Unidos / Inglaterra. Año 2012.
-- Dirección: Tom Hooper.
-- Actuación: Hugh Jackman, Russell Crowe, Anne Hathaway, Amanda Seyfried, Sacha Baron Cohen, Helena Bonham Carter, Eddie Redmayne, Aaron Tveit, Samantha Barks, Daniel Huttlestone, Cavin Cornwall, Josef Altin, Dave Hawley, Adam Jones, John Barr.
-- Guión: William Nicholson, Alain Boublil, Claude-Michel Schönberg y Herbert Kretzmer, sobre el musical de Alain Boublil y Claude-Michel Schönberg, basados en la novela de Victor Hugo.
-- Banda Sonora: Alain Boublil y Claude-Michel Schönberg.

-- "Los miserables" en IMDb.
-- "Los miserables" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

En un astillero/puerto/whatever a orillas del mar, un montón de condenados son obligados a tirar de una pesada nave para sacarla a dique seco. Y lo hacen... ¡cantando! ¡Con toda su rabia y su ira contra EL SISTEMA! Y los gendarmes se lo permiten porque, claro, es un musical, y además al menos uno de ellos canta (bueno, Russell Crowe lo intenta, haciendo bueno el chiste de que a 30 Odd Foot of Grunts no los conocería nadie si no fuera por la carrera extramusical del vocalista). El caso es que han pasado nosecuántos años para el pobre Valjean porque primero se le ocurrió robar una hogaza de pan (lo típico, cuando los pobres roban es delito, cuando los ricos lo hacen es negocio), y después porque trató de evadirse de prisión. Y una vez que sale, además le dan unos papeles que debe exhibir para que todos vean que es... ¡¡¡PELIGROSO!!! ¡¡¡GUAAAAAÁ, TENGAN MIEDO!!! Bueno, pasa lo inevitable, que el hombre es PELIGROSO así es que no consigue trabajo (pareciera que en la Francia del XIX había que andar con certificado de antecedentes o algo así), y por lo tanto se ve obligado a caer en lo mismo, o sea, en robar. Porque hay que ver, resulta que un cura le da cobijo (la novela original es de la época no demasiado lejana en donde si aparecía un cura en la ficción, era una figura positiva e inspiracional, mientras que si aparece ahora, es un conflictuado en el mejor de los casos y un pedófilo en el peor. Y no de manera inmerecida, claro), un cura le da cobijo, decíamos, y el hombre va y le roba. Pero no llega demasiado lejos cuando lo agarran (bueno, anda con candelabros de plata y sin chalas en los pies, así es que no es muy difícil adivinar). Y el cura, miren ustedes qué wena gente, dice a la policía que los candelabros los ha regalado. Los policías, inherentemente incapaces de entender EL BIEN, se retiran confundidos. Y el cura entonces le suelta al prota aquello de que ESTO NO ES GRATIS, HE COMPRADO TU SALVACIÓN, AHORA TU ALMA LE PERTENECE A DIOS, etcétera. Si esto fuera una historia real ya estaría Valjean fusilándose los condenados candelabros en vino y putas, pero como esto es ficción, resulta que Valjean se convierte en... esperen... aguarden por esto... se convierte en UN MEJOR HOMBRE. Seriously! Y monta una pequeña fábrica en donde él, figúrense, es un patrón... ¡¡¡HUMANITARIO!!! Leñe, que hasta se me cae una lagrimita y too. Bueno, las cosas se van a complicar cuando se le cruce en la vida una trabajadora que por estos o aquellos de la maldad humana, termina perdiendo el trabajo y acaba metida a prostituta. Y ni siquiera prosti de lujo como las que se empelotan en la tele, sino de las de bajo calado, las de muelle. Y además, para colmo, aparece Javert su viejo carcelero a joder la pita. Porque sí, porque qué clase de novela decimonónica sería el texto original si no tuviera dramáticas coincidencias encargadas de atormentar al prota puteado por ser tan weeeeeeno. Todo se coaligará para que Valjean termine una vez más arrojado a la mierda del mundo, con una carga adicional: la hija de la obrera metida a puta, que ahora pasa a ser como su hija putativa o algo así. Además, a poco andar, vendrá una jornada revolucionaria con gente encantada de derribar la injusticia, construir un nuevo mundo... ¿Tendrán éxito? Déjenme darles una pista. Han pasado casi dos siglos desde la época descrita en los eventos de la novela original, y seguimos con gente pobre, proletarios, grandes ricachones cagándose en todo, polis encantados de gozar su cuota mínima de poder partiéndole la espalda a otros que no tienen licencia para lumear, revolucionarios que no llegan a ninguna parte, y la guinda de la torta... con obritas supuestamente de denuncia que en el fondo son culebrones para que la gente se sienta más aliviada de sus pesares cotidianos y no se les ocurra algo así como subvertir el sistema. Que la obra está ambientada en el siglo XIX, pero no es mucho lo que cambiaría trasladada a inicios del XXI.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Con "El jorobado de Notre Dame" en segundo lugar, "Los miserables" es la magnum opus del escritor francés Victor Hugo. O eso me han dicho, por lo menos. Porque por supuesto que hablamos de un franchute aquí, inflao y too, de manera que el novelón tiene una cantidad obscena de páginas, con un barroquismo asfixiante en la narrativa, páginas e incluso capítulos enteros dedicados a disertar sobre lo divino y lo humano que no tienen nada que ver con la trama principal, etcétera. Que hay que saludar como un valiente al pobre infeliz que consiga echársela entre pecho y espalda (entre pared intracraneal y pared intracraneal, mejor dicho) sin terminar mongo en la empresa. Y no, no voy a presumir de que lo he logrado (lo he intentado, sí, pero las letras me bailan como en los versículos con genealogía de la Biblia, así es que prefiero volver a mi saludable ración de tiras cómicas porque con los años me pongo cada vez más flojo). Aparte el hecho de que Víctor Hugo es una gloria nacional francesa comparable a Napoleón Bonaparte o a Marion Cotillard, la novela en sí ha persistido por tocar la fibra de un tema que por desgracia ha estado ahí desde que el mundo es mundo, y presumiblemente seguirá estando ahí hasta que las piedras de la Tierra se extingan: que la sociedad no ha sido construida para los pobres, que el ideal clásico es mantenerlos dentro del nivel de subsistencia, que si quieren su parte del pastel entonces plomo de alto calibre con ellos, que los propios pobres pueden ser tan mala gente como los ricos, y que la gente buena en general pasa cagada canuta tras cagada canuta porque los malvados alrededor ganan por votación. Que si no, hace rato que tendríamos democracias fuertes y sólidas con políticos honestos gobernándonos porque, verán, la gente se negaría a votar por los mismos de siempre. En 1980, alguien discurrió la idea de convertir una novela depresiva y llorona en... un musical. Bueno, en esos años ya no se estilaban los alegres números clásicos de Broadway o los bailecitos de Gene Kelly o Fred Astaire, y estaba de moda hacer musicales oscuros y tétricos. Era el tiempo justo para adaptar "Los miserables". Musical influyente donde los haya, como que el comienzo fue fusilado en pleno para la secuencia inicial de la peli "El príncipe de Egipto" (coro de esclavos haciendo labores públicas, solista principal saliéndose de la opresión...). O de cómo abrió el camino para que otra insigne novela francesa ("El Fantasma de la Opera") acabara adaptada por Andrew Lloyd Webber, con algunos préstamos involuntarios de Rick Wakeman de por medio. Ya en la década de 1980 hubo intentos por hacer adaptaciones al cine, barajándose los nombres de Alan Parker y Bruce Beresford para la faena. Entre medio incluso vino otra versión fílmica (la más bien aburridona "Los miserables" de 1998). Pero recién en el XXI se vino a concretar el sueño, llevándose Tom Hooper el palo al agua, fresco su exitazo de "El discurso del rey". Hombre sabio el señor Hooper, no confiando demasiado en sus propias habilidades directoriales (y con razón, que malo no es, pero tampoco es Mr. Personality tras la cámara), se dio maña en elegir el mejor reparto posible. El baile de candidatos fue de aúpa: Paul Bettany como Javert (terminó siendo Russell Crowe), Amy Adams, Jessica Biel, Marion Cotillard, Kate Winslet y Rebecca Hall como Fantine (terminó siendo Anne Hathaway, con el Oscar de recompensa por la molestia), Emma Watson como Cossette (terminó siendo Amanda Seyfried), Hayden Panettiere, Scarlett Johansson, Lea Michele, Emily Browning, Lucy Hale y Evan Rachel Wood como Eponine (terminó siendo Samantha Barks, en el rol que debería darle un merecido estallido en la gran pantalla)... Bueno, pones a varios actores de primera línea y talento probado a hacer lo que mejor saben hacer, trabajando en turnos extenuantes para tener hartas tomas de donde elegir, y... ¡¡¡PREMIO OSCAR, ALLÁ VOY!!! Bueno, tan bien no le fue, pero igual alguna tajada sacó. La más reluciente es el Oscar (merecidísimo, todo sea dicho) para Anne Hathaway por sus literalmente quince minutos de fama (eso es todo lo que sale en la peli) como Mejor Actriz Secundaria, además de un par de secundarios. Como Mejor Peli cayó ante "Argo", como Mejor Actor ante Daniel Day-Lewis ("Lincoln"), Mejor Canción fue pasada por el paredón por "Skyfall"... En fin. Cosas que tiene el cine.

¿POR QUÉ VERLA?

-- En términos de realización, podemos decir de la peli que está hecha con eficiencia y tiene emoción. No es la peli que va a revolucionar al séptimo arte ni mucho menos (de hecho, es sorprendentemente conservadora y en general poco imaginativa para sus soluciones narrativas). Pero el señor Hooper supo sacarle el jugo a su elenco, que está soberbio. Uno le perdona a Hugh Jackman que se quede un poco a medio gas cantando, o a Russell Crowe que se quede sin gas por completo cantando (¿este tipo de verdad fue vocalista de su propia banda? No kidding?), gracias a la presencia escénica de ambos. Anne Hathaway como Fantine se manda un peazo rol, desquitándose por todo lo largo y ancho y con calvo dorado de por medio de no haber podido ser Christine en "El Fantasma de la Opera" de Joel Schumacher casi una década antes (estaba bajo contrato para rodar... "El diario de la princesa 2". Auch). Amanda Seyfried no luce demasiado, no por falta de su parte sino porque su rol es demasiado ñoño y acartonado como para sacarle demasiado provecho, y hace lo que puede con lo que tiene (lo suyo es básicamente quedarse quieta mirando las estrellas, o algo así). Sacha Baron Cohen sigue por su parte distanciándose de "Borat" y "Bruno", después de su gran rol en "Hugo", y lo hace para bien, mientras que Helena Bonham Carter se limita a fotocopiar su rol de "Sweeney Todd" y echémosle pa'lante nomás. Pero las grandes sorpresas son los descollantes roles de Eddie Redmayne como Marius, brindándonos toda la alegría, energía, ilusión (y desilusión, claro) de su personaje, y Samantha Barks como Eponine, entregando una interpretación tan cargada de emoción que es difícil que a pesar de ser una más o menos villana, no termine dando vueltas las tornas y despertando mucha más simpatía que la parejita romántica designada de antemano por el guión. Las interpretaciones en general vienen lo suficientemente cargadas de emoción como para que sea más seguro ver esta peli con un paquete de kleenex al lado. Por si las dudas. Y redimen mucho de la mediocridad que demuestra la peli en otros respectos tales como la cinematografía espectacular-pero-plana o los defectos inherentes al material original mismo de base (la novela decimonónica por un lado y su artilugioso argumento, y un musical bien-pero-no-brillante por el otro).

-- Como decía, esta peli sigue siendo terriblemente actual el día de hoy. No creo que sea casualidad que haya llegado a los cines justito en medio de una crisis económica en medio de la cual los ricos se hacen cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Es fácil mirar a "Los miserables" (la novela, el musical o la peli, tanto monta que monta tanto) con algo de condescendencia, con esa cosa de "miren cómo debían apañárselas en el XIX esos pobres primitivitos"), porque ahora tenemos estado del bienestar y educación y salud pública y esas cosas. Pero ojito, que hoy en día ser un profesional e incluso un simple técnico no es garantía de tener trabajo en lo que se estudió, si es que se tiene trabajo en lo absoluto que no sea uno de baja calificación y por el mínimo (mínimo además amenazado por los profetas del "dejemos que el mercado regule los salarios"), y además para colmo esa educación es cada vez más cara y de peor calidad. Además, mientras más se concentra la riqueza, más pequeño es el círculo de gente a la que se puede acceder para que ellos le den el tirón a uno, por lo que la movilidad social se reduce incluso más. Así como van las cosas, con iluminados que hablan sobre dejar al mercado hacer lo suyo en combinación con mediaclase idiotas que se comulgan con ruedas de carreta con el cuento del "esfuerzo" y el "emprendimiento" sin darse cuenta de que los más ricos no han llegado hasta donde están por ninguna de ambas sino por contactos y por, er, información privilegiada, pronto el único mecanismo de ascenso social que quedará es robarle los candelabros a un señor cura, y rogar porque éste no sea pedófilo sino uno de los decentes que tratan a los demás como Cristo los trató, que regale los candelabros y too. Sí señores, "Los miserables" no es la crónica de un pasado horroroso que felizmente hemos dejado atrás, sino del sombrío futuro que se nos viene encima y que aparentemente nadie es capaz de parar.

IDEAL PARA: Emocionarse... y ponerse a temblar.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, subtítulos en español].


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