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jueves, 3 de junio de 2010

"La Esmeralda 1879" (2010).


-- "La Esmeralda 1879". Chile. Año 2010.
-- Dirección: Elías Llanos Canales.
-- Actuación: Fernando Godoy, Jaime Omeñaca, Víctor Montero, Víctor Rojas, Roberto Prieto, Ariel Mateluna, Francisca Opazo, Andrés Reyes, Maximiliano Vivanco, Nicolás Poblete, Renato Munster, Marcelo Maldonado.
-- Guión: Elías Llanos Canales.
-- Banda Sonora: Elías Llanos Canales.

-- "La Esmeralda 1879" en su sitio oficial en español.
-- "La Esmeralda 1879" en la Wikipedia en español.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Valparaíso, 1941 (¡un momento! ¿No se supone que es una peli sobre el Combate Naval de Iquique, que fue en 1879? ¡Damn it, es otra de reminiscencias del pasado que rellenan minutos de escena!). Un automóvil se desliza con un oficial muy encopetao, que va a dar una charla para unos niños, porque él, Wenceslao Vargas... ¡Estuvo a bordo de la Esmeralda! ¡Y sobrevivió para contar el cuento! Cuando llega ante los niños, que por supuesto tienen una cara de que la historia patria les resbala, que la historia como mucho la conocen por la línea de cartas de "Héroes: La gloria tiene su precio" para Mitos y Leyendas... en fin, ante esos chavales el pobre hombre se conmueve y empieza a rememorar... ¡Ahora sí! Iquique 1879. La Escuadra chilena se ha dirigido al Perú a partirle todo lo que se llama cavidad bucal a los peruanos en su propio puerto del Callao. La Esmeralda se ha quedado atrás, un buque tan viejo que tiene las calderas funcionando más a fuerza de maulas y bulerías porque esas cosas con ciencia y técnica no se explican, y además con una tripulación de bisoños que ni siquiera se han hecho hombres dándole un buen repaso a algún cristiano del bando contrario, como en cualquier guerra que se precie de tal. El capitán Arturo Prat llega a hacer guardia, mientras el grumete Wenceslao Vargas las pasa canutas por su inexperiencia e indisciplina. Pero todo eso está por cambiar. Porque al día siguiente, los vigías gritarán "¡Humos al norte!". Pronto, la Esmeralda quedará enganchada en combate con el muy superior monitor Huascar, y los chilenos a bordo sufrirán la más horrible prueba de sus vidas, pondrán a prueba su valor, se lanzarán con arrojo y heroísmo, entrarán a la inmortalidad, pasarán a los textos escolares de los chilenos, se bautizarán calles con sus nombres, se harán pelis sobre ellos, etcétera.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Aunque la gesta del 21 de Mayo, de Arturo Prat y sus marinos batiéndose en la Esmeralda contra un enemigo muy superior y sin ninguna esperanza, forma parte del ADN nacional chileno, el cine no se había atrevido a escenificar esta historia. Por un lado conspiraba la falta crónica de presupuesto para hacer pelis en Chile, algo que se ha conseguido paliar sólo en parte en los últimos años gracias a las cámaras digitales y los FXs por computadora, si total de YouTube a "Cloverfield" hay sólo un paso. En segunda, como buenos artistas latinoamericanos, los cineastas chilenos tienen que mantener una pose de hermandad latinoamericana y todas esas zarajandas, y eso les impide rodar un género tan gozosamente xenófobo y maniqueo como lo es el cine de guerra (al menos, el cine de guerra en su concepción tradicional, porque aquí en Chile tuvimos la muy acerba crítica de la Guerra del Pacífico que fue "Caliche sangriento"), porque cuando los yankis muestran a un Joe ametrallando nazis pues eso está bien que para eso son nazis, pero mostrar a un chileno repasando a un peruano, eso sí que no, qué van a decir nuestros vecinos. Y en tercera, factor no menor, los militares en Chile no andan con los bonos altos debido a la dictadura militar primero (1973-1990), y a unos cuantos incidentes posteriores como los reclutas muertos por congelación en la Tragedia de Antuco porque sus superiores no los proveyeron con ropajes adecuados para entrenamiento en nieve (2005), o a las nuncas demasiado aclaradas deficiencias logísticas que se produjeron con ocasión del Terremoto de Febrero de 2010, en que un aviso oportuno de riesgo de maremoto hubiera podido salvar innumerables vidas en la Octava Región. No debe ser casualidad que el ejemplo inmediatamente anterior de cine militarista chileno sea la anémica "El último grumete de la Baquedano", rodada en 1983, o sea, en plena dictadura militar, cuando un proyecto de esas características tenía todos los pases para ser financiado y rodado. Por todo lo anterior, no puede menos que celebrarse los cojones de Elías Llanos Canales, que suponemos a punta de pura voluntad, se las arregló para levantar la primera peli chilena en forma sobre el Combate Naval de Iquique. Bueno, existía el telefilme "Arturo Prat", por supuesto, el que exhibieron en el ciclo de "Héroes, la gloria tiene su precio" en Canal 13, pero como comentábamos en su día acá en Cine 9009, los resultados allí eran bastante mediocres, siendo muy indulgentes. "La Esmeralda 1879" no se acompleja y va a por el oro. Y es probablemente el estreno nacional del Bicentenario en Chile. Aunque sea porque es la peli más cara de la historia chilena, hasta lo que va del año 2010 al menos.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Primero que nada, digamos que esta es una peli honesta. Asume sin complejos ni berrinches autorales su condición de cine bélico de toda la vida, de "nosotros contra ellos", sin tampoco caer en el panfleto apologético de la vida militar ni mucho menos. En la primera sección no se hace una larga relación de los personajes y etcétera, sino que se nos muestra la vida a bordo de una nave de guerra del siglo XIX, con su disciplina, sus costumbres, su vocabulario, etcétera. Claro, todo esto constituye una apología del militarismo al final del día, pero está hecho de manera mucho más discreta que los nunca demasiado sutiles yankis. A diferencia de las pelis bélicas yankis en donde los soldados son sufridos y estoicos y están cabreados de la guerra pero la pelean con nobleza porque para eso son yankis, para patear traseros nazis, acá vemos a la tripulación de marinos tomándose todo un poco a cachondeo, haciendo bromas, y llegado el momento de los porotos con rienda, rec*g**dose de miedo por lo que se les viene encima. Tampoco se nos intenta aleccionar sobre la naturaleza de la guerra y de los hombres ni ofrecernos un contexto político al respecto, como en las ya mencionadas "Arturo Prat" o "Caliche sangriento", sino que se va directo al grano, al buque anclado en Iquique porque tiene que estar anclado en Iquique, y al buque enemigo que va a ir a hacerlo pupa, que esto es guerra y punto, y quiénes la dirigen a según qué objetivos, eso queda fuera del cuadro. La peli intenta ofrecer un retrato respetuoso de los peruanos, pero a ratos cae algo en el cliché del malo maloso (ese capitán peruano Miguel Grau regocijándose con partir en dos a los chilenos, o berreando porque los chilenos del carajo no se rinden, o ese subordinado de Grau que sugiere viperinamente a los supervivientes sólo para recibir un rapapolvos del jefe). O sea, estamos en las coordenadas del cine bélico de toda la vida, con héroes muy héroes y enemigos muy enemigos, y sanseacabó. Claro, una peli así no va a salir a los festivales internacionales a ganar premios ni mucho menos porque "no es profunda" ni te "hace pensar", pero tampoco la peli tiene mayores pretensiones que retratar el momento de heroísmo de un puñado de valientes que en el momento de la crisis supieron plantar cara a la adversidad. Y este planteamiento, muy universal por cierto, la hace agradable de ver, justamente por esa llaneza y falta de pretensiones, defectos éstos que son tan pesados lastres para el cine chileno en general, siempre preocupado de la mirada autoral y de pasar con estatua de mármol al museo cinematográfico nacional y todo eso.

-- La parte técnica está bastante bien. No hay nada que temer respecto de la crónica falta de presupuesto del cine chileno aquí, y estamos lejos de las esforzadas y aún así penosas infografías de prensa dominical de "Arturo Prat". Para la peli se construyeron una réplica de la Esmeralda casi a escala real, y eso redunda en una peli mucho más verosímil en lo visual. El uso de CGI prácticamente ni se nota (de hecho, doy por hecho de que usaron por un tema de FXs, pero no podría decir a ciencia cierta en qué escenas se emplearon). Las actuaciones en general son de buen nivel. Fernando Godoy (¡sí, el crío de la versión chilena de "Casado con hijos"!) como el Wenceslao Vargas joven consigue transmitir todo el horror de un crío que aún no se ha hecho hombre, y debe lidiar con el horror a bordo de una embarcación que todos más o menos saben condenada frente a la superioridad del enemigo. Víctor Rojas, su contrapunto como Wenceslao Vargas viejo, en sus poquitas escenas también consigue que su nostalgia y la emoción que le embarga sean reales. De esta manera, la dupleta Godoy/Rojas consiguen esa conexión que hace a la peli ser un todo orgánico y le confiere esa aura de gran evento que son los acontecimientos presentados. Jaime Omeñaca, por su parte, compone un interesante Arturo Prat, no heroico ni para la posteridad, sino simplemente un buen hombre preocupado de cumplir con su deber, a quien las jodías circunstancias acaban por empujarlo hacia lo inevitable, sacando lo mejor de sí como ser humano. Y por cierto, en el sitio web oficial podrían tener el amable detalle de incluir en la ficha técnica qué personaje representaba cada actor, digo, ¿no? En cuanto a la banda sonora, es lo genérico en esta clase de pelis, y en general funciona con corrección.

-- Si tengo que quedarme con una secuencia de esta peli, probablemente es la de "humos al norte" y toda la preparación subsiguiente para la batalla. Ha pasado cerca de 30-40 minutos de peli, hemos aprendido a conocer y apreciar a la tripulación de la Esmeralda, sabemos desde el comienzo que está sentenciada por las reflexiones del Wenceslao Vargas crepuscular, y la catástrofe está servida. Vemos los humos, después vemos los buques peruanos, y estamos preparados para lo que viene. La música, la tensión de los actores, la bonita fotografía, todo está reunido para crear un momento especial. Me pregunto cuántas veces el cine chileno ha conseguido clavar de esa manera al público en su asiento.

-- Un valor añadido, para los fanáticos del cine bélico. Es sabido que las pelis sobre combates navales del XIX no abundan demasiado. Si aprendiéramos historia por el cine, entonces nos encontraríamos que la tecnología bélica naval dio un misterioso salto hacia adelante desde las fragatas de Trafalgar hasta los portaviones del Mar del Coral. "La Esmeralda 1879" cumple con rellenar ese vacío, mostrando un combate naval cañonazo contra cañonazo, además del uso de esa curiosa ramificación de la tecnología naval que fue el espolón, que a finales del XIX se consideró por un tiempo como el arma naval decisiva, antes de que los progresos en materia de artillería hicieron evidente que los buques ya ni siquiera llegarían al cuerpo a cuerpo en los combates del futuro. Eso, para cualquier militarito de pro, debería ser un plus respecto de esta peli.

IDEAL PARA: Seguidores del cine militar, y entusiastas de la historia patria chilena.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en español].

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