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jueves, 28 de septiembre de 2006
"X-Men II" (2003).
-- "X2". Estados Unidos. Año 2003.
-- Dirección: Bryan Singer.
-- Actuación: Patrick Stewart, Hugh Jackman, Ian McKellen, Halle Berry, Famke Janssen, James Mardsen, Anna Paquin, Rebecca Romijn, Brian Cox, Alan Cumming, Bruce Davison, Aaron Stanford, Shawn Ashmore, Kelly Hu, Katie Stuart.
-- Guión: Michael Dougherty, Dan Harris y David Hayter, basados en una historia de este último y de Zak Penn y Bryan Singer.
-- Banda Sonora: John Ottman.
-- "X-Men II" en IMDb.
-- "X-Men II" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Las tensiones entre mutantes y humanos se incrementan. Desde el incidente de Liberty Island (referido en "X-Men"), las cosas han estado en tensa calma. Pero no tardarán en quebrarse. Un mutante capaz de teleportarse llamado Nightcrawler ingresa a la Casa Blanca y ataca al mismísimo Presidente de los Estados Unidos. Aunque fracasa, la Casa Blanca reacciona con energía, comisionando al duro militar Stryker para perseguir a los mutantes haciendo uso policíaco de la milicia. Mientras tanto, los mutantes comienzan a moverse por su lado. Los Hombres X de Charles Xavier comienzan la persecusión de Nightcrawler, mientras que otro grupo le hace una visita a Magneto, su viejo archienemigo, quien yace en una prisión. Temporalmente separados, son blanco fácil para Stryker, quien realiza una incursión relámpago contra la mansión de los Hombres X. Parece una rutinaria operación de represión política contra los disidentes al sistema, pero hay algo más profundo: Stryker odia a los mutantes por principio, debido a que su propio hijo era un mutante, y Xavier fracasó en darle una nueva vida. Y el plan de Stryker incluye a Xavier para una terrorífica operación de genocidio, digna de Adolf Hitler o Genghis Khan, que de tener resultado, conseguirá que ningún mutante sobre el planeta Tierra prosiga con vida. Ahora, la única posibilidad de detener a Stryker estriba en la unión de dos facciones irreconciliables: los tolerantes y liberales Hombres X, y los fundamentalistas de Magneto.
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Las películas de superhéroes que se sacrifican en aras de la Humanidad habían estado en el invernadero durante los individualistas '90s (lo siento, pero el parafascista Batman no cuenta), pero a finales de la década soplaban vientos de cambio. En medio de ese ambiente fue parido el brillante alegato humanista que fue "X-Men", que de paso, empapeló la casa de sus productores con billetes de alta denominación. Tanto por éxito de taquilla como por calidad fílmica, debía hacerse una secuela, ojalá con el mismo equipo original. Bryan Singer se repitió el plato en la dirección, y todo el elenco en masa hizo lo mismo, de manera que pudieron extenderse a sus anchas. Como una década antes sucediera con "Batman regresa", la secuela fue superior a la original, y por las mismas razones: el mismo director y el mismo equipo trabajaron todos más afiatados, pudieron saltarse las siempre engorrosas presentaciones de personajes, y al tener más espacio para maniobrar, pudieron desarrollar una historia más densa.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Es una de las mejores películas de superhéroes de todos los tiempos. Tiene literalmente todo lo que una gran historia de superhéroes debería tener: un argumento sólido, un villano de peso, un plan maligno a escala masiva, diseño de personajes, buenas actuaciones, soluciones estéticas correctas sin caer en el preciosismo, y acción a raudales. Y por si fuera poco, el planteamiento intelectual de fondo es pesadísimo. Pocas películas de superhéroes podrían ya no digamos comparársele, sino siquiera acercársele (quizás "Superman", "Batman" y "Batman regresa").
-- Es una historia con una enorme carga épica, ya que integra una enorme cantidad de subtramas. A la lucha principal de los Hombres X contra el maligno plan de Stryker, se suma la búsqueda de Wolverine respecto a su propia identidad, la paciente labor de Mistique para rescatar a su jefecito Magneto, la relación de Rogue con Iceman, la creciente intolerancia racial de Pyro... ¡y todo eso encaja a la perfección dentro de la trama, sin chirriar en ningún minuto!
-- ¡Qué manera de contar la historia! Salvo quizás la secuencia del ataque contra el avión de los Hombres X, que es una exhibición casi gratuita de efectos especiales, lo cierto es que no sobra absolutamente ningún minuto. Cada escena aporta algo nuevo, sea una pista que hace avanzar la historia, o un detalle o rasgo que ayuda a darle un nuevo matiz a alguno de los personajes. Y al mismo tiempo, hay una envidiable economía de medios que la hace aún más potente. Casi ningún diálogo sobra o duplica información innecesariamente, y cada personaje se retrata a sí mismo de cuerpo entero con apenas unas poquitas frases. En ese sentido, "X-Men II" reniega del cine exhibicionista actual y parte a beber de las grandes fuentes, de los grandes directores. Y conste que la tenían difícil, ya que el equipo que se reune para dar la batalla contra Stryker es de... a ver, contemos: Charles Xavier, Cíclops, Jean Grey, Storm, Wolverine, Nightcrawler, Magneto, Mistique... Ocho personajes completamente diseñados de pies a cabeza, sin que ninguno sobre ni ninguno falte. Brett Ratner podría haber aprendido algo de aquí, para filmar "X-Men III".
-- Las actuaciones son soberbias. Patrick Stewart sigue luciéndose como el jefe bonachón de los Hombres X. James Mardsen como Cíclope hace el mismo chulo de siempre, y por suerte no aparece demasiado, pero incluso hasta cuando aparece, tiene una figuración mucho más digna que en la primera parte. Hugh Jackman sigue componiendo un Wolverine al mismo tiempo rudo y tierno. Las féminas Halle Berry y Famke Janssen, como Tormenta y Jean, están un poco de adorno, pero aún así tienen sus momentos, y los aprovechan bien; Kelly Hu como Deathstrike sí que está de adorno y trágicamente desperdiciada, pero es que oigan, no todo podía ser perfecto (venía saliendo recién de "El Rey Escorpión", por más señas). Brian Cox compone un villano muy alejado de los cánones de la opereta barata, y con hacerlo un soldado competente que se limita a cumplir con lo que juzga su deber, su personaje adquiere resonancias mucho más siniestras. El nunca bien ponderado Alan Cumming interpreta un Nightcrawler al mismo tiempo juguetón, tierno y profundo, y sale bien parado en todas sus facetas. Incluso hasta Aaron Stanford y Shawn Ashmore, dentro de sus roles teen-target, están en su punto y no deslucen.
-- Los planteamientos de fondo son de una profundidad increíble. Existe el problema de la convivencia entre humanos mutantes y humanos normales. ¿Cómo arreglar eso? La solución fácil es que los buenos sean tolerantes y los malos intolerantes, o sea, maniqueísmo puro y clásico. Pero en "X-Men II" hay cualquier cosa, menos maniqueísmo. Existen grados y grados de convivencia posibles, existen varias posturas sobre el problema entre mutantes y humanos, y no todos los personajes son tocados por los acontecimientos de la misma manera, y por tanto, el precio emocional que deben pagar por la tolerancia y la convivencia es bien distinto en cada caso.
-- Mención especial para la banda sonora, que acompaña muy bien en todo minuto, sin querer destacarse por encima de la trama misma, ni recurrir en exceso a los odiosos golpes de sonido a que el cine hollywoodense actual nos tiene (mal)acostumbrados.
IDEAL PARA: Fanáticos de los Hombres X y de los superhéroes en general, gustadores del cine de acción, y de las películas con contenido.
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