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domingo, 25 de marzo de 2007

"La conquista del honor" (2006).


-- "Flags of Our Fathers" (título original), "Banderas de nuestros padres" (título en España). Estados Unidos. Año 2006.
-- Dirección: Clint Eastwood.
-- Actuación: Ryan Phillippe, Jesse Bradford, Adam Beach, John Benjamin Hickey, John Slattery, Barry Pepper, Jamie Bell, Paul Walker, Robert Patrick, Neal McDonough, Melanie Lynskey, Thomas McCarthy, Chris Bauer, Judith Ivey, Myra Turley.
-- Guión: William Broyles Jr. y Paul Haggis, basados en el libro de James Bradley y Ron Powers.
-- Banda Sonora: Clint Eastwood.

-- "La conquista del honor" en IMDb.
-- "La conquista del honor" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Todo cabrón tiene una idea de cómo es la guerra, especialmente si no has estado ahí. Los sueños y las alucinaciones respecto de lo sucedido en 1945 siguen acosando a un veterano, que comienza a recordar todo para el hijo de su mejor amigo. "Todo" significa comenzar con el impresionante esfuerzo bélico de llevar a los sobrinos del Tío Sam en tres lindas carabelas (es una metáfora, por supuesto), con rumbo a Iwo Jima, un pedazo de roca perdido en el medio del Océano Pacífico, que es la clave para ganar la Segunda Guerra Mundial. Todo parte como se supone debería ser: con patriotismo, esfuerzo, etcétera. Pero uno de los hombres cae al agua, nadie se detiene para buscarlo, y otro recuerda aquello de que "¿qué pasó con eso de que nadie se queda atrás?". Luego viene la guerra de verdad. Pero un puñado de héroes consigue clavar una bandera yanki en un lugar estratégico. Y toman una fotito. La fotito inspira al pueblo yanki. Y ahora viene la peor pesadilla de todas: no pelear contra los japis, no exponerse a ser muerto/mutilado/escabechinado, sino vender bonos del Gobierno para financiar la guerra...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

A estas alturas del partido es redundante, después de que todo el mundo lo ha dicho, que Clint Eastwood ha pasado de ser el chulo de los spaghetti western de Sergio Leone y el matón de las Harry el Sucio, a ser un director respetable de tomo y lomo. Lo ha conseguido por la vía difícil, o sea, no hacer genuflexiones delante de la crítica ni hacer películas cargadas de pseudointelectualismo, sino con un estilo de cine recio como una casa, en donde puede haber películas mejores o peores, pero ninguna de la cual se pueda decir "este tipo no sabe lo que estaba filmando". Ahora le tocó el turno al género bélico, que Clint no había tocado antes como director. Y lo hace a lo grande. Son tiempos difíciles para Estados Unidos, el patriotismo es puesto en duda con fuerza cada vez mayor (de manera más o menos zafia como en "Deja vu", o con más estilo como aquí), y en definitiva, esta película contribuye a desmontar los mitos y leyendas propios de los yankis inmaculados, algo a lo que no se atrevió ni el propio Steven Spielberg en "Salvando al soldado Ryan", a pesar de la brutalidad de la película; y eso que la peli de Spielberg fue hecha con espíritu de "la bélica para acabar con todas las bélicas"...

¿POR QUÉ VERLA?

-- En cierto sentido, puede decirse que una película de guerra que sólo hable de guerra, no es ni siquiera una película de guerra. Esta película habla de muchas cosas, todas ellas de una manera altamente sutil, sin exceso de discurso panfletario. No puede decirse que sea un alegato pacifista sobre el absurdo o sinsentido de la guerra (como trató infructuosamente de serlo "Salvando al soldado Ryan"), pero sí pareciera apuntar a que, por muy justa que sea la causa de una guerra, la guerra sigue siendo la guerra, tiene costos terribles que pagar... y esos costos no siempre los pagan los tiburones almibarados, sino los peatones de toda la vida, lejanos a la contienda, y que sólo saben de matar japis y jugar a las cartas para matar el tiempo.

-- El tema más poderoso de la película es la construcción del mito patriótico en particular, y de todos los mitos en general. La estructura de la película, centrada en la campaña de recaudación de fondos, con flashbacks hacia el pasado (hacia la batalla de Iwo Jima), permite hacer un agudo contraste entre la construcción de una historia oficial en donde se vende la imagen de un puñado de valientes patriotas, limando los aspectos más sórdidos y truculentos de la guerra, y los hechos verdaderos en los cuales los supuestos héroes no fueron más que fulanos cualquieras que estuvieron en el lugar y momento justos, que no hicieron nada especialmente destacado ni heroico, y que para colmo ni siquiera tienen el crédito de lo que se les atribuye (se dice que plantaron la bandera, pero después se muestra que esa bandera era LA SEGUNDA bandera clavada en el lugar, y no la primera). Como dice crudamente en uno de los más brillantes diálogos de la película un soldado: lo único heroico que hicieron los soldados fue simplemente sobrevivir. Y al diablo todo ese discurso de los heroicos soldados luchando por la Patria: en realidad luchaban por su camarada de armas, por salvar su propio pellejo, y en definitiva por volver vivos y en una sola pieza a la casa. Resulta curioso que todo esto venga de un cineasta reconocidamente derechista y republicano como Eastwood, pero por otra parte, Clint es republicano porque cree en esos viejos y casi olvidados valores de la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, no por un tenebroso, oscurantista y pedofílico fetichismo paracristiano.

-- Clint Eastwood. Después de filmes más o menos quejicas como "Río místico" o "Million dolar baby" (que no son malas películas, aunque sea por la espartana dirección de Eastwood, pero están muy lejos de ser geniales), recupera su tono aquí, con una historia sencilla y sólida, alejada de las truculencias de los antemencionados. Y sigue demostrando por qué es un director de la vieja escuela, aquella a la que le preocupa tanto hacer una película iconográficamente bella, como con una buena historia que envuelva un núcleo de puro contenido.

-- Los actores están en su punto. Incluso el pesadote de Ryan Phillippe, que suele hacer el ridículo más absoluto allí donde va ("Sé lo que hicieron el verano pasado", "Juegos sexuales", "Crash"), está contenido y no intenta demostrar que es buen actor sobreactuando como es su costumbre. La gran sorpresa es Melanie Lynskey, que después de una prometedora partida con Kate Winslet en "Criaturas celestiales", derivó hacia una trayectoria fílmica más bien inane y jamás alcanzó el rango de superstar de su antigua colega; aquí interpreta, de manera absolutamente irreconocible, a una pesada métomentodo noviecita colgada de la fama de su chico apuesto.

-- Aquello de mostrar la crudeza y el absurdo de la guerra es una tendencia en boga desde "Salvando al soldado Ryan" y "La delgada línea roja", y aquí seguimos más o menos en la misma dirección. Pero es bueno saber que no estamos frente a un antihéroe a lo Clint Eastwood matando japis, sino a una visión realista de lo que es la guerra. Así que destaquémoslo como un punto a favor.

IDEAL PARA: Detenerse un minutito a reflexionar sobre cuántas historias sobre héroes nos han vendido, y cuántos de esos fulanos realmente serán tan admirables como se dice.

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