Películas de estreno, películas antiguas, películas clásicas, películas bodriosas, películas de todo tipo, comentadas por el arte inefable del General Gato.
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jueves, 22 de diciembre de 2011
"Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo pero jamás se atrevió a preguntar" (1972).
-- "Every Thing You Always Wanted to Know About Sex* But Were Afraid to Ask" (título original en inglés), "Todo lo que quiso saber sobre el sexo pero temía preguntar" (título en España), "Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo" (título en Argentina). Estados Unidos. Año 1972.
-- Dirección: Woody Allen.
-- Actuación: Woody Allen, John Carradine, Lou Jacobi, Louise Lasser, Anthony Quayle, Tony Randall, Lynn Redgrave, Burt Reynolds, Gene Wilder, Jack Barry, Erin Fleming, Elaine Giftos, Toni Holt, Robert Q. Lewis, Heather MacRae.
-- Guión: Woody Allen, basado en el libro de David Reuben.
-- Banda Sonora: Mundell Lowe.
-- "Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo pero jamás se atrevió a preguntar" en IMDb.
-- "Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo pero jamás se atrevió a preguntar" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
¿Qué tienen en común un bufón en la Edad Media que quiere follarse a la reina, un médico que desarrolla un inesperado lazo romántico, una mujer frígida e italiana, un travesti, un pervertidillo que participa en un concurso televisivo, un investigador de lo parasexual, y un grupo de esforzados trabajadores del cuerpo humano preparando un orgasmo? ¡Que todos ellos están en una peli de Woody Allen! Bueno, pasando el momento Capitán Obvio, todos ellos tienen en común también, de alguna manera u otra, algún problema con el tema de ingresar el submarino al puerto, de cocinar la salchicha en el hot dog, de lanzar el cohete a la Luna, de meter el destornillador al lavaplatos... Creo que se entiende el concepto. Todos ellos ingresarán de una manera o de otra... ¡¡¡EN LA DIMENSIÓN SEXO!!!
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Aunque ustedes no lo crean, había una época en que los críticos culturetas no consideraban a Woody Allen como un grande. Es más, la crítica machacaba peli sí y peli también a los filmes de Allen. En esa época, Woody Allen no era un ARTIHTAH consagrado ni un evento anual para los cinéfilos más ávidos de masturbación intelectual, sino el judío ése que rodaba pelis tontorronas e insubstanciales, porque bueno, resulta que el tipo trataba de ser gracioso, y peor aún, trataba de ser gracioso con un trasfondo nihilista-absurdo-existencialista, y ya sabemos que esas cosas no son ARTEH, líbrenos Dios. Claro, el hombre había rodado "Toma el dinero y corre" o "Bananas", que no son pelis para respetables críticos y todo lo demás. En medio de todo eso, Woody Allen decidió ponerse a sí mismo aún más en vergüenza, haciendo lo que probablemente califique como la bizarrada más grande de su carrera: comprar los derechos sobre un libro de sexología para hacer una peli. Lo mismo podría haber comprado los derechos de "Mi niño" del Doctor Spock (no el Señor Spock, ojo), o "Mis zonas erróneas" de Wayne Dyer. O quizás no, que el de Dyer no estaba publicado aún. El resultado es una peli altamente delirante, quizás la más delirante de Allen, aquella que más mala leche inyecta a la vena. Aquél era otro Allen.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Es complicado hablar de esta peli sin mandarse spoilers gruesos. Lo mejor es marchar hacia ella completamente virgen, y disfrutarla como lo que es: un completo desvarío de principio a fin. La peli se estructura en siete sketches (en realidad, como podemos ver, no es una peli en lo absoluto), con una sola regla cardinal para todos: hacer el más rompedor cada vez. En algunos momentos lo logra, en otros no. Algunos sketches consiguen sacar alguna sonrisilla pero poco más (y el primero, el del bufón, es el que personalmente más detesto de todos). Algunos otros funcionan sólo desde la referencia, como ese homenaje al cine italiano que, admitámoslo, al final resulta tan aburrido como esas mismas pelis italianas a las que pretende homenajear/parodiar. Pero los buenos, los realmente buenos, son desternillantes. Gene Wilde pone esa cara de bobalicón que tiene al servicio de uno de los más salvajes y depravados romances que ha visto la pantalla grande ever, Woody Allen mismo hace un aceptable action hero luchando contra aquello que vino desde el universo sexual (créanlo o no), y el último sketch, el de los esforzados operarios dentro de un cuerpo humano tratando de enrollarse a una chica y mantener una erección, es simplemente sublime. Esta es una de esas pelis con numerosos errores y puntos flacos, eso sin discusión, pero que se le perdonan con amplia indulgencia a nombre de los momentos buenos, algunos de los cuales podemos sin lugar a dudas considerarlos entre los más graciosos rodados por el cine jamás.
IDEAL PARA: Ver una gran comedia sobre aquello a lo que más rodeos le dan ustedes los humanitos.
VIDEOS.
-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].
Una de las tantas películas prohibidas en Chile y que desconozco si ha sido re calificada (aunque yo ya me anticipé, bajándola de internet). Me gusta eso de bajar al sexo de su pedestal, algo que no sólo hacen los curas y los moralistas, sino que también puede hallarse en clases de educación sexual o esperpentos como las JOCAS (por eso yo siempre boicoteaba esos intentos de adoctrinamiento que quisieron inculcarme durante la enseñanza media), o en artículos de pésima calidad como aquellos de "La Carne", esa vomitiva columna de The Clinic. Repito algo que señalé en "El Sentido de la Vida": estas películas debieran exhibirse en los liceos secundarios junto a un manual de cómo usar correctamente el condón. Y a la mierda con toda esa farsa de la afectividad.
ResponderBorrarTengo entendido que sí fue recalificada, o debiera haberlo sido a lo menos, desde la reforma de la ley de calificación cinematográfica hace algunos años atrás. Aunque en esos meandros y agujeros laberínticos de la burocracia gubernamental, cosas más grandes se han perdido o caído...
ResponderBorrarY sí, la columna de "La carne" era una mugre. Ignoro si la siguen publicando, pero si no fuere el caso, yo no seré quién la eche de menos.