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jueves, 4 de marzo de 2010

"El imaginario mundo del Doctor Parnassus" (2009).


-- "The Imaginarium of Doctor Parnassus". Inglaterra / Canadá / Francia. Año 2009.
-- Dirección: Terry Gilliam.
-- Actuación: Heath Ledger, Johnny Depp, Colin Farrell, Jude Law, Christopher Plummer, Andrew Garfield, Verne Troyer, Lily Cole, Tom Waits, Peter Stormare, Maggie Steed, Mark Benton, Simon Day, Paloma Faith, Richard Riddell, Montserrat Lombard.
-- Guión: Terry Gilliam y Charles McKeown.
-- Banda Sonora: Jeff Danna y Mychael Danna.

-- "El imaginario mundo del Doctor Parnassus" en IMDb.
-- "El imaginario mundo del Doctor Parnassus" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

¡Ha llegado el circo a la ciudad! Y no lo digo porque ésta sea la nueva peli de Terry Gilliam, sino porque de verdad llega un espectáculo freak (freak de "freak", no de "friki"), en que un santón de los tiempos antiguos te hace vivir experiencias alucinantes y todo eso. La llegada se salda con la desaparición de un pobre diablo que, bueno, desaparece de muy mala manera. A la Hollywood, si me preguntan. La policía llega e investiga un poco, pero aquí no ha pasao nada, macho, y seguimos camino. La troupe se compone del santón, de su tierna y apetecible hija (bueno, un poco huesudita, pero de muy buen ver, esta Lily Cole), de un chico que está verde por comerse a la chica (y al que, por supuesto, buena como está, y por tanto con posibilidades de mejorar el prospecto, la chica no hace el menor caso), y de un enanito que viene a ser como la voz de la conciencia y el pateadero de los demás. Hasta que de pronto, paseándose por un puente de Londres, se encuentran con un tipo colgando. ¿Es un banquero de la mafia italiana, ajusticiado por sus nexos con el Vaticano? ¡No, señores, es Heath Ledger, anticipando el hecho de que éste será su último papel! La troupe va y lo saca, y el tipo dice, quién sabe si sí o si no, que ha perdido la memoria. Pero como una cosa es ser desmemoriado y otra cosa es no tenerla enhiesta, pues bien, el new kid in the town ve lo evidente, que la chica Cole está para mojar pan, y la chica al mismo tiempo encuentra que Heath tiene el atractivo suficiente como para dejarse pasar por la piedra y proveerle de hijos a futuro. Para gran desazón del otro candidato, que es el pagafantas de toda la vida. Y para preocupación del papi de la chica, futuro suegro, porque éste esconde un secreto inquietante. Resulta que el santón es, en efecto, un santón de tiempos pretéritos tenebristas ya idos, que ha adquirido la inmortalidad gracias a un pacto con ya-saben-quién. Naturalmente que el otro juega con cartas marcadas, y ahí tenemos al santón dando espectáculo en pleno siglo XX. Y peor aún: ha hecho un nuevo pacto, en el cual está comprometida la chica. Recién llegado y secreto por develarse, combinación explosiva donde las haya. Porque a partir de ahora, las cosas se pondrán muy feas para la troupe... (¿cuántas veces no habré escrito eso de que "las cosas se pondrán muy feas" yo, reseñando pelis acá en Cine 9009?).

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Mientras todo el cine corre velozmente hacia la estandarización más absoluta, todavía quedan rebeldes que se mueven por los márgenes. Como por ejemplo el ya veterano (69 años y contando, edad interesante donde las haya...) Terry Gilliam. Tipo que es capaz de llevarte hasta las alturas con grandes pelis como "Brasil" o "12 monos", o hundirte con ladrillazos a la jeta como "Pescador de ilusiones" o "Pánico y locura en Las Vegas". Es lo que tiene tratar de plasmar una imaginación desbocada en el cine, que no siempre te controlas y a veces las cosas se te salen un poquito de madre. En los 2000s, Terry Gilliam había estado un poco de capa caída. Y eso que el cine de Terry Gilliam, con sus constantes cintas de Moebius y tramas escherianas, de realidades paralelas entrecomiéndose mutuamente, está más de actualidad que nunca, con el auge de la virtualidad y el tema "la realidad que vemos no es la realidad que de verdad es", de moda después de "Matrix" y un sinnúmero de otros filmes. Se suponía que Gilliam iba a dirigir "Watchmen", pero sabiamente se hizo a un lado. Se rumoreaba también que iba a dirigir "Harry Potter y la Piedra Filosofal", pero al final el palo al agua se lo llevó el muy inferior Chris Columbus (bueno, quizás sea mejor, o el bueno de Gilliam hubiera chocado de frente con los jerifaltes de la Warner, obtusos como lo son aquellos de su calaña y condición). Y de su fallido proyecto sobre Don Quijote con Johnny Depp ya ni hablemos; quizás hubiera sido algo grande o un soberano fastidio, pero al menos hubiera sido algo diferente a cualquiera otra versión del Quijote, y ya puestos, a casi cualquiera otra peli que anduviera afuera, y al menos por lo diferente hubiera valido la pena verla (aunque ahora, con el más o menos interesante éxito de "El imaginario mundo del Doctor Parnassus", ¿quién sabe?). Como de costumbre, por temática y director, "El imaginario mundo del Doctor Parnassus" probablemente hubiera llegado tan lejos como "Las aventuras de los Hermanos Grimm", lo que en pocas palabras quiere decir que no hubiera llegado a ninguna parte, en lo que realmente importa, que es la taquilla. Además de que le cayó otra de esas maldiciones tan, por decirlo así, gilliamianas, si a veces el pobre Terry Gilliam parece un personaje de sus propias pelis. En este caso, se le murió el actor protagónico (Heath Ledger, ya saben, el tipo que iba a ser famoso gracias a su rol del Guasón en "El caballero de la noche"), y si no es porque sus amigotes Johnny Depp, Jude Law y Colin Farrell no se comiden a prestar su colaboración, el asunto no hubiera llegado a ningún puerto. Pero llegó a buen puerto. La gente respondió, y fue al cine. Aunque vuestro seguro servidor el General Gato quien esto escribe, tiene el oscuro presentimiento de que el principal resorte para ello es el morbo de ver a Heath-Zombie haciendo su última aparición en una peli que ni siquiera alcanzó a completar, como Brandon Lee en "El cuervo", y vamos a ver si muchos de aquésos personajes que fueron al cine porque "es la última peli que hizo ése que hizo del Guasón en la de Batman" han visto siquiera otra peli de Terry Gilliam en su vida. ¿Conclusión provisional? Si algún día se rodara un biopic sobre los esforzados esfuerzos (valga la redundancia, aquí más que nunca) de Terry Gilliam por hacer cine, seguramente el único calificado para la empresa sería... el propio Terry Gilliam.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Partamos por lo que todo el mundo está esperando, a saber, que es la última peli que hizo Heath Ledger antes de palmarla, o peor aún, la última peli que rodó "el que hizo de Guasón" antes de palmarla. Si es que sois unos morbosos, admitidlo, que sois los mismos que no fueron a ver la otra que hizo Heath Ledger dirigido por Terry Gilliam (¿qué?, me van a decir ustedes, ¿hizo otra? Pues, sí señor... Hizo "Las aventuras de los Hermanos Grimm", ¿no lo recuerdan? ¿No? Bueno, no me extraña). Bueno, volviendo a nuestra materia, ¿está el señor Ledger bien? La verdad, está extraordinario. Servidor quien esto escribe, hace años atrás, cuando fue a ver al cine cosas como "El patriota" o "Corazón de caballero", no le tenía demasiada fe al chico. Que iba a ser otro caribonito que iba a pasar sin pena ni gloria, vamos. Con la perspectiva que da el tiempo, y después de repasar buenos roles como "10 cosas que odio de ti", por no hablar de su archifamoso (allá vamos de nuevo) Guasón en "El caballero de la noche", es de rigueur no sólo hablar bien de los muertos, sino también admitir que el hombre fue una gran posibilidad truncada por una muerte demasiado prematura. Uno podría decir que, siendo esto una especie de cuento de hadas, o estando narrado un poco en ese tono (bastante enturbiado, OK, pero es el tono irrealista del asunto), el personaje que interpreta Heath Ledger sería "el jovencito" a secas. Pero no. Su personaje es un tipo que oscila entre ser el galán a secas, y ser por otro lado un tipo de un pasado bastante turbio. Un personaje tan ambiguo, y a ratos francamente negativo, exigía una interpretación maestra, y Heath Ledger pasa (bueno, pasó, dicho en pretérito) la prueba con honores. A través de él vemos lo que pocas veces en este tipo de cine: un PERSONAJE, no sólo un estereotipo.

-- El affaire Ledger ha oscurecido un poco el hecho de que ésta es una peli del inefable Terry Gilliam, que como decíamos, a veces está en el cenit, y a veces en el nadir. ¿Y aquí? La verdad es que, sin ser lo mejor que ha rodado en su vida, es una de sus buenas pelis. En cierta medida, esta peli recuerda a "Las aventuras del Barón Munchhausen", y no debe ser casualidad que el coguionista de aquella ejerció labores similares acá, veinte años clavados después. Claro que, con las energías de la juventud... bueno, de ser más joven en esos años... "Las aventuras del Barón Munchhausen" era más alocada e irresponsable, y tenía mucho más juegos de metarrealidad que ésta, claramente más calmada y sosegada, y es que los años pesan, a fin de cuentas. Si no conoces el cine de Terry Gilliam, esta peli es un excelente punto de partida para internalizarse en él. Y si ya has tenido tu ración de gilliamíadas en el pasado, entonces ésta quizás no te va a dejar tan arriba, pero no es una decepción ni mucho menos. Aquí, el juego con la metarrealidad consiste en que existe un portal que conduce directamente al interior de la cabeza del mentado Doctor Parnassus (sí, un poco como en "¿Quieres ser John Malkovich?"), y que todo lo que sucede en el mundo imaginario, sucede en el interior de dicha cabeza. A medida que el peso del pasado de los personajes va, bueno, cayendo por su propio peso, las cosas se van enhebrando hasta un final que, por una vez en la vida, consigue ser bastante desconcertante, y que me ahorraré comentar para no espoilerear al respetable, aunque muy a mi pesar. O, bueno ya, lo haré, así es que... AQUÍ VIENE SPOILER DEL FINAL, DE MANERA QUE SI NO QUIERES ENTERARTE DE CÓMO TERMINA ESTA PELI, SÁLTATE DE INMEDIATO AL SIGUIENTE PÁRRAFO. Ya, ¿listo? Allá vamos. Al final, el prota debe meterse a la cabeza del Doctor Parnassus para salvar a la chica de las garras del Demonio. Sin embargo, por lo alambicado de la apuesta entre el Demonio y el Doctor Parnassus, sumado a que la chica ya no quiere ser una chica más, las cosas se salen de tiesto para todos los personajes. La chica se salva y se queda con el pagafantas, el Doctor Parnassus recibe su merecido, el Demonio pierde la apuesta, y el prota queda como al comienzo, colgando del pescuezo, sólo que ésta vez es real. En definitiva, todo lo que sucede, sucede porque los personajes de alguna manera o de otra se rebelan y se niegan a cumplir con su periplo vital. Así, el Doctor Parnassus debía morir, y trata de trampear a la muerte obteniendo la inmortalidad con un pacto fáustico que, como suele pasar, acaba muy mal. La chica, por su parte, en su proceso de crecer y madurar, debe dejar atrás tanto a su padre como a su primer galán, literalmente sacrificándolos. Y el prota debía expiar sus pecados, así como estaba colgando del puente, y la interrupción a cargo de la troupe del Doctor Parnassus es tan sólo eso, una interrupción, antes de que su propia personalidad, reflejada en el imaginario del Doctor Parnassus que se vuelve en su contra, termine por llevarlo de regreso hasta el punto de partida, hasta el ahorcamiento en donde debía terminar en primer lugar. Considerando la enorme cantidad de pelis que tratan el tema de qué hacer con tu vida, o desde el ángulo de la autosuperación a lo "Rocky", o desde el ángulo del conformismo neocon, una peli que no hable del tema desde una perspectiva moral, sino simplemente metafísica (la imposibilidad de rebelarse contra el destino, en este caso), es simplemente reconfortante. Bueno, puede que te guste el mensaje o no. Pero la peli no tratará de inyectártelo por las orejas, simplemente te lo ofrece como una tesis provocativa, sobre la que puedes discutir después a gusto o no. FIN DEL SPOILER, COMO DIJE, AHORA VIENEN OTROS TÓPICOS DISTINTOS.

-- El elenco está de lo más bien. El ya venerable Christopher Plummer la vuelve a hacer, casi irreconocible como el Doctor Parnassus, dotando a su personaje (que bajo su inconsciencia e incluso inocencia, es en realidad un cabrón de cuidado) de profundidad y matices. Los tres sosías de Heath Ledger (Johnny Depp, Jude Law y Colin Farrell), aunque se notan sus tics actorales, hacen un visible esfuerzo por actuar a la manera de Heath Ledger y no dárselas de estrellitas por banda propia, y la verdad es que les resulta, en particular a Johnny Depp, que debe hacerse un pequeño esfuerzo para reconocer cuándo se produce el cambiazo con él (una pista: las voces ayudan). Pero la verdadera sorpresa en esta peli es la desconocida Lily Cole, que con 21 añitos y con carrera previa más bien en el mundo del modelaje, dota a su personaje de una perversidad morbosa de "niña-mujer" que simplemente mata, haciendo tan suyo el rol que difícilmente podríamos ver en él a otras candidatas que se barajaron en su minuto (Jena Malone, Gemma Arterton, Romola Garai, Abbie Cornish, Mia Wasikowska...). Aún es pronto para hablar, porque cuántas estrellas en ciernes no se han echado a perder cuando se les suben los humos a la cabeza, pero viéndola actuar, a pesar de que está un tanto verde quizás, uno puede pensar en que esta chica tiene los pergaminos para engrosar la lista de modelos que consiguieron saltar a la actuación de manera tan exitosa, que hicieron olvidar sus comienzos sobre la pasarela (Kim Basinger, Jessica Lange...).

-- Si tuviera que buscar el tema de esta peli, probablemente sea "la imaginación". Tema éste muy de Terry Gilliam, cuyas pelis, sean buenas, mediocres o malas, son cualquier cosa menos faltas de ese ingrediente secreto. Lo interesante del caso es que Terry Gilliam podría haber optado por un discurso panfletario estilo "usa la fuerza, Luke", pero no. En Gilliam, la imaginación es algo terrible. Bien utilizada, bien llevada, bien controlada, es el vehículo a través del cual los personajes trascienden y se reencuentran a sí mismos, purificados de lo vulgar de la vida pedestre. Mal llevada, se transforma en pesadilla, en muerte y en destrucción, y en la peor destrucción de todas, que es ser aniquilado por tu propio enemigo interno. En esta dimensión ambigua de la imaginación, Terry Gilliam conecta muy bien con la imaginería de los cuentos de hadas. No con los cuentos de hadas a la Disney, por supuesto, en donde todo es bonito y ojalá nunca cambies, sino con los de verdad, con los de la Edad Media, cuando el mundo exterior estaba lleno de oportunidades, pero también lleno de monstruos en la sombra que acechan para matarte.

IDEAL PARA: Soñar, imaginar, soñar, imaginar, soñar, imaginar, soñar...

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [doblado al español].

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