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martes, 30 de agosto de 2011

"El abominable Dr. Phibes" (1971).


-- "The Abominable Dr. Phibes" (título original en inglés), "L'abominable Doctor Phibes" (título en catalán). Inglaterra / Estados Unidos. Año 1971.
-- Dirección: Robert Fuest.
-- Actuación: Vincent Price, Joseph Cotten, Hugh Griffith, Terry-Thomas, Virginia North, Peter Jeffrey, Derek Godfrey, Norman Jones, John Cater, Aubrey Woods, John Laurie, Maurice Kaufmann, Barbara Keogh, Sean Bury, Susan Travers.
-- Guión: James Whiton, William Goldstein.
-- Banda Sonora: Basil Kirchin.

-- "El abominable Dr. Phibes" en IMDb.
-- "El abominable Dr. Phibes" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

A comienzos del siglo XX, pero no ese comienzos del siglo XX histórico en que se olía la pólvora en el aire europeo y tal, sino un comienzos del siglo XX campy hortera con luces al estilo John Travolta o poco menos. De noche, en una habitación con un tejado con tragaluz, el tragaluz se abre, y desciende una jaula. Cuando se abre, salen... ¡vampiros, BUAAAAAÁ! Y los vampiros, cosa natural en estas pelis de horror, dejan al pobre cristiano durmiendo sequito de sangre. La policía está desconcertada, pero uno de los detectives, a pesar de tener esa cosa tan inglesa de ser opaco de personalidad, descubre una conexión con un tipo que murió en otra parte, en un asesinato similar, pero víctima de unas abejas. Mientras tanto, un misterioso personaje acude a una fiesta de disfraces y se encuentra con otro, y le pasa una máscara que tiene forma de rana. La famosa máscara en realidad tiene un dispositivo que impide sacársela, y que empieza a apretar, apretar, apretar, hasta que la pobre víctima acaba croando su última canción. A estas alturas del partido, los detectives como que empiezan a tener un presentimiento de lo que está ocurriendo, y para comenzar la resolución del misterio, hablan con un especialista en lo más avanzado y científico en materia de criminalística: ¡un rabino judío! El rabino (el gran Hugh Griffith, dicho sea de paso) les dice que, efectivamente, las tres muertes tienen que ver con las plagas de Egipto. Además los detectives investigan la conexión entre las víctimas, y descubren que todos ellos trabajaban para un médico en particular como un equipo de cirujanos (y miren la coincidencia, entre todos ellos suman los suficientes como para cumplir todas las plagas de Egipto, que si sólo fueran cuatro habría que matarlos según los cuatro jinetes del Apocalipsis, y si fueran siete... ¡un momento, señor David Fincher!). En fin, el caso es que comienza una carrera contra el reloj, de la policía por localizar a las eventuales futuras víctimas y dar con el malvado por un lado, y por el misterioso asesino cargándose a las víctimas una a una con métodos a cual más ingenioso que el anterior. Bon apetit.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

A comienzos de los '70s, el cine de terror experimentó algunas mutaciones. Durante toda la década anterior, más o menos desde el clásico "Drácula" de 1958, el terror a la inglesa había imperado en el panorama del terror barato serie B. La fórmula era trabajar con bajos presupuestos, invertir fundamentalmente en decorados molones por aquello de crear atmósfera y tal, y altas dosis (para la época) de sangre y de erotismo (bueno, esto último, incluso para NUESTRA época). Pero todo ciclo fílmico se agota por reiteración, y el terror inglés no iba a ser la excepción. En 1971 estamos todavía a un par de años de la peli que lo dio vuelta todo en materia de terror ("El exorcista"), pero en la explotación dada vez más desenfrenada del sexo y el gore ("Las amantes del vampiro", por ejemplo, o algunas de las últimas secuelas de la saga de Drácula de la Hammer) se evidenciaban los síntomas de la decadencia. "El abominable Dr. Phibes" se inscribe dentro de esta última hornada de terror inglés de qualité. En coproducción con Estados Unidos, para que el asunto tenga mayor alcance. Y con Vincent Price, para que efectivamente tengamos una superestrella a cargo. Habrá incluso secuela, pero bueno... Por suerte fue sólo una.

¿POR QUÉ VERLA?

-- "El abominable Dr. Phibes" es el "Shrek" del terror inglés de los '60s. Es notorio por el guión que la peli fue planeada como una peli de terror en forma, a partir de una historia que bien podría pasar por un remake bastardo de "El Fantasma de la Opera" (por cierto, ya puestos, la Hammer sí rodó su propio "El Fantasma de la Opera" una década antes de la que nos ocupa). Pero algo pasó por el camino. No me atrevería a asegurar qué. Quizás fue el afán de buscar el más espectacular cada vez, de superarse a sí mismos y crear una peli de terror que fuera más o menos definitiva. El resultado, como suele suceder cuando el motor se pasa de revoluciones, es una chorrada mayúscula. Tomarse en serio esta peli es lisa y llanamente imposible, a pesar de que todos acá tratan de hacerlo tan solemne como pueden. En principio, esto debería ser causal inmediata de defenestración por aburrimiento de la peli. Pero no. Curiosamente, es esta exageración campy lo que hace tan querible a esta peli. A pesar de que tratan de crear algo de suspenso al comienzo mostrando escenas sin explicar demasiado, al poco tiempo nos damos cuenta de que (cuando revelan que el asesino sigue el patrón de las diez plagas de Egipto) toda la peli no va a ser más que una sucesión de asesinatos exitosos, y hasta tenemos la cuenta, porque oigan, el dato no tendría ninguna gracia si no viéramos al asesino cargarse a toda la lista, ¿no? Por eso, el punto fuerte de esta peli son claramente los asesinatos, hasta el punto que el guión pasa a ser casi una excusa para mostrarnos diez pequeñas viñetas de horror engarzadas unas con otras. Y en esto la peli es muy cumplidora. Sin tanto gore como las pelis de hoy en día, la peli trabaja la atmósfera de los asesinatos y sitúa la cámara en los puntos justos para provocar el estremecimiento más visceral del respetable. Naturalmente que el mayor peso cae sobre el prota, pero como es Vincent Price, estamos bien. No es que Vincent Price haga su mejor papel, y de hecho su personaje es tan bizarro que cuesta creérselo (médico, teólogo, especialista en instrumentos musicales, mecánico... ¿sabrá algo de petroquímica, digo, sólo por si acaso...?)., pero Price tiene el juicio adecuado como para interpretarlo over-the-top y con eso consigue no chirríe tanto por exceso de seriedad. A su lado (es un decir, porque comparten pantalla muy poquito), Joseph Cotten luce terriblemente aburrido, quizás sintiéndose degradado porque véanlo, el pobre trabajó en pelis monumentales como "La sombra de una duda" y, ahí es nada, "El ciudadano Kane" de Welles, y acabar en esta producción de medio pelo, como que no le sentó muy bien. En fin, volviendo a la peli, todo este carnaval de alegres asesinatos termina de una manera bastante peculiar, que no adelantaré por supuesto, pero deja la peli en un punto alto. De hecho, el resultado acaba por ser lo suficientemente interesante como para que David Fincher haga después su propio remake bastardo: "Los siete pecados capitales".

IDEAL PARA: Amantes del terror de serie B.

OTRAS PÁGINAS SOBRE "EL ABOMINABLE DR. PHIBES":

-- "El abominable Dr. Phibes: La venganza es la mejor medicina" en CinemaScope.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].


-- Inicio de la peli [en inglés, sin subtítulos].

4 comentarios:

  1. Recuerdo perfectamente esta película, aunque hace muchos años que no he vuelto a visionarla. Una de los títulos más emblemáticos del género "mad doctor". Psicodélica, pop y enloquecida, pero el guión es muy bueno y Vincent Price crea con el doctor Phibes uno de sus mejores papeles para la pantalla.

    Hay que verla en VOS. La voz de Price es tan importante como su presencia física.

    Salucines

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  2. Discrepamos en el guión, yo no lo encuentro tan interesante. Pero sí concordamos en que Vincent Price está grande como la vida y se echa la peli al hombro solito y corre la maratón entera con ella. Afortunadamente la vi con subtítulos, porque no me quiero imaginar el destrozo que le harían doblándola...

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  3. hace poco logre verla me encanto esta pelicula especialmente la mina mudita que linda que es.

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  4. Chiste machista a continuación: "Mudita, para qué te quiero hablando, hehehé"... Qué bellaco soy.

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