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jueves, 13 de septiembre de 2012

"Stefan v/s Kramer" (2012).


-- "Stefan v/s Kramer". Chile. Año 2012.
-- Dirección: Sebastián Freund, Stefan Kramer y Leonardo Prieto.
-- Actuación: Stefan Kramer, Paloma Soto, Teresita Commentz, Andres Commentz, Carolina Paulsen, Javiera Acevedo, Benjamin Westfall, Daniel Sagués, Constanza B. Majluf.
-- Guión: Sebastián Freund, Stefan Kramer y Leonardo Prieto.
-- Banda Sonora: Javier Bassino y Alejandro Brownell.

-- "Stefan v/s Kramer" en IMDb.
-- "Stefan v/s Kramer" en la Wikipedia en español.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Stefan Kramer era un patipelao como tú y como yo. Pero con un talento especial. Uno que lo llevó a imitar a como cincuenta millones de los dieciséis millones y algo chilenos que existen. Eso lo llevó a la cumbre. Aunque con problemas. Porque tiene a su lado tremendo peazo señora óigale, y el desgraciao... ¡la desatiende! ¡no la pesca! ¡no la cuida! Y la señora, dale que dale muy sumisa ella. Lo que nos podría llevar a sospechar que no es chilena, porque hay que ver lo mandonas y vocales y empoderás que son las chilenas, aunque después recordamos que él es un famoso, y por lo tanto a ella le toca callar y agachá'lmoño no más, pueh. De manera que la crisis matrimonial empieza a crecer y crecer... Lo que nuestro buen Stefan Kramer ignora, es que todo es una conspiración en las sombras. Liderada nada menos que por el Presidente de Chile. Porque mucha gente se la tiene jurada a Kramer por sus imitaciones. La gota que rebalsa el vaso se produce cuando a la señora se le ocurre lo que a toda señora chilena frustrada se le ocurre: hacerle caso a un gurú. El gurú, por supuesto que quiere comerse a la apsara en cuestión, de manera que le da algunos sabihondos consejos de tipo encuéntrate a ti misma, empodérate, respétate a ti misma atropellando a todo el mundo, y ahí tenemos a la chica sublevándose contra su justo, recto, señorial, pero algo distante marido. Por su parte un vecino que da la casualidá es conductor de televisión, enrola a la pareja en crisis para un concurso de talentos. Todo irá entonces camino hacia el esperable despeñadero, en que la señora acabará por faltarle los respetos al hombre que ha jurado amar y defender hasta que la muerte los separe amén, y él se arrojará en una crisis de identidad que lo hará crecer, madurar, cuestionarse como ser humano, etcétera. Y seamos honestos: harto tienes que cuestionarte como ser humano si como veinte personajes de la peli en realidad son el mismo actor protagónico desdoblado. Para que después vengan a sentar cátedra sobre doble personalidad los chiflólogos.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Aunque los libros de Historia del Cine en Chile inciden fundamentalmente en el "cine social", o sea, en las latas acerca de gente pobre-mugrosa con existencias tristes y sórdidas para que nos sintamos culpables de estar un poco mejor que ellos, o bien en las latas acerca de gente linda-bonita con existencias tristes y vacías para que nos sintamos afortunados de estar un poco mejor (peor) que ellos, de tarde en tarde se ruedan divertimentos muy divertidos. Bueno, y "Rojo: La película" también. Uno de los casos es el de Stefan Kramer, un humorista que ha encontrado su veta natural en la imitación despiadada de cuanto famoso, famosete o famosillo principalmente chileno se le pone a tiro. Porque Chile nunca ha vuelto a ser el mismo después de que Stefan Kramer nos mostrara con toques maestros por qué Sebastián Piñera es un tipo tan pobre que lo único que tiene es dinero. Y como Stefan Kramer no tiene apellido chileno sino alemán (seguro que la cigüeña de turno nunca aprobó Introducción a la Geografía), pues resulta que no se echó en los laureles ni dio por garantizado el éxito para siempre, sino que... ¡se puso a trabajar AÚN MÁS! ¡Y trabajó ÉL en vez de contratar a algún pobre suche por el mínimo y quedarse con el crédito! ¡Leñe, que le está pasando a mi Chile! El caso es que el susodicho se puso a trabajar en una peli, en esta peli precisamente, en la que, qué iba a hacer... imitaciones, claro. Ponerlas a todas y meterlas/inyectarlas a presión aunque no vengan a cuento, para lucir su talento. ¿El resultado...? Siga leyendo en la siguiente sección, gracias...

¿POR QUÉ VERLA?

-- Hay pelis sobre las cuales el debate acerca de su calidad escapa desde lo puramente cinematográfico (ya se sabe: el guión, la fotografía...), simplemente porque se niega a pelear en esa liga, y renunciando a los cánticos de sirena de la eternidad esculpida en bronce por los meapilas del culturetismo, apuestan más por la llegada social, por transformarse en un fenómeno colectivo para el aquí y el ahora. "Stefan v/s Kramer" no es una buena peli, en el sentido que entienden "buena peli" los siempre cenizos fulanos de la academia, o Jay Sherman. "Stefan v/s Kramer" encuentra su mayor fortaleza en su inmisericorde crítica social. Créase o no, esta peli livianita e incluso tontorrona triunfa de cajón allí donde fracasa tanto cineasta frustrante y frustrado batallando con sus peliculillas sobre vidas mínimas y miserables: en poner de manifiesto lo mal que estamos los chilenos. Veamos el argumento. El prota es un tipo clase media que ha surgido y se ha hecho famoso a punta de puro ñeque y puro talento. Y esto, aplicándose a una actividad tan noble y democrática como lo es la sátira en contra de las instituciones. Pero los poderosos, ¡ay!, los poderosos en Chile no aman la democracia, y porque se sienten heridos en su orgullo propio, no paran de conspirar y maquinar e invertir millones de dólares en un complot para vengarse del prota y destruirlo, de matar su talento, de aniquilarlo, de aplastarlo. No vemos guerra de clases aquí, o por lo menos no una intencionada por parte de los personajes: el prota no quiere derrocar a la oligarquía, y los poderosos que son los villanos tampoco buscan destruir al prota porque sea un subversivo revolucionario. En esta peli, el sistema en sí no está en juego. Inocuo, ¿verdad? No tanto. Porque la moraleja es la que todo chileno de corazón bien puesto conoce: que en Chile da lo mismo si uno tiene talento o no, lo importante es que utilice ese talento al servicio (servil) de los de siempre, los que no tienen ningún talento pero tienen los contactos, las conexiones y las redes familiares para aplastar a todos los demás desde sus comodas casitas sobre la cota mil. El discurso final que se manda el Presidente es terriblemente subversivo: por debajo de la pinturilla de que es un hombre herido y sentido por las imitaciones de Kramer, late la idea de que la institucionalidad no retrocede ante nada y ante nadie para destruir a sus enemigos. De dicho discurso se desprende que en Chile si alguien grita que el Emperador está desnudo (o el Presidente), entonces es culpa del que grita por ofender los sentimientos del pobrecito desnudo, y no del Presidente por... bueno, por andar desnudo en primer término. La gente en Chile es bastante imbécil, tanto que no tiene empacho en erigir a los altares de la cultura popular a subproductos de empoderamiento feminazi como "Soltera otra vez", y es poco probable que haya salido del cine pensando que la peli fue una aguda y certerísima crítica social... pero el subconsciente sigue trabajando. Apostaría tres millones contra uno a que buena parte del éxito de la peli radica no solo en que Stefan Kramer te hace reir, sino en que se ríe de los poderosos, de los barones de los medios de comunicación y de la institucionalidad, y los deja como lo que son: una manga de idiotas inflados de sí mismos que sólo están donde están porque cuando se formó la oligarquía chilena, ellos fueron los primeros que sacaron número y se atornillaron de una manera tal que nunca han podido ser reemplazados por gente más meritoria y competente. Que Stefan Kramer vía el discurso final del Presidente, haya tenido que adocenar un poco las lecturas más conflictivas de la peli, haciendo simpático (¿con ironía?) al Presi que es el villano principal, algo dice. Algo sobre como se puede ser muy lanzado para criticar, pero al último igual hay que hacer genuflexiones... y sobre cómo esas genuflexiones existen en primer lugar por puro instinto de supervivencia.

-- El trabajo de Stefan Kramer interpretando a Stefan Kramer, por supuesto... y a la tropa de personajes, personajetes y personajillos que lo secundan (nota para los no enterados: el comediante Stefan Kramer interpreta a un personaje que se llama Stefan Kramer, chúpate esa Dante Alighieri incluyéndote de prota en tu "Divina Comedia"). Claro, una cosa es verlo arriba de un escenario haciendo comedia stand-up, y otra muy distinta es verlo interpretando y moviendo sus personajes a lo largo de una historia ficticia. La trama en sí misma es lo de menos, y en realidad es la misma tontera del matrimonio que entra en crisis y al último se reconcilia. No importa. Esto es un pretexto para que Kramer haga lo que mejor sabe hacer, y que lo haga como los dioses. La cantidad de personajes que interpreta es tal, que más o menos la mitad de las escenas con diálogos entre dos, tres e incluso más personajes en realidad son él mismo desdoblándose y dándose la réplica a niveles esquizofrénicos... y tan bien, que incluso llega a olvidársenos que es el propio Stefan Kramer haciendo de actor-orquesta. No es ninguna exageración decir que Stefan Kramer está aquí en la misma liga que un Alec Guinness o un Peter Sellers... o lo estaría si actuara en el mundo angloparlante en vez de estar sumergido en este hórrido agujero geopolítico que es Chile. Esta peli es indigna de su enorme talento, pero es la peli que tenía que rodar porque, demonios, hablamos del público chileno aquí, y el público chileno no lo va a apreciar de Inspector Clouseau o haciéndose la gracieta que hizo Alec Guinness de interpretar él solito a una familia entera en "Ocho sentencias de muerte" (bueno, por otra parte el público chileno tampoco aprecia a Eddie Murphy haciendo cincuenta millones de papeles por peli, así es que una cosa más o menos compensa la otra. Aunque Kramer aunque con prótesis y todo siempre es Kramer, no como Eddie Murphy que si no fuera por una buena dosis de CGI...). Para el público más allá de las fronteras chilenas, el efecto probablemente se pierda en buena medida porque quién allá conoce a Diana Bolocco, o al Negro Piñera, o a Rafael Araneda (a todos los imita, de manera demoledora e implacable), aunque seguro que se ríen viéndolo cantar igualito a Ricardo Arjona (además de pedorrearse a gusto en él, suponemos que con gusto porque el cantante o la discográfica debió haber firmado el permiso para usar material que, después de todo, tiene copyright). Esta peli es la prueba de que Stefan Kramer es alguien a quien Chile le quedó chico. Su próxima peli debería ser absolutamente internacional, interpretando a varios roles también internacionales, y debería ser distribuida a toda Latinoamérica y a España. Se lo merece por ñeque, por esfuerzo, y también por los asombrosos y camaleónicos resultados.

-- Digamos unas pequeñas palabras sobre el resto del elenco. Porque Stefan Kramer está tan superlativo, que se come con patatas al resto del elenco... de manera injusta, porque los otros que no son ellos también lo hacen bien. Paloma Soto como la esposa de Kramer tiene un montón de chispa y carisma, los niños actúan con liviandad, Carolina Paulsen en sus brevísimas apariciones como la nana también funciona a cabalidad, y desde su pequeño papel Javiera Acevedo se hace notar bastante bien (además de darse el gusto de aparecer fugazmente en lencería aquí-y-allá, ehm, quién se queja por eso).

IDEAL PARA: Chilenos de corazón, y más allá de las fronteras, para quienes quieran descubrir a un sorprendente actor.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en español].


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