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domingo, 16 de marzo de 2008
"La máscara de Fu Manchú" (1932).
-- "The Mask of Fu Manchu". Estados Unidos. Año 1932.
-- Dirección: Charles Brabin, con Charles Vidor sin acreditar.
-- Actuación: Boris Karloff, Lewis Stone, Karen Morley, Charles Starrett, Myrna Loy, Jean Hersholt, Lawrence Grant, David Torrence.
-- Guión: Irene Kuhn, Edgar Allan Woolf y John Willard, basados en una historia de Sax Rohmer.
-- Banda Sonora: William Axt (sin acreditar).
-- "La máscara de Fu Manchu" en IMDb.
-- "La máscara de Fu Manchu" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
El incansable agente James B... perdón, es la costumbre. Parto de nuevo. El incansable agente Nayland Smith (quien parece un James Bond más viejo) es llamado para una misión ultrasecreta. Un poderoso líder chino llamado el Doctor Fu Manchú, está empeñado en recuperar uno de los grandes tesoros arqueológicos de todos los tiempos, nada menos que la tumba de Genghis Khan, cuyas reliquias podrían servirle para reclamar ser la reencarnación de éste, atraer a los estúpidos y supersticiosos asiáticos para su causa, desatar una guerra contra Occidente, conquistar el mundo, blah blah blah. Los occidentales iban ganando por palmo, pero resulta que la carta de la esperanza para la Sagrada Misión del Hombre Blanco que era el arqueólogo a cargo de la investigación, ha desaparecido. Se monta una nueva expedición, con Nayland Smith de protector, pero ahora los encargados son un mozalbete con más entusiasmo que luces, y su prometida, que como buena y correcta damisela de los '30s debía haberse quedado en casa haciendo bordados, pero que como el desaparecido era su papá daddy, decide partir, toda voluntariosa ella (así es como le va después, por porfiada y desconocer el lugar que una mujer buena y decente debe ocupar en la sociedad). Los arqueólogos occidentales, después de bastante trabajo, consiguen hacerse con los tesoros de la tumba de Genghis Khan, pero Fu Manchú, más que nervioso porque sus planes se están yendo al demonio, empieza a manipular las cosas para que le traigan esos tesoros. La niñata que se negó a ser ama de casa comete entonces un error fatal, convenciendo al débil mental de su prometido para que haga algo sumamente estúpido, y éste, quizás cegado por la lujuria sexual, hace caso. A partir de entonces la partida, ganada por los buenos con gol de entrada, empieza a inclinarse del lado del siniestro Fu Manchú. ¿Conseguirá el malvadísimo genio oriental reclamar para sí la herencia de Genghis Khan y reconstruir su imperio...?
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Hacia 1912, un escritor de unos veinticinco que se cobijaba bajo el seudónimo de Sax Rohmer, inventó uno de los personajes más perdurables e influyentes de la cultura popular, cual fue el diabólico Doctor Fu Manchú. Tanto éxito tuvo, que siguió pariendo novelas y cuentos de éste hasta que se murió, casi medio siglo después, y ya bien entrados los '50s. En su tiempo, Fu Manchú fue el epítome y encarnación del gran mito del Peligro Amarillo, del temor contra la raza asiática, que fue la contraportada al mesiánico mito de la Sagrada Misión del Hombre Blanco de llevar la Civilización a todos los salvajes (o sea, los no europeos) de la Tierra. Pero aunque después el Peligro Amarillo fue reemplazado por el Peligro Comunista y el Peligro Musulmán, y Fu Manchú se sumergió entonces en una cómoda hibernación, su esencia misma, la de ser un amo y maestro del mal, y el despiadado líder de una vastísima organización criminal, persistió. Estos rasgos ya existían gracias a engendros literarios como el Profesor Moriarty, la gran archinémesis de Sherlock Holmes, pero con Fu Manchú alcanzaron su plasmación definitiva. No en balde, Alex Raymond se robó el personaje íntegramente para crear a Ming el Despiadado, el inmisericorde enemigo de Flash Gordon. Y tampoco es por nada que uno de los más brillantes descendientes del genio diabólico listo para comerse al mundo con su gran organización, fue Ernst Stavro Blofeld, el amo de SPECTRE, la organización criminal contra la cual James Bond se enfrenta en a lo menos media docena de películas, e incluso su primer enemigo fílmico (que no literario), el malvadísimo Doctor Julius No de "El satánico Doctor No", parece casi calcado de Fu Manchú, incluyendo su inteligencia superior a la normal y su origen asiático. Nada de raro entonces que ya desde la época del cine mudo hayan venido adaptaciones del personaje, y éstas hayan continuado hasta, a lo menos, la terrible versión a cargo de Peter Sellers en vísperas de su muerte en 1980. Pero la versión más clásica es, probablemente, ésta de 1932, en parte porque fue parte de la gran oleada de filmes de monstruos y científicos locos que invadieron la pantalla, y que le dieron su moderna fisonomía audiovisual a varios clásicos literarios del género: "Drácula" y "Frankenstein" en 1931, "La momia" en 1932, "El hombre invisible" en 1933, "La novia de Frankenstein" en 1935, etcétera, y por ende, comparte con éstas su mismo espíritu de ofrecer un terror nuevo y diferente (bueno, nada que no hayamos visto en la actualidad, pero en ese entonces SÍ era nuevo y diferente, ¿OK?).
¿POR QUÉ VERLA?
-- Boris Karloff. Este actorazo del cine venía de interpretar al mejor monstruo de Frankenstein de todos los tiempos, en el "Frankenstein" de 1931 (se repetiría el plato en "La novia de Frankenstein"), y en ese mismo 1932 interpretó a otro monstruo clásico, ya saben cuál, en "La momia" (¿aún no saben cuál?). Quedó encasillado para siempre en su rol de monstruo de Frankenstein, pero en esta peli compone un exquisito Fu Manchú, frío y cruel, y con un retorcidísimo sentido del humor. Probablemente si no sabes que este tipo interpretó también al cabeza cuadrada con el clavo en el cuello, jamás adivinarías que se trata del mismo actor, no sólo por el maquillaje, sino también por el trabajo actoral de gestos y ademanes.
-- Del argumento de la peli misma, ¿qué decir...? Veamos... No es una maravilla de guión, que digamos, y muchas situaciones con potencial están bastante mal resueltas. La película se gasta su tiempo en hacernos entrar en situación, y llega cierto minuto del metraje en que podemos legítimamente preguntarnos por qué demonios se llama "La máscara de Fu Manchú", si Fu Manchú no aparece por ninguna parte. Pero promediando la cinta, nuestro buen Boris se pone al día, y bien al día. No es que la peli agarre ritmo, pero como tenemos a Fu Manchú en escena, y por todo lo alto, el asunto se compone.
-- Las torturas de Fu Manchú. A él, Guantánamo y sus métodos de privación sensorial y tortura psicológica le resbalan. Fu Manchú prefiere los métodos clásicos: cocodrilos, substancias venenosas, látigos, cosas así. Y funcionan. En pantalla se ven la mar de bien. El último trecho de la peli consiste básicamente en mostrar las diversas torturas que Fu Manchú prepara para los buenos, y tiene que haber quedado bueno, como que la película no avanza nada, y aún así no aburre.
-- Myrna Loy. La actriz que interpreta a la pizpireta hija de Fu Manchú está de lo mejor. Fría y diabólica como su padre, incluso más sádica si cabe (eso de gritar "FASTER!! FASTER!!" cuando uno de sus esclavos está azotando al jovencito, tiene lúbrica), y ciertamente más inteligente que la cretina de la chica buena, la cual por cierto si no hubiera ido a la expedición, jamás habría tenido Fu Manchú la oportunidad de hacerse con los tesoros de Genghis Khan. Volviendo a la chica mala, Myrna Loy le confiere enorme credibilidad a las características de la chica mala.
-- Incorrección a raudales. Era 1932, así es que la película se permite ser todo lo racista que se puede. Todos los blancos y occidentales son buenos. Todos los orientales son pérfidos y malos (los que mandan) o estúpidos y sugestionables (la morralla que después integrará el ejército de Fu Manchú, en caso de que sus planes salgan). Dirán que eso actualmente no se puede mostrar, y en todo caso, aunque se pudiera, ya "Babel" es racista de lo suyo, pero es que en "La máscara de Fu Manchú" los personajes buenos se permiten además diálogos en los cuales se acepta como la cosa más natural y sabida que los orientales son tontos o maléficos, sin una gota de cinismo, y sin escándalo. Ya no los hacen así en el aséptico Hollywood de nuestros días: el precio de un presente sin racismo pareciera ser de este modo una historia falseada de nuestros antepasados.
IDEAL PARA: Ver una de las plasmaciones definitivas del Genio del Mal en el cine (y en la cultura popular).
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