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viernes, 18 de julio de 2008

"La senda prohibida" (1942).


-- "Johnny Eager". Estados Unidos. Año 1942.
-- Dirección: Mervyn LeRoy.
-- Actuación: Robert Taylor, Lana Turner, Edward Arnold, Van Heflin, Robert Sterling, Patricia Dane, Glenda Farrell, Henry O'Neill, Diana Lewis, Barry Nelson, Charles Dingle, Paul Stewart, Cy Kendall, Don Costello, Lou Lubin.
-- Guión: John Lee Mahin y James Edward Grant, sobre una historia de este último.
-- Banda Sonora: Bronislau Kaper y Daniele Amfitheatrof (sin acreditar).

¿DE QUÉ SE TRATA?

Johnny Eager es un humilde taxista que habla con todos con esa caballerosidad tan cuarentera, y que va a una oficina a firmar. Allí le dice al comisionado, que tiene una cara de abuelito bonachón que ni el Jefe O'Hara del Batman sesentero, oigan, que sigue por la buena senda, que se ha metío en problemas pero nunca más, todo eso. ¡Qué modelo, qué moral! ¿Ya ven como la regeneración de los criminales funciona? (Este bienintencionado funcionario público tiene excusa: será a partir de un por entonces futuro 1971 que las pelis de Harry el Sucio vendrán para enseñarnos que no se puede tratar por las buenas con la escoria de la sociedad). ¿Es realmente este individuo tan buena tela como se pide? No tanto. Porque el sujeto mantiene una doble vida: taxista para la Comisaría de Policía, y Rey del Hampa en el bajo mundo. Pero las cosas se le van a complicar. Por un lado, quiere instalar un galgódromo y el sistema judicial no se lo permite gracias a una cierta influencia. Y vamos al segundo problema, que esa cierta influencia es el tipo que lo mandó a la cárcel en primer lugar, y que es un millonario ocioso de la clase "veremos que hago de manera altruista por la sociedad, que no se la puede dejar sola, oiga" (¿y dónde quedó el espíritu de libre empresa, de no interferir en los negocios de los demás?). Y surge un tercer asuntillo, que es una chica estudiante de esa disciplina quiero-y-no-puedo que es la Sociología, y que descubre a poco la doble vida de nuestro simpático canalla... Por si eso fuera poco, hay gente alrededor suyo que le gustaría verlo con dieta de plomo del .38, por lo que las cosas se van a poner la mar de movedizas.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

A comienzos de los '40s, Estados Unidos había experimentado una serie de cambios sociales que impactaron derechamente en ese subgénero fílmico que es el retrato de la vida en los bajos fondos de la sociedad. En los '30s, con la lucha contra la Mafia por parte de los Intocables y otros grupos federales con nombres menos pornos, el Cine de Gangsters era de actualidad, pero a partir de cosas como "El enemigo público número 1", "El bosque petrificado" y similares, el gángster pasó a ser casi una figura del pasado romántico. A la vez, Estados Unidos ingresó a la empresa de la guerra, que... Ya sé lo que me van a decir, que la declaración de guerra vino en Diciembre de 1941 y otras zarajandas, pero sepan que antes de eso, ya Estados Unidos vio la mina de oro marcada con una gruesa X en el mapa, reactivando su industria con la excusa de enviar suministros a Gran Bretaña, en cuyo país esos suministros tendían a durar muy poco, bombardeados como estaban por la Luftwaffe alemana. De este modo, el viejo y rudo cine de gángsters, esa especie de espejo maligno del American Way of Life (nunca tan autoconsciente como en "Gángster americano", por ejemplo, pero siempre presente), dio paso al Cine Noir, en el cual la frontera entre el Bien y el Mal se hizo un poco más difusa, con tipos muy malos pero capaces de cierta nobleza, y también con tipos que trabajaban por el bien y la justicia, pero que podían ser muy rudos y cínicos. Y en medio, todos los corruptos de rigor, que podían ser de los buenos o de los malos según se terciara. "La senda prohibida", pésima traducción para una peli que se llama como su protagonista, "Johnny Eager" (nombre de ésos con simbolismo, oiga, porque podría traducirse también como "Juanito el Hambriento", muuuuuu metafórico too), es una peli de transición, que refleja un poco las antiguas temáticas del cine de gángsters (el prota es, de hecho, un gángster, aunque ya no tiene ese look ítaloamericano a lo Al Capone porque eso estaba ya old fashioned en 1942), pero con el estilo, el pulso narrativo y las convenciones cinematográficas que ya se venían insinuando en el Noir más clásico.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es una peli con nervio y garra. Bueno, ya saben que en esa época un poco más convencional, "nervio y garra" era significativamente menos que ahora, que no puedes darle tensión al público si no le pones cámara en mano 90 mnts. como en la por otra parte deplorable "Cloverfield", pero si eres de quienes prefieren una visión más artística que el truco efectista barato (o sea, eres inteligente, hablando en plata), sabrás valorar una peli con un argumento sólido como una casa. Vale que al final tiene que ponerse blandengue y ceder a ciertas convenciones del género (¡vamos, no creo que no supieran que al final el prota, por ser gángster, por muy bueno que sea en el fondo, igual es gángster, y está por eso demasiado lejos de la redención!), pero su desarrollo es implacable. Consigue el casi imposible de tener una lista mareadora de personajes, y no sólo consigues seguirle la pista a todos aunque aparezcan apenas en dos o tres escenas, sino que además son tipos muy reconocibles y con intereses y aspiraciones también sólidamente establecidos. ¡Y eso que la peli apenas se empina sobre la hora y cuarenta y cinco minutos de duración! Démosle por esto crédito no sólo a los guionistas, que se las apañaron para escribir una historia catedralicia, sino además al bueno de Mervyn LeRoy, que desde la silla de director tantas perlas ha entregado al cine ("El pequeño César", que es pionera en el género de las Gangster Movies, aportes sin acreditar en "El mago de Oz", la ultraclásica peplum "Quo Vadis", la escalofriante "La mala semilla"...).

-- El prota. Interpretado por Robert Taylor. Han venido duros más duros que él después, y eso lo ha arrojado en un cierto olvido. Pero una peli protagonizada por Robert Taylor es un pequeño lujo. Volvió a actuar para Mervyn LeRoy en el protagónico de "Quo Vadis", protagonizó otra joyita del Noir que es "Policía corrupto", y además actuó en "Bataan", el "Ivanhoe" de 1952... Aquí interpreta al prota dándole un hondo contenido humano, sin convertirlo tampoco en un guiñapo ni mucho menos. Su personaje es, para que nos entendamos, un cabrón de mierda, pero Robert Taylor no trata de justificarlo ni condenarlo. Uno casi, casi, casi quiere que al final gane, que al final se redima, etcétera, aunque sabemos que por ser una peli de los '40s eso es imposible (ése es el concepto de caridad cristiana que tienen los yankis de pro: matemos a todos los malos, que en el Cielo, Dios reconocerá a los suyos). A su lado tenemos a un elenco en general bastante bueno, si exceptuamos la más bien plana actuación de Lana Turner, más famosa por sus múltiples matrimonios que por ser buena actriz, pero que de todas maneras no aparece tanto en la peli como pudiera parecer, considerando que comparte pantalla con el prota en los créditos.

-- Grandes secuencias. La primera escena, de conversación entre el prota y el comisario. El modo en que se encarga de afrontar una traición en progreso. Las chicas sociólogas en viaje de exploración arqueológica por la casa de un pobrecito desamparado de la sociedad. Todas las escenas con el cabronazo padre de la chica.

IDEAL PARA: Ver un policial con cuerpo y bien madurado.

ENLACES.

-- (Ir a la página). Entrada en IMDb.
-- (Ir a la página). Artículo de la Wikipedia en inglés.
-- (Ir a la página). Esta peli en Ciao.es.

VIDEOS.

-- Escena de la peli [en inglés, sin subtítulos].

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