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domingo, 30 de marzo de 2008

"Ben Hur" (1959).


-- "Ben-Hur". Estados Unidos. Año 1959.
-- Dirección: William Wyler. Protagonizada por Charlton Heston, Jack Hawkins, Haya Harareet, Stephen Boyd, Hugh Griffith, Martha Scott, Cathy O'Donnell, Sam Jaffe, Finlay Currie, Frank Thring, Terence Longdon, George Relph, André Morell.
-- Guión: Karl Tunberg, con Gore Vidal sin acreditar, y con aportes también sin acreditar de Maxwell Anderson, S.N. Behrman y Christopher Fry, todos ellos basados en la novela de Lew Wallace.
-- Banda Sonora: Miklós Rózsa.

-- "Ben Hur" en IMDb.
-- "Ben Hur" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

El Emperador Octavio Augusto ordena censar a todos los habitantes de Judea. Esto obliga a los nativos a viajar a sus respectivos lugares de nacimiento. De esta manera, en el seno de una familia de Nazaret, nace un niño en Belén, al que pronto llegan unos reyes a traerle unos simpáticos regalos. ¿Qué tiene todo esto que ver con Ben Hur? Por el minuto nada, salvo porque es "una historia del Cristo", según reza el subtítulo ("A Tale of the Christ"), así es que debemos mostrar el nacimiento del mentado Cristo. Bueh, pasan los años, y el Cristo anda dando vueltas por los montes, dedicado a sus reflexiones personales, pero ahora no es tiempo para éste, sino para... ¡¡¡BEN HUR!!! (el subtítulo será que es una historia del Cristo, pero el título es para Ben Hur, para que no digan que John Lennon fue el primero en decir "somos más grandes que Jesucristo"). Ben Hur, un muy chulo y muy mijo aristócrata de Jerusalén, se encuentra después de años con Mesala, un antiguo amiguete, que ahora viene bien cambiado, porque se ha ido a Roma y se ha pasado al Lado Oscuro de la Fuerza, y ya no intenta comprender a los judíos sino dominarlos. Pero como Ben Hur es muy patriota, le dice que no al imperialismo de los Estados Unidos de Roma, lo que rompe cualquier amistad. Al poco tiempo, Ben Hur aprenderá cuál es el precio de ser probo e íntegro en esta vida: su hermana deja caer inopinadamente una inofensiva baldosita, justo cuando desgraciadamente iba pasando el nuevo gobernador romano por debajo, y éste se mosquea mucho. Mesala aprovecha entonces el malentendido para vengarse, y consigue que la madre y la hermana de Ben Hur sean encarcelados en la Fortaleza Antonia, mientras que el propio Ben Hur será enviado a esa especie de muerte en vida que es remar en las galeras por años, hasta que se te deshilache el broncíneo torso y ya no estés para machadas, Charlton. Pasan los años, pero cuando todo parece perdido para nuestro buen Ben Hur, la suerte una vez más muestra sus afilados y cínicos dientes. Así, la galera en la que iba Ben Hur es atacada por piratas, y Ben Hur consigue salvarle la vida a un cónsul romano, nada menos. El cónsul, lejos de hacer gala de la naturaleza humana que tan bien conocemos, y para mostrarnos que esto es una peli y no la vida real, no sólo no se muestra como un ingrato, sino que además transforma a Ben Hur en un aristócrata romano de tomo y lomo. Pero si creen que Ben Hur se iba a quedar quieto, ¡ah, no!, él es demasiado chulo para eso, así es que se pone nuevamente en camino hacia Judea. No sólo su madre y su hermana deben ser rescatadas de las crueles garras del imperialismo romano, sino que hay que ajustarle cuentas al malvado Mesala, y además, un importante encuentro espera en la vida de Ben Hur para que éste sea salvo y beba del manantial de la vida eterna y todo eso (no me gustaría adelantar más, pero creo que se entiende con quién es ese encuentro, ¿acaso el subtítulo no es, repito, "una historia del Cristo"...?).

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

El siglo XIX fue la centuria de los inventos: el telégrafo, la ampolleta eléctrica, el ferrocarril... Todas cosas que hablaban del poder omnívoro de la ciencia. Pero esas cosas llegaban con retraso a Estados Unidos, y además, allá había mucho fundamentalismo (bueno, en realidad todavía). En 1878 salió una novela de aventuras destinada a ser todo un éxito en Estados Unidos: "Ben Hur". La ecuación era perfecta: un militar (por ende, reaccionario) que había luchado en la Guerra Civil de los Estados Unidos y que había sufrido una gran humillación cuando le cargaron más o menos injustamente el muerto por una infamante derrota en batalla, escribe una historia en la que el prota es vejado y tratado injustamente por un accidente. El prota, por ende, era superlativo (aristócrata incluido), características que desde siempre han identificado a los proletas en busca de héroe para sublimarse a sí mismos. Además, la novela cayó en buena época, porque en el XIX había cierto auge por las historias bíblicas ("Fabiola", "Los últimos días de Pompeya"...), y Wallace tuvo la pericia de mezclar todo esto con el viejo leit motiv de la venganza, que se lo tomó íntegramente de "El Conde de Montecristo" de Alejandro Dumas (el padre, que el hijo se llamaba igual). Por su trama de aventuras y su moral edificante (el prota termina haciéndose cristiano), se mantuvo durante la mayor parte del XX como un clásico juvenil, algo explicable considerando que condensada es una obra muy entretenida, (a cambio, en su versión completa es un ladrillazo de Tolkien y Señor Mío). Sucedió en los '50s que apareció la televisión, y con esto el cine respondió con una avalancha de títulos pensados para que no pudieran verse en esos primitivos monitores en B/N, lo que trajo de regreso al epic de romanos ("La túnica sagrada", "Fabiola", "Helena de Troya", "Ulises", "Hércules", "Los diez mandamientos"...), y como el material literario de base estaba agotándose, los ejecutivos de la MGM decidieron forrarse haciendo un remake del "Ben Hur" de 1925, que ya la novela tenía adaptación, no se crean. La MGM no escatimó en gastos para su realización, habida cuenta de que una peli de aventuras con prota cristiano estaba de sobra recuperado en una galería por entonces muy sensibilizada con el tema "Dios y América contra el comunismo" (parece que a nadie se le pasó por la cabeza que de manera subrepticia e inconsciente, la novela original es terriblemente antiimperialista), y los resultados de la maniobra fueron todo lo provechosos que se pudo. Porque "Ben Hur" batió récords en su época, alzándose con la elefantiásica cantidad de 11 Premios Oscar, cantidad que ninguna peli ha conseguido superar, y que sólo otras dos han conseguido alcanzar, en la siguiente media centuria ("Titanic" y "El Señor de los Anillos: El retorno del rey").

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es un clásico absoluto del género Sword & Sandals. Medio siglo después de su estreno, lo sigue siendo. La peli dura tres horas y media, pero la verdad, casi ni se sienten. O mejor dicho, ni se sienten hasta la gran carrera de cuadrigas. La traca final, en donde vemos la guerra de Ben Hur contra la bacteriología, tiende a derruir lo ya construido, pero por otra parte, eso ya venía en la novela original, e incluso aquí está mucho mejor tratado en términos de ritmo narrativo.

-- Las escenas de acción son espectaculares, incluso considerando que los FXs han evolucionado una barbaridad desde aquellos días primigenios. El enfrentamiento entre las galeras está a todo trapo (de hecho, en un alarde de poder financiero, la MGM ordenó construir una galera de verdad para determinadas escenas). La carrera de cuadrigas es todo un clásico del cine de aventuras y de acción, y ha sido imitada y parodiada un sinfín de veces. Como de costumbre, menos es más, y en este caso, la ausencia del regodearse gore tan propio del cine post-"Gladiador" le da más morbo a escenas como cuando atropellan a los pobres tipos que se caen de sus carros (durante años corrió la leyenda urbana de que un extra había sido realmente atropellado y muerto en el escenario del circo, y si uno ve la peli, de verdad que se ve realista la escena que dio pie a esa historia).

-- Los actores están bastante bien. Charlton Heston, como de costumbre, hace el chulo allí donde va (para esas fechas, ya había sido Moisés en "Los diez mandamientos", y había actuado nada menos que a las órdenes de Orson Welles en la mayestática "Sed de mal"... y aún le esperaban "El Cid", "55 días en Pekín", "La agonía y el éxtasis", "El planeta de los simios", "El hombre omega", "Cuando el destino nos alcance", "Aeropuerto '75"...), pero consigue sobreponerse a sí mismo y da una de sus mejores interpretaciones en el cine. A su lado, el sinuoso y ambiguo Mesala es soberbiamente interpretado por un Stephen Boyd que... bien, digamos que da harto crédito a la leyenda según la cual le habrían pedido que interprete su odio a Ben Hur como el propio de un amante homosexual despechado, algo que por supuesto no sólo no hubiera pasado la censura de la época, sino que habría hecho poner el grito en el cielo al señor Heston, el macho recio por antonomasia de su tiempo. Y mención especial para Hugh Griffith, como el picaresco y socarrón jeque Ilderim (miren que da curiosas lecturas políticas esta peli: un jeque árabe y un aristócrata judío unen fuerzas para combatir al imperialismo estad...perdón, romano). Y al resto no los mencionamos no porque no se lo merezcan, sino para no hacer más largo este texto, pero digámoslo desde ya: están soberbios.

-- El soundtrack está a cargo del gran y único Miklós Rózsa, quien consigue superar el lugar común de las pelis de romanos (harta fanfarria y violines para las escenas tranquilas) y crea algunos momentos musicales verdaderamente memorables. No por nada, se llevó un Premio Oscar ese año, y en ese tiempo tener un Oscar sobre la chimenea aún era por méritos, y no por lobby interno de los grandes estudios. Don Miklós, un par de años después, repetiría su buen hacer en otro soundtrack clásico, el "Rey de Reyes" de 1961.

IDEAL PARA: Ver el que probablemente es el epic de romanos definitivo.

2 comentarios:

  1. clásico de clásicos, una forma de hacer cine que ya no se lleva, cuando todo lo que veiamos en pantalla estaba realmente hecho de carton piedra y no por ordenador.

    Saludos...

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  2. Como de costumbre, no importa la tecnología, sino lo que sepas hacer con ella. Ahora, por ahorrar en carpinteros y tramoya, gastan lo que no tienen en CGI, y para peor, los resultados no siempre son mejores que cuando se hacían a la antigüita...

    Saludos.

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