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martes, 14 de febrero de 2012
"Traición al amanecer" (1988).
-- "Tequila Sunrise" (título original en inglés), "Conexión tequila" (título en España). Estados Unidos. Año 1988.
-- Dirección: Robert Towne.
-- Actuación: Mel Gibson, Michelle Pfeiffer, Kurt Russell, Raul Julia, J.T. Walsh, Gabriel Damon, Arliss Howard, Arye Gross, Daniel Zacapa, Eric Thiele, Tom Nolan, Dawn Martel, Lala Sloatman, Budd Boetticher, Ann Magnuson.
-- Guión: Robert Towne.
-- Banda Sonora: Dave Grusin.
-- "Traición al amanecer" en IMDb.
-- "Traición al amanecer" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Un acuerdo de esos que implican comer maní en un auto en medio de la noche, y meterse a un hotelucho de tercera, acaba de manera compleja cuando dos viejos amiguetes se cruzan: un policía que persigue narcos, y un narco que es perseguido por polis. O ex-narco, porque él alega que está fuera, que está limpio, toda esa jerga de las pelis de narcos. El poli, siguiendo una pista, acaba enganchado con peazo chica (Michelle Pfeiffer en sus mejores años, para que nos entendamos). Y empiezan a salir y too. Nuestro poli, pobrecito él, se debate entre el cumplimiento del deber (a saber, echar abajo al dealer, o ex-dealer según alegatos), y honrar la amistad y todo eso. Pero revolcándose con Michelle, por qué no. A la vez, cuando el poli empieza a echarle los tejos a la chica, resulta que el traficante, o ex-traficante según él dice, descubre que está perdiendo y sin hacer ningún movimiento. El juego del gato y el ratón se desenvuelve así en dos frentes paralelos, por un lado echar abajo un cargamento de 1200 kilos de cocaína del tipo "un último trabajo y te retiras nene", y por el otro ver quién se folla mejor revolcada a la chica. Puro Hollywood, ¿eh?
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Una de las características que tuvo el cine ochentero fue esa cosa estilosa, quizás como reacción a los prosaicos, realistas y sucios '70s. A finales de década, dicha tendencia estaba alcanzando su apogeo por obra y gracia de la escalada cinéfila. Uno de los géneros que tuvo un buen florecimiento dentro de este contexto fue el neo-noir. No por nada, el Cine Noir clásico de los '40s tenía un pie puesto en un duro contenido de densa crítica social por un lado, y por el otro lado en el refinamiento estilístico de la fotografía y el soundtrack (¿acaso las femmes fatales como Veronica Lake o Lauren Bacall hubieran tenido la mitad de encanto si no hubiera sido por sus elegantes vestidos y la luz que cae en diagonal sobre sus felinos movimientos...?). En este contexto, el escritor/director Robert Towne, que la había palmado con su debut directorial "Relaciones prohibidas" en 1982, decidió que era hora de reverdecer laureles. No en balde, había estado metido tras los guiones de "Bonnie y Clyde", "Chinatown", "Yakuza" y "Greystoke", lo que no es poco decir (bueno, también "Shampoo", "Orca" y "El Cielo puede esperar", pero es que nadie es perfecto tampoco). El resultado fue que de las cuatro pelis que ha dirigido (hasta 2010, al menos), ésta es la más exitosa de todas, costando 23 millones de tíosames más o menos y recaudando cerca de 105 a nivel mundial. Y quedó como un pequeño clásico ochentero. Aunque sea por las hombreras, los cardados y los narcos mexicanos...
¿POR QUÉ VERLA?
-- Debe haber algo interesante en una peli que se llama como un trago ("Tequila Sunrise") que vertida al español en España se quedan con la primera palabra y se inventan la segunda ("Conexión tequila") y en Hispanoamérica es al revés, se quedan con la segunda palabra y se inventan la primera ("Traición al amanecer", traduciendo eso de "sunrise"), teniendo ambas traducciones de título en común su casi nula relación con el contenido de la peli. Imagino que haberla vendido como otra de tragos al mismo tiempo que estaba saliendo "Cóctel" con Tom Cruise hubiera sido excesivo. En este caso, la confusión no es menor. Porque al final de ver esta peli queda una cierta sensación de "WTF...?"... Claro, igual tiene el encanto y la nostalgia de los '80s, y además ha sido mantenida viva por las cuarentonas que eran adolescentes cuando vieron a la pobrecilla Michelle Pfeiffer debatiéndose entre Mel Gibson cuando estaba delgado y Kurt Russell cuando no echaba arrugas. Pero eso no habla de la calidad de la peli, precisamente. El problema es que el director/guionista en este caso (Robert Towne, repitamos el nombre para efectos de registro) se enamoró demasiado de su propia historia. Que la creyó perfecta, vamos. Y mala no era, si me preguntan. Por debajo de su fachada ochentera tenemos una historia clásica como las de toda la vida, con una chica debatiéndose entre dos amores cual "Casablanca", además del viejo tema de los dos amigos que en el fondo se quieren pero por estas putas circunstancias de la vida acaban en trincheras opuestas, historia que ha dado tanto jugo desde "El enemigo público N° 1" y "Los diez mandamientos" hasta "El zorro y el sabueso" y "El Príncipe de Egipto", por mencionar algunas bien distintas entre sí (bueno, "El Príncipe de Egipto" puede verse como un remake bastardo de "Los diez mandamientos"). Pero el guión nunca se toma la molestia de explicar nada, uno como espectador tiene que ir armando el recorrido de los personajes como buenamente puede con detalles importantes de la trama arrojados casi a la pasada (y a veces tanto secundario con agenda propia llega a ser mareador), y cuando tenemos el final que veíamos venir, con la pegajosa canción "Surrender to Me" de la vocalista de la hardrockera banda Heart, uno tiene derecho a preguntarse cómo rayos llegamos hasta ahí. Y del inverosímil giro de trama en mitad de la noche, mejor no hablemos. O cómo hacer una especie de neonoir a lo "Chinatown" con el guionista de "Chinatown" pasándose de roscas.
-- Si eres un ultranostálgico de los '80s, esta peli te va a fascinar sin ambages. Como decíamos, "Traición al amanecer" es una exacerbación de todo lo que representó los '80s en lo estético, visual y actoral. Tenemos a estrellas "juveniles" tan ochenteras como Mel Gibson, Michelle Pfeiffer y Kurt Russell en los protagónicos, la banda sonora está plagada de temas rockeros y baladas power ochenteras, la fotografía y la moda también son una destilación de la ultraelegancia chic de la época... Todo en una peli hecha a dos o tres años antes de que la eclosión del grunge y del cine indie mataran esa manera de entender el cine por completo. Nostalgia pura, señores.
-- Mencionemos también en el apartado actoral a los tres protas, que están brillantes dentro de sus roles (comerciales, pero roles), Mel Gibson y Kurt Russell exhudando testosterona como deben ser los machos, y Michelle Pfeiffer vaporosa moviéndose entre los dos (y es que son unas casquivanas). La presencia escénica de los tres combinados hace mucho por levantar una peli en que, como decíamos, muchas veces es fácil perderse en qué diablos está ocurriendo, o por qué.
IDEAL PARA: Nostálgicos de los dorados '80s.
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