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domingo, 20 de septiembre de 2009

"La fiesta inolvidable" (1968).


-- "The Party". Estados Unidos. Año 1968.
-- Dirección: Blake Edwards.
-- Actuación: Peter Sellers, Claudine Longet, Natalia Borisova, Jean Carson, Marge Champion, Al Checco, Corinne Cole, Dick Crockett, Frances Davis, Danielle De Metz, Herbert Ellis, Paul Ferrara, Steve Franken, Donald R Frost, Kathe Green, Allen Jung, Sharron Kimberly, Helen Kleeb, James Lanphier, Buddy Lester, Stephen Liss, Gavin MacLeod, Jerry Martin, Fay McKenzie, J. Edward McKinley, Denny Miller, Elianne Nadeau, Tom Quine, Linda Gaye Scott, Timothy Scott, Vin Scully, Ken Wales, Carol Wayne, George Winters.
-- Guión: Blake Edwards, Tom Waldman y Frank Waldman, basados en una historia de Blake Edwards.
-- Banda Sonora: Henry Mancini.

-- "La fiesta inolvidable" en IMDb.
-- "La fiesta inolvidable" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Un grupo de soldados al servicio de Su Majestad Real la Reina de Inglaterra, marchan con algunos cipayos de refuerzo, ignorantes de que otros hombres están apuntándoles con sus fusiles. De pronto los avistan. Y le dan la señal al corneta en lo alto para que toque a degüello. Y el corneta empieza a tocar. ¡Se levantan los guerrilleros y disparan! ¡Y los soldados abajo responden! ¡Balas van y vienen! ¡Y le disparan al corneta! ¡Y el corneta sigue tocando! ¡Le vuelven a disparar! ¡Y sigue tocando! ¡Ahora todos los soldados dejan de dispararse entre sí y le dan al corneta para que cierre el maldito pico de una vez! ¡Pero nuestro heroico corneta, con sus últimos alientos y fuerzas, sigue fiel a su deber! ¡Y sigue tocando a pesar de que todos los tipos en el set le siguen disparando! Porque, en efecto, todo lo anterior es un set. Es una peli. Y el actor hindi que tiene un rol como corneta, acaba de arruinar la toma. Y sigue arruinando otras tomas. Y sigue en lo mismo. Hasta que exaspera al director. Después de una muy grande, que no voy a contar para que la vean ustedes, pero ríanse ustedes del Chavo del Ocho. El director le promete entonces que nunca más volverá a actuar en Hollywood, y llama por teléfono a su productor para que lo incluya en la blacklist. El productor anota el nombre, sin fijarse demasiado bien donde lo hace. El papel en cuestión cae en manos de su secretaria quien, fiel al cumplimiento del deber, hace lo que dice en el papel: enviar las invitaciones pertinentes. Porque la secre piensa que el nombre anotado es una adición de última hora a una lista de invitados a una nada más chula y elegante fiesta de Hollywood (exacto, eso era el condenado documento). El gafe que acaba de arruinar un millonario epic colonialista de Hollywood, ahora irá a una de esas fiestas en que no se supone que algo pueda salir mal. Avisados quedan...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

La comedia es un arte difícil. ¿Lo dudan? Prueben a ponerse cariacontecidos con alguien y hacerlo que se compadezca de sus miserias, y verán que tan difícil no es, pero prueben después (otro día, para que el experimento sea neutro) a hacerlo reir a carcajadas con un buen chiste o con alguna subrutina cómica, y... Verán el punto. Blake Edwards es uno de los más reconocidos directores de comedia de Hollywood. Aunque no siempre haya estado a la altura. Admitámoslo, los mecanismos humorísticos de Blake Edwards muchas veces son más bien básicos, y no pocas veces recurre a la comedia de golpe y porrazos, recurso que ya era parte del manual no digamos en la época de Charles Chaplin o Buster Keaton, sino incluso antes, con los Keystone Cops o poco menos (si no saben quiénes son los Keystones Cops, busquen en Interné y aprendan algo de cine: por más señas, ellos inventaron el gag del pastelazo a la cara, imitado después hasta la saciedad). Y no siempre Blake Edwards ha sabido estar a la altura. Sabemos también que Blake Edwards encontró su filón cuando rodó "La pantera rosa", y ni corto ni perezoso, cuando las arcas andaban un tanto complicadas por pifiarla con alguna otra, vamos filmando secuelas de la Pantera Rosa, a cual más desmadrada que la anterior, si al final daba lo mismo que tuviera sentido o no, el asunto es que Peter Sellers como el Inspector Clouseau le arreglaba la papeleta (la de salarios, y la del cheque de impuestos, claro está). Bueno, todas estas críticas que generalmente dejo caer sobre el correcto, pero a mi gusto sobrevalorado Blake Edwards, acá NO SE APLICAN. Por si acaso. Porque acá si que Blake Edwards está grande como la vida... Y bueno, por qué no decirlo, a Blake Edwards, una vez más, le arregló la papeleta Peter Sellers. Y es que quien sabe, sabe, y el que no, aprende...

¿POR QUÉ VERLA?

-- ¿Qué decir de esta peli? La verdad, es poco más que una larga secuencia de gags sobre gags que dura una hora y cuarenta. El argumento es realmente mínimo aquí, y prácticamente no hay historia que contar. ¿Y saben una cosa? Da lo mismo. Blake Edwards tenía en sus manos un esbozo de guión, se lo pasó a Peter Sellers y le dijo: "Mira, Peter, ya que me arreglaste el día con lo de la Pantera Rosa, dime qué hacemos con todo esto, lárgate a improvisar, y estamos todos dados". Peter Sellers, que no en balde es uno de los mejores comediantes de todos los tiempos (si no han visto su delirante triple actuación en "Doctor Insólito", se han perdido de lo mejor y más fino del cine de los '60s), cumplió. Con creces. La peli está rodada en orden secuencial, de manera que cada situación descacharrante viene producida con lo que quedó armado de la secuencia anterior. Esto no le hace bien a la historia, claro, pero le permite a Peter Sellers improvisar a destajo. Su personaje puede que a ratos sea un tanto ofensivo en términos de aquello de los estereotipos sobre minorías raciales (si podemos calificar de "minoría" a los mil millones de habitantes de la India, claro está), un poco como eran los usos en los '60s, todo hay que decirlo, pero Peter Sellers se las arregla para hacérnoslo simpatiquísimo, a pesar de sus constantes idioteces (conseguir que nos guste un personaje idiota, eso es arte). El actor indostánico al que interpreta, cuyo nombre repite constantemente, pero que en verdad no importa porque el personaje no tiene ningún background, es apenas un pretexto para introducir el caos en medio de un elegante y muy bien ordenado evento social. Porque algunos desastres son su responsabilidad, es cierto, pero en otras situaciones apenas aprovecha lo preexistente, e incluso es inocente por completo (el mozo ebrio actúa bien por su cuenta): el prota parece más bien una especie de fuerza de la naturaleza, un gafe que es imán de todas las posibles desgracias habidas y por haber que podrían arruinar la bien compuestita vida burguesa de la soñolienta América burguesa tardíosesentera. Y aquí hay otro punto importante de la peli: la crítica social. Frente a un mundo en completa ebullición (recordemos que la peli es del mismo año que las Revueltas de Mayo del 68, que el Hippismo estaba a tope, y que andamos cerca del Verano del Amor y a un año de Woodstock), la peli retrata a un grupo "de la alta" encerrado en su propia burbuja, que vive como si la adocenadita y bien compuestita Era Eisenhower con su Baby Boom no hubiera terminado casi diez años antes. Hay su punto de rabia en esta peli contra el establishment y su incapacidad crónica para divertirse y tomarse la vida en solfa. El efecto gracioso de la peli es que, frente a cada catástrofe sobreviniente, al principio inofensiva, pero en un crescendo perpetuo hasta hacerse insostenible cualquier rastro de orden, es ver la reacción de los comensales. Casi como un ancestro lejano de las cámaras indiscretas o los reality shows. Se esfuerzan, como los aristócratas de 1789, en fingir que nada sucede, y en mantener la compostura y las formas sociales, hasta que llega un minuto en que las compuertas de la realidad se abren, y el turbulento mundo exterior entra y lo rompe todo, y lo reordena en una vida más caótica y frenética, sí, pero también mucho más alegre y divertida. No es casualidad tampoco que dentro de la fiesta, el prota indostánico y la chica bonita con pretensiones de carrera como cantante en Hollywood sean los dos únicos personajes honestos, y uno de los mejores momentos de la peli es cuando todo el caos se interrumpe, y ellos dos conectan, creándose una especie de mágico mundo aparte dentro del desastre generalizado. Eso, mientras todo el resto vive de fingir, de la apariencia, del aquí-no-ha-pasao-ná, y por qué no decirlo, de unos códigos de conducta tácitamente aceptados en los cuales todos pueden permitirse ser tiburones y aceptarse mutuamente como tales, en tanto no se muestren mutuamente los dientes y se dediquen a compadrear a su gusto. El detalle clave es que los dos protas, justo por ser protas, por tratar de ser auténticos y honestos consigo mismos, terminan por caer en sendas listas negras... cosa que a ellos siquiera les importa, por lo demás (bueno, la aquí muy exquisita Claudine Longet, vamos cotorreando, después tuvo un historial estilo The E! True Hollywood Story que, UFFF...). Las pelis de caos ochentero tipo "La venganza de los nerds" trataron a su modo de recrear un cierto prurito de crítica social, en versión juvenil y anfetaminizada y sin tanto éxito, y las de caos dosmilero estilo "American Pie" ya ni siquiera lo intentan. Peter Sellers simplemente los barre a todos. Con una ayudita de Blake Edwards para orquestar el caos. Y siempre muy bien acompañado por el estupendo y campysesentero soundtrack de Henry Mancini, otro que también le arregló varias veces la papeleta a Blake Edwards (el tema de "La Pantera Rosa"...).

IDEAL PARA: Desmadrarse.

VIDEOS.

-- La gran secuencia inicial [en inglés, sin subtítulos].

-- El zapato blanco que inagura todo el desastre [en inglés, sin subtítulos]. -- Claudine Longet cantando "Nothing to Lose" en la peli [en inglés, sin subtítulos].

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