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domingo, 13 de diciembre de 2015
"Filadelfia" (1993).
-- "Philadelphia". Estados Unidos. Año 1993.
-- Dirección: Jonathan Demme.
-- Actuación: Tom Hanks, Denzel Washington, Jason Robards, Antonio Banderas, Joanne Woodward, Robert W. Castle, Mary Steenburgen, Ann Dowd, Charles Napier, Roberta Maxwell, Buzz Kilman, Karen Finley, Robert Ridgely, Bradley Whitford, Ron Vawter, Anna Deavere Smith, Tracey Walter, Julius Erving, Ed Rendell, Chandra Wilson, David Drake, Roger Corman.
-- Guión: Ron Nyswaner.
-- Banda Sonora: Howard Shore.
-- "Filadelfia" en IMDb.
-- "Filadelfia" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Una suave percusión, un teclado atmosférico, musicalizando escenas cotidianas en las calles de Filadelfia, y Bruce Springteen cantando "streets of Philadelphiaaa...", y ya tenemos una entrada a lo grande. Frente a un juez vemos a dos abogados conversando en lados opuestos de un caso, Tom Hanks y Denzel Washington. Pero a la salida del tribunal, nada más amiguis los dos, por aquello de que un tiburón no muerde a otro. Bueno, resulta que Tom Hanks es un maricón. Y valga la aclaración, no en el sentido de "abogado maricón" que se utiliza como sinónimo de "abogado malparío", "abogado jodepú" o "abogao" a secas, sino en el sentido de ser un abogado homosexual (bueno, eso tampoco es tan indicativo. Son más de lo que parece a simple vista). Pero es abogao homosexual de los buenos, o sea, que tiene pareja estable y tal (Antonio Banderas entrando por la puerta ancha a Hollywood. Y me ahorraré los potenciales chistes de doble sentido a costa de la expresión "entrando por la puerta ancha"). El caso es que como Tom Hanks es un crack, le dan el caso estrella dentro del bufete en donde trabaja, uno de esos en que hay cuatro o cinco vejetes "asociados" que nunca se los ve trabajar, en estas pelis a lo menos, pero que cortan el cotarro. En una de las tantas le preguntan al Tom Hanks que oye, qué es esa manchita Gorbachov' style que tienes allá arriba, y el otro que no, que no es ná de ná, si es un golpe de pelota y tal (mentira cochina, pero bueno, entre abogaos estamos, ¿vale? Joer, que esta peli me está poniendo el cachondeo a tiro). El caso es que la salud de Tom Hanks comienza a deteriorarse (oigan, es ficción nomás, no se apresuren a descorchar champaña. Está bien que les caiga mal, pero acuérdense que incluso un aburguesao como Tom Hanks califica dentro de la categoría "ser humano"), debe quedarse en la casa, y trabaja en el caso en esos modernos cacharros llamados... ¡¡¡COMPUTADORAS!!! (con un Windows 3.11 y un Word Perfect, suponemos). Y justo justito el día en que tiene la caballa crisis de salud, el documento se desaparece, y no hay respaldo en el disco duro de la empresa. Al final aparece y lo presentan poco menos que en el minuto final. Al día siguiente, los asociados citan al Tom Hanks y le dicen "mira, eras nuestro mejor abogado, no nos has fallao nunca, te íbamos a hacer asociao y tal, pero por este sospechoso incidente del que no se desprendió absolutamente ninguna consecuencia negativa porque igual se resolvió, te vamos a poner de patitas en la calle como un perro sarnoso. Pero eso nada tiene que ver con la costrita Gorbachov que te vimos en la cabeza, ¿OK?". Tom Hanks se fastidia cosa mala, y empieza a consultar abogaos para lo obvio, o sea, para plantarle así demanda a la empresa por culo y sin vaselina por despido injustificado, basado en la discriminación por SIDA. Habla con el Denzel Washington (estaba en la peli, ¿recuerdan?) y éste no quiere tomar el caso porque, joer, no hay por donde cogerlo (el caso, por favor...). O sea, ¿cómo se enteraron de que el Tom Hanks tenía SIDA? Quiero decir, aparte de ser un putero en varias pelis ochenteras, eso es. Pero al poco después, el Denzel Washington ve al Tom Hanks bien serio en la biblioteca estudiando, y sabe que no es una demanda frívola, que la cosa va en serio, además de ver al Tom Hanks DISCRIMINADO (oye, tú, el que gritó "bienchuchetumare"... un poco más de respeto por favor, que a todos nos gustaría discriminar a Tom Hanks pero no se puede, es contra la ley, óiganle). Ahora tenemos por fin a DOS CONTRA EL CRIMEN. Contra el crimen de despido injustificado y discriminación, eso es. Una importante batalla legal por la justicia y los derechos humanos, y los Oscares de la Academia, ha comenzado.
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
La última gran peli de cine social de los '70s se estrenó en 1993, y se llama "Filadelfia". Versa sobre la homosexualidad, un tema que desde siempre ha sido difícil. Algunas culturas se lo toman con cierta naturalidad (los griegos, los japoneses). Otras, no tanta. Herederos de la Palabra de Dios, los cristianos han construido civilizaciones enteras en donde la homosexualidad no es aceptada, y en las cuales los homosexuales son buenos como leña para la hoguera. En fecha tan reciente como inicios del XX, todavía era posible ver a maricas como Oscar Wilde condenados a trabajos forzados, a ver si así se hacían hombres. El cine yanki, fiel al precepto de que hay que darle a las audiencias lo que pide, emprendió un cierto derrotero en mostrar perversioncillas sexuales antes de que a inicios de los '30s cayera con todo rigor el Código Hays sobre la industria, que entre otras cosas prohibía "cualquier inferencia de perversión sexual". Debemos recordar que en la época, la homosexualidad no era considerada una opción sino una enfermedad siquiátrica (bueno, todavía algunos, pero los siquiatras serios hace mucho que ya no intentan "curar a los gays" ni incluyen ser gay en el DSM). Pie de entrada para... las pelis que sugieren sutilmente la homosexualidad sin que nadie pueda darse por enterado so pena de ser un "mente sucia" (desde "El Halcón Maltés" de John Huston hasta varias de Hitchcock, incluyendo la increíblemente criptogay "Extraños en un tren"). Desde los '60s pareció que el cine iba a liberalizarse un resto, pero luego sucedió lo que sucedió: San Francisco convertido en Sodoma y Gomorra, los '70s, los Village People... y finalmente el SIDA. Visto por muchos grupos como un castigo de Dios. Y la propaganda antigay recrudeció de nuevo. Lo divertido del caso es que el cine '80s, y la cultura '80s en general, tuvo también su buen punto gay (los videoclips de la época exhudan hormonas raritas que es un gusto). Y en el cine, ¿qué puede ser más criptogay que vender una peli PARA HOMBRES en donde el prota es un recio adonis musculoso como Arnold Schwarzennegger o Sylvester Stallone, y en donde las minas o son amachadas, o directamente ni aparecen? Era cuestión de tiempo antes de que surgiera una peli dirigiéndose de raíz al problema. Quien tomó el toro por los cuernos fue Ron Nyswaner, guionista que también es activista gay, y que se inspiró en un par de casos de la vida real sobre despidos por SIDA (Geoffrey Bowers, y Clarence B. Cain). El guión le gustó a Jonathan Demme, pero como corresponde a una peli en donde los gays son los buenos, la producción atravesó por sus problemas. Primero que nada, había que venderle la peli al grueso público, porque admitámoslo, a inicios '90s era como un poquito difícil convencer a la gente de ir al cine a ver una peli en donde 1.- El prota es gay, que 2.- Tiene pareja gay estable, y que 3.- Se está muriendo de SIDA, y 4.- Además es un buen chato, en vez de ser un horrible depredador sexual al cual odiar (estilo "Cruising", o en versión femenina, "Bajos instintos", por ejemplo). Para remediar esto decidieron contratar a una estrella de alto perfil, aunque las primeras opciones se cayeron (para la posteridad: Daniel Day-Lewis, Andy Garcia, ¡Michael Keaton!). Al final el rol recayó, cosa inesperada, en Tom Hanks, un actor conocido hasta el minuto fundamentalmente como comediante, y del que nadie esperaba en realidad que tuviera las espaldas para cargar un rol dramático como éste. El rol del abogado amiguete iba a ser inicialmente un ítaloamericano, y se pensó en un comediante como Bill Murray o Robin Williams, pero por esas alineaciones cósmicas que de tanto en tanto bendicen al cine, un actor negro conocido hasta el minuto por roles con su cuota de activismo social ("Haz lo correcto", "Malcolm X") llamado Denzel Washington se mostró interesado, y como Jonathan Demme estaba interesado en trabajar con él hace tiempo, le dijo welcome on board, son, let's do it (la peli, claro. Por favor). Y hubo un incidente de ironía un tanto macabra cuando Jonathan Demme quiso que el rol de uno de los abogados homófobos cabrones fuera para un actor sidoso en particular, Ron Vawter, y TriStar Pictures se negó a contratarlo porque la compañía de seguros que aseguraba la peli no quería extenderle cobertura porque, bueno... estaba sidoso, por eso. Al final Ron Vawter apareció en la peli porque Jonathan Demme puso a TriStar Pictures contra la espada y la pared, haciéndoles ver lo hipócrita que era estrenar una peli de contenido social acerca de que no debemos discriminar a la gente con SIDA, en donde se le hubiera negado un rol a un actor por causa de tener SIDA precisamente. Al final, cuando se estrenó la peli, tuvo un éxito discreto, al inicio por lo menos. Después empezó a funcionar el boca-a-oreja, la gente acudió en masa a verla, y acabó recaudando OCHO VECES SU COSTO (con 26 millones de dólares de presupuesto, recaudó 206 millones), instalándose como la novena peli más taquillera del año, el mismo año en que "Parque Jurásico" instaló un nuevo récord mundial de recaudación con sus más de 900 millones, y que el cuarto lugar fuera ocupado por otra peli "con conciencia" como "La lista de Schindler". Qué tiempos aquellos en que un drama social quedaba entre las pelis más vistas del año, ¿no? La ruta de la peli se coronó con un Oscar para Tom Hanks (el primero en una racha de dos, porque al año siguiente vino "Forrest Gump") y otro para Bruce Springsteen por su tremendo tema "Streets of Philadelphia". Irónicamente, el guionista Ron Nyswaver se quedó debajo de la mesa, en otra de esas decisiones para la historia de las decisiones idiotas del Oscar, siendo batido por el guión de... "El piano". Porque parece que una peli que muestra a Harvey Keitel en bolas tiene un mejor argumento y diálogos que un drama social acerca de la discriminación. Digo yo.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Aunque en algunos aspectos "Filadelfia" es una peli seriamente "de su época" (y en otros, incluso resulta algo demodé), en otros sigue siendo tan actual como el primer día. Para las audiencias modernas ha perdido mucho de su impacto ya que a veinte años de su estreno, los temas que aborda se ven como superados: los homosexuales son mucho más aceptados hoy en día (no que la tengan regalada ni nadie los mire feo, pero su situación ha mejorado haaaaaarto respecto de lo que era en 1993), el SIDA ya no es una sentencia de muerte segura sino apenas una enfermedad crónica (una joda de enfermedad crónica, vale, pero aún así)... También el hecho de ver a Tom Hanks en un rol dramático, que en 1993 fue la gran sorpresa gran para todo el mundo acostumbrado a verlo en infracomedietas como "Despedida de soltero" o "Quisiera ser grande", se ha desvanecido un tanto, y su actuación ya no sorprende tanto como antes, no porque sea mala (no lo es) sino por el efecto acostumbramiento. Pero aún así, el tema fundamental de la peli sí que sigue siendo muy actual: la discriminación. ¿Somos una sociedad más tolerante que en 1993? Dudoso. Se ha instalado un discurso políticamente correcto acerca de muchas cosas, pero en la práctica se sigue mirando por arriba del hombro. La gran diferencia es que hoy en día la discriminación es más atomizada. En 1993, con medios de comunicación más limitados, la tendencia era a formar grandes bloques de ideas y pensamientos, mientras que hoy en día, con Facebook y las redes sociales, la discriminación se practica de facto ninguneando a los que no piensan como uno y no tienen el estilo de vida de uno. Hoy en día no se discrimina gritándole a alguien que es un pervertido o riéndose en la cara de él (salvo cierto autoproclamado pastor chileno al que hubo que cerrarle las fauces tribunales mediante, porque según algunos, Jesús autoriza a practicarle bullying a la gente que te desagrada). Hoy en día se discrimina ninguneando, haciendo el vacío, aplicando la ley del hielo. Antes se podía sacar en cara a alguien el haber dicho o hecho algún comentario discriminatorio, hoy en día ya no se puede porque la gente se cuida más de hacer dichos comentarios, pero los hechos los delatan. En ese sentido la dinámica ha cambiado un poco, pero la discriminación en sí sigue siendo la misma de todos los días. En "Filadelfia" vemos como el abogado gay sidítico se enfrenta a una verdadera muerte social porque es despedido de su trabajo por sus jefes homófobos, mientras que hoy en día la muerte social vendría por la exclusión tácita del tipo que no sigue a la masa, que no sigue el trend topic de Twitter, que postea cosas raras en Facebook. En ese sentido, en el retrato que la peli hace de la mentalidad prejuiciosa, de la desinformación, y en definitiva de las ganas de utilizar el poder propio para joder al prójimo que no es como nosotros porque sí, porque se atreve a SER DIFERENTE, esta peli sigue siendo dolorosamente actual.
-- Uno de los aspectos más criticados de la peli, es justamente una de sus fortalezas. Se ha dicho que la peli es demasiado camp, que presenta a los gays como locazas sueltas para el sexo casual, que el prota es un santo a pasitos del típico niño de tragedia de la época de Dickens que muere con aromas a santidad porque "es demasiado bueno para este mundo pecador", que no se muestra a Tom Hanks comiéndose a mordiscos con Antonio Banderas. En definitiva, una peli cuya principal moraleja radica en que los gays son como todas las otras personas, desfigura el universo gay hasta caricaturizarlo. En realidad, estas críticas son injustas. El "estilo de vida gay" presentado en la peli no difiere en exceso de un "estilo de vida heterosexual", quizás con la significativa excepción de la fiesta homosexual, que de todas formas, si bien tiene su toque camp, tampoco es un refugio de locas desatadas ni mucho menos. El prota es retratado como un buen tipo, vale, pero en un minuto confiesa haber tenido una escapadita pecaminosa por ahí, lo que introduce un tono de gris en su personaje, lo que lo humaniza sobremanera. Y es cierto que no vemos porno gay en la peli ni mucho menos, pero tampoco es estrictamente necesario para el guión, y hay una o dos escenas en donde vemos a Antonio Banderas efectivamente preocupado por Tom Hanks con gestos cariñosos. En definitiva, esta peli hace su mejor esfuerzo por mostrar a los gays como seres humanos normales, con sentimientos y afectos como todo el mundo, sin ridiculizarlos ni mucho menos, pero tampoco sin tratar de santificarlos. Es cierto que el prota parece un poco ser más santo que el resto, pero por otra parte está en la premisa misma de la peli, ¿no?
-- La realización misma es impecable. Partiendo por la actuación de Tom Hanks, que fue, es y será la mejor de toda su carrera, muy por encima de las salidas de madre pedorras que se mandaba en los '80s, y también muy por encima de esos roles de burguesito aburrido en que se ha encajado sobre todo a partir del XXI. A su lado, Denzel Washington también se manda otro papelazo como ese abogado muy profesional en lo suyo, pero que tiene serios problemas él mismo para aceptar a los gays, y se le nota claramente incómodo tratando de hacer lo correcto... y aún así lo hace. Del lado de los villanos el que brilla como una bestia inmunda de autocomplacencia y egotismo es Jason Robards, consiguiendo el casi imposible de que su rol de villano-con-tarjeta-de-presentación adquiera cuerpo y substancia, e incluso sea vehículo de algunos de los temores de la audiencia, sin hacerse querible en el proceso. La sinuosa y reptiliana abogada de los villanos es interpretada también de una manera excelente por Mary Steenburger, repitiéndose bajo la batuta de Jonathan Demme que le había dado un Oscar a la Mejor Actriz de Reparto por "Melvin y Howard" en 1980, aunque para las audiencias masivas probablemente sea mejor conocida como la encantadora profesora de la que se enamora Doc Brown en "Volver al futuro III". El director Jonathan Demme venía por cierto de dirigir "El silencio de los inocentes", y tiene un tino estupendo para las locaciones y ambientaciones (vale, casi todo es en interiores, pero las escasas escenas exteriores están clavadas), hasta el punto que la mismísima Filadelfia, la "ciudad del amor fraternal" como lo recuerda Denzel Washington en un diálogo (Filadelfia viene del griego que significa "amor fraternal" justamente) se transforma en un personaje, de manera intencionada porque después de todo, como también lo recuerda Washington, es la ciudad de la Declaración de Independencia, la formulación de los derechos humanos para Estados Unidos. Complementa Howard Shore con una estupenda banda sonora, aunque el que sin lugar a dudas se lleva la palma en el rubro es Bruce Springsteen, componiendo una canción en realidad bastante sencilla, pero que de esa misma sencillez saca una garra tremenda. Así como "Filadelfia" es probablemente una de las mejores pelis de los '90s, es seguro afirmar que "Streets of Philadelphia" es una de las mejores canciones de la década.
IDEAL PARA: Ver cine social del bueno.
OTRAS PÁGINAS SOBRE "FILADELFIA":
-- "Philadelphia" en Se Rueda.
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