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domingo, 27 de septiembre de 2009

"Te amaré por siempre" (2009).


-- "The Time Traveler's Wife". Estados Unidos. Año 2009.
-- Dirección: Robert Schwentke.
-- Actuación: Eric Bana, Rachel McAdams, Ron Livingston, Jane McLean, Stephen Tobolowsky, Arliss Howard, Brooklynn Proulx, Alex Ferris, Hailey McCann, Tatum McCann, Michelle Nolden, Maggie Castle, Fiona Reid, Philip Craig, Brian Bisson.
-- Guión: Bruce Joel Rubin, basado en la novela de Audrey Niffenegger.
-- Banda Sonora: Mychael Danna.

-- "Te amaré por siempre" en IMDb.
-- "Te amaré por siempre" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

La vida te da joputadas, joputadas te da la vida. Eres una hembra y estás manejando por la calle una Navidad cualquiera con tu retoñín, cuando de pronto la nieve y un camión se confabulan para dejarte adornando árboles de Pascua en el Cielo. El crío también hubiera acabado bien muricido, pero como se supone que debe crecer para transformarse en Eric Bana, pues bien, resulta que empieza a disolverse, como las manchas en esos comerciales de detergente, y desaparece. Pasan los años, los suficientes como para que el mocoso evolucione y se transforme en Eric Bana, como lo prometimos. El hombre trabaja en una biblioteca, cuando de pronto aparece una chica nada más mona, preguntando por un libro. Cuando lo ve, la chica dice "¡hey, chico sexy, yo te conozco, tú eres Henry!" (Henry se llama el personaje). El pobre, en vez de entrar a la cancha a ganar, juega la estrategia ratona y le dice a la chica bonita: "Bueno, er, yo, eh... ¿nos conocemos en... alguna parte?". Y ella va y le dice: "Mira que sí, tú no me conoces, pero yo a tí te conozco la vida entera, y se supone que ahora tenemos que reunirnos en una cita y después irnos a la cama". Bueno, con semejante prospecto (Rachel McAdams con su mejor carita de ángel, y es que bueno, Rachel McAdams es MUCHA Rachel McAdams, ehm...), Eric Bana termina por hacerle caso a la testosterona y va para sacarse el gusto. La chica le explica entonces que conoce su secretito, que él ha estado viajando por el tiempo, y que ha regresado en el tiempo hasta cuando ella era una niñita y la enamoró (bueno, créanlo o no, no hay pederastia aquí, así es que no se preocupen, mis humanitos). Y ambos deciden que están muy güenos, así es que vamos a entrelazar nuestras vidas a ver qué ocurre. A pesar de que él va y viene sin ningún control sobre sus viajes, y ella tiene que ponerse a esperar que su chico se desenrolle de la flecha del tiempo. Bueno, si las esposas de los marinos y las esposas de los astronautas pueden, por qué no iba a poder la esposa de un viajero en el tiempo, ¿verdad...? Bueno, quizás no pueda. Y es que, vamos, mucha paciencia se le puede tener al pobre saltarín del tiempo, pero resulta que su problema es, ehm, un asuntillo genético, y ya sabemos que algunos genes tienen la malparida costumbre de transmitirse a la descendencia. El caos está servido, y la flecha temporal nunca se vio antes tan liada...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

El trascender las fronteras del continuum espaciotemporal, era algo viejo en los años en que The Gathering cantaba "I wanna do centuries in a lifetime, and feel it with my hands, touch the World War II and Cleopatra, flying...". El tiempo nos mueve cuando queremos estar quietos, nos atenaza cuando queremos libertad, nos impide regresar cuando queremos volver nuestros pasos, y en particular nos tritura despiadadamente así como nuestra existencia se escurre como guijarros desde la palma de la mano. Desde la más remota Antigüedad, el sueño del Filósofo Ilustrado es obtener la plenitud de la existencia dentro de la mente, anular la realidad more platónico o more cartesiano, y convertir a todo el Universo en Uno, y a nosotros un Uno dentro de ese Uno. Una de esas manifestaciones de querer anular el espacio y el tiempo es justamente la literatura y el cine de viajes en el tiempo, que tiene su solera ya. El problema es que desde el Viajero del Tiempo de H.G. Wells (magistralmente adaptada esa novela en "La máquina del tiempo" de 1960), el viaje en el tiempo se hizo algo tecnológico, y por lo tanto, ya no era posible emprenderlo sin una pesada cronoortopedia en el arnés. Que el viaje en el tiempo es cosa de frikis, vamos. Ahí tienen: "Terminator", "Timecop", "Millennium", "Rescate en el tiempo"... No es que eso esté mal, por supuesto, pero ahora, si quieres poner un viaje en el tiempo sin darle a la verborrea científica, lo tienes crudo, mi amigo. Por supuesto que siempre se rodarán cosas como "Pídele al tiempo que vuelva", en la cual Christopher Reeves volvía casi mágicamente al pasado para enamorarse y enamorar a Jane Seymour. Pero admitámoslo, los ejemplos son mínimos. Desde el 2000 a la fecha, recuerdo poquísimas películas con viajero en el tiempo, que no acabe siendo una frikada: "Desafío al tiempo" quizás (no de viajeros en el tiempo, sino de comunicación entre épocas diferentes), "La casa en el lago" (tampoco de viajes en el tiempo stricto sensu) "El efecto mariposa"... y probablemente ahí acabó el listado. Por eso, una película como "Te amaré por siempre" es casi un lujo, en particular si se considera que está muy bien realizada. Y no paren mientes en el título, que es la horrible traducción con la que aquí en Chile exhibieron "The Time Traveler's Wife" (traducible como "La esposa del viajero en el tiempo", título original mucho más bello, pero curiosamente, no tan adecuado por motivos que adelantaré). Basada en una novela que por todas las noticias parece ser de ésas "de gusto de mujeres" (no la he leído, empero, así es que si hay noticias en contrario, coméntenlo), esta peli tenía todas las papeletas para ser una empollada mamona "para minas", con sufrida/sensible prota femenina y atormentado/débil prota masculino. Y no. No mucho, por lo menos. La peli se superó a sí misma, y es probablemente uno de los mejores estrenos del año 2009, no por ser mayestática ni grandiosa, sino por los buenos resultados que obtiene versus su encantadora modestia...

¿POR QUÉ VERLA?

-- Digamos de entrada que esta peli tiene las cosas claras. Si ustedes esperan una de Sci-Fi (o digámoslo más derechamente, si esperan una frikada), se decepcionarán. En esta peli hay viajes en el tiempo y se explica esto por un problema genético, lo que nos adentra en el terreno de la Ciencia Ficción más clásica, pero esto es apenas un soporte para una clase de historia muy diferente (no soy de los talibanes que sostienen que la Ciencia Ficción debe encorsetarse en tales o cuales parámetros, pero también estoy consciente de que mucha gente no la considera "de SF de verdá" si no aparecen robots o maquinaria hi-tech, y en esta peli esas cosas no aparecen). Esta peli es por un lado una historia romántica, y por el otro una plasmación de la existencia y los avatares de lo que significa ser... bueno, ser un ser humano, perdónenme la redundancia. Pero antes de ir hacia allá, terminemos con lo de SF. Si ustedes consideran que la buena Ciencia Ficción debe tener historias buenas o ideas buenas, con independencia de qué tan hard sea el contenido científico, entonces se gozarán esta peli como chinos, porque en ese apartado cumple: aunque el viaje en el tiempo no se explica demasiado en términos científicos, sí se exploran sus consecuencias. Con eso no me refiero a que la peli esté trufada de paradojas temporales (otro feo vicio que los fanáticos de la Ciencia Ficción tienen, que toda peli de viajes temporales debe guardarse una gran paradoja para el final, y se agradece que para variar un poco, aunque esta peli plantea las suyas, no las convierte en el centro de su argumento). No de manera acabada, eso sí, pero al menos se muestra como ese elemento raro o distinto puede cambiar la vida de una persona. Como las mejores obras del género, sean hardescas o softescas.

-- El elemento romántico aquí es el primordial. Es una historia de amor completa, desde que la pareja se conoce hasta que... bueno, nada dura para siempre, ¿verdad? Sólo diré, para no arrojar demasiados spoilers bajo la borda, que la boda no es el final de la peli. Se ha comparado esta producción con "El curioso caso de Benjamin Button", pero la comparación es más bien superficial, porque las metas y fines son distintos: en lo de Fincher, la historia romántica estaba al servicio de una especulación metafísica sobre la existencia humana, mientras que acá el espléndido romance simplemente lo avasalla todo. Ya sabemos que toda buena historia romántica en el cine, para que funcione, debe tener un par de protagonistas bien puestos, y eso acá lo encontramos. Eric Bana, con su sempiterna cara de chico desprevenido, hace más o menos lo de siempre y resulta un estupendo protagonista, con mucha química con Rachel McAdams, a quien realmente le creemos ser una chica entregada por amor a un tipo que nunca va a estar ciento por ciento con ella. No sé si "conmovedora" sea la palabra para describir a esta pareja, pero da gustos verlos haciendo tortolitos en la pantalla. Claro, me dirán ustedes, esta peli debe ser una ñoñería del tamaño de la Catedral de Pisa. Y la verdad sea dicha... sí, es ñoña. Pero si es que no les gusta la ñoñería, es que no les gusta el cine romántico en absoluto. Las pelis románticas son así, no nos busquen las cinco patas a los gatos. La chica viene de familia pudiente y el chico no se le ve trabajar (mucho), de manera que tienen mucho tiempo libre para vivir su vida y su romance, y estas pelis son así, no vayan a esperar que ésta o alguna reinvente la rueda a su antojo, vamos. Así es que, un datito rosa: si ustedes están de tórtolos con alguien, sugieran ver esta peli, que es romántica sin ser "una peli para minas", y es emotiva sin caer en la cursilería o la lacrimogenia barata. Y no olviden usar protección después, hehehé...

-- En cuanto a que esta peli sea una reflexión sobre la condición humana... Curiosamente lo consigue sin esforzarse por serlo. En ningún minuto te largan un enorme discurso sobre lo que significa vivir una vida, como sí ocurría en "El curioso caso de Benjamin Button" por otra parte (sin criticar la obra de Fincher, que por su parte despliega buenos cañones en su cubierta). Pero las conclusiones manan solas. El viajero del tiempo, por un lado, es capaz de vivir una vida entera y disfrutar a su chica desde la niñez hasta la separación definitiva, y por lo tanto, en muchos casos se intuye que la ve como un todo, más allá de las etapas que le toquen vivir (de ahí que esta peli, a pesar de que Eric Bana la visite de niña, no pueda ser calificada como promotora de ciertas perturbadoras conductas, aunque en algún minuto pareciera querer deslizarse por el borde...). Pero por la otra, al no tener control sobre sus propios viajes, en cierto sentido está atrapado dentro de esa totalidad. Por decirlo así, el viajero del tiempo está aquí... y allá... y en todas partes al mismo tiempo, sin estar realmente en ninguna. Es, en definitiva, un ser desarraigado, cuya única conexión con el mundo es la chica que lo acepta y lo quiere como tal, aunque para ella ese "estar ahí" importen enormes sacrificios emocionales. Porque el hecho de que él vea literalmente vidas y épocas enteras, la arrastra también a ella, a ver lo que él ve, sin realmente verlo o vivirlo. Y lo que él ve o visita no siempre es agradable, sino que a veces puede ser bastante sobrecogedor (nuevamente me aguanto la tentación de lanzar spoilers). Esto queda meridianemente claro en la peli, aunque en ningún minuto se discursee ni se filosofe sobre eso. Y esto se agradece, porque... ¡cuántas páginas de mística barata han salido de pelis sobrediscurseadas y vociferantes de filosofía! A veces, menos es más, y esta peli, en su minimalismo, consigue mejores resultados que muchas producciones con enormes pretensiones que, por lo mismo, no pueden evitar caer en la vacuidad cuando los resultados no colman (¡y que no pretenden colmar en muchos casos, tampoco!) las expectativas que ellas mismas levantan.

-- La realización, como decíamos, es notablemente buena. Por la sensibilidad que muestra sin caer en la sensiblería, nadie hubiera dicho que Robert Schwentke hubiera dirigido antes otra cosa que no fueran pelis sentimentales y emotivas, y sin embargo su peli inmediatamente anterior fue el estupendo thriller "Plan de vuelo" (ésa en donde a Jodie Foster se le perdía su chica en pleno vuelo). Eric Bana y Rachel McAdams, ya lo dijimos, conforman una pareja de lujo en la pantalla, y sus roles se sienten muy naturales. Quizás ella se vea un tanto demasiado angelical (no es problema de ella, en todo caso), pero él, a cambio, es el chato buena gente al que de buena gana te invitarías a tomarte una cerveza. Cuesta pensar que este tipo se salió del papel para ir a interpretar al villano Nero en "Star Trek" y regresó otra vez a meterse en la piel de este buen ciudadano y grabar algunos shots adicionales... Mychael Danna, que en su casi anonimato ha creado toneladas de soundtracks, incluyendo sus buenos trabajos en "Kamasutra" o "El nacimiento", se deja caer aquí con una banda sonora que consigue la cuadratura del círculo de ser intimista sin ser anodina, y que en ningún minuto cede a la tentación de la grandilocuencia, feo vicio éste que plaga a tantos soundtrackistas buenamente sueltos por el mundo. La fotografía también es buena sin tratar de pasarse de poética, y esto también le suma enteros. Resumiendo: esta peli en ningún minuto trata de venderse como más de lo que es (una historia romántica con matices existencialistas), y en esa modestia radica su mayor fortaleza.

IDEAL PARA: Ver una buena historia romántica, y un tratamiento quizás algo heterodoxo, pero de interés, del tema de los viajes en el tiempo.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, subtítulos en español].

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