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domingo, 21 de noviembre de 2010

"Indiana Jones y la última Cruzada" (1989).


-- "Indiana Jones and the Last Crusade". Estados Unidos. Año 1989.
-- Dirección: Steven Spielberg.
-- Actuación: Harrison Ford, Sean Connery, Denholm Elliott, Alison Doody, John Rhys-Davies, Julian Glover, River Phoenix, Michael Byrne, Kevork Malikyan, Robert Eddison, Richard Young, Alexei Sayle, Alex Hyde-White, Paul Maxwell, Isla Blair.
-- Guión: Jeffrey Boam, basado en una historia de Menno Meyjes y George Lucas, sobre los personajes de este último y de Philip Kaufman.
-- Banda Sonora: John Williams.

-- "Indiana Jones y la última Cruzada" en IMDb.
-- "Indiana Jones y la última Cruzada" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

1912. Un chico boy scout de pronto hace un descubrimiento: ¡malvados ladrones de tumbas como él mismo lo será años después, están tratando de hacerse con la Cruz de Coronado! Pero por supuesto que no les dejará salirse con la suya. Aunque tenga que hacer buenas todas las proezas que tanto harán por magullarlo en su vida adulta. Y una vez que lo ha logrado, va hacia papi para que lo auxilie, y el desgraciao lo único que hace es ponerlo a contar de 1 a 20... en griego. Y cuando el otro empieza "ένα, δύο, τρία...", es interrumpido por el sheriff, que trabaja para el ladrón de tumbas en primer lugar. Damn it. Pero no importa: aunque le arrebatan la Cruz de Coronado, el ladrón de tumbas le da algo más importante, que es la confianza en sí mismo, etcétera, algo que le servirá mucho para arrostrar caídas, golpes, torceduras, magulladuras, ETSs, etcétera, en lo sucesivo, a... ¡Indiana Jones! Que años después todavía sigue obsesionado con tratar de hacerse con la Cruz de Coronado. Para cuando termina la dichosa batalla por la condenada Cruz (perdóname por la blasfemia, si existes, Oh, Señor de los Cristianos, utilizo el adjetivo "condenada" para describir a la reliquia y no a la Cruz en sí, claro está), ya hay un nuevo assignment. Un importante donante de la Universidad le pide su ayuda para desentrañar ciertas pistas alrededor del misterio del Santo Grial, cuyo rastro se pierde en Venecia después de que un experto enviado allá desapareciera sin dejar rastro. Indiana Jones, que a estas alturas del partido está harto del papi que no le sacaba las castañas del fuego cuando crío, le dice que se dirigió al Jones equivocado, que el Jones del Grial es su padre. Sí, le dice el donante, resulta que ese es el experto que desapareció sin dejar rastro. Ahora, Indiana Jones está a la búsqueda de la reliquia más importante de todos los tiempos. ¿El Santo Grial, el cáliz de la Ultima Cena, la copa en que Jesucristo bebió la sangre que será derramada por todos vosotros, el más importante legado arqueológico de la Cristiandad a la posteridad...? ¡Por supuesto que no! ¡Me refiero a Sean Connery!

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Cada una de las Indiana Jones anteriores ("Los cazadores del Arca perdida" e "Indiana Jones y el Templo de la Perdición") había nada menos que decuplicado su valor. Claro, eran las cosas que se conseguían cuando rodabas blockbusters con 20-50 millones de presupuesto, por mucho ajuste de inflación que le metan, en vez de engolfarte con 200-250, que los ingresos se mantienen más o menos lo mismo, pero el margen de utilidades es cada vez menor. Pensar en una tercera no era cuestión de si sí o no, sino de cuándo. Pero Steven Spielberg se resistía a regresar, en particular después de lo disconforme que quedó con esa especie de terapia psicológica antidivorcios que fue poner a Kate Capshaw de fémina histérica en "Indiana Jones y el Templo de la Perdición" (y después se casó con ella, cabrón...), y fue después de mucho convencimiento de que consiguió regresar. George Lucas, para variar, trataba de meter idea tras idea chorra. Concretamente, el Santo Grial en una casa embrujada de Escocia como prólogo para la peli principal. Steven Spielberg tuvo el buen olfato de darse cuenta (lo que cualquier persona con dos dedos de frente ve, en todo caso) que el Santo Grial era lo suficientemente potente para que fuera el plato de fondo, que si pones al Santo Grial de prólogo y después al pergamino en que se firmó la independencia de Liberia después, es como poner a los Rolling Stones como teloneros de David Hasselhoff. Además, la saga de Indiana Jones se beneficia con la acción a todo trapo en espacios abiertos, justamente lo que una trama de casas embrujadas se cargaría en dos tiempos (ahí tienen "Indiana Jones y el Templo de la Perdición", con su imposible palacio-catacumba-templo-mina-desfiladero todo por el precio de uno). Finalmente, Steven Spielberg decidió que ya estaba bueno de homenajear al cine clásico de aventuras norteafricanas ("Los cazadores del Arca perdida") ni al subgénero del imperialismo británico en la India ("Indiana Jones y el Templo de la Perdición"), y ahora tomarían todos los elementos de la mitología Indiana Jones y harían una peli que se sostuviera por sí misma más allá del homenaje, sin referentes externos. Así es que, sin rubor alguno, le metieron Jones por dos: Indiana Jones y su padre. Y como Steven Spielberg había rodado Indiana Jones para tener su propio James Bond, resulta que llamó al James Bond único y original, a Sean Connery himself, como papi de Harrison Ford (a pesar de que Connery es apenas 12 años más viejo que Ford... ¡misterios de Hollywood!). El resultado fue un peliculón que dejó la vara tan alta para Indiana Jones, que a pesar de reventar la taquilla en el mismo año que atacó "Batman", ahí es nada, se tardaron otros 19 años en rodar una cuarta parte, y cuando llegó ésta, fue la más normalita "Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal".

¿POR QUÉ VERLA?

-- Mientras que "Indiana Jones y el Templo de la Perdición" e "Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal" son pelis de aventuras y punto, y "Los cazadores del Arca perdida" es una grandiosa peli de aventuras, "Indiana Jones y la última Cruzada" es una grandiosa peli a secas, de lo mejor que ha salido de Hollywood y de la entera industria del cine desde 1895 a la fecha. Sigue siendo una peli de aventuras y un folletín en toda regla, eso de acuerdo, pero ahora la tripleta Spielberg/Lucas/Ford (bueno, ellos y John Williams en el soundtrack, y Douglas Slocombe en la magnífica fotografía, y Pat Roach en los cameos, y vaya uno a saber qué otro esforzado y anónimo héroe más, que ésos no suelen salir en las noticias...) está tan a caballo con el personaje y su universo narrativo, que lo aprovechan para verter ideas mucho más profundas. El Santo Grial sigue siendo un mcguffin, algo puesto para que los buenos y los malos se den tanda mutuamente hasta el shootdown final, pero a diferencia de "Los cazadores del Arca perdida" e "Indiana Jones y el Templo de la Perdición", en donde el Arca o las piedras Sankara eran poco más que eso, acá se transfigura, nunca mejor dicho, un poco en plan "Excalibur", en la metáfora de la búsqueda misma. Mientras que el Arca de la Alianza representa la Furia de Dios, y las piedras Sankara son ambivalentes (sirven para el bien en buenas manos, para el mal en malas), el Grial es una especie de espejo de lo mejor del alma humana. Como bien apuntan cada uno en su momento, Marcus Brody y Sean Connery: la búsqueda del Grial representa en realidad la prosecusión de lo mejor que posee el ser humano, su más elevado y sublime instinto. No por nada, Richard Wagner se despidió con el "Parsifal", que iba de lo mismo, y la leyenda artúrica no sería más que una aburrida crónica de espadachines dándose de mandobles si no estuviera el jodido Grial de por medio (y por Robert Langdon y "El Código Da Vinci" ya no hablemos, que por algo rodaron ésta antes que "Angeles y demonios" a pesar de que cronológicamente iba la otra primero). Interesantemente, el propio Indiana Jones no está interesado en el Santo Grial, y lo rechaza por comprensibles razones: es la obsesión de su padre, y él quiere distanciarse de éste todo lo que puede. Eso, mientras que el resto de los personajes lo quiere por motivos distintos: Henry Jones porque lo considera un símbolo de iluminación, la científica porque es un tesoro o un trofeo, el villano principal porque es el pasaporte a la vida eterna, los nazis porque es un emblema de poder. El Santo Grial se eleva entonces de su condición de mcguffin y pasa a ser un reflejo de lo mejor y de lo peor del alma humana, una bellísima metáfora acerca de los sueños, del desarrollo personal, y qué cosas nos hacen falta para llegar a ser seres humanos completos. ¡Y todo esto, en una peli palomitera de las que se supone echan a las cinco de la tarde como programa de matiné para los niños en la tele abierta! Ojalá el grueso de las pelis consideradas como "buenas" fueran tan nobles, reflexivas, profundas y espirituales como lo es este simple "entretenimiento palomitero", probablemente la mejor peli que Steven Spielberg va a rodar jamás, muy superior a lo que el 99% del resto de los directores filmará nunca, y a la altura de los grandes clásicos de Hollywood de toda la vida. Después de esto, es comprensible el castañazo de "Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal": es que después de esta peli ya nada quedaba por contar del universo de Indiana Jones, salvo nuevas aventuras, ahora sí palomiteras y punto, y por lo tanto era imposible contentar a una audiencia insaciable por mucho Spielberg y Ford y Lucas que le echaran de nuevo a la parrilla.

-- Este es uno de los mejores elencos que se ha visto en Hollywood jamás. Muchas pelis se resuelven porque el prota está brillante, y algunas menos porque el prota y el antagonista lo están. Pero muy pocas pelis presentan un elenco en donde TODOS están ajustados y brillantes en sus roles. Harrison Ford es el prota indiscutible, pero a estas alturas ha asimilado a Indiana Jones hasta convertirlo en una segunda piel, y lo ha hecho evolucionar desde el cínico arqueólogo de las primeras, hasta un tipo debatiéndose con sus propias dudas y demonios internos, sin caer en la exageración lastimeramente existencialista de tipo "¡miserable de mí y de mi existencia!", sin abandonar la socarronería propia de su personaje. Ponerle a su lado un titán como Sean Connery como su padre era todo un reto, pero ambos se complementan la mar de bien. La verdad es que los momentos en que Sean Connery hace el tonto son de lo peor de la peli y le hacen más daño que bien al resultado final, pero cuando el guión deja de ponerlo como abuelete torpe y lo deja respirar, Sean Connery interpreta su personaje con una majestad y dignidad que resultan arrolladoras (dicen mucho de Harrison Ford que consiga mantenerse en pie frente a esa tempestad). La escena en la que Connery cree muerto a su hijo es, en menos de cinco minutos de peli, más cine de lo que se pueden encontrar en filmografías completas. Denholm Elliot, por su parte, como Marcus Brody (uno de sus últimos roles, porque era bisex, y serlo en los '80s implicaba muerte casi segura por SIDA, como fue su triste caso), ve ampliado su papel de simple amiguete universitario de Indiana Jones, y ahora está de lleno en la acción, aportando humor fino por un lado, y sentido común por el otro, frente a la pasión desbordante y antagónica de los dos Jones. Alison Doody por su parte hace el rol de su vida, recorriendo de manera convincente todo el espectro entre chica sensual, mujer de hielo, científica preocupada, y mujer ambiciosa, convenciendo en todo momento y sin despintarse nunca, y uno puede buenamente preguntarse cómo es que su carrera actoral no remontó después. John-Rhys Davies, por su parte, compone un Sallah (el amiguete árabe) tan entrañable como en "Los cazadores del Arca perdida", e incluso más, y rompe por completo el estereotipo racista que suelen acompañar a estas producciones de "yanki arreglando papeletas en país extranjero". Julian Glover, por su parte, como el sinuoso Walter Donovan, es probablemente el mejor villano de toda la saga de Indiana Jones, y vaya que esta saga los tiene (Belloq, Mola Ram, Irina Spalko...), un tipo que actúa su maldad con tanta naturalidad que sólo consigue hacerse aún más despreciable si es que cabe. El joven Indiana Jones fue obra de River Phoenix, fallecido de manera trágicamente prematura algunos años después, y que es el único Indy que ha conseguido ponerse a la altura de Harrison Ford (a diferencia de los de "Las crónicas del joven Indiana Jones", que pugnaban muchas veces en vano por mantenerse a flote con un personaje tan harrisonfordesco como éste). Michael Byrne compone al clásico nazi malo y sádico, y se nota cómo gozó Spielberg matándolo (uno de los placeres de ser judío es disfrutar cargándose nazis, que en "Los cazadores del Arca perdida" había atropellado a algunos con un jeep, y en ésta los atropella con un tanque, para que queden bien apisonados contra el suelo). Y los secundarios, TODOS ELLOS, están ideales para darle la réplica a cualquiera de los principales. Interesantemente, ninguno de estos actores (salvo Ford y Connery, que ya eran estrellas antes de) ha tenido más que carrera actoral de medio pelaje: injusticias de Hollywood.

-- El guión. Si no es un guión perfecto, está cerca de estarlo. Tiene algunas pifias lógicas garrafales (no se terminan de entender del todo los motivos de meter a Indiana Jones en el lío si es que los villanos ya podían hacerse del padre, aunque a esas alturas del tinglado ya hemos tenido tanta acción que se nos pasa colado ese giro absurdo de la trama). Pero los diálogos son simples, esquemáticos, incisivos y precisos, y con pocas palabras ayudan a delinear un personaje de cuerpo entero. Las situaciones se encadenan de manera lógica y al mismo impredecible. Y ya hemos destacado el magnífico tratamiento de personajes respecto de su relación con el Santo Grial. La secuencia de las pruebas finales es simplemente escalofriante, y uno no adivina primero cómo van a ser, y cuando uno está en el tinglado, no acierta a adivinar cómo se van a resolver (sí, en la tercera prueba hay trampa, pero bueno, es una de aventuras y en éstas siempre cuenta el "más imposible" a fin de cuentas).

-- John Williams. El hombre podrá ser popular por sus magníficos soundtracks para "La guerra de las galaxias" o "Superman", cada uno de los cuales le tiene garantizada la posteridad por derecho propio, pero es probablemente aquí donde se supera a sí mismo. En realidad, en todas las pelis de Indiana Jones ha sido un tanto flojito para componer (apenas un par de temas reconocibles en cada peli, sobre los cuales va haciendo variaciones, y uno de éstos es la omnipresente "Raiders March"), pero acá... El tema del Arca de la Alianza en "Los cazadores del Arca perdida" era ominoso y decía mucho sobre la furia de Dios, y la marcha pseudohindú de "El Templo de la Perdición" cumple con ser aventurera, pero aquí, el tema del Santo Grial, que utiliza los instrumentos de cuerdas casi como si quisiera imitar un coro gregoriano (apropiado: estamos en una peli que va de cruzados guardianes del Grial), alcanza una calidez y una tranquilidad mística insuperables. Escuchamos esas notas de Williams, y sentimos que el Grial es en verdad algo que nos hace trascender de nuestra propia condición humana, participar de algo divino y más grande que nosotros mismos. En pocas palabras: el tema de John Williams para el Arca de la Alianza te infunde lo divino por el temor, mientras que el tema de John Williams para el Santo Grial te infunde lo divino por la ensoñación. ¿Se puede ir más lejos en la búsqueda de la belleza en cuanto tal, a la hora de componer una banda sonora para una peli...?

-- Grandes secuencias. Bueno, casi toda la peli. La secuencia inicial con River Phoenix, claro está, un estupendo chiste para los fanáticos de las dos anteriores al revelarnos como Indiana Jones consigue todos sus atributos clásicos (el látigo, el sombrero, etcétera). Toda la persecusión en Venecia (sí, Steven Spielberg otra vez sacándose el gustito de hacer una de James Bond, y no sé por qué tengo la idea de que quiso hacerla en Venecia para imitar una persecusión en idéntica ciudad en "Moonraker", que era la última entrega de 007 a la fecha de rodar la primera de Indiana Jones; recordemos que el sueño frustrado de Spielberg por el que se metió en Indiana Jones era rodar una Bond)... La secuencia del tanque en pleno desierto, que hace el imposible de alcanzar el nivel de la persecusión en el desierto de "Los cazadores del Arca perdida". Y las pruebas finales antes de llegar al Grial, claro está.

IDEAL PARA: Ver la mejor peli de Indiana Jones, una de las mejores pelis de aventuras, y una de las mejores pelis sobre la eterna ansia del ser humano por saber qué hay al otro lado de nuestra existencia.

OTRAS PÁGINAS SOBRE "INDIANA JONES Y LA ÚLTIMA CRUZADA":

-- "Steven Spielberg: 'Indiana Jones y la última cruzada', la humanidad del héroe" en Blog de Cine.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].

2 comentarios:

  1. Mi preferida es "En Busca del Arca Perdida", pero "La Última Cruzada" también es muy, muy buena. Ambas comparten estilo, temática y guiños, algo que se echaba mucho de menos en la regular "El Templo Maldito". Larga vida a Indiana Jones.

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  2. Como ya se habrá notado, mi favorita es la tercera, aunque la primera no desmerece en lo absoluto. Lo interesante sería que alguien dijera que el Templo de la Perdición es su favorita, y si sale un valiente diciendo que la 4 es la suya... ¡es como para levantarle un monumento a la salida del closet del año! Saludos.

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