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viernes, 19 de enero de 2007
"La condesa blanca" (2005).
-- "The White Countess". Inglaterra / Estados Unidos / Alemania / China. Año 2005.
-- Dirección: James Ivory.
-- Actuación: Ralph Fiennes, Natasha Richardson, Vanessa Redgrave, Madeleine Potter, Lynn Redgrave, Madeleine Daly, John Wood, Allan Corduner, Hiroyuki Sanada, Da Ying, Terence Harvey.
-- Guión: Kazuo Ishiguro.
-- Banda Sonora: Richard Robbins.
-- "La condesa blanca" en IMDb.
-- "La condesa blanca" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Shangai, 1936. En una ciudad cosmopolita, hacia donde van a parar todos los varados de las convulsiones políticas de los últimos años, se cruzan las vidas de dos personas. Una es una antigua condesa rusa, que ahora se dedica al oficio más antiguo y más lúbrico del mundo para alimentar a su familia de antiguos aristócratas y actuales parásitos, de aquella clase que "no han aprendido nada ni han olvidado nada". El otro es un antiguo diplomático estadounidense, que ha quedado ciego por los avatares del destino. Verla y conocerla (o mejor dicho conocerla a ciegas) desata en el american man el instinto de jugarse todos los ahorros a un solo caballo, para hacer fortuna y crear su propio negocio, en donde la chica tendrá el rol protagónico. Contra todo pronóstico, gana la apuesta y la recupera con creces, por lo que abre su local, que se llamará nada más y nada menos que La Condesa Blanca (y he aquí justificado el título del filme). Pero cuando la vida te sonríe y canta, prepárate para la guerra. Todo está revolviéndose alrededor, porque los americanos tienen sus intereses creados, anda un japonés un tanto extraño circulando, y cerca huelen vientos de guerra. Y a propósito, ¿dijimos que el cieguito empieza a encontrar muy seductora y sexy a la condesa...?
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
El veterano y cuasi momia James Ivory tiene una notable trayectoria como director de cine histórico, algo para lo cual recibe la inestimable ayuda de su sentido clasicista del cine, su ritmo lento y su enorme cuidado por la estética y la recreación de ambientes. Aunque nacido en 1928, y habiéndose apuntado éxitos como "Los bostonianos", fue recién en la década de 1990 cuando se transformó en una especie de superestrella fílmica, con sus dos exitazos de crítica "La mansión Howard" y "Lo que queda del día", con Anthony Hopkins como inestimable aliado en ambas, luchando este último en aquellos años por sacarse el estigma de Hannibal Lecter. Pero después se había perdido un tanto, con filmes no demasiado bien aclamados (su filme "Sobreviviendo a Picasso" ni siquiera lo estrenaron en las salas comerciales de Chile, y eso que venía también con la participación estelar de Hopkins, y tuvimos que verlo en el cable, años después). Y tocó fondo cuando trató de desmarcarse del cine histórico y probar suerte (dudosamente) con la comedia "Divorcio a la francesa". Después de ésta, ¿qué mejor que volver a las raíces, a lo clásico, a lo de siempre? Así es que, ni corto ni perezoso, unió fuerzas otra vez con Kazuo Ishiguro, el autor de la novela base de su taquillazo "Lo que queda del día", y éste le escribió un nuevo guión con el cual lucirse. El resultado es la película en comento.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Después de su anémica "Divorcio a la francesa", James Ivory vuelve a lo suyo, a los filmes de época, y vuelve a lo grande. Tan grande, en efecto, que consigue transformar el tontorrón guión de Ishiguro, lleno de sandías caladas (princesa devenida en prostituta, y rusa más encima para darle más morbo; prota ciego para darle karma gratuito; japonés malo, pero no tan malo; gente desarraigada; paisajes exóticos; ambientación de época; victoria en una apuesta de caballos al mejor estilo filme Disney; y final con carrera al muelle a falta de aeropuertos), en toda una pieza de arte y majestuosidad, cuya primera mitad podrá ser un tanto soporífera, pero que en la segunda despega con brío y se mueve por un final sólido como una casa, a pesar de lo tópico de éste.
-- Las actuaciones. La madurona Natasha Richardson, aún de muy buen ver, despliega toda la simpatía y encanto que la han dejado en segundo plano en otras películas más hollywoodenses, como "Nell"; la señorita Richardson, dicho sea de paso, parece hecha aposta para interpretar filmes de época, como que fue nada menos que Mary Shelley en la bizarra "Gothic", de Ken Russell, o Patty Hearst en "Patty Hearst", precisamente. Y poco se puede decir de Ralph Fiennes, quien se ha lucido una y otra vez en "La lista de Schindler", "Quiz Show", "Días extraños", "El paciente inglés", "El príncipe de Egipto", "Onegin", "El ocaso de un amor", "Dragón rojo", y nada menos que dándole voz a Jesús en "El Señor de los milagros". (Irónicamente, Fiennes y la Richardson ya habían coincidido en la anémica "Sueño de amor", pero aquí la Richardson era la "mala" y la buena era... ¡Jennifer Lopez!). Y el grupete conformado por los aristócratas rusos vienen también magníficamente interpretados por Vanessa Redgrave y Lynn Redgrave (sí, son madre e hija, ¿bien?, y Vanessa es también mamá de Natasha Richardson, ¿OK?), y por el también imprescindible John Wood.
-- A pesar de lo tosco del guión, hay un fino tratamiento del tema de los sueños, de evadirse en ellos para fugarse de la realidad; la película trata de sueños, sí, pero la conclusión final tiene más que ver con saber abandonarlos a tiempo y afrontar la vida real, que la fácil moralina hollywoodense de "sigue tu sueño y se hará realidad". El diplomático yanki sigue una curva ascendente a través de sucesivos golpes de suerte, y por un golpe de suerte (o mejor dicho, por la fuerza del mundo exterior), al final lo pierde todo, excepto por... La aristócrata rusa, por su parte, sigue una curva descendente, prisionera de los sueños de grandeza de su propia familia sigue alimentando para hacer más soportable su destierro y su condición miserable. Alrededor de ellos se mueven una fauna de personajes completamente inhumanos, que tratan de vivir el momento (el francés inoportuno), manipular las cosas a su antojo (el amiguete yanki), crear belleza para alivianar sentimientos de culpa (Matsuda el japonés mafiosete), o sacrificar toda la grasa que no haga falta llevar para salir adelante como familia (la familia rusa que tan mal paga a la condesa por la ayuda prestada a lo largo del tiempo).
IDEAL PARA: Ver una película carismática, de buen nivel y bien confeccionada, a pesar de sus pretensiones poco disimuladas de filme "bigger than life".
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