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domingo, 17 de mayo de 2009

"El diario de Agustín" (2008).


-- "El diario de Agustín". Chile. Año 2008.
-- Dirección: Ignacio Agüero.
-- Actuación: Un equipo de tesistas de Periodismo en un flanco vs. un equipo de periodistas veteranos trabajando para el más poderoso medio editorial de Chile en el otro.
-- Guión: Ignacio Agüero y Fernando Villagrán.
-- Banda Sonora: Giorgio Varas y Cristián López.

-- "El diario de Agustín": su sitio oficial en Internet.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Año 1957. El diario "El Mercurio" cumple 130 años siendo el decano de la prensa nacional chilena, el diario de mayor credibilidad y con mayor poder de convocatoria en la historia patria de Chile. Año 1974: la Honorable Junta de Gobierno, encabezada por Su Excelencia don Augusto Pinochet Ugarte, saluda al Mercurio en un nuevo aniversario. Año 2008: Un grupo de tesistas luchando por titularse como periodistas, empiezan a investigar el pasado de El Mercurio. Uno que principió en 1967, cuando acusó a los miembros de un movimiento universitario que pedía la renuncia de su rector, de ser todos comunistas y pekineses, y que creó en respuesta el inmortal eslogan: "El Mercurio miente". Uno que siguió en 1971, cuando Allende llegó al poder, y que, según documentos desclasificados por la CIA, su director Agustín Edwards viajó a Estados Unidos a suplic... perdón, a mendig... ehm, no estoy en vena hoy día. Vamos de nuevo. Viajó a Estados Unidos a solicitar que si Henry Kissinger y Richard Nixon fueran tan amables de soltarles unos fajitos de esos verdes que son cobrables contra la Reserva Federal del Tío Sam, por aquello de ayudar a derrocar al gobierno marxista de Salvador Allende (es lo que tiene la voluntad del pueblo, que a veces usan esa voluntad para votar por quien no se supone que deban hacerlo, los muy inconscientes). Y que continuó en 1973, cuando alegremente el Mercurio publicó un inserto en primera plana llamando a la ciudadanía a entregar a compatriotas suyos, con nombre, apellido y foto. O siguió en 1974, auspiciando la Operación Colombo para mostrar que los miristas eran tan malvados, que de pura rabia emponzoñada porque se les había ido el régimen marxista en Chile, se mataban entre ellos a tiros, como villanos de opereta televisiva (alguien en la DINACOS sufría de sobredosis del Batman sesentero, parece). O cuando en 1987, cuando Juan Pablo II visitó a Chile, el Mercurio aprovechó de cargarle la mano por algunos desmanes nunca bien aclarados, a dos tipos que ni estaban ahí ese día siquiera. O en 1991, cuando, después de haber creado una serie de montajes mediáticos sobre secuestros y desapariciones auspiciadas por la dictadura militar, Agustín Edwards debe sufrir en carne propia el secuestro de su propio hijo...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Quizás el punto más álgido en la historia del Periodismo fue aquel momento que retrata la peli "Todos los hombres del Presidente", basada en los reporteros que haciendo su poca de gasfitería en el hotel Watergate dieron con un intrincado laberinto de conspiraciones y contraconspiraciones hasta alcanzar nada menos que a la Casa Blanca y derribar al (corrupto) Presidente de los Estados Unidos, míster Richard Nixon. Pero después del incidente, las grandes corporaciones aprendieron la lección: CONTROL THE PRESS!!! La Guerra de Irak (1991), y la Segunda Guerra de Irak (desde 2003, hasta que el níspero dé lechones) fueron espectáculos mediáticos orquestados a ritmo de mambo por la CNN y el imperio Turner. De esta manera, el complejo militar-industrial ha conquistado a toda la prensa y la ha sometido bajo su férrea férula. ¿Toda? ¡No! Porque un grupo de irreductibles galos... periodistas jóvenes, perdón, se niegan a rendir pleitesía, y siguen en aquello de buscar la verdad, que para eso supone que eran periodistas en primer lugar. En Chile siempre hubo una tradición periodística muy fuerte, e incluso se permitía prensa violentamente antisistémica como "El padre Cobos", cuyo anticlericalismo en pleno XIX dejaba como niñatos de pecho a los modernos "rebeldes" de "The Clinic". Pero a partir del 12 de Septiembre de 1973 hubo un misterioso parón en la prensa de izquierda, que vaya uno a saber por qué todos se pusieron de acuerdo para no publicar nada más, y en los siguientes años, salvo por algunos nichitos por aquí y por allá (el "Fortín Mapocho", "La Epoca" en época más tardía, revistas como "Cauce", "Análisis" o "APSI"...), el grueso de la prensa se concentró en dos grandes conglomerados: COPESA ("La Tercera", "La Cuarta"...) como representante de la prensa derechista dizqueliberalistoide, y el Mercurio ("El Mercurio", "La Segunda", "Las Ultimas Noticias") como representante de la prensa derechista de tradición más conservadora y autocrática (¿notan como en el duopolio no hay nadie que sea del centro hacia "el otro lado"...?). En todo este contexto, la pregunta que cae de cajón es, ¿dónde demonios estaba la prensa durante la dictadura militar? Bueno, la gran excusa es que no se podía publicar cualquier cosa, que venían informaciones desde DINACOS (Dirección Nacional de Comunicación Social, el apparachitnik creado por la dictadura militar para practicar el goebbelsianismo con sabor a vino tinto y empanadas), que no había como contrastar las informaciones... Pero como apunta la periodista Raquel Correa para el documental: si el Mercurio hubiera denunciado ciertas cositas que ocurrían en dictadura, habría sido un gran aporte por su influencia y peso, ya que "¿se imaginan el escándalo internacional si hubieran cerrado el Mercurio?". Pero como decía, el espíritu contrawatergate todavía planea sobre las aguas, y he aquí que un grupo de valientes tesistas en busca de su título de periodistas, se atrevió a hurgar en el pasado, a estudiar cómo empezó el eslogan "el Mercurio miente", y entrevistó a cuanto Cristo se le puso a tiro, desde la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos hasta las más altas cúpulas jerárquicas del Mercurio (bueno, las que accedieron, claro está). Desde el propio Mercurio hubo guerra para detener aquello: primero disputaron el dominio eldiariodeagustin.cl tratando de apoderárselo ellos (la maniobra no resultó, por cierto, porque el fallo arbitral les fue adverso), y luego sometieron a la peli a una sistemática campaña de silencio, no refiriéndose a ella ni por casualidad... gastándose en el proceso las rodillas implorándoles servilmente a sus cordiales enemigos de COPESA que hicieran otro tanto (bueno, no tan guatecallo, pero es que si lo escribo en esos términos suena más novelesco, ¿vale?). Ya sabemos: habrá rivalidad por copar el mercado, pero si le pasa a uno, quizás el día de mañana le pase al otro, y siempre hay que enterrar el hacha de batalla si viene una batalla externa aún mayor... El resultado: 80 minutos de viaje a través de la más gigantesca manipulación mediática que se haya acreditado la prensa a lo largo de toda la historia republicana chilena.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es un documental serio, riguroso y en toda regla. No hay voces en off que nos informen de nada, sólo algunos subtítulos (los justos y necesarios), además de portadas, portadas, portadas y más portadas del Mercurio para ilustrar los distintos puntos de la trama (aparece, por supuesto, el clásico titular "EXTERMINADOS COMO RATONES", de cuando dijeron que los miristas estaban tan envenenados con su propia ira que se mataban entre ellos de rabia por haber fracasado en llevar el extremismo a Chile, como escorpiones clavándose la propia cola o poco menos). El resto son imágenes de archivo desde 1967 hasta 1991, además de imágenes de los propios tesistas haciendo lo suyo. Y entrevistas. Toneladas de entrevistas. A parientes de detenidos desaparecidos. A jerifaltes del Mercurio. A otros periodistas que estaban en activo aquellos años. A jueces. A historiadores. A funcionarios de la dictadura militar. (Por cierto, los que están del lado "de allá", casi todos dijeron que bueno, sí hubo algunos excesos, pasaban cosas, se decía que no todo era tan limpio... ¡pero a mí no me miren, yo no sabía nada, yo no era responsable, todo eso pasaba por manos que no eran las mías!). A lo largo de sus 80 concentradísimos minutos, la peli va siguiendo como con escalpelo, con frialdad de cirujano, las mil y una mentiras que el Mercurio contribuyó a propagar para tapar la bolsa de gatos que estaban dejando los servicios de inteligencia del régimen militar en Chile. Tiene escenas muy reveladoras, incluyendo la opinión de cierto funcionario del régimen militar justificando abiertamente que se matara gente porque, después de todo, eran comunistas, y que si le preguntaban la opinión, en realidad habían matado a demasiado pocos. O la rabieta de cierto alto funcionario del Mercurio cuando descubrió que la entrevista no pretendía ser una apología complaciente al "decano de la prensa chilena". No hay en ningún minuto alardes de individualismo por parte de los realizadores, y salvando un soundtrack que a ratos trata de crear un efecto tétrico, y que en realidad salía sobrando, en realidad lo siniestro de la peli sale de las realidades que va sacando a la luz. No es nada que una persona medianamente enterada que lea la prensa con cierta asiduidad, ignorara de antes, vale, pero esta peli tiene la virtud de condensar todo eso, y aderezarlo con entrevistas de un espectro tan amplio, que es imposible decir que presente una visión sesgada de los hechos. Muchas de las frases pronunciadas por los entrevistados están para citarlas en cualquier investigación sobre el tema, al igual que un testimonio personal impreso sobre un libro. En resumen, se acepten o rechacen las tesis presentadas acá, es imposible siquiera empezar a debatir sobre el tema sin haber visto esta peli y lo que sus 80 minutos entregan para exponer, y cualquier investigación subsiguiente que aspire a explicar este período, deberá por fuerza en algún minuto u otro referirse a ella. Esto sí que es reflejar el período histórico, y no dramas blandengues como "Matar a todos" o similares. Pocas pelis logran ser así de indispensables.

IDEAL PARA: Tener un sumario de cómo funcionó el goebbelsianismo en la prensa derechista durante una dictadura derechista.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en español].



-- Comienzo de la peli [en español].



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