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jueves, 27 de septiembre de 2007

"Viaje al centro de la Tierra" (1959).


-- "Journey to the Center of the Earth". Estados Unidos. Año 1959.
-- Dirección: Henry Levin.
-- Actuación: Pat Boone, James Mason, Arlene Dahl, Diane Baker, Thayer David, Peter Ronson, Robert Adler, Adam Napier, Gertrude the Duck.
-- Guión: Walter Reisch y Charles Brackett, basados en la novela de Julio Verne.
-- Banda Sonora: Bernard Herrmann.

-- "Viaje al centro de la Tierra" en IMDb.
-- "Viaje al centro de la Tierra" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Edimburgo, 1880. El profesor Lindenbrook acaba de ser nombrado caballero, pero ni aún así se detiene en su incansable fiebre científica. Uno de sus alumnos, el zarrapastroso Alec, le lleva una piedra volcánica, casi como un souvenir y una muestra de respeto, sin saber lo que está por desatar. Porque el profesor se obsesiona con la piedra y no para hasta revelar su secreto: en su interior hay una peonza que contiene escritos nada menos que de Arne Saknussem, un antiguo sabio que después de pontificar urbi et orbe sobre el centro de la Tierra y otras charadas, desapareció misteriosamente. ¡Eureka!, dice el profesor, ¡el sabio Saknussem bajó de verdad al centro de la Tierra! Entusiasmado, le pide su ayuda a un profesor sueco, para escuchar su veredicto sobre semejante descubrimiento. Pero el profesor sueco desaparece misteriosamente. Nervioso, Lindenbrook parte con el fiel Alec con rumbo a Islandia, en donde supuestamente está la abertura que Arne Saknussem utilizó para llegar al centro de la Tierra; algunos incidentes le hacen pensar que el profesor sueco está tratando de robarle la idea, pero cuando descubre el cadáver de éste, con su tracto digestivo convenientemente aliñado con cianuro, y a la encantadora viudita que el sueco ha dejado atrás, se hace con dos verdades puñeteras del tamaño de un Dreadnought: 1.- Hay todavía alguien más siniestro que el profe sueco tras su pista, alguien que no trepida en el asesinato a lo Agatha Christie para llegar a sus resultados, y 2.- Si quiere bajar al centro de la Tierra, tendrá que aceptar a... ¡una mujer! ...en el equipo... ¡La expedición comienza!

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

El mito de la Tierra hueca es viejo como la Tierra misma, o al menos como los seres humanos que la habitan. Según éste, por debajo de nuestro querido, viejo y sólido mundo, existe otro territorio completamente diferente en donde habitan razas y animales imposibles acá arriba. El mito tuvo un cierto auge en el siglo XIX, coincidiendo con los nuevos progresos de la Geología (ya se había desarrollado la teoría según la cual la Tierra se estaba enfriando), cuando con diferencia de seis años aparecieron dos clásicos del género: "La raza venidera" de Edward Bulwer-Lytton (1870), y el que nos ocupa, "Viaje al centro de la Tierra" de Julio Verne, en 1864. La novela ha tenido posteridad (además de por la estupenda prosa de Verne) en parte por el afán casi maníaco de Julio Verne por dotar de verosimiltud científica a sus obras, y en parte también por el carácter místico de la obra, ya que es bien sabido que Verne era aficionado a meter claves ocultistas en sus novelas, que tanto grano han dado a los molinos de la conspiranoia. El interés sobre Verne no estaba muy boyante en el mundo del cine, hasta que los Estudios Disney se forraron con dinero, por su adaptación de "20.000 leguas de viaje submarino", y después por el éxito de "La vuelta al mundo en 80 días" (la de 1956, con la pareja dispareja de David Niven y ¡Cantinflas!, y decimos esto porque hubo un deslucido remake en 2004). De manera que los Estudios Fox se lanzaron a su propia adaptación de Julio Verne de alto presupuesto. El mimo que pusieron en esta empresa queda bien reflejado en el departamento de efectos especiales, y también por el elenco elegido, que no será de primera fila (salvo por el inmenso James Mason), pero que algo daban que hablar en su tiempo.

¿POR QUÉ VERLA?

-- El elenco. No diremos que era imposible elegir uno mejor, pero está aceptablemente bien. James Mason interpreta a un profesor Lindenbrook inesperadamente fiel al original literario verniano (alguien que lo fuera, en esta peli, dicho sea de paso), maniático a carta cabal, empecinado en sus descubrimientos científicos, aunque por otra parte, lo hemos visto en mejores roles antes y después (¿y? Aunque éste sea un rol menor en la carrera de Mason, hay muchos actores reconocidos que se amputarían la pierna y el brazo y los donarían en caridad, por una interpretación así, y es que Mason era Mason, caramba)... Pat Boone cumple como el jovencito chulo que está ahí para convencer a la muchachada, aunque por razones no demasiado difíciles de entender, su carrera posterior fue oscura (en esta peli hizo uno de sus primeros papeles). Las chicas están por todo lo alto. Arlene Dahl se las arregla para interpretar una fiera mujer de armas tomar, en un tiempo que parecía un presagio del women power de los '60s; es una injusticia del destino que su carrera fílmica nunca haya levantado mayor vuelo. Diane Baker, por su parte... Confesémoslo, la señorita Baker es una debilidad de su seguro servidor el General Gato, porque allí donde va se las arregla para verse y presentarse encantadora (ya hablamos sobre ella en Cine 9009, al referirnos a "Los 300 espartanos" y "El premio", y ya habrá tiempo de comentar su secundario en "Marnie la ladrona", películas todas posteriores a "Viaje al centro de la Tierra"); eso, aunque aquí su rol sea básicamente de relleno.

-- En cuanto al guión... Pues bien... Lo mejor es tomárselo como lighter than light, porque la verdad es que de Julio Verne tiene poco más que el título, el tema, y dos o tres episodios de la trama. De partida, en la novela tanto el profesor como el estudiante son ALEMANES, no escoceses, aunque quizás para la conservadora platea estadounidense haya sido un poco conflictivo poner como "los buenos" a dos kreutzers, habida cuenta de que habían pasado catorce años desde la Segunda Guerra Mundial (¿y qué? El franchute Verne puso a dos alemanes de buenos... aunque eso fue seis años ANTES de la Guerra Franco-Prusiana, justo es decirlo). Por otra parte hay una serie de adiciones que no echábamos de menos en la novela, como por ejemplo el villanísimo Conde Saknussem o la búsqueda de la Atlántida, y que en realidad no aportan demasiado a la peli. Y ya no hablemos de la sarta de despropósitos científicos o simplemente lógicos como la estupidez de hacer que los protagonistas floten literalmente en el centro de la Tierra y que sus objetos vuelen imantados fuera de la balsa por eso (piénselo, el campo magnético de la Tierra es demasiado débil para eso, y por otra parte, si verdaderamente el núcleo de la Tierra fuera un mar interior, deberían acceder al punto central exacto no en una balsa sino en un submarino muy bien presurizado); algo que es insultante para la memoria del pobre Verne que, como dijimos, se preocupó tanto como pudo de dar carácter de científicos a los datos usados en la novela (bueno, tan científicos como podían serlo con las ideas intelectuales de 1864). ¿Y sirvió para algo? En algunos aspectos sí. Por ejemplo, la inclusión de Gertrudis el ganso cuenta como lo más memorable de la peli, y (SPOILER GRUESO A CONTINUACIÓN) su trágico destino final (sí, por una vez en las pelis hollywoodenses el animalito no sobrevive) es una de las partes más conmovedoras. Pero por otra parte, todas las adiciones le dan a la trama un carácter marcadamente más infantil, y eso no en el mejor sentido del término. Para que no se diga eso de que destripar novelas clásicas es un vicio de los '90s en adelante. Por eso, si se la visualiza como una peli de entretención infantil, se puede pasar un gran rato, pero que nadie se llame a engaño o confusión: el que busque una adaptación fiel y rigurosa, por no decir literal, del clásico verniano, está perdiendo miserablemente su tiempo.

-- Los efectos especiales... Esta era una peli de alto presupuesto para la época, y por lo tanto se usaron los FXs más chulos que encontraron en el armario. Por desgracia, el resultado en este apartado es irregular (la honorable Academia no opinó igual en aquellos años, y le dio unas buenas nominaciones a Mejor Dirección de Arte, Mejores Efectos Especiales y Mejor Sonido, aunque los perdió frente al acorazado fílmico de 1959, "Ben Hur", el "Titanic" de la época, que al igual que el trasatlántico de James Cameron también secuestró once Oscares para su mesita de noche). Algunos efectos son buenos incluso hoy, como por ejemplo el ataque de los dinosaurios gigantes (en realidad unas iguanas con placas de plástico, pero que se ven muy realistas, salvo en las imágenes de fotomontaje con los actores). Otros en cambio cantan clarito hoy en día, como por ejemplo muchas secuencias subterráneas que no parecen haber sido filmadas en las Cavernas Carlsbad como dice el reclamo publicitario, sino en un estudio con vulgar cartón piedra y papel maché. El premio al mejor escenario en la peli se lo lleva el bosque de hongos gigantes y las ruinas de la Atlántida, en donde parecen haber focalizado el presupuesto, y que por ende se ven por todo lo alto.

IDEAL PARA: Ver una adaptación un tanto infantiloide de Verne, algo envejecida, aunque de un aceptable nivel técnico.

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