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domingo, 26 de marzo de 2006

"Syriana" (2005)


-- "Syriana". Estados Unidos. Año 2005.
-- Dirección: Stephen Gagan.
-- Actuación: George Clooney, Matt Damon, Jeffrey Wright, Chris Cooper, Amanda Peet, William Hurt, Christopher Plummer, Tim Blake Nelson, Alexander Siddig, Mazhar Munir, Kayvan Novak.
-- Guión: Stephen Gagan, vagamente basado en el libro "See No Evil" de Robert Baer.
-- Banda Sonora: Alexandre Desplat.

-- "Syriana" en IMDb.
-- "Syriana" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Un emir musulmán le da esquinazo a los yankis, y decide venderle su producción petrolera a China. Chasqueo entre los petroleros (¿cómo ese emir recién bajado del camello se atreve a NO QUERER negociar con nosotros? ¿y qué rayos es un emir?). Un agente de la CIA es enviado para, digamos, "accidentar" al emir en cuestión, en particular por la delicada situación sociopolítica que se vive en el vecino Irán. Un asesor de finanzas es contratado para mejorar la inversión de los musulmanes, y se encuentra en el callejón sin salida de los intereses corporativos. Un fiscal del gobierno especializado en perseguir la corrupción y monopolios, investiga una fusión petrolera que tiene un punto débil en unas concesiones aparentemente obtenidas mediante un soborno. Un joven afectado por las políticas de despido masivo en la petrolera, producto de los manejos empresariales, es reclutado en una madrasa para actuar como agente terrorista. Todas estas tramas, aparentemente dispersas, están en realidad conectadas por una densa maraña de corrupción, chantaje, asesinatos, e intereses corporativos.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Desde el "despertar islámico" del Ayatollah Jomeini y sus secuaces, que los árabes son los malos. Tan malos, que Estados Unidos tuvo que usar una buena cantidad de sus armas de destrucción masiva (tanques, aviones, etcétera) para evitar que Saddam Hussein usara las suyas propias (que no tenía, por lo demás). Todo lo cual ha llevado a enormes cuestionamientos contra los intereses corporativos de las grandes finanzas, en paricular con escándalos como Enron y Halliburton. Era cuestión de tiempo antes de que surgiera una película que reflejara todo este ambiente, de una manera menos distendida y folclórica que "Fahrenheit 9-11", y con un espíritu mucho más incisivo que la sobrevalorada radiografía del narcotráfico que supuestamente fue "Traffic". Y no es raro ver a George Clooney, conocido disidente al gobierno de George W. Bush, en estas lides. Después de todo, ya nos había regalado una perlita cuestionadora de la realidad política actual, con "Buenas noches y buena suerte".

¿POR QUÉ VERLA?

-- El argumento. Está basada parcialmente en los recuerdos de un antiguo agente de la CIA que hacía trabajo sucio en el Medio Oriente, así es que los detalles son aterradoramente verosímiles. Todo está resuelto de manera muy realista, en medio de conversaciones de pasillo y amenazas. Con la excepción de algunas explosiones, hay muy poca acción glamorosa a lo James Bond o "24".

-- Los actores. Christopher Plummer manifiesta su solvencia habitual (para los no enterados, ese viejito magnate petrolero actuó, hace cuatro décadas atrás, en "La novicia rebelde", traten de adivinar en qué papel, y hace poco actuó en "Plan perfecto"). George Clooney hace un gran secundario. Los "actores de carácter" (es decir, los que hacen de musulmanes) están también en su punto. A cambio, Matt Damon y Amanda Peet como un matrimonio con problemas deslucen un poco, se ven muy hollywoodenses, y quizás hubiera sido mejor opción buscar a dos actores más desconocidos y de segunda fila, menos reconocibles, para interpretar sus roles con credibilidad (eso, sin contar con que su subtrama no tiene mucho sentido y en verdad sale sobrando).

-- La banda sonora. Nada de estallidos de música estridente por los altoparlantes para enfatizar los momentos en que como buenos espectadores, debemos dejarnos llevar. Por el contrario, la música es extraordinariamente suave en general, y muchas secuencias carecen de acompañamiento musical. Algunos realizadores hollywoodenses podrían tomar nota de cómo a veces el silencio vale más que la más alambicada banda sonora.

-- Diálogos memorables. Un abogado le grita a un fiscal que ellos no son corruptos, sino que el gobierno lo es, interfiriendo el libre mercado con sus regulaciones, y ellos son corruptos para defenderse de las malas prácticas del gobierno (así, con su cara y con un par). Un empresario petrolero se queja de un emir que los insulta no negociando (y dejando expoliarse) por ellos. Un fiscal sugiere apurar un monopolio fingiendo que hace su trabajo, haciendo caer a un par de suches en los mandos medios. El director de la CIA, que apenas enterado de una operación que sale mal, inventa de inmediato, a toda marcha, y con todo vapor, una historia bastante convincente sobre el "agente que actuó por su cuenta"... dejando botado al hombre que él mismo ha enviado allá a cumplir una misión. Perlas así. Con gente maldita como ésa, quizás sería preferible un mundo gobernado por un triunvirato compuesto por Hannibal Lecter, Darth Vader y un representante klingon, seguro que nos va mejor... (o tendríamos más payaseo al menos).

IDEAL PARA: Hacerse una idea de cómo se manejan los asuntos petroleros y se hacen negocios en el país de la libertad y las barras y estrellas.

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