Películas de estreno, películas antiguas, películas clásicas, películas bodriosas, películas de todo tipo, comentadas por el arte inefable del General Gato.
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domingo, 10 de mayo de 2009
"Pi: Fe en el caos" (1998).
-- "Π". Estados Unidos. Año 1998.
-- Dirección: Darren Aronofsky.
-- Actuación: Sean Gullette, Mark Margolis, Ben Shenkman, Pamela Hart, Stephen Pearlman, Samia Shoaib, Ajay Naidu, Kristyn Mae-Anne Lao, Espher Lao Nieves, Joanne Gordon, Lauren Fox, Stanley Herman, Clint Mansell, Tom Tumminello, Ari Handel.
-- Guión: Darren Aronofsky, sobre una historia de él mismo, de Sean Gullette y de Eric Watson.
-- Banda Sonora: Clint Mansell.
-- "Pi: Fe en el caos" en IMDb.
-- "Pi: Fe en el caos" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Conclusiones provisionales. Estoy sano, estoy perfectamente sano, mi mente funciona estupendamente bien, sólo que tengo un par de malsanas obsesiones. Cuando era una pequeña larva, mi madre me prohibió mirar al sol. Yo lo hice, y desde entonces quedé como quedé. Esa es más o menos la vida del buen judío Maximilian Cohen, que se la pasa todo el santo día especulando sobre pi, sobre el orden del universo, sobre cómo funciona la maquinaria de la Creación. Tiene un buen amigo y un maestro en el clásico y estereotípico Gurú, con el que juega al go, que le previene sobre tanto "irse de λογος", pero nuestro buen Max Cohen, que aparte de ser judío es epiléptico, y con probables síntomas de sicosis, como si lloviera. El pasatiempo de Max Cohen (parece apellido de publicista con oficina en Las Condes, si me preguntan) no es fumarse chicas (y eso que tiene una como un churro de vecina), sino pasársela pegado a una computadora (¡hey, ya me cayó bien!), y como en ese tiempo (1998, recordemos) no existía el MSN y la blogósfera estaba en estado embrionario, entonces se dedica a analizar las transacciones de la Bolsa. Hasta que una resulta tan salida de madre, que este hombre se enoja, y a pesar de que su buena y paciente computadora se ha fundido, destruye los resultados echándolos en un tacho de basura. Pero cuando crees que estás solo y la gente te va a dejar en paz, haciendo tus bonitos experimentos matemáticos, siempre llegan infelices que creen ser los más importantes de la Tierra, y que deberías sacrificar tu paz y tranquilidad trabajando para ellos, porque ellos son bonitos y tú no (¿quién dice?). En este caso los individuos son una gran chupimegacorporación, por una parte, y por la otra, un grupo de cabalistas judíos pegados en el Código Da Vinci, perdón, en el Código Torah, tratando de descifrar los 72 Nombres Secretos de Dios y todo eso. Presionado por ambos frentes, y al borde de un gran descubrimiento que no es capaz de reconstruir, Max Cohen podría cambiar el curso de la Historia de la Humanidad... y si eso no pasa porque se ha "ido de logos", pues bien, siempre puede cambiar la Historia de la Numerología (o sea, ser para la Numerología lo que la Brujita Caramelo para la Astrología).
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Cuando era joven e indocumentado, un cineasta llamado Darren Aronofsky, recién salidito de la Locademia de Cineastas, escribió un guión sobre un matemático volviéndose loco mientras descubre los secretos de la Creación. El guión le gustó a todos sus amigos, que para eso son amigos, para apoyarte, y empezó el rodaje. La operación resultó todo un éxito, ya que costó la miseria de 60.000 dólares, y ganó sólo en cines, 3.200.000 de los verdes (o sea, ganó sólo en cines más de 50 veces lo invertido). El éxito catapultó a Aronofsky al Olimpo del Cine Cultureta Independiente, lo puso en camino a rodar la nueva de Batman (al final fue Christopher Nolan quien consiguió darle el palo al gato y rodar "Batman inicia"), y lo convirtió en el nuevo Chico Maravilla que después empezaría a desteñir con las pelis subsiguientes. No cabe duda que la peli sintonizó bien con su época. La temática del cabalismo esotérico es algo devaluado desde "El Código da Vinci", pero en ese tiempo faltaban aún ocho años para ese engendro de película, y por lo tanto, todavía juguetear con el esoterismo en clave y código era algo rentable dentro de los círculos culturetas. Además, iba bien con el individualismo extremo y alienado predominante en la mentalidad cultureta post-grungie de los tardíos '90s. Lo extraño no es que la película haya tenido éxito, sino por qué no lo tuvo en mayor medida. ¡Ah, claro, ya recuerdo por qué! Eran también los años de "El proyecto de la bruja de Blair".
¿POR QUÉ VERLA?
-- Casi una década después, "Pi" resulta no ser una película tan maravillosa como lo pareció en aquel entonces, y por qué no decirlo, definitivamente no tan buena como los popes la defienden. Una de las reglas claras del cine, y del arte en general es: "habrás de entretener a tu público" ("thou shalt entertain ye audience"), pero esa verdad suele ser frecuentemente olvidada por el público cultureta. Esta peli lo tenía todo para ser un gran thriller, un thriller de alturas, incluso considerando el ínfimo presupuesto con el cual fue grabado. Pero, en un alarde de egocentrismo típicamente cultureta, Aronofsky optó por centrarse en las obsesiones personales del prota genio-pero-alienado (un clásico estereotipo cultureta), y con eso convierte lo que prometía ser una buena pieza, no digamos de acción, pero sí de suspenso, en un ladrillazo monumental. Servidor quien esto escribe, ya por la hora de rodaje estaba mirando el reloj para ver cuándo acababa. Y conste que la peli es cortísima, dura apenas 85 minutos (menos de una hora y media, o sea, más corta que el "King Kong" de 1933 y menos de la mitad del remake de "King Kong" de Peter Jackson del 2005). A una historia tan buena como ésta, Aronofsky le hubiera hecho un gran favor dejándola en barbecho, no como opera prima sino para más adelante, haberse fogueado un poco, sacarse de encima esa cosa de novatos de rodar todas las cosas by-the-book (típico cuando vienen saliendo de la Locademia de Cine, y tus profes de instituto te han atiborrado con una dieta de tarkovskismo y bergmanismo extremo, con ensalada de europeísmo como agregado), y haberla rodado con un poco más de humildad y con horizontes más amplios.
-- Saltándose el hecho de que el prota de esta peli es un Mary Sue del propio Darren Aronofsky (genial, alienado, fuera de este mundo, medio esquizoide... todo lo que reza cualquier autobombo de cultureta de pro, vamos), esta peli funciona estupendamente bien como una denuncia del misticismo matemático; es probable que, por el enfoque cultureta, este valor haya sido pasaportado de manera insconciente al interior de la peli, pero no sería la primera vez que un artista quiere decir una cosa, e inadvertidamente termina revelando más de lo que le gustaría. Desde antiguo existe una larga tradición de decir barbaridades sobre la naturaleza de los números y el universo. Una perspectiva racionalista de las cosas implica un saludable "a ver, veamos, examinemos críticamente la evidencia", mientras que una perspectiva mística implica un "al demonio la evidencia, me tinca que el universo es así, de modo que es así". El racionalismo suele ser decepcionante, así es que muchos se pasan de renegar del misticismo al racionalismo, y de ahí siguen más allá hasta caer en el misticismo del racionalismo: "al demonio la evidencia, me tinca que el universo es racional, de modo que es racional", lo que es la negación misma de la racionalidad. Cayeron en esta trampa Pitágoras y su "número", Aristóteles con su "ousía", Kant con su cháchara tecnofilosófica del "númeno"... Y también los empresarios ansiosos de descubrir en los números el patrón maestro para controlar la desagradablemente aleatoria Economía, y los cabalistas ansiosos de descubrir en sus escrituras hechas por mano de hombre, un vislumbre del plan de Dios, razas ambas bien representadas en esta peli. La trampa es bien simple: una cosa es estudiar los números como simples relaciones entre cosas (es decir, si tengo cinco manzanas, quiere decir que tengo más manzanas que si tuviera tres), y otra muy distinta afirmar que El Universo Es Número, como lo hacen tanto Pitágoras como el prota de nuestra peli. Lo primero es ciencia, es estudio de relaciones y casos. Lo segundo es misticismo filosofonumérico, y es una forma encubierta de religión, de "BABA BABA OH-AH, LOS MISTERIOS DEL UNIVERSO". El profesor y gurú del prota lo dice claramente: si te obsesionas con el 216 o con cualquier cosa, terminarás filtrando lo que no sea 216 de tu mente, hasta que terminarás viendo el universo como nada más que 216. Y después, en una memorable línea de película, que bien redime cualquier pecado suyo por entero: "Tan pronto como descartes el rigor científico, ya no eres más un matemático, sino apenas un numerólogo" ("As soon as you discard scientific rigor, you're no longer a mathematician, you're a numerologist").
-- El trabajo estético está, en general, bien cuidado. Es deudor de esa vieja Tradición Aurea que va desde el Expresionismo alemán avant-garde hasta el cine soviético de ambientaciones destartaladas en B/N o riguroso sepia (estilo "Solaris"), pasando por el "Eraserhead" de David Lynch, peli con la cual "Pi" ha sido comparada (de todas maneras, Lynch va mucho más allá, tanto por estética como por contenido). Darren Aronofsky podrá no ser un esteta demasiado original (de hecho, en esta peli no lo es en lo absoluto), pero se muestra como un alumno bien aplicado a sus lecciones, y aprovecha bien a sus maestros.
IDEAL PARA: Ver una buena peli sobre el tema del misticismo y de las obsesiones personales, a pesar de sus tendencias culturetas de Instituto de Artes Visuales.
VIDEOS.
-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].
Totalmente de acuerdo con ud estimado Gral Gato... pudo haber sido mejor película si no hubiese usado el pretexto de toda esa conspiración numérica (que pudo haber sido mas aprovechado, pero ni moo...), para mostrarnos "La vida diaria de un androide paranoico", se le reconoce al director lo estéticamente bien cuidada que esta su peli... y hasta ahí... no soy muy fan de "Ary" la verdad, se me hace que pide reconocimiento culturetoide a gritos... jejeje
ResponderBorrarHay algo de triste en los directores y artistas en general que posan de culturetas, que cuando abordan un género de entretenimiento (el thriller, en este caso) hacen todo lo posible por no rodarlo según los códigos del entretenimiento, para que después digan que "partiendo del género fílmico tal-o-cual, ha construido una obra personal que...", barriendo de paso con cualquier cosa que pueda tener de entretención por basarse en dicho género. "Pi" es sólo otra más del larguísimo reguero de culturetas que tienen esa honda contradicción con el cine de entretención. Hay muchas razones por las que Hitchcock o Nolan deberían ser admirados, pero una de las fundamentales es que han conseguido darle un sello personal a sus pelis sin renegar del factor entretención. Ojalá hubiera más como ellos.
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