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domingo, 8 de septiembre de 2013

"Se presume inocente" (1990).


-- "Presumed Innocent" (título original en inglés), "Presunto inocente" (título en España), "Presumpte innocent" (título en catalán). Estados Unidos. Año 1990.
-- Dirección: Alan J. Pakula.
-- Actuación: Harrison Ford, Brian Dennehy, Raúl Juliá, Bonnie Bedelia, Paul Winfield, Greta Scacchi, John Spencer, Joe Grifasi, Tom Mardirosian, Sab Shimono, Bradley Whitford, Christine Estabrook, Michael Tolan, Jesse Bradford, Joseph Mazzello, Tucker Smallwood, David Wohl.
-- Guión: Frank Pierson y Alan J. Pakula, basados en la novela de Scott Turow.
-- Banda Sonora: John Williams.

-- "Se presume inocente" en IMDb.
-- "Se presume inocente" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

¿Qué es la justicia? ¿Es una especie de eterno ideal que traspasa las fronteras del tiempo y del espacio a lo largo de la existencia humana? ¿O es apenas un grupo de jutres persiguiendo a un sospechoso y montando lo que mejor se puede un caso con evidencias tomadas de un sitio y dejadas en un tiempo en donde no estuvieron, para someterlas a la consideración de un jurado que vaya uno a saber si va a decidir en función de qué? Rusty Sabich está a punto de encontrarlo. ¿Merecidamente? Diríamos que no. Después de todo, es un buen chato. ¿Cómo lo sabemos? Porque viene interpretado por Harrison Ford, por eso, porque a ver, cuándo el sr. Ford ha interpretado papeles, digamos... ha hecho héroes y antihéroes y tipos comunes y corrientes, pero cuándo ha interpretado a alguien malvado o villanesco, ¿verdad? Bueno, alguno por ahí habrá, pero no es lo habitual. En fin, el caso es que él trabaja como abogado en la oficina del fiscal. Y de pronto, una colega suya ná más rrrica aparece violada y muerta en su departamento. Por eso, por rrrica, ¿verdad? (Greta Scacchi en el que quizás es su rol más bomba ever). El fiscal en jefe le encarga la investigación con suma premura, porque estamos en fechas de elecciones para fiscal, y se ve muy mal que un violador anónimo se cargue a una abogada estrella de la fiscalía, más aún si se piensa que ella además de rrrica se especializaba en los crímenes con harto voltaje sexual (maníacos que amarran a sus víctimas antes de violarlas, que violan a niños, que rompen cráneos de niños, cosas así... no me digan que no era morbosa la señora). Al pobre tipo, miren la que le cae. Porque verán, ella tiene una señora y too, pero... buenoooooo... Harrison Ford se la comió. Con too y zapatos. Pero resulta que si sale a la luz que él le pasaba cepillo y escofina (porque Harrison Ford fue carpintero antes de ser actor, ¿ah, lo captan, lo captan? Cepillo y escofina, qué gracioso soy), si sale a la luz el antecedente, adivinen a quién va a ser el primero que van a ir a buscar. Además que la señora sabe que su maridito se mandaba a la rrrica entre pecho y espalda, por lo que la cosa podría incluso empeorar en el frente doméstico (no lo culpamos, Bonnie Bedelia está interesante igual, pero por más camisón que se quiera poner, es medio aburridona la señora, qué le vamos a hacer). Pronto, nuestro héroe (¿?) se entera de que va corriendo una investigación paralela, por lo que todo el asunto podría salirse de madre. ¡Ah! Y entre medio vemos en extensos flashbacks la historia previa. Una en donde la rrrica llega y decide que Harrison Ford está wenón, así es que vamos a ver si podemos cepillárnoslo. Y bueno, cuando el otro demuestra que no tiene mucha ambición ni ganas de triunfar en la vida, la rrrica va y se busca a otro. Porque el cuerpo femenino es para comerciarlo, ¿verdad? Todo este equilibrio inestable pronto se vendrá abajo porque el fiscal pierde la elección, llega su rival, acelera la investigación, y ¡ups! Todas las pruebas apuntan a Harrison Ford, con su mejor cara de niño bueno inocente. Por suerte que por ley, se presume inocente. El título de la peli, ¿eh, lo captan, lo captan? Pero ahora, el abogado del fiscal va a estar del otro lado de la justicia, en el de los acusados, se va a comprar su abogado particular, y además arriesga el cuello con una sentencia capital. ¿Será Harrison Ford otra vez el héroe injustamente acusado en busca de justicia? ¿O esta vez sí que va en serio, y fue Ford el tipo que se cargó a la rrrica? Hagan sus apuestas señores...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Que la vida es injusta y el mundo un puñetero saco de mierda, eso todo el mundo lo sabe. Que el sistema judicial está ahí para enderezar en algo las cosas de una vida injusta y un mundo saco de mierda, también. Y que las endereza a medias porque, verán, es muy válido eso de que la ley es una telaraña que atrapa a las moscas pero deja pasar a los pájaros, pues también. Aún así, la gente ve pelis principalmente por la evasión, por ver historias de buenos bien buenos y malos bien malos porque, verán, para dramones ya está la vida. Entre el ramillete de pelis al respecto están, claro, los dramas judiciales. La fórmula habitual: parte con un crimen, ojalá muy violento, y si es morboso mejor, porque quién diablos quiere ver un drama judicial sobre el campesino al que le robaron las gallinas del gallinero, ¿verdad? Luego, todas las pistas parecen incidir sobre un pobre weón, al que por supuesto arrestan, muestran con toda su angustia, etcétera. Pero el pobre weón es inocente (¿de qué otra manera podría identificarse la audiencia con él?), y el verdadero hechor es otro, y a pillarlo. Paso a... la flamante oratoria de los abogados, el abogado idealista por un lado que defiende a su cliente a capa y espada y cree en su inocencia a pesar de toda la abrumadora evidencia en contra, versus el perro fiscal (generalmente un calvo flaco de lentes, o un gordo grasoso y autoindulgente, o una medio viejona malfollada de moño) que destruye testigo tras testigo tras testigo. Y al último, ¡sorpresa!, la pista que nadie había descubierto o en la que nadie había reparado, no solo exonera al acusado injustamente, sino que además... ¡apunta al culpable! El juez entonces, después de haber sido un perro con los famosos "¡¡¡OBJECIÓN SU SEÑORÍA!!!"-"Ha lugar", tiene su momento de gloria aporreando el escritorio con el martillo y diciendo eso de "¡¡¡SE DECLARA AL ACUSADO INOCENTE... SE LEVANTA LA SESIÓN!!!" - y ¡¡¡BAM!!! con el martillo. El público salta en lágrimas y gritos de alegría, el fiscal mira con cara de CABRÓNDEMIERDAYATEPILLARÉOTRODÍA, el cliente y el abogado se felicitan mutuamente, el cliente habla con su señora y sus hijos... Y todos felices. Y se te cae una lagrimita porque, ¡¡¡LEÑE!!! ¡¡¡SE HA HECHO JUSTICIA!!! Pero las cosas no siempre son así. A veces el criminal es lo suficientemente hábil como para escurrirse limpiando sus huellas. A veces la policía se comporta de manera negligente, o se les va la pista precisa. A veces cometen un error de procedimiento y el acusado queda afuera por un tecnicismo. O a veces simplemente es una cuestión de dónde está el umbral de "más allá de toda duda razonable". Ya saben, no basta con que el acusado parezca culpable, sino que además debe parecerlo a un grado tal, que la inocencia pueda ser descartada de plano, algo más fácil de conseguir cuando el acusado es negro porque ya sabemos que los negros viven en las barriadas y son escoria, que cuando es un blanco, particularmente un blanco respetable con mucho dinero. O bien, que el jurado se haya mandado una sobredosis de "Perry Mason" y por ende si no tiene al testigo confesando el crimen en el estrado lo absuelven porque, leñe, sin confesión no hay culpabilidad, aunque todo lo demás lo incrimine. O han visto demasiado "CSI: Chimbarongo" o "La Ley y el Orden: Unidad de Vigilantes de Equipaje de Aeropuertos" y creen que si no hay cuatro análisis de ADN con 0,0000000000001% de margen de error, entonces no hay suficiente evidencia. O peor aún, que te toque el jurado de O.J. Simpson. Lo cual da origen a ese otro gran subgénero del cine de juicios que es... la manipulación del jurado, desde "La jurado" con Demi Moore en donde le secuestran el crío a una jurado, hasta la injustamente olvidada "Tribunal en fuga" en donde dos bandos en pugna se las arreglan para manipular a un jurado con precisión digna de quirófano (la mejor del subgénero "jurado" sigue siendo "12 hombres en pugna", por supuesto, tan buena que hasta un capítulo de "Reportera del crimen" tenía metida la nariz de Angela Lansbury hinchando las bolas del personal en un homenaje-plagio). En medio de todo eso, "Se presume inocente" no sólo NO es un thriller judicial corriente, sino que toda una subversión de las ideas y tópicos. Basado en una novela, presentó a Harrison Ford cuando éste se preocupaba de, ya saben, cosas como tener una carrera actoral decente. Dirigido por Alan J. Pakula, el tipo detrás de cosas tan variopintas como "Todos los hombres del Presidente", "La decisión de Sophie" (la peli que Homero Simpson dijo que era malísima y sólo la vio para llevarse a Marge a la cama...), "Juegos de adultos" o "El informe pelícano". Por cierto, abundando en trivia, Ford repetiría con Pakula en "Enemigo íntimo", antes de que el pobre director terminara muy maltrecho en un accidente de tránsito (no haré un chiste sobre eso, las personas empaladas por el cráneo sólo son graciosas cuando son villanos de ficción). Y por cierto, sigamos con la trivia, el novelista (un tal Scott Turow, ésta es su primera novela y escribió varias más, ninguna tan exitosa como ésta) después escribió una secuela basado en el abogado defensor (que no he leído, ni visto porque hay una miniserie que se basa en ella), y además otra secuela en donde el prota reaparece veinte años después (hecha como una producción para TNT llamada "Presunta inocencia" en España, que ya les contaré qué tal cuando la vea, como en veinte millones de años más).

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es difícil hacer un comentario de esta peli en forma sin mandarse una serie de spoilers, pero le haremos el empeño. Como decíamos, "Se presume inocente" es una subversión en toda regla de las convenciones del thriller judicial común y corriente. La identidad del asesino es precedible para cualquier persona que haya visto cuatro o cinco de estas pelis (leñe, para cualquiera que haya visto procedimentales en TV), pero el recorrido hasta ahí es una montaña rusa. La peli se pone en un punto intermedio entre dos extremos clásicos: por un lado el thriller idealista en donde un hombre injustamente acusado debe defenderse, y por el otro lado el thriller en donde el sistema está corrupto y etcétera. ¿Por qué el fiscal quiere encontrar al asesino de la tipa? Sus motivos no son exactamente puros e inocentes (que va a la elección y además se follaba a la tipa). ¿Por qué el ayudante del fiscal termina acusado? Porque toda la prueba apunta hacia allá. ¿Y lo sueltan por una brillante defensa por parte de su abogado defensor? Sí... y no. No diré más para no mandarme un spoiler, pero en realidad su liberación tiene menos que ver con un interrogatorio brillante contra un testigo, que con lo que diríamos una afortunada coincidencia (no un deus ex machina, nótese, sino una sumatoria de circunstancias que se enredan de una manera bien peculiar las jodías). Lo interesante de esta peli es que todo su argumento funciona por algo que suele ser un tanto raro en esta clase de cine: los diversos personajes tienen motivaciones cruzadas. Habitualmente en estas pelis, hay ciertos personajes tipos: el falsamente acusado, el abogado defensor idealista brillante, el juez por encima de todo y de todos, la pobrecita víctima (o pobrecita o completamente odiosa, sin término medio, para que nos suscite alguna emoción positiva o negativa verla muerta), el fiscal perro, etcétera (por alguna razón, los jurados suelen ser de palo). Esta peli subvierte a todos y cada uno de esos personajes, mostrándolos como seres humanos a la vez atrapados dentro de un sistema que funciona con una inercia propia que no tiene que ver en realidad con la justicia, o al menos no con la justicia como ideal aristotélico diríamos, pero a la vez muestra como cada uno de ellos, dentro de su propia debilidad y mediocridad, ayuda y contribuye a que el sistema judicial funcione de la manera retorcida en que funciona. He encontrado por aquí y por allá comentarios de gente que no le ha gustado esta peli justamente por eso, por esa indefinición en que queda el tema de la justicia, en que todo queda un poco como en el aire, pero ése es justamente el punto de la peli: que la justicia es un ideal abstracto, que no tiene lugar ni cabida en el mundo de las personas de carne y hueso (los gatos somos otra cosa, al que me robe mi plato de Whiskas lo araño). O que tiene lugar en la medida de lo posible, con los recursos y personas de que se dispone, y por qué no, un tanto a la medida de cada persona. Y eso, no como parte de una gigantesca conspiración en donde la casa siempre gana, sino simplemente porque cada gusano trabajando en podrir el cadáver encuentra su propio recoveco y trata de sobrevivir en él. Triste, si se lo piensa bien.

-- Ayuda mucho que esta peli está servida por un elenco en estado de gracia. Harrison Ford es por supuesto quien carga el peso central, y lo hace como los dioses. Su personaje no es un héroe ni mucho menos, sino un pobre weón que ni es un idealista persiguiendo justicia ni un cínico profitando del sistema, sino un tipejo que nunca ha crecido ni madurado, que le gusta la vida segura, mamón de su señora (lo que no le impide ponerle el gorro cuando aparece una warra, claro), y que por eso le pasa lo que le pasa. Un personaje de plano tan despreciable, Harrison Ford se las arregla para interpretarlo de una manera en que su vulnerabilidad se nos hace simpática como espectadores. Su jefe cabrón es Brian Dennehy, haciendo otro de esos roles de pesado que se le dan tan bien. Raúl Juliá como el abogado aparece ya promediando la peli, y bueno, el finado Raúl era un grande y acá lo vuelve a probar. Bonnie Bedelia como la señora también compone a una esposa con numerosas fragilidades emocionales, y consigue vehicularlas en la peli sin que se torne en el grave peligro habitual aquí, de hacerla una llorona de pacotilla. Greta Scacchi como la femme fatale hace un rol más arquetípico, pero saca adelante el rol de una manera hechicera que nunca antes ni nunca después volvió a conseguir. El resto de los actores ya son más secundarios, pero cada uno está muy bien en lo suyo. Porque si tienes un guión bien aceitado, pero cuya credibilidad depende de qué tan bien los actores sean capaces de sacar adelante los matices de una historia en principio bastante más compleja y con bastante más subtexto que el aparente, entonces ayuda tener a la mejor plantilla de actores dando lo mejor de sí. Esta peli lo tiene.

-- John Williams. Conocido por sus soundtracks más bombásticos ("Tiburón", "La guerra de las galaxias", "Superman"), aquí compone un soundtrack quizás no memorable, pero que sí tiene el enorme mérito de mimetizarse con el fondo de la peli hasta casi ser un actor más. Hace falta mucho talento para componer un buen soundtrack, pero además más talento para apagar el ego hasta un punto que el soundtrack se hace completamente invisible, y aún así se transforma en una de las fuerzas motoras de la peli.

IDEAL PARA: Ver la madre de las subversiones del drama judicial clásico.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].


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