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jueves, 10 de septiembre de 2009
"Operación Dragón" (1973).
-- "Enter the Dragon". Hong Kong / Estados Unidos. Año 1973.
-- Dirección: Robert Clouse.
-- Actuación: Bruce Lee, John Saxon, Kien Shih, Ahna Capri, Angela Mao, Jim Kelly, Robert Wall, Bolo Yeung, Betty Chung, Geoffrey Weeks, Peter Archer, Li Jen Ho, Marlene Clark, Allan Kent, William Keller.
-- Guión: Michael Allin.
-- Banda Sonora: Lalo Schifrin.
-- "Operación Dragón" en IMDb.
-- "Operación Dragón" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
En el célebre y mítico Templo del Shaolín, Bruce Lee es llamado a una misión: detener a cómo dé lugar a Han, un malvado ex-monje que ha colgado la sotana y ha usado las mortíferas artes aprendidas en el Templo para (¡¡¡HORROR!!!) su provecho personal (y si las técnicas eran tan buenas y no las deben usar para el mal, ¿para qué las enseñan, en primer lugar...?). Para hacerlo un poquito más personal, resulta que uno de los sicarios de Han ha estado mosqueando a la hermana de Lee (er... el personaje de Bruce Lee se llama, en un alarde de creatividad, "Lee", se nota que no se estrujaron las sienes pensando en esto, ¿eh?), y la hermana de Lee se ha infligido una herida mortal para evitar lo que en lenguaje puritano victoriano se llama "una afrenta peor que la muerte". Además tenemos a Roper, un vivales que por aquello de que no le quiebren las piernas, decide reclutarse en lo de Han (tipo listo que le llaman: para evitarse a mafiosos de poca monta decide meterse con un mafioso de alta monta, miren what a wiseman...). Y a Williams, otro de trigos poco limpios que también acaba rumbo a la isla de Han. Porque este Han, tiene una isla cuyo estatus internacional es discutido (como si hubiera en este mundo una isla de estatus discutido a la que EEUU no le arregle los papeles a punta de cañoneras, y a territorio yanki se ha dicho), parece que hace tráfico de blancas, y por no quedarse también le hace al opio, y cada tres años organiza un torneo mortal en donde los más-mejoles del mundo se dan de escabechina entre sí. Pero Lee-Roper-Williams irán y le darán a Han una bien sazonada ensalada de nudillos. O, bueno, Lee y los otros dos, que en fondo el espectáculo es ver a Bruce Lee doing the bartman, men... El torneo está por empezar, y aunque el trofeo ya tiene grabadito el nombre del vencedor, que habrán espectadores zoquetes que aún duden de que Lee ganará, de todas maneras hay que verlo porque, como decil maestlo Confucio, es en la búsqueda y no en el resultado donde subyace la sabiduría...
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Lo que voy a escribir es apenas una teoría, así es que, si quieren desmontarla, adelante, háganlo. Pero por si yo tuviera razón... la digo. Como he insistido, en los '70s el cine en general se puso mucho más oscuro, por la resaca de la Era Hippie convertida en Watergate, etcétera (bueno, eso ya no es una teoría, es un hecho, la teoría es lo que sigue). Como parte de esa oleada de teñir gris el cine, el buenrollismo hippiento, que tenía como componente el descubrimiento de las culturas orientales, The Beatles entrevistando al Maharishi esto o aquello, terminó yéndose a su contrapunto más duro y violento: las artes marciales hechas para matar. No nos engañemos, eso del Oriente más sabio que Occidente porque tienen filosofía y todo eso, no es más que un mito, que basta echarle un vistazo rápido a los libros de Historia para ver que allá en la India, en la China o en Japón también se mataban por un échame allá estas pajas (con filosofía y enlightment, eso sí). Recordemos que en materia de pelis de acción, el paso de los '60s a los '70s marcó también el paso del refinado, cosmopolita y luminoso James Bond, al cavernario, urbano y grisáceo Harry el Sucio (compárese "El satánico Dr. No" con "Harry el Sucio"... y piénsese que hay apenas nueve años de diferencia entre una y otra). En ese medio ambiente, es lógico entender cómo una cinematografía tremendamente pobre y localista como el cine de artes marciales de Hong Kong, con sus pelis serie B producidas absolutamente en serie ("producidas" es un decir, porque pareciera muchas veces que ruedan el mismo guión over-and-over-again, y de los majestuosos cartonpiedrísticos templos budichinos ya no hablemos), acabó proyectándose en Estados Unidos, y creando una fiebre tal, que hasta la pobre Mujer Maravilla terminó durante un tiempo con atavíos de chica karateka, para no desentonar con los tiempos (por suerte, después se impuso la cordura). Con apenas tres pelis en el cuerpo, y a punta de una técnica impresionante, Bruce Lee se había impuesto como la estrella hongkonesa por antonomasia, y por lo tanto los jerifaltes de Jolivú, siempre ansiosos de ver dónde está fluyendo la pasta, decidieron que era buena idea importarlo y convertirlo en megastar yanki. El resultado es que se produjo esta peli, "Operación Dragón", con clara vocación de crear una franquicia (¿a qué, si no, a según el título original, llamarla "Entra el dragón", si no es para explotar después el dragón en esto-el-dragón o aquello-el-dragón...?), con un presupuesto inalcanzable para la modesta artesanía hongkonesa. O sea, la producción y la estrella los aportan Hong Kong, y el money y las ansias carnívoras las ponen Hollywood. El resultado fue una peli inmortal, en primera porque es una de las pelis presupuestariaemnte más holgadas que se hicieron en aquellos años, en lo que a kung-fu-KIAAAAAÁ se hicieron, y en segunda porque es la única incursión del mítico Bruce Lee en Hollywood: un edema cerebral lo mató a poco de estrenarse esta cosilla, y lo libró de caer en el infierno en que lentamente se ha ido dragando, por decir un nombre cualquiera... bueno, Jackie Chan. Lo dije. Pobre hombre.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Como decíamos, el guión de esta peli es tópico a decir basta: hay un malo maloso encerrado en su fortaleza, y hay un bueno que debe meterse en la fortaleza y ponerle las peras a cuatro. El viejo esquema de cuanta peli de acción y cuanto peplum se han rodado desde que el cine es cine. Pero a cambio tenemos a... BRUCE. Bruce Lee. En plena forma. Pateando traseros. Porque esta peli no se anda con sutilezas: Lee (ahora el personaje, que como apuntábamos, tiene el mismo apellido del prota, quién sabe por qué... esto último fue sarcasmo, claro) no se anda con mariconadas como los derechos humanos o los eternos valores de justicia y moral, y es tan asesino como los malos. Pero como sólo mata a los malos, se lo perdonamos (un poco como a su contemporáneo Harry el Sucio... por cierto, se dijo que postulaban a Clint Eastwood para el papel de Roper, lo que hubiera sido una gozada, tener la dupleta Eastwood/Lee onscreen). Y Bruce Lee nos ofrece todo lo que puede, que no es poco. Porque, aunque se ha dicho miles de veces, nunca lo he hecho en Cine 9009, y por eso lo diré. Lo de Bruce Lee traspasa las fronteras de la mera técnica de combate, lo suyo es un arte, es el desenvolvimiento del cuerpo humano al límite de sus posibilidades. De hecho, uno de los puntos más flacos de esta peli es que Bruce Lee no tiene una verdadera pelea en forma sino hasta bien avanzado el metraje, y antes tenemos a John Saxon... Bueno, queremos a John Saxon, el tipo ha hecho mucha morralla ("Pesadilla en la calle Elm", ¡"Los siete magníficos del espacio"!, ¡¡"Instinto animal"!!), pero siempre con dignidad. Pero, aparte de poner un careto tipo James Bond chanconeresco de rebajas (o sea, un pseudoBond yanki), tratar de mostrarlo como un guerrero a la par que Bruce Lee es... bueno... ¿es que alguien le enseñó a este tipo a dar un par de golpes, antes de ponerse a rodar...? Ayuda, claro, el dispendio de medios, que permite cosas como poner en una sola toma cenital a toda la escuela de Han y sus múltiples extras, toma que incluso para los estándares de hoy en día, acojona hombre, acojona. Si a eso le sumamos la música de Lalo Schifrin (el que compuso el célebre tan-tan-tantantan-tan de "Mision Imposible", y que por esos años le daba funky a "Harry el Sucio" y "Magnum 44"), ya ganamos muchos más enteros. La pelea final parece un homenaje nada disimulado a "La dama de Shanghai" (¡ups, spoiler...! Bueh, qué más da, ya dije que el argumento es lineal como el sistema digestivo de una culebra), y la verdad es que, por una vez, para lo cutres que suelen ser estos homenajes (ya saben, disfrazan de homenaje lo que en realidad es un flagrante caso de plagio), en este caso se sostiene bien, con una pelea final estupendamente desarrollada. Es cine de artes marciales, sí, y no se sale de los convencionalismos del cine de artes marciales, también, pero estos detalles resultones, y John Saxon en el coprotagónico, son un estupendo aderezo para lo principal, que es ver a Bruce Lee liando la de zorros allí donde va. Esto no sólo la libra de la quema, sino que además levanta el nivel, y mucho.
IDEAL PARA: Ver una de artes marciales con músculo (músculo cinematográfico, se entiende).
VIDEO.
-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].
-- Bruce Lee haciéndote sentir como una rata insignificante con su talento marcial [en inglés, sin subtítulos... ni falta que hacen]. -- Otra peleíta más de Bruce Lee, sólo por si el punto no quedó claro [en inglés, sin subtítulos].
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