Películas de estreno, películas antiguas, películas clásicas, películas bodriosas, películas de todo tipo, comentadas por el arte inefable del General Gato.
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viernes, 11 de febrero de 2011
"Temple de acero" (1969).
-- "True Grit" (título original en inglés), "Valor de ley" (título en España), "Valor de llei" (título en catalán). Estados Unidos. Año 1969.
-- Dirección: Henry Hathaway.
-- Actuación: John Wayne, Glen Campbell, Kim Darby, Jeremy Slate, Robert Duvall, Dennis Hopper, Alfred Ryder, Strother Martin, Jeff Corey, Ron Soble, John Fiedler, James Westerfield, John Doucette, Donald Woods, Edith Atwater.
-- Guión: Marguerite Roberts, basada en la novela de Charles Portis.
-- Banda Sonora: Elmer Bernstein.
-- "Temple de acero" en IMDb.
-- "Temple de acero" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
El viejo y plañidero Oeste. Una chiquilla camino a perder el "pre" en lo prepuberescente, se despide de su pá cuando éste parte, sin saber que ya no lo volverá a ver jamás, porque a su pá lo dejan tendío bien tendío en una caaalle. Y ni siquiera muere a manos de un buen villano, sino que de un pelafustán cualquieeera, que estaba mendigando techo en caaasa. Así es que la chica parte a buscar su destiiino. Concretamente, a encontrar un hombrón que le encaje cuatro balas al desgraciaaao. Lo encuentra en la figura de un Marshall bien amigo de disparar primero y preguntar despuéh, si señoh... Pero cuando quiere ir a entrevistarlo, éste se rehuuusa. Y es que la chica no le cae en graaacia. Pero ella insiste e insiiiste, hasta que se sale con la suuuya. Aunque el Marshall es viejo y acabaaado. Y además alcohólico, pues que hay que ver... Ahí van tres hombres a perseguir al desgraciaaao, que entre tanto se ha unido a una baaanda, y por lo tanto capturarlo ya no va a ser tan fácil, no señoh...
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
En los '50s, la vieja fórmula del Western de pistolero de camisita limpia contra hampones con pañuelos negros sobre la boca, empezaba a agotarse, en parte por repetición, en parte porque el Western era la épica del Far West que estaba viva en tanto quedaran en la audiencias gentes que hubieran sido niños en los milochonoventas o milnovecientos. Y se impuso el Western revisionista primero ("A la hora señalada", "El tren de las 3:10 a Yuma", "Más corazón que odio"), y luego desde el extranjero vino el gancho al hígado que fue el Spaghetti Western ("Por un puñado de dólares", "Por un puñado de dólares más", "El bueno, el malo y el feo"...), y el Western ya nunca más fue el mismo. Hollywood reaccionó entonces de dos maneras. Por un lado, spaguetiwesternizando sus propias producciones (por ejemplo, "Los profesionales" o "Dos mulas para la Hermana Sara"). Por la otra, tomando los viejos motivos y héroes del Western tradicional, pero desacralizando a los personajes, aunque sin sacrificar las otras cosas (fotografía limpia, camisitas bien lustrositas, auténticos paisajes medinusa en vez de Almería o los Apeninos). O sea, tomar la mala leche del Spaghetti Western y envolverlo en el delicado papel celofán del glamur jolivudense. "Temple de acero" se inscribe dentro de esta corriente. Por lo mismo tiene un sabor un poco ni chicha ni limoná. Pero se deja ver. Y es que John Wayne, otoñal y acabado, es mucho John Wayne. (A la fecha de postear esto no hemos podido ver el remake 2010 de esta peli, de los hermanos Coen, por cierto). (UPGRADE: Sí la vimos, y está comentada en Cine 9009: para leerla, seguir el enlace hasta "Temple de acero (2010)").
¿POR QUÉ VERLA?
-- Lo dicho. Esta peli trata de ser una puesta al día, a los tardíos '60s, del Western tradicional de toda la vida, y en esta empresa, como que se queda un poco corta de osada y también un poco corta de tradicional, en esa tierra de nadie que es la indefinición cinematográfica. No ayuda demasiado que el guión es morosito, morosito. La peli tiene un arranque de miedo, que en diez minutos te deja bien situado y listo para lo que viene. Y después, lo que viene es como una hora de interacción entre la chica y el pistolero viejo, mientras la primera intenta convencer al segundo. Cuando por fin salen de expedición, ya es como mitad de peli. Aunque después, cuando se trata de la expedición misma y empiezan a tronar los Winchester, la cosa se pone movida. Por cierto, y ya que estamos, la dirección estuvo a cargo de Henry Hathaway, director discreto que tenía su buena ración de Westerns en su capote, y que fuera del género nos regaló joyitas como "El Zorro del Desierto" o "Niágara".
-- Parte importante de esta peli, quizás el gran crédito para verla, es ver a John Wayne y a Kim Darby en escena. John Wayne no necesita presentación, es el prototipo del machomán del Western yanketa de toda la vida, pero en una época en que el tipo de cine que John Wayne hacía estaba desvaneciéndose, aún tuvo la energía necesaria para renovarse e interpretar el que probablemente es el personaje más salido de su carrera. Obtuvo el Premio Oscar al Mejor Actor en ese año, discutido porque hay quienes sostienen que sobreactúa descaradamente (yo no me incluyo entre ellos, porque el personaje es salido de fábrica, y se imponía una actuación de ese tipo), y que se lo dieron más que nada para que el pobre vejete pudiera irse a la tumba tranquilo con su tiíto Oscar. Fue el único de su carrera. A su lado está una debutante Kim Darby, en un papel que rechazaron o no pudieron tomar un bizarro listado que incluye a Mia Farrow, Sally Field (yes, she), Sondra Locke (futura señora Eastwood, por más señas), Aissa Wayne (sí, papi Wayne quería enchufar a su hijita, qué pasa con eso), Karen Carpenter (!), y una tal Tuesday Weld. Interesantemente, el veterano Wayne y la inexperta Darby se llevaron como el perro y el gato, debido al desprecio que John sentía por ella. Quizás por eso la química entre ambos es tan fuerte en pantalla: se supone que él la desprecia a ella, y ella está ansiosa por conseguir su premio, y eso es justamente lo que pasaba con los actores tras bambalinas. En cualquier caso, Kim Darby se apuntaba con esta peli de lleno como la nueva revelación actoral que debía inundar la pantalla en los '70s, y es una pérdida sensible que después de su carismático papel acá, se haya perdido en roles de segunda y tercera fila hasta desaparecer del cine sin que nadie se diera la gran cuenta.
-- A veces es increíble cómo estas pelis antiguas, con todo lo puritanos que eran los años pasados, se permitían licencias que serían impensables en el Hollywood de hoy en día. Veamos la situación. Se trata de una chica en sus catorce o quince, yéndose a perseguir un bandolero con dos hombrones mayores que son más fuertes que ella, y que en cualquier minuto podrían dar buena cuenta de ella (ya saben a lo que me refiero). Y la peli se asume esto como lo más natural del mundo. Claro, todo se plantea en la vena de una tensa relación paternofilial entre el viejo malcarado y la cría metiche, pero no cuesta demasiado correr el tejo y pensar a campo traviesa. No me extrañaría que parte importante del crédito en la supervivencia de esta peli, se le deba a las inconfesables ramificaciones subliminales que tiene la trama.
-- En esta peli vemos también a dos futuros grandotes del cine, haciendo papeles secundarios, pero aún así reconocibles. Está Robert Duvall como el jefe de los bandidos, y a pesar de estar hecho un crío, tiene una presencia que inunda la pantalla (faltaban tres años para su genial Tom Hagen de "El Padrino"). Y también Dennis Hopper, en el mismo año que se consagró por "Busco mi destino", haciendo un rolcito menor por ahí.
-- Sé que muchas veces hago un punteo para la banda sonora, y a estas alturas del partido ya deben estar aburridos de que no encuentre casi ninguna banda sonora mala (cuenten en todo caso las veces que NO lo he mencionado, si también las hay puñeteras). En este caso es el gran Elmer Bernstein el que nos brinda un estupendo soundtrack. La escena final de la peli (no, no diré cómo termina) no sería lo mismo ni tendría el mismo espíritu si no fuera por el estupendo tema de acompañamiento que Bernstein utiliza para la misma.
IDEAL PARA: Ver un Western que sale adelante un poco trabajosamente y por los puntos.
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