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domingo, 1 de mayo de 2011
"Los perros de la guerra" (1980).
-- "The Dogs of War". Estados Unidos. Año 1980.
-- Dirección: John Irvin.
-- Actuación: Christopher Walken, Tom Berenger, Colin Blakely, Hugh Millais, Paul Freeman, Jean-François Stévenin, JoBeth Williams, Robert Urquhart, Winston Ntshona, Pedro Armendáriz Jr., Harlan Cary Poe, Ed O'Neill, Isabel Grandin, Ernest Graves, Kelvin Thomas.
-- Guión: Gary DeVore y George Malko, basados en la novela de Frederick Forsyth.
-- Banda Sonora: Geoffrey Burgon.
-- "Los perros de la guerra" en IMDb.
-- "Los perros de la guerra" en la Wikipedia.
¿DE QUÉ SE TRATA?
¡¡¡GRITA MATANZA, Y DESATA A LOS PERROS DE LA GUERRA!!! Un grupo de mercenarios sale escopetado desde algún país africano genérico, y entonces cambio de escenario, y estamos en el mundo civilizado. Un fulano que no debe ser trigo muy, er, saludable mentalmente porque viene interpretado por el jovencito pero siempre pasado de roscas Christopher Walken, entra a su habitación, sólo para recibir una visita inoportuna. Se trata de un británico que funciona como puppet del Master de la partida de rol, o sea, está ahí para enviar al jovencito a una misión. En este caso, se trata de inspeccionar un país africano genérico llamado Zangaro, que puede o no ser el país que apareció en la secuencia inicial, vaya uno a saber, qué diablos importa, para determinar si el loco-déspota-sanguinario-trujillista dictador del asunto corre riesgo o no de golpe de estado, porque hay inversionistas interesados en la estabilidad del país, etcétera. Nuestro jovencito, espoleado por una buena suma de dinero (bueno, debía serlo en 1980, pero ahora, con la inflación...), viaja a Zangaro disfrazado de ornitólogo fotógrafo para una revista internacional. Llega al aeropuerto, y comienzan los roces con los nativos. Porque ya se sabe, en estos países africanos sólo hay dos clases de pobla: funcionarios del régimen que trabajan abiertamente o de incógnito, y borregos asustados. El prota comienza a moverse de aquí para allá, pero el régimen lo tiene más que bien vigilado. Por si las moscas. Nuestro prota trata de zafarse, pero las cosas salen mal: lo capturan debido a un error inadvertido, y al último, gestiones misteriosas en la trastienda mediante, acaba exiliado de la república. Nuestro prota ha acabado con Zangaro. ¿Ha acabado...? ¡Oh, no! Porque nuestro inversionista lo tienta con la segunda misión (sí, no se esperaron a la secuela... ah, verdad, en esos años no existía el negocio de las secuelas aún): armar un grupo de mercenarios y... ¡derrocar al dictador de Zangaro! Cosa de todos los días, por supuesto, era que no, si ya se sabe, nada hay tan fácil como tumbar a una marioneta y poner a otra en su lugar... MADNESS??? THIS... IS... AFRICA!!!
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Hace muchísimos años atrás, en los '70s, había un escritor de thrillers que era pan caliente. Bueno, no estoy diciendo nada nuevo, en todas las décadas hay uno. Antes que Tom Clancy, el gran escritor de thrillers de tipo "conspiración con ramificaciones internacionales" era probablemente Frederick Forsyth. De hecho, entre los '70s y '80s vinieron varias adaptaciones de novelas suyas al cine: "El día del Chacal" (y su horrible remake "El Chacal"), "Odessa", "El cuarto protocolo". Y la que nos ocupa, "Los perros de la guerra". ¿La receta? Una escritura llana y simple (pero no mala, ojo, porque el hombre sabe escribir bien lo que quiere escribir), combinados con temas geopolíticos de angustiosa actualidad, e investigados de la manera más escrupulosa posible. En "Los perros de la guerra", Forsythe lidia con el tema de los mercenarios: quiénes son, para qué son contratados, cómo arman sus misiones, y cómo los no demasiado claros intereses internacionales (políticos o económicos, tanto más da, si en muchos casos son más o menos lo mismo) se valen de ellos para tomar mayores cuotas de poder, acrecentar su influencia, y en definitiva utilizarlos como peones desechables en su juego. "Los perros de la guerra" (la novela, y en menor medida la peli por razones que trataremos a continuación) quedó prácticamente como la obra de referencia del género. Tanto, que muchos años después Sylvester Stallone la vio buena rodando un remake bastardo (para no pagar copyright, cabrón), robándose el argumento íntegro, reemplazando al británico enviado por las corporaciones por un enigmático Mr. Church, eliminando la parte de los preparativos, incrementando la testosterona, y metiendo mucha más carnaza: estamos hablando de "The Expendables".
¿POR QUÉ VERLA?
-- Para ser honestos, "Los perros de la guerra" es una peli irregular. Es notable en algunos respectos, pero queda en deuda en otros. La principal falencia de esta peli es el guión. No he leído la novela original, pero según lo que tengo entendido, había muchas cosas que figuraban en la misma, que fueron abreviadas u omitidas en el guión final, y eso se nota, y mucho. Hay escenas tan fugaces y mal hilvanadas unas con otras, que parecen apenas recordatorios para el que leyó la novela previamente: "¿te acuerdas que en esta parte de la novela pasaba esto o esto otro...?". El desfile de idas y venidas de personajes a veces resulta un tanto mareador. Con estos respectos, toda la parte media de la peli (el preparativo del golpe de estado) resulta terriblemente aburrida, porque apenas se entiende lo que está pasando. Pero a cambio tenemos otros interesantes valores en la peli. El tema es tratado de manera mortalmente seria, y sin apasionamientos de ninguna clase: los mercenarios no son presentados como una panda de antihéroes románticos (a la manera de la mencionada "Los indestructibles", por ejemplo), sino como unos fulanos vacíos y sin vida, apenas como lo que algún progre pasado de tragos de vodka por ahí definiría como "peones del imperialismo". La elección de Christopher Walken como prota también nos hace entrar en un determinado perfil de personaje, o sea, el alucinado medio psicótico que se ha vuelto medio cucufato de vivir todo lo que ha vivido (pueden olvidarse del resto del elenco: la peli se centra en Walken de manera casi obsesiva, y el resto de los personajes está casi de adorno). Y la traca final, aún con los FXs de 1980, un tanto precarios para los estándares de hoy en día, es de un salvajismo que todavía pone los pelos de punta (no por el gore, que no hay demasiado, sino por lo deshumanizado de la violencia). Se dice que el director de esta peli (un tal John Irvin, que se estrenó aquí y que a pesar de mantenerse rodando desde entonces, nunca se ha llevado el palo al agua) efectivamente combatió en Vietnam, y vertió su experiencia en el rodaje de esta peli. Y eso se nota. Con todos sus defectos y lastres, "Los perros de la guerra" sigue siendo una espeluznante peli de guerra, y una terrible radiografía de cómo se mueven de verdad las cosas en la trastienda del mundo moderno.
IDEAL PARA: Ver cine geopolítico del bueno.
VIDEOS.
-- Toreando a la policía política de Zangaro [en inglés, sin subtítulos].
la había visto hace mucho y leí el libro hace poco, lo que más recordaba de la peli es la escena de la batalla, que como bien dice usted, General, es tremenda, otra que Rambo, da caña y no parés porque te matan.
ResponderBorrarEn cuanto a la odiosa comparación del libro con la peli, cada cual tiene lo suyo, la escena antedicha de la batalla es LA película, pero en el libro queda muy bien explicado la cuestión logística del grupo mercenario y los tejesymanejes para comprar armas calientes sin que nadie se entere.
Esta parte es ideal, a día de hoy, para entender como funciona una cuenta off shore