Páginas

jueves, 30 de septiembre de 2010

"Rojo intenso" (2006).


-- "Rojo intenso" (título original en castellano), "Psycho Game" (título para distribución internacional en inglés). Chile / España. Año 2006.
-- Dirección: Javier Elorrieta.
-- Actuación: María Elena Swett, Javier Martín, Fabián Mazzei, Juan Pablo Sáez, Tamara Acosta, Sergio Fernández, Paula Echevarría, Bárbara Elorrieta, Empar Ferrer, Gilda Maureira, Silvia Medina, Juli Mira, Salvador Sacur, María Eugenia Larraín, Silvia Fominaya.
-- Guión: Javier Elorrieta.
-- Banda Sonora: Domingo José Sánchez.

-- "Rojo intenso" en IMDb.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Ezpañah. Un matrimonio de chilena con español, muy conveniente para la trama por aquello de la coproducción entre Mapuchelandia und mein Spanischelande, llega a unas simpáticas cabañas en algún punto de la costa ibérica. Allí, después de mandar a dormir al crío, los papis se dedican a juegos de adultos (ocasión ideal para ver a María Elena Swett en glorioso empelote integral). Pero al lado se les instala un vecino que trata de hacer migas y todo. Resulta que el tipejo es entrador y toda la cosa, y como estamos de vacaciones, si total, hay que pasarla bien... El problema es que el tipo a poco aparece como medio enrollador, y se las arregla para que el maridito, en una salida de juerga, acabe tocándole las tetas a Silvia Fominaya (no, no me lo he inventao, coño, y de paso demuestra que el hombre tiene buen gusto, porque la alternativa era la Kenita Larraín). Bueno, ahí comienza el juego de resquebrajarse el matrimonio, de que te digo, no te digo y todo eso. En medio de las tantas, el vecino se saca la careta, decide que la Mané Swett está para mojar pan, y se la pasa no diré por la piedra, pero sí por la mesa del comedor (violación = en pelotas 2). Y como la Mané Swett no es la Isabel Sarli con su clásico "¡canassha, qué quiere usté de mí!", y es más compuestita y todo, se queda en silencio porque verán, el coño va y le dice que si habla, adios marido e hijos. Vuelta a Santiago, y, ¿creen que acabó todo, que nuestra heroína exquisita y violada ha terminado su periplo existencial? Nones, porque aún queda peli por delante, quizás haya espacio para mostrar a María Elena Swett en bolas 3, y a alguna de sus amiguitas en lencería, y también para el inevitable reguero de sangre que debe ir montado en todos estos follones de asesino obsesionado con chica linda y tal. Y sí, para montarse ésto tuvieron que reunirse nada menos que dos superpotencias fílmicas como son España y Chile, porque con una historia tan magna, ninguna de las dos podía por separado.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

La fórmula VyV ("violación y venganza"), no diré que es vieja como el cine, pero sí que tiene sus respetables añitos. Por lo menos desde "El justiciero de la ciudad" y similares, e incluso antes. Y es que es fórmula ganadora por varios motivos: 1.- Tienes a una chica linda y radiante a la que te gustaría hacerle cositas, y nunca la vas a tener porque está fuera de tu liga; 2.- Intempestivamente aparecen uno o varios personajes que la violan, degradándola y humillándola, de una manera en que tú no lo puedes hacer, por lo que se trata de una perturbada fantasía vicaria etcétera (salvo por Jodie Foster en "Valiente", que violable lo que se llama violable no estaba, lo que quizás ayudó al soberano castañazo que se dio la peli en su día); y 3.- Bien sea la víctima o bien sea algún relacionado con ella, va y se encarga de exorcisar ese placer culpable poniendo al villano en su lugar con esa violencia que las leyes ciudadanas te impiden ejercer a ti por mucho que te gustara la cosa, así es que puedes salir del cine tan satisfecho porque se ha hecho justicia y al final tú no eras tan malo porque después de disfrutar como chino cómo destazaban a la pobre cría, te pones del lado de los buenos y gozas viendo como hacen sangrar a los malos. Negocio redondo. Claro que ahora en Estados Unidos ya no las hacen así, por el tema de que el componente morboso ofende su sensibilidad puritana y tal, así es que se limitan a matarlas ("Al filo de la oscuridad" con Mel Gibson, por ejemplo) en vez de además infligirles la "ofensa peor que la muerte". Pero como Chile es Chile, un país del Tercer Mundo con ínfulas del 2 1/2, pues aún se pueden hacer cositas así. Y como no se supone que se rueden pelis así porque la Iglesia Católica ponga el grito en el cielo y todo, pues... ¡la hacemos artística! ¡Profunda! ¡Con un pesado y psicológico derrotero vital! ¡Y la vendemos como cine arte! Si me preguntan cómo demonios se puede vender una peli softcore como cine arte, pues no sé, hasta donde sé siempre vendieron a Shannon Whirry como lo que era. Apuesto a que cuando María Elena Swett estaba empelotándose para rodar las escenas de manoseo voluntario o forzado, se consolaba pensando en que estaba haciendo arte. God bless ya, angelita...

¿POR QUÉ VERLA?

-- ¿Qué obtienes de sumar en la producción a adláteres de una cinematografía reconocidamente mediocre-a-mala como la chilena, con los secuaces de otra cinematografía reconocidamente mediocre-a-mala como la española? No es la multiplicación de dos negativos que dan un positivo aquí, sino la suma que da el doble de negativo. Lo irritante del caso es que no estamos frente a una peli mala sin más. Por el contrario, la cosa en algunos respectos funciona. Ignoro con cuánto presupuesto habrán rodado esto, pero si bien los medios no son excesivamente dispendiosos, tampoco es que se note pobreza por ninguna parte (más allá de cierto airecillo a telefilme, a ratos). La premisa es su tanto trillada, pero el guión tiene potencial de sí, más allá de la inserción de algunas situaciones comunes en las que no falta el sicópata en el asiento trasero, o la paliza que le quieren dar unos matones y que la reciben los matones de vuelta (calcadita de "Cabo de miedo"). Las escenas de sexo y violencia resultan perturbadoras, y el villano es realmente un jopú que es para tenerle miedo, y de hecho cuando se dispara es para tenerle cuco al cabrón. Incluso las actuaciones, sin ser ninguna maravilla, están acordes con la historia y están un poquito por encima del nivel del sketch del colegio. Y cuando hay que mostrar buenorras en bolas o al menos en lencería porque si estamos hablando de un violador y asesino en serie entonces no debemos ahorrarnos crudezas, pues se las muestra sin quitarse por el puritanismo malentendido de las feminazis que critican la objetivación de la mujer y otras tonteras por el estilo. Pero... Estos tipos se la tomaron demasiado en serio. Creían que estaban haciendo la gran peli, que se iban a forrar con una peli adulta, etcétera. Cuando en realidad no es más que una puñetera serie B de toda la vida. Entonces comienzan a chirriar cosas tan elegantes como mostrar a María Elena Swett hiperventilada ante el acoso del sicópata (bien), con otras cosas tan estúpidas como el propio sicópata repartiendo videos a diestra y siniestra y distribuyendo la evidencia a dos pasos del wena naty y similares, si sólo le falta llevar el solito los videos a los cuarteles policíacos con un certificado de autenticidad firmado ante notario por si las dudas. Por no hablar de esa irritante musiquita de piano que trata de darle un aire clásico y emotivo a las escenas, oponiéndose directamente a la brutalidad de la historia en sí. O sea, buenas intenciones y potencial había. Y en ciertos respectos hasta lo logran y todo. Porque si quieres poner minas buenorras en un cameo y eliges nada menos que a María Eugenia Larraín (en un papel sin diálogo, eso sí, porque con el acento de pijilla shilena que se gasta, como ezpañolah nadie se la hubiera creído) y a Silvia Fominaya, es que estás apuntando alto. Si algo puede defenderse de esta peli, es que al menos trata de ser un producto diferente, o una de serie B que pueda defenderse como peli, y tratan sinceramente y con honestidad. Que lo logren, eso es pene de otra violación.

IDEAL PARA: Darle una oportunidad cuando no estén dando nada más interesante en ninguna otra parte, y quienes hayan esperado por años para ver a María Elena Swett desnuda y en todo su esplendor.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en español].

No hay comentarios.:

Publicar un comentario