Páginas

domingo, 11 de noviembre de 2012

"Todos los hombres del Presidente" (1976).


-- "All the President's Men". Estados Unidos. Año 1976.
-- Dirección: Alan J. Pakula.
-- Actuación: Dustin Hoffman, Robert Redford, Jack Warden, Martin Balsam, Hal Holbrook, Jason Robards, Jane Alexander, Meredith Baxter, Ned Beatty, Stephen Collins, Penny Fuller, John McMartin, Robert Walden, Frank Wills, F. Murray Abraham.
-- Guión: William Goldman, basado en el libro de Carl Bernstein y Bob Woodward.
-- Banda Sonora: David Shire.

-- "Todos los hombres del Presidente" en IMDb.
-- "Todos los hombres del Presidente" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Son tiempos tenebrosos para Estados Unidos. Están perdiendo Vietnam, los hippies están desbordando por el ala izquierda (aún), y corre para la reelección... ¡¡¡RICHARD NIXON!!! ¡¡¡BUAAAAAÁ, TENGAN MIEDO, TENGAN MUCHO MIEDO!!! En medio de todo eso, un guardia (negro, como buen personaje secundario en peli de los '70s) del hotel o edificio o lo-que-sea Watergate, descubre que un grupo de ladrones se ha metido a una oficina demócrata. Un estúpido error por parte de los infiltradores (apagar el crucial aparatito de comunicación) los deja indefensos, y los cazan como zorros en una zorrera. En el diario Washington Post empiezan a pelotearse, que si va a política porque las víctimas eran las oficinas del Partido Demócrata, que si va a la crónica roja porque son ladrones... al final acaba en policiales, y los periodistas del rubro empiezan a investigar. Al joven Bob Woodward, la nariz le salta de una cuando descubre que los ladrones tenían bastante dinero en los bolsillos y por lo tanto no necesitaban robar, y además alguien les ha designado un abogado muy empingorotado, no la clase de defensor de oficio apático y abúlico que suelen ganarse los cacos de poca monta de toda la vida. Así es que empieza a echar a andar sus contactos para investigar qué pasa. El asunto parece en un callejón sin salida, hasta que aparece el contacto definitivo: un tipejo llamado Garganta Profunda (sí, como la peli porno, qué pasa con eso, si los espías también tienen su humor macarra), que les da el consejo supremo ("follow the money"). La batalla por limpiar el nido de ratas del que Watergate es la última punta de la madeja, ha comenzado, y la batalla llegará hasta arriba, hasta muuuuuuy arriba.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Más de tres décadas antes de que Jack Bauer terminara macarramente un episodio de la quinta temporada de "24" diciendo "vamos a derrocar al Presidente de los Estados Unidos" (y lo hace, el mal parido, pobre Charles Logan, y es que Jack Bauer es mucho Jack Bauer), ya le habían dado el bajo a Richard Nixon, uno de los más nefastos Presidentes que ha pasado por la Casa Blanca. Porque Kennedy era putero, Jackson un borrachín y George W. Bush... no, no defenderé a George "segundas partes nunca fueron buenas" Bush. Pero Richard Nixon fue un traidor contra los principios esenciales de la democracia que (se supone, en teoría, sobre el papel, al menos) informan o deberían informar la vida política de los Estados Unidos, desde los Padres Fundadores en adelante (ya saben: George Washington, Thomas Jefferson, Buffalo Bill, Lassie...). Y contra eso, no hay apertura de relaciones con China ni retiro de Vietnam que valga. Ya Estados Unidos había tenido un golpe recio con los famosos Papeles del Pentágono (véase "Los papeles del Pentágono" aquí en Cine 9009), y ahora venía el siguiente golpazo. Que demostró lo podrida que estaba la democracia en Estados Unidos. O sea, si el único que defiende a Richard Nixon con su cuestionable hacer en Watergate es el reaccionario y carca de Paul Johnson (el tipo tiene la cara de alegar que Watergate fue un golpe de estado de los demócratas... ¡y lo dice en serio!), entonces malas flautas musicalizan mi obra, gracias. Los artífices de darle puntazo al cabrón de Nixon fueron dos periodistas del Washington Post, que ayudados por el espía con chapa de peli porno, se las arreglaron para tumbar a un Gobierno solitos (años después, tanto de los hechos como del libro y la peli, se supo que Garganta Profunda era el segundo en la cadena del FBI, y parece que no lo hizo por patriotismo sino porque estaba ofendido de que no le permitieran seguir subiendo, el muy ladino, pero en fin, aunque no sea muy héroe, el tipo sí pasa por antihéroe, ¿no?). Y como América es la Tierra de las Oportunidades y eso de que los héroes lo hacen todo en forma noble y desinteresada y dicen eso de que "donde haya una injusticia habrá una pelea" es sólo para las pelis, resulta que los de verdad, los periodistas Woodward y Bernstein, se publicaron un libro, un poco a instancias de Robert Redford, que ya se relamía pensando en la peli que le daría aún más éxito, un premio Oscar, el beneplácito de los bienpensantes (el síndrome "Leones por corderos"), etcétera. Y ahí salió la peli. Que hasta el día de hoy tortura a los noveles estudiantes de periodismo, vendiéndoles la moto de que su profesión cambiará al mundo, que el periodismo investigativo sigue vivo, que a alguien le interesa de verdad leer profundos y prolijos reportajes en vez de las fotos en bikini de Kim Kardashian, etcétera. Bueno, se la sacan barata. Tengo un amigo abogado al que su profe de Derecho Procesal lo hizo leer "El proceso" de Kafka. Quizás a las aprendices de escort en Las Vegas los hagan leer "Los 120 días de Sodoma", vaya uno a saber. Pero para una profesión tan sosa como la de periodista (una que hoy en día es más o menos copy-and-paste el último cable de Reuter, o sentarse a escuchar pasivamente en las conferencia de prensa de los jerifaltes del ejército de ocupación en Irak), se merecen una peli tan sosa como "Todos los hombres del Presidente".

¿POR QUÉ VERLA?

-- Esta peli es considerada una de las más inspiracionales oh-my-god-ever jamás realizadas. Es la quintaesencia de la peli de "el individuo contra el sistema", el ciudadano común y honrado que arriesga el trabajo, la reputación y la vida por desenmascarar un sistema corrupto hasta la médula. Y qué joer, a todos nos gustan esas pelis porque sabemos y olemos que eso de la democracia es una patraña y que cuando la Revolución Francesa y prólogo norteamericano y epílogo sudaca, en realidad fue un golpe de estado de la burguesía citadina contra los aristócratas ramplones, y que en el fondo "contra Franco estábamos mejor". Claro, después sales del cine y vas a la vida cotidiana y las cosas siguen tan podridas como siempre, pero al menos tuviste tu escapismo de dos horas. En ese rubro, "Todos los hombres del Presidente" funciona bien. El problema es que si sabes algo más de Historia, o lisa y llanamente sobre cómo funcionan las cosas, como que el asunto pierde fuelle. En primera, sabemos que el misterioso Garganta Profunda no era ningún héroe, sino un tipo que quería hacer rodar del tapete a Richard Nixon. En segunda, Woodward y Bernstein después hicieron una carrera posterior bastante oscura, y vivieron del cuento sus buenos años ya. En tercera, la democracia de Estados Unidos no mejoró un pelo. Y en cuarta, algo que en la peli se omite, aunque obligaron a Charles Logan... er, perdón, a Richard Nixon a renunciar, apenas llegó su vicepresi Gerard Ford al cargo (sí, joer, el mismo que después fue amigo de Homero Simpson), lo primero que hizo fue firmarle una amnistía plena y completa, y una bajada de pantalones no porque estoy demasiado gordo y se me atora el cinturón.

-- Además, la peli se ciñe estrictamente a los términos históricos. Claro, no era cosa de ponerse como en otra peli inspiracional como lo es "Los intocables", entre otras razones porque ahí habían balas y acá no, pero no es lo mismo la trepidante aventura de un grupo de agentes del FBI persiguiendo a un capo alcohotraficante, que unos periodistas tratando de tumbar a unos hombres sin rostro de una administración gubernamental sobre la cual nadie más allá de los círculos académicos sabe distinguir al perro del gato. Así es que desfilan nombres y nombres, y en realidad esos nombres no nos importan mucho, porque al final "todos son corruptos". La peli se la pasa batiéndose entre llamadas telefónicas, viajes y entrevistas en el domicilio de las personas, e incluso este tipo de escena (hablar con la gente en sus casas) fue rodada con mucho más sentido del drama en "Erin Brockovich", por ejemplo. En definitiva, en esta peli nunca llegamos a sentir el verdadero sentido de la urgencia de todo el asunto. ¿Histórica? Sí. ¿Bienpensante? También. ¿Cinematográficamente golpeadora? No, definitivamente no. Mención sea hecha de que el director es el irregular Alan J. Pakula, que ha dirigido... bueno, enunciaré las pelis y dejaré la evaluación a criterio de ustedes: "La decisión de Sophie", "Se presume inocente", "Juegos de adultos", "El informe pelícano", "Enemigo íntimo"...

-- Lo más defendible de esta peli es lo actoral. Robert Redford hace su clásico papel de galancete heroico, y hace una estupenda dupleta con Dustin Hoffman (ver a Hoffman en su escena con sobredosis de café está genial). Y el bueno de Jason Robards (el jefazo de los protas) se llevó un Premio Oscar al Mejor Actor Secundario mejorando un rol que en realidad sobre el papel no tenía mucha substancia. Aparece también Jane Alexander, en una escena bastante breve, robándose la cámara en ella (la chica después coincidirá de nuevo en un papel mucho más extenso y en donde demostrará su buena química con Dustin Hoffman nuevamente, en "Kramer versus Kramer"). Y Hal Holbrook, el que tiene los huevos de interpretar a un personaje que se hace llamar "Garganta Profunda" (aunque más huevos tenía el original, que inventó el sobrenombre), consigue de verdad verse imponente. El que sí de frentón actúa pésimo es Richard Nixon, que... er... ejem... a ver... no, parece que no es un actor, parece que es él mismo quien aparece en los noticiarios. Bueno, disculpen, no siempre se gana.

IDEAL PARA: Ver una peli inspiracional que con un poco de sentido común no inspira demasiado, precisamente.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].

No hay comentarios.:

Publicar un comentario