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viernes, 13 de febrero de 2009

"La conversación" (1974).


-- "The Conversation". Estados Unidos. Año 1974.
-- Dirección: Francis Ford Coppola.
-- Actuación: Gene Hackman, John Cazale, Allen Garfield, Frederic Forrest, Cindy Williams, Michael Higgins, Elizabeth MacRae, Teri Garr, Harrison Ford, Mark Wheeler, Robert Shields, Phoebe Alexander.
-- Guión: Francis Ford Coppola.
-- Banda Sonora: David Shire.

-- "La conversación" en IMDb.
-- "La conversación" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Es un día normal en el patilludo mundo de los '70s. La gente va, viene, camina, disfruta... Y el sonido chicharrea. Claro, sabemos todo esto por una punta de micrófonos direccionales. El blanco: una pareja que anda circulando por ahí. ¿Para qué espiarlos? Qué importa, lo que importa es que pagan, y bien. De manera que obtienen tres cintas que, emitidas todas ellas en conjunto para compensar entre sí las falencias de unas y de otras (lo que tiene grabar a capella, que el audio anda por ahí con las grabadoras celulares de un concierto de Madonna), permiten armar el cuadro completo de lo que ocurre. ¿Quién es nuestro buen espía? Es el gran Gene Hackman, bueno, interpretando a un pobre diablo llamado Harry Caul, exitoso en su profesión y discreto para no ser pillado en la misma, pero que a consecuencias de lo mismo, pues bien, vida personal equals zero (bueno, tiene guantera donde echar el micrófono, pero hasta el mejor cuero de guantera se resiente, si me entienden lo que quiero decir...). Por cierto, no sé si mencioné que es católico, pero católico un poco a la manera de Daredevil, que me siento mal de hostiar gente, sí señoh, pero lo hago igual (o no hay peli, no en último lugar). Desgraciadamente, a la hora de la entrega, en la empresa no lo recibe su jefazo, que era el contratante, sino un perico dizquejecutivo que yo soy muy chulo y pásame la cinta muerto de hambre y yo se la llevo al jefe (Harrison Ford hecho un crío). Gene Hackman huele algo raro y no la pasa. Y al bajar por las escaleras, descubre (sin que ellos lo descubran, claro) a los espiados, que oh-sorpresa, trabajan en la misma compañía que el encargante. Mmmmmm, muuuuuu turbio todo. De manera que nuestro héroe rompe su regla de no mirar nunca dentro del paquete, cual Transportador cualquiera, y descubre una línea de diálogo de la cual infiere que si entrega la cinta, sus espiados podrían terminar fertilizando el fondo del mar con zapatos de cemento o alguna otra suerte semejante, de modo que se resuelve a no entregarla. Pobrecillo. Aún no aprende que con la gente de arriba no se juega. Ahora las cosas irán poniéndose cada vez más interesantes. Y el problema supremo es que ahora el espía es espiado, cosas que parecen inocentes podrían no serlo tanto, y al revés, cosas potencialmente complicadas podrían ser puras casualidades...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Los '70s, qué época oscura para el cine. Cualquier cineasta de pro, para destacarse, debía rodar pelis serias, adultas, comprometidas, etcétera. Incluso hasta pelis no demasiado sesudas, como "Harry el Sucio", tenían su dosis de oscuridad y rudeza, por no hablar de cosas como "El Padrino", "Serpico", "Tarde de perros", "Límite de seguridad", "Cabaret", "Jesucristo Superestrella", y un largo etcétera de géneros y estilos distintos. Y es que Hollywood había tenido que contener la formidable arremetida del cine europeo (que había entrado en los últimos '50s y los plenos '60s un poco por el tema de que las chicas europeas se desnudaban, pero pasaban más o menos la censura porque eran desnudoh atí-ti-coh) poniéndose serio a su vez, con un cine más comprometido. América lo necesitaba. Después de todo, el país estaba naufragando en medio de esa resaca posthippienta marcada por el FlowerPower, el SexPower, el NiggaPowah y todas esas cosas. Y como música de fondo estaba la Satánica República de Nixon, caída en 1973 gracias al asuntillo ése de Watergate. Eran buenos tiempos para ser cineasta comprometido y criticar a cuanta cosa de la sociedad se pusiera por delante, y por qué no, para pasar como progre siendo un poquitín reaccionario y criticando la llegada de la modernidad. Una de esas cosas, era el tema del espionaje, la invasión de la privacidad, etcétera. Se nota que en esos años no pensaban no sólo en que iba a existir Facebook, sino además que la gente se pelearía por ver quién demonios sube más fotos de uno mismo vomitando borrachos en una fiestoca del tres al cuatro. Y de esta manera Francis Ford Coppola, quién venía de rodar "El Padrino" (de hecho, quería hacer esta peli antes que "El Padrino", pero nadie le dijo que sí hasta que el asuntillo ése de los mafiosos resultó un éxito de taquilla y crítica y los estudios entonces le dijeron que sí a todo, y sin vaselina si por evitar alergias se trataba), rodó "La conversación".

¿POR QUÉ VERLA?

-- Partamos por las malas noticias. Es una peli comprometida. Esto no es malo a priori, claro está. Tienen que haber pelis que sean banales e insubstanciales para dejar descansar el cerebro, y también tienen que haber pelis con ideas, e incluso ideologías, que hagan remecer un poco las conciencias, no necesariamente para estar de acuerdo, pero sí para pensar un poquito al menos. Pero ese compromiso no debería llevar a forzar la historia hasta tornarla un panfleto. Y eso es lo que a ratos ocurre en esta peli. Está bien contada, está bien llevada, pero en algunos minutos hay cosas que están puestas ahí sólo para que la peli avance y tenga algún sentido. El error más garrafal, por supuesto, es pintar toda la peli a Harry Caul como un tipo obsesivo, paranoico, desconfiado y reservado, y así, a santo de nada, a mitad de peli, hacer que éste sea anfitrión dando acceso a su casa, de un grupete de colegas que también son espías igual que él... ¿Qué sentido puede tener eso? Eso, por no hablar de que convenientemente para la trama, y también un poco a santo de nada, Harry Caul sufre una crisis de conciencia y decide hacer lo que el inteligente de "Ronin" no hace y el tarado de "El transportador" sí: echar un vistazo a la mercancía. Y para tapar esto, nada mejor que un trauma del pasado (y si estaba tan traumado, ¿por qué no se retiró del negocio, en primer lugar...? Dinero para empezar de nuevo, se da a entender que tenía). Bueno, todo esto es para probarnos que Harry Caul es un tipo sucio-pero-bueno, enfrentado a una sociedad de tipos sucios-pero-malos, y demostrarnos así la deshumanización de la sociedad y todas esas cosas. Así puedes terminar de ver la peli y, si eres un intelectualoide de pro, decir "en realidad soy un poco como Harry Caul, pecador pero idealista", y te puedes sentir mejor contigo mismo viviendo de manera vicaria las pendejadas por las que pasa Harry Caul por eso de pasarse de trabajólico. En fin, todo esto es para decir que la peli es buena, sí, pero no me cuela como el clásico que los críticos de toda la vida han considerado (ganó la Palma de Oro en Cannes en 1974, por más señas).

-- Gene Hackman. Hackman declaró alguna vez que era su peli favorita entre todas las que hizo, y considerando que en su repertorio no sólo hay joyitas como "La aventura del Poseidón", "Contacto en Francia" o su lexluthoresca aparición en "Superman" y secuelas (¡incluso mencionemos su estupendo y más reciente rol en "Marea roja"!), sino también cosas como "Tribunal en fuga", "Enemigo público" o (¡¡¡AAAAAAJJJJJJ!!!) "Detrás de las líneas enemigas", le creemos. Si esta peli vale la pena de ser vista y revista, es para gozarse como chino con la perfomance de Gene Hackman, que construye un personaje odioso y repelente con gran humanidad, y lo hace profundamente simpático más allá de que, bien en el fondo, a nadie le gustaría tener que trabajar con ese malparido que no sabe divertirse. Toda la secuencia en el motel es de antología y funciona muy buen justamente por el fino trabajo de Hackman. Sí, Gene, tienes razón, es uno de tus mejores trabajos.

-- Los actores secundarios están grandes. El siempre on-the-top John Cazale, quien ya había trabajado con Francis Ford Coppola en "El Padrino" (es el hermanito medio mongoloide de Michael Corleone) y repetiría ese mismo año con "El Padrino II", compone un estupendo rol como el tipo siempre puteado por su jefe Hackman. Cindy Williams aparece lo justo y preciso como la chica espiada, una presencia siempre colateral e inquietante. Harrison Ford, quien se había hecho notar en "American Graffiti" para papi George Lucas (antes de que éste mismo lo reclutara para la por entonces aún por venir "La guerra de las galaxias"), demuestra aquí que todavía tenía que ganarse el pan nuestro de cada día y se saca los zapatos actuando como probablemente nunca después (bueno, Harrison Ford es un gran actor, sí, pero aquí está aún más superlativo).

-- Hay algunos detalles muy interesantes de esta peli, que le dan una textura muy peculiar. Está la arquitectura, por supuesto, muy '70s, muy kubrickiana, fría y deshumanizada (el taller del prota es un piso, y el de la chica que limpia cañerías con él es un cuartucho indecente, por ejemplo, por no hablar de la fachada de la empresa, o de la habitación del motel, epítomes de la frialdad lecorbusieriana), y probablemente no por casualidad, el único espacio geográfico más cálido en la peli es la secuencia del inicio, en que se graba la dichosa conversación de marras, y que es una plaza pública con gente alegre y bandas de música y etcétera (aunque también hay maña para mostrar un mendigo medio muriéndose y durmiendo en una banqueta). A lo largo de la peli, el prota escucha, o bien recuerda, una y mil veces, la conversación en comento, transformándose en una omnipresencia, casi opresiva, y el intercalar una y otra vez, hasta el cansancio, esa conversación, y algunos flashbacks, marca un agudo contraste con la realidad fría e impersonal del prota.

-- Esta peli resulta también curioso como testimonio arqueológico. Aunque no se crea, había una época en que se valoraba la vida privada, y el espionaje a la misma era considerado casi un pecado capital. La idea de que grandes empresas tomaran bases de datos y las trabajaran para determinar perfiles de consumo (consumo de electrodomésticos o de candidatos presidenciales, tanto más da, el producto es lo de menos y el dinero de la venta lo es todo), probablemente los hubiera horrorizado, pero hoy en día nadie se escandaliza. Antes, obtener información de la gente significaba liarse un credo mundo para obtener migajas de datos, mientras que hoy en día basta con guglear a alguien, o arreglárselas para soltar noticias desde el Facebook, y voilà!, the world is yours. Bueno, en esa época la información era escasa y todavía valía algo. Hoy en día, si no eres un insider con acceso a información privilegiada sobre auge o mamporrazo de valores bursátiles, tu información vale bien poco. Sí, definitivamente esta peli con su afán antiespionaje y contra la cultura Watergate, es casi romántica. Lástima que ahora el romanticismo se venda embotellado y al compra tres y paga dos...

IDEAL PARA: Ver una peli quizás no tan grande como la crítica la considera, pero al menos buena, sobre el fin de la privacidad de las personas.

OTRAS PÁGINAS SOBRE "LA CONVERSACIÓN":

-- (Ir a la página) Comentario en Alicia Y Los Espejos.
-- (Ir a la página) Comentario en El Otro Mensual.
-- (Ir a la página) Comentario en Cine.com.
-- (Ir a la página) Comentario en Quesito Rosa.
-- (Ir a la página) Comentario en Cine Más Pop.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].



-- Gene Hackman y Harrison Ford en una escena de la peli [en inglés, sin subtítulos].

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